Ahora pasaré a narrarles un par de
situaciones que me ocurrieron desde ese día tan hermoso en que me masturbé por
primera vez.
Al día siguiente en que ocurrió todo,
almorzábamos en familia, al terminar de comer, mis hermanas se fueron corriendo
a jugar a su cuarto, yo me quedé un rato más haciendo sobremesa, mis tíos
conversaban con mi madre sobre asuntos que tenían que ver con el campo, pero
como curiosidad, mi mamá dijo en un determinado momento:
– ¿Sabés Amalia que mi dulce hijito ya ha
comenzado a masturbarse?
Y me acarició en la cabeza, sonriéndome.
– ¿En serio? (respondió tía con su tan particular voz).
La tía Amalia no era gorda, sino corpulenta, los kilos de más estaban bien distribuidos en sus tetas y nalgas, y además poseía ese tipo de voz que excitaba a los hombres, le hubiera ido muy bien siendo actriz de doblaje de películas porno.
– Siiii... (confirmó mamá) ayer le enseñamos con Braulio cómo tiene que hacerlo y parece que le gustó... ¿No es cierto, mi vida?
– Si mami... (murmuré con la vista clavada en el suelo, aunque no sentía humillación de ninguna manera, en ese momento dominaba la timidez natural que cualquiera sufre cuando lo halagan).
– ¡Pero eso es magnífico!.. ¿Y te ha gustado, Marcos?
– Sí, tía... me gusta mucho...
– ¿Marquitos querido, contame cuántas pajas te hiciste hasta ahora?
– Bueno tía, a ver... (contaba con los dedos) ayer me hice dos pajas... y a la noche me desperté para ir al baño y tenía el pito duro, así que me hice otra ahí mismo... hoy a la mañana me hice otra...
– ¡Ah... ya veo!.. te estas convirtiendo en un "pajadicto" jajajajaja (bromeó mi tía) ¿Y en qué pensaste ayer cuando eyaculabas?
– La primera paja la hice sin pensar en nada, tenía mi pito tan duro que la leche me salió muy fácil, en la segunda paja viendo cómo mami y el tío se amaban en la cama...
En ese momento tía le lanzó una elocuente mirada de reprobación a su marido, yo seguí detallando mis estímulos:
– A la noche traté de recordar todo lo que vi a la mañana, sobre todo... las tetas de mami... hoy a la mañana cuando pesqué al tío besando a mi mamá y estujándole el culo... ¡Ufff!.. me gusta mucho pajearme...
– Vaya, ya lo creo, corazón... pero siento pena porque me perdí tu primera masturbación... y ese es un acontecimiento muy importante en la vida de cualquier jovencito como vos... a ver Marcos, hacete una linda paja acá frente a tu tía, quiero ver de qué estás hecho... y de qué voy a disfrutar en los próximos años jajajaja...
Tía Amalia improvisó un escenario, poniendo enfrente tres sillas en las que se sentaron mis tíos y mi mamá a la que se le empezaron a notar los duros pezones a través de su vestido. Me bajé los pantalones y mis calzoncillos, me acaricié el pito despacio y reaccionó muy fácil, cuando ya se me estaba parando el tío Braulio dijo:
– Amalia, le estás pidiendo mucho al chico... ¿Dónde están tus modales? Recordá que recién se está iniciando...
– ¿Y qué querés que haga, Braulio?... sólo estoy pidiendo ver cómo mi único sobrinito varón se masturba...
– Bueno, pero debes ser más estimulante... ¿Entendés?
Tía Amalia captó el mensaje, levantó una ceja y me preguntó:
– Marquitos querido... ¿Querés que la tía te incentive?
Yo, con el corazón a punto de escaparse por mi boca, respondí:
– Claro, tía Amalia...
Como ya dije, mi tía quizás nunca será una de esas mujeres anoréxicas que salen en la tele o que desfilan ropa de marca, pero es caderona, tiene unas tetas enormes del tamaño de mi cabeza y los pezones que parecen fresas por el tamaño y el color. Por eso, cuando semejante hembra abrió su vestido y sacó sus tetas de su corpiño, mi pija acabó de ponerse todo lo dura que le faltaba.
– Marcos no nos apuntes a la cara con tu pija que está por explotar...
Me gritó tío Braulio lanzándole una risita cómplice a mi mamá. Me masturbé con mayores ganas, mi tía aplaudía, luego ella llevó su dedo índice a la puntita de mi glande, lo frotó un momento y extendió la gota de líquido lubricante que escurría de mi glande por toda mi verga, me encantó ver la cara de disfrute de mi mamá y mi tía, una vez que mi pija estuvo bien aceitada, cerré mi mano derecha en torno a ella y comencé un lento sube y baja, aumentando la velocidad muy lentamente, quería que la tía se deleitara con el espectáculo.
– Acercate Alicia, vamos a enseñar a tu hijo que las mujeres de la familia también podemos expresar nuestro amor...
Abrí mis ojos inmediatamente y presencié como las bocas de mamá y tía se aproximaban y terminaron juntándose en un beso apasionado con mucha lengua.
Las manos de ellas iban despojando a la
otra de sus prendas y cuando quedaron únicamente con los zapatos, estrecharon
sus torsos rozándose los pezones, sin que sus bocas se separen, se abrazaban y acariciaban
de forma suave y lujuriosa al mismo tiempo, cada tanto me echaban un ojo y reían
cómplices, transcurridos varios minutos de juegos linguales y besos, Amalia con
sus manos sostuvo sus enormes lolas por la base, ofreciéndoselas a mi madre quien
con una sonrisa llevó su lengua en punta hasta el pezón rosado de su cuñada y
lo lamió como si fuese una gata ronronearte. La calentura fue subiendo su
temperatura, tía se sentó sobre el respaldo del sofá y mami apoyada sobre los
almohadones y con las piernas abiertas mostrándome su chorreante vagina en
primer plano, mamó las enormes tetas como si se estuviera alimentando, mientras
masturbaba a Amalia frotándole el clítoris y luego introducirle un par de dedos,
arrancándole gemidos descontrolados.
Al rato tía bajó y se acostó de espaldas en
el amplio sofá e inmediatamente mamá hizo lo mismo encastrando sus piernas
entre las de su cuñada logrando que las conchas quedaran en contacto y con
movimientos pélvicos se las restregaban. Ni en mis más sucias fantasías imaginé
que dos hembras pudieran tener sexo entre sí y presenciar la escena amatoria de
las mujeres que más quería en mi vida hizo que hierva la hervir la leche de mis
testículos. Tía introdujo el dedo mayor de su mano izquierda dentro de la
vagina de mi madre y al tiempo que lo movía en círculos me comentaba lo cálida
y húmeda que era esa gruta vedada hasta el momento para mí, mamá no hablaba,
solo gemía y hacía gestos procaces con su cara mientras se pellizcaba los
pezones, todo eso fue demasiado para quien les habla y comencé a eyacular grandes
chorros de esperma sobre ellas
Amalia y mamá intercambiaron miradas
lujuriosas de complicidad, al tiempo que tío aplaudía.
– ¿Te das cuenta Amalia que mi hijo nos está
bautizando con su leche?.. jajajaja… es todo un machito...
– ¡Si no fuera un cachorro, me lo comía ahora
mismo!
– Acá tenés algo que podés comerte sin
problemas y ahora mismo jajajaja... (dijo
tío agarrándose la entrepiernas).
– No te pongas celoso, mi amor... (me dijo mi tía antes de besar a su esposo
con cariño mientras le palpaba el bulto) ¡Estás durísimo!..
– Todo esto me puso caliente...
– Que hijo de puta... ¿No te da vergüenza
calentándote viendo a un joven masturbarse?.. vamos ahora mismo a la habitación
así me aseguro que seguís siendo el hombre con el que me casé...
Amalia se levantó y su marido la siguió
poniendo sus manos en el culo enorme de ella, imaginé lo que iban a hacer, así
que mi pito volvió a estar duro.
– Marcos, gracias a vos, tu tía va a pasar un
momento muy lindo y lleno de amor con el tío, quiero felicitarte... parece que
tenés el don de encender el amor entre las personas que se quieren… mi cielo
así era tu padre...
– Gracias mami.
– Ven y dame un beso.
Me levanté y fui hasta ella que me dio un
beso en la mejilla muy cerca de la comisura de mis labios y accidentalmente su
mano rozó mi verga, sentí una sensación muy rica, moví mi boca hasta alcanzar
la suya y la besé, moví mis labios frenéticamente, abriendo su boca con mi
lengua, por un instante, su lengua jugueteó con la mía, pero sus brazos me
apartaron con determinación.
– No, Marcos... aún no... todavía sos un
potrillo... (habló con tono riguroso).
– Pero mami...
– NO... debes tener paciencia mi amor...
¿Si?.. cuando seas un poco mayor podrás demostrar cuánto me amas, o cuanto
querés a la tía... pero ahora tenés que esperar, tenés que madurar... cuando
llegué ese momento mi cielo, podrás dar todo el amor que quieras... y de paso,
tu pitulín también recibirá amor...
Diciendo esas palabras con dulzura me
acarició el pito muy levemente provocando que casi eyacule de nuevo.
– Te amo, mamá...
– Yo también, hijito... ahora, si querés
descargar la excitación, andá a ver lo que están haciendo los tíos, seguro será
lindo ver cómo se quieren... por cierto, diles que no hagan mucho ruido, así tus
hermanas no se dan cuenta...
Besé a mi mamá en la frente y mientras ella
con una mano recogía el semen que le había vertido en su cuerpo para llevárselo
a la boca, subí las escaleras corriendo, hasta la habitación de ellos, mi pito
chocaba contra mi barriga con cada paso que daba.
Yo estaba de acuerdo, pero conforme fui
creciendo, el deseo de poseer de verdad a una hembra creció y creció conmigo, casi
tanto como el número de pajas diarias, por lo menos, tuve una suerte de
desahogo un año más tarde. Un sábado me levanté temprano como se acostumbra en
el campo, pasé por
la habitación de mi madre encontrándola levantada de la cama, desnuda y hermosa,
con su cabellera revuelta y tomando entre sus manos un camisón blanco de satén
para vestirse con él.
Tuve que encerrarme en mi habitación para pajearme
y bajar la erección que provocó el precioso cuerpo de mi mamá, una vez repuesto
fui a la cocina para prepararme un mate cocido con pan y manteca, cuando me estaba preparando el desayuno vi a través de
la ventana a mi madre de espaldas, estaba colgando la ropa en la soga, descalza
y su corto camisón de breteles finos, ajustado en su busto y suelto abajo, que terminaba
un poco más arriba de la mitad de sus muslos, era levantado por la brisa
matutina que soplaba, permitiéndome ver que no llevaba tanga, su culo redondo y
terso me dio los buenos días, ella no hacía el menor esfuerzo por cubrirse,
pensando que estaba sola dejaba al viento jugar con la falda de su prenda.
Cuando se dio vuelta observé su vagina rosada
totalmente depilada, inmediatamente, mi verga inició un rápido camino hacia la
erección, vi para abajo y contemplé la gran carpa que había formado en mi
pijama, para ese entonces, mi pene ya medía sus buenos 15 centímetros, no lo
pensé dos veces y saqué mi instrumento de su envoltorio, todavía tenía restos
de leche de la paja que me había hecho minutos antes, empecé a sacudirla con un
lento mete saca muy placentero, mientras seguía observando el culo, cerré los
ojos sintiendo a la leche subir, estaba por acabar, cuando escuché:
– ¡Marcos!
Era mamá, seguramente entró en el momento
en que cerré los ojos, estaba disgustada y tenía los brazos en jarras.
– ¿Muchachito qué te dije?.. imagínate si
Rosalía o Ana vinieran... sería un escándalo...
– Lo siento, mami... es que... bueno, te vi
sin... sin tanga y...
– Si, lo comprendo... te excitaste... pero
tenés que ser más precavido... (en
ese momento ella fijó sus ojos en mi pija que seguía dura) a ver, vení
conmigo... hijo tampoco podés quedarte así...
– ¿A dónde vamos, má?
– A ese árbol que vos usas para pajearte
siempre...
Me sorprendí y ella debió notarlo porque me
preguntó:
– ¿Qué te pasa?.. ¿Cómo querías que no me
diera cuenta, si siempre que ves a tu tío besarme, apretarme las tetas o el
culo, se te para la chota y salís de la casa corriendo como un bombero?.. una
vez con Braulio te seguimos y te vimos clavarte una paja de novela... estabas
tan concentrado sacudiéndotela que no notaste que el calentón de tu tío me
ensartó en el culo a pocos metros tuyo...
Quedé algo turbado por esta revelación.
– Perdoname, pensaba que en ese lugar estaba
completamente solo... la próxima vez buscaré un mejor escondite...
– No te preocupes, el lugar está bien, no
creo que tus hermanas vayan por allí nunca... ¡Pero tené mucho cuidado que no
te vean los peones, sus casas están más o menos cerca!
– Uy que cagada... tenés razón... no me di
cuenta...
– Podés pensar en eso en cualquier otro
momento... ahora lo importante es que termines lo que empezaste...
Mamá me hizo salir por la puerta trasera de
casa y me condujo por el campo hasta mi árbol, que estaba en una elevación del
terreno desde donde se podía ver todo, si alguien se acercaba, yo me enteraba
al instante ya que mi casa se veía perfectamente desde ese lugar, salvo que
estuviera distraido en otra cosa, jejeje. Ella me indicó:
– Sentate en la base del árbol... como de
costumbre jijiiji...
Sin que se lo pidiera, ella se arrodilló
delante de mí, se levantó el camisón y se lo sacó, mostrándome sus maravillosas
tetas, mi pija, cuya erección desde la casa hasta acá había cedido un poco
hasta ponerse como una morcilla, volvió a estar firme como el acero.
– Vamos, no me hagas esperar...
Obedecí de inmediato, agarré mi verga y la
sacudí con desesperación, sintiendo un placer indescriptible mezclado con
emoción en cada milímetro de mi pito, el cosquilleo que se siente cuando uno de
verdad está excitado. Mamá se mordía el labio inferior observando como me
masturbaba viendo su cuerpo.
– ¿Lo estás disfrutando?
– Claro que sí... mami... tus... tus tetas
me... encantan...
Ya estaba subiendo, mi leche hirviendo
estaba a punto de ser derramada, cerré los ojos un segundo antes de la
eyaculación, mi esperma salió disparada con violencia de mi miembro, eran
chorros espesos ya que era la primera paja del día. Uno de los chorros saltó
hasta mi frente, continué acariciando mi verga con los ojos cerrados unos
segundos más, mientras me calmaba del todo...
– ¡Vaya, sí que te gusta! ¿Eh, pajadicto?
Se acercó hacia mí y con la punta de su
lengua limpió el semen de frente, entonces yo puse mi mano en su nuca y la
atraje hacia mí, le di un beso muy cerca de los labios, cuando ella quiso
retirar su cabeza, yo se lo impedí con mi mano, inmediatamente, comencé a darle
besitos inocentes en sus labios, ella lo permitía, pasamos mucho rato así,
dándonos suaves, inocentes como dos niños, ella me devolvía cada beso con mucho
cariño y sin decir nada. Decidí ir aún más lejos, empezaba a calentarme
nuevamente, saqué mi lengua y lamí sus carnosos labios, pero sólo por un
momento porque ella también sacó la lengua y empezó a "chocarla"
contra la mía, se escuchaba el sonido húmedo que provocaban las dos lenguas al
tocarse, pasamos varios minutos así, para cuando acabó, mamá me hacía caricias
en la barriga y yo hacía lo mismo pero en su cara, fue un momento lleno de amor
y pasión. Mi pija seguía fuera del pantalón y estaba cabeceando, queriendo
entrar nuevamente en acción.
– ¡Ay, hijito! ¡Eres un cerdo! ¡Mira que darle
besos de lengua a tu propia madre!.. jajajaja... fue muy lindo... mmm... creo
que ya tenés la edad suficiente para besarte con una mujer... Marcos, a partir
de hoy te doy permiso para hacerme cuando quieras lo que me acabas de hacer...
– ¿¡EN SERIO!? ¿¡PUEDO BESARTE CUANDO
QUIERA!?
– Si, ya no eres tan niño como cuando
empezaste a pajearte, cielo, además... ¿Crees que no he notado lo desesperado
que estás últimamente? Si no te
descargas vas a explotar antes de cumplir la edad adecuada para empezar a
coger.
De repente, un pensamiento cruzó mi mente.
¿Cómo no se lo había preguntado antes?
– Mami... ¿Me podés decir a que edad pensás
que estaré listo para coger contigo?
– ¡Ah... mi nene esta impaciente por coger
conmigo! ¿Te gusto tanto? ¿No estás ansioso por garcharte a tus hermanitas
también, no? Mira que, por lo que estoy viendo, van a ser dos mujercitas muy
lindas...
– Tengo mucha ansiedad por metertela... mami
me gustas tanto que me hago cinco pajas al día pensando en vos... muero por
tomar el lugar del tío y ser yo el hombre que te de placer...
– ¿Te haces cinco pajas al día? ¡Wow, vaya
que tenés potencia, hijito!
– Gracias, mamá... pero no me respondiste,
¿Cuándo voy a poder cogerte?
Mi madre guardó silencio por un momento,
cambió la cara de alegría, se puso seria, frunció el ceño, tras unos segundos
finalmente me dijo con un tono muy solemne:
– Mirá, creo que lo ideal será que comiences
a mantener relaciones conmigo... o con cualquier otra mujer dentro de un año...
Ahora yo guardé silencio, pensé que era
demasiado tiempo, me amargué bastante y debió notárseme, porque dijo:
– Cambiá esa cara... no te pongas así,
tesoro... un año pasa rápido, no tenés que impacientarte... ¿Puedo hacer algo
para que te sientas mejor ahora?
– Podrías coger conmigo ahora mismo... mira
como me puso ese beso que me diste... (respondí señalando mi pija en su máxima erección).
– ¡Ay, Marcos! ¡No podés! ¡Eres aún muy chico
para comprender lo importante que es hacer el amor! ¡Muy chico para calmar las
necesidades de una mujer!.. debes tener paciencia... la madurez viene con el
tiempo... sabés que te amo y no me gusta verte triste, te pregunto de nuevo...
¿No hay nada que pueda hacer para que te sientas mejor?
Lo pensé dos segundos, de hecho, si había
algo que mamá podía hacer.
– Si... sí, mamá... siempre que te pido un
estímulo para pajearme... vos me mostrás las tetas y...
– ¿Y qué, no te gustan mis lolas?
– ¡Son hermosas!.. pero... creo que quiero
empezar a ver otras cosas... quiero decir, sólo puedo ver tus otras partes
cuando el tío te la mete... pero algún día quisiera ver tu culo o tu vagina sin
un pene dentro...
– Tenés razón... es verdad... siempre te
muestro las tetas y ya te debe resultar un poco aburrido...
– No, má, adoro tus tetas... el asunto es que
me gustaría tener más variedad a la hora de pajearme...
– ¡Ah, ya veo!.. bueno, está bien... si eso
te hace feliz te lo puedo conceder...
¿Querés hacerte una paja ahora mismo?
Una sonrisa iluminó mi rostro y mi madre al
verme también sonrió.
– ¿Me podés enseñarme algo ahora mismo?
– Claro tesorito... hago lo que sea para para
que te sientas mejor... ¿Qué querés ver primero? ¿Mi cuevita, mi...
– ¡Mamá, hablá con propiedad!.. vos no tenés
una cuevita... tenés un agujero bastante grande... es una caverna
jajajajajajaja...
– Es que tu tío la tiene enorme, y me fue
agrandando el agujero... cuando seas mayor y compartas el vesturio de un
gimnasio vas a tener oportunidad de comparar penes y te vas a dar cuenta que el
de Braulio no es normal, uno así no se ve todos los días...
– Yo si lo veo todos los dias... cuando te
monta y vos no solamente lo ves todos los días sino que también la sentís
jajajaja...
– Esa verga es monstruosa y después de tanto
tiempo mis agujeros se fueron amoldando a su tamaño, pero no creas que fue una
tarea fácil... bueno... respondeme ¿Qué querés que te muestre
– Quiero verte el culo... tus nalgas redondas
y duras me enloquecen...
– Muy bien, pajadicto... será el culo
entonces...
Ella se levantó para acomodarse mejor, colocó su camisón en el pasto de manera que pudiera apoyar sus rodillas sobre él, entonces se puso en cuatro
patas apuntando su voluminoso culo hacia mí, escasos centímetros separaban
mi cara de esos majestuosos glúteos, acto seguido, puso una mano sobre una
nalga y luego de acariciarla un rato, la agarró para abrirse el agujero del
culo, era la gloria, al fin podía ver el ano de mi madre en todo su esplendor,
la erección que tenía en ese momento se potenció y mi verga se puso tan dura
que me dolía, indicativo que debía comenzar cuanto antes con mi masturbación.
Ella volvió la cabeza levemente y dijo:
– ¿Te gusta mi culo, pajadicto mío? ¿Te vas
a...
Mamá calló de golpe, ya no me miraba, sus
ojos estaban fijos en algún lugar a mi espalda, tras del tronco del árbol,
entonces, mamá se incorporó muy rápido y tapándose con sus manos las partes
íntimas empezó a gritar:
– ¡Hijo de puta! ¡¿Qué mierda tenés que estar
espiando?! ¡Salí de ahí la concha de tu madre! ¡SALÍ AHORA MISMO!
Me paré de inmediato, guardé mi verga
dentro del pantalón pijama en un instante y miré en dirección hacia donde lo
hacia mi madre, detrás del árbol, con los pantalones a medio bajar, estaba
Jacinto, el peón que trabajaba en el rancho, un chico morocho, alto, raquítico,
con acné y algo retrasado mentalmente, lo que pasó a continuación no fue para
nada lo que yo pensaba que pasaría...
Mi madre cambió de postura y cruzó sus
brazos en jarro, no hacía ningún esfuerzo por tapar su entrepierna y a pesar
que sus pechos quedaban semi ocultos, un pezón endurecido se apreciaba con
claridad.
– ¿Y bien? ¿Qué carajos hacías ahí, Jacinto?
Decime la verdad...
– Pues… yo… Señora, no se enoje, por favor...
– ¿Entonces, por qué no haces lo que te digo
y me decís que hacías?
– Patrona, no… no me eche se lo ruego... no
tengo otro lugar donde ir…
– ¡Si no querés que te mande a volar, decime
de una puta vez que estabas haciendo! ¿Es que sos tan tarado que cuesta
entender?
– Bueno… yo estaba… eeeh... haciéndome…
estaba masturbándome, Doña Alicia...
– ¡Ah, mira nada más!.. además de tonto,
pajero el hombre... Decime que viste para que tengas esa cara de boludo...
– Pues… a usted desnuda señora...
– ¿Eso nada más?
– Bueno... también vi que le estaba mostrando
el ojete al patroncito... (dijo
Jacinto señalándome) que le estaba por oler el culo y tenía la verga al
palo...
Yo era el mudo testigo de lo que ocurría,
tenía mis manos en la espalda y la vista clavada en mis pies, mi erección no
había disminuido casi nada, exhibía una carpa admirable que apuntaba al cielo.
– Es natural que mi hijo se ponga así...
estaba mirando lo que más le gusta en el mundo... el esta aprendiendo para ser
un macho como su tío Braulio...
– Pero… ¡Usted es la madre, señora!
– ¿Y eso qué tiene de malo? Que una madre y
su hijo se amen es lo más normal del mundo... ¿No crees que el amor entre los
miembros de una familia es algo precioso? Y, si se lleva a las relaciones
sexuales, puede ser perfecto... ¿Quién mejor que una madre para enseñarle a su
hijo todo lo que tiene que aprender sobre el sexo?
– Si yo le hubiera pedido a mi madre que
hiciera eso que vi, me echan de casa...
– Eso solo pasa con gente ignorante y
reprimida... lo normal es que los padres guíen a sus hijos... ¿O acaso nunca se
te puso dura espiando a tu madre?
– Mi mamá no es bonita como usted, es gorda y
vieja...
– Entiendo... ¿Y tus hermanas? ¿Ninguna te
parece linda?
– Ehhh... sssi... las tres...
– ¿Y me vas a decir que nunca te excitaste al
verles las tetas o el culo?
Jacinto guardó silencio por un momento.
– Alguna vez tal vez...
– ¿Lo ves? Eso es normal...
– No señora... no es normal como usted dice,
lo que pasa es que no encuentro una novia para desahogarme... y no me queda
otra... vivo a paja y agua como caballo de indio... eso me pasa...
– ¿Lo decís en serio? Pero si eres un chico
guapo, Jacinto... no comprendo...
– Es que desde el alba hasta que anochece me
la paso en el rancho... no tengo tiempo libre…
– ¡No me digas eso!.. entonces, es un poco
culpa mía.. quiero decir, soy uno de tus patrones, los que te dicen qué hacer y
cuándo... disculpa Jacinto, no me había dado cuenta... ¿Y cuánto hace que no
tenés relaciones?
– ¡Uhhh!.. desde que los muchacho me llevaron
al puterio del pueblo para perder la virginidad, como regalo de mi cumpleaños
18... hace como cinco años...
– ¡Amalaya! ¡Pero eso es mucho tiempo!
Mi madre realmente estaba afligida, me vio
y pude leer cierta expresión en su cara que decía "¿Puedo?". En ese
momento, los celos actuaron y con toda potencia. ¡No señor! ¡Nada de eso! ¿Por
qué Jacinto podría coger con ella y no yo? ¿Sólo porque él estaba caliente
desde hacía cinco años? ¡Una mierda! El chico ni siquiera era de la familia.
Meneé mi cabeza en forma negativa casi imperceptible y observé a mamá con ojos
severos, ella era mía y del tío Braulio, nada más.
Mamá puso cara de circunstancia y clavó la
vista en el suelo, segundos después, levantó la cabeza y me miró con el ceño
fruncido.
– Marcos el pobre Jacinto ha pasado mucho más
tiempo que vos sin hacer el amor... ¿Sabés?.. para colmo, él ya ha probado el
goce, así que sabe bien lo que se está perdiendo... como si eso fuera poco,
hace rato que él está en edad de disfrutar del sexo... no puedo creer lo
egoísta que sos... que no le quieras prestar tu mamá un rato a ese peón, que
trabaja de sol a sol en tu rancho...
– Pero, mamá…
– A ver, Jacinto, acercate y mostrame el
pito... que hoy te volvés a tu casa con una alegría...
– Patrona... yo…
– ¡Obedecé, mierda!.. y ojo con contarle de
esto a alguien que te echo al carajo y digo en el pueblo que te cogías a mis
gallinas...
Mi madre poseía un espíritu indomable, si
se proponía algo, no paraba hasta lograrlo y era dificilísimo hacerla cambiar
de parecer, en ese momento su objetivo era coger con Jacinto.
La situación se había ido poniendo
caliente, ella no iba desperdiciar una pija tan gruesa como esa, sobre todo
teniendo en cuenta que la verga del peón estaba disponible y la del tío Braulio
no, porque su cuñado aprovechaba los fines de semana para dormir hasta tarde.
