Llegué a la casa de mi madre, y la abracé apenas salió a recibirme. El Inspector me dejó y luego de darme su número de celular se marchó, prometiéndome que cualquier novedad me la diría. Mi madre me preparó algo para tomar, y le conté todo, lloraba en mi relato y ella estaba escuchándome en silencio. Mi madre, Nadia, tiene 58 años, es rusa, y a pesar de hacer mucho que está acá le cuesta hablar, es viuda pues mi padre murió de un infarto cuando yo tenía 11 años, nunca mas salió con otro hombre, vive sola con una mujer que va 3 veces por semana a hacerle la limpieza. Tiene la jubilación de mi padre mas dinero que tiene invertido fruto de los buenos negocios que mi padre hacía. Es rubia tirando a pelirroja, ojos celestes, el cabello le llega casi hasta su cintura, con un cuerpo voluptuoso, buenas nalgas y un par de tetas grandes, una cara que denota el paso de los años pero con pocas arrugas, y de altura llega casi al metro setenta. Fuma mucho y a veces bebe vodka, costumbre que le quedó
El Templo del Morbo: Un mundo de fantasías para adultos...