Mi hermana estaba en la pileta tomando el sol en topless tan sexy y tan tranquila la muy descarada. Tenía una tetas enormes, auténticamente descomunales, tiesas, erguidas y criminalmente excitantes; Nuestros padres le pagaron los implantes de silicona como regalo de 15 años, porque era más plana que una hoja y desde que tengo memoria se los venía pidiendo. Ella tiene unos pezones gigantescos, aquello más que unas tetas parecían un par de dunas. A mí me daba mucha vergüenza, pero lo cierto es que aquello me ponía al palo, así que solía subir a mi cuarto a pajearme mirándola. Yo no lo veía como nada inmoral o pervertido, eran las únicas buenas tetas a mi alcance y hacerse pajas en tiempo real es lo más divertido, ¿O no?. Además, cuando tenés 20 años bien cumpliditos y todavía sos virgen, los límites de lo debido y lo indebido se difuminan bastante. Tan abstraído me encontraba en mi estimulante tarea, que no me di cuenta de que mi madre entró en mi cuarto para guardar la ropa que aca...
El Templo del Morbo: Un mundo de fantasías para adultos...