Luego del encuentro entre ella y yo, que nos había dejado excitados a ambos, mi
madre contaba con la oportunidad de consolarse con una chota de gran calibre y
sangre joven.
Jacinto parecía un pingüino caminando hacia
mamá con los pantalones en los tobillos y una hinchazón tremenda en su pija,
que apenas superaba a la mia en largo, pero ancha como mi antebrazo. Ella
mientras se esparcía la humedad de su concha por toda su entrepiernas.
– ¿Hijo vos querías ver mi culo para
masturbarte, verdad?... pues bien, te complaceré... y con creces...
Ella se acomodó como estaba antes que nos
interrumpiera el peón, a cuatro patas, con su exuberante culo levantado, con la
diferencia que ese plato no era servido para mí sino para otro comensal.
– Acércate Jacinto, vas a seguir mis
instrucciones al pie de la letra, primero sácate toda la ropa interior, tenés
que estar cómodo...
El muchacho obedeció de inmediato, intuía
lo que le esperaba, su cara parecía la de un maníaco hipnotizado.
– Prestá atención... ¿Tenés el pito bien
duro?
– Como cuerno de toro patrona... ufff...
señora tiene un culazo hermoso... hasta un cadáver se pondría al palo
contemplándolo...
– Sos un encanto... ahora bien, vas a meterme
esa herramienta tuya por el culo... porque estoy en mis días fértiles y no
quiero quedar preñada...
– ¿Habla en serio? (suspiró Jacinto, con lágrimas en los
ojos)
– Por supuesto, pero debés tener cuidado,
querido... tu verga es muy gorda... ensalivala para que no me haga daño...
– Ya está...
– Ahora hacé lo mismo con mi culo.
El chico, con desesperación dejó caer un
escupitajo y lo esparció por el hermoso círculo ligeramente oscuro que era el
ano de mamá. ¡Todavía recuerdo la violenta excitación que sentí al ver cómo ese
índice invasor se deslizaba por ese agujero que yo deseaba tanto!
– ¡Bien Jacinto, muy bien! Escúchame ahora,
acomodá la cabeza de tu pito en la entrada de mi ano y metelo despacio, que
vaya entrando solo... cuando esté por la mitad, retíralo... ¡Pero tené cuidado!
¡No vayas a lastimarme!
– Nunca, patroncita hermosa...
La verga entraba muy lentamente, milímetro
a milímetro, mientras ese pedazo de carne enrojecida se introducía en el
esfínter anal de mi madre, ella soltaba breves suspiros de placer, a veces
susurraba alguna palabra como: "así", "eso",
"maravilloso", "sigue" y "sos
un encanto". Era indudable que sentía un placer sublime.
Por mi parte, mi pija nunca estuvo tan
dura, creí que me explotaría, por alguna extraña razón, no quería masturbarme,
simplemente, deseaba observar a mi madre siendo enculada por ese muchacho tan
patético, me resultaba un poco raro verla penetrada por alguien que no fuera el
tío Braulio.
– Señora, ya llegué a la mitad... mmm... voy
a sacarla...
– AAAHHHHHHHHH... AHHHHHH... AGGGGGHHH...
El gemido que profirió mi madre fue
monumental, nunca le había visto la cara de goce supremo que puso.
– Jaciento, contá hasta cinco y metela de
nuevo... pero despacito... Marquitos... ¿Sabés una cosa? ¿Sabes qué me haría
inmensamente feliz?.. ahhhhhh... ¿Sabes qué haría feliz a mamá?
– ¿Qué, mami?
– Que me beses y choquemos nuestras
lenguas...
Me arrodillé frente a ella y unimos
nuestras bocas en un beso de lengua cargado de deseo.
– Patrona, la tiene enterrada hasta la
mitad... ¿Se la sacó otra vez?
– Siiiiiiii.... contá hasta cinco...
oghhhhhhh... y volvéééé ahhