Toda historia tiene un origen y la mía comenzó cuando tenía unos 16 años, en aquella época me consideraba un chico normal, con los gustos que cualquier joven de mi edad podría tener: fiestas, conocer chicas, ir a la cancha a alentar a Independiente, etcétera, pero había un gusto oculto en mí que pronto descubriría y pasaría a formar parte de mi vida… Internet es una fuente de placer constante, barato y anónimo en donde cotidianamente descargaba mis tensiones emociones con la pornografía probando diversos escenarios, recuerdo que inicié con las típicas chicas desnudas, pasando por películas porno con trama como las del director italiano Mario Salieri y una que otra visita a los temas de sexo duro. Con todo mi placer preferido era las llamadas Milf, esas señoras de entre 30 y 50 años que en pleno desarrollo de madurez eran todas unas bellezas con sus cuerpos bien cuidados pero con la experiencia sexual desarrollada a tal grado de impartir placer a cualquiera. Quizá, ciertamente, parte de
El Templo del Morbo: Un mundo de fantasías para adultos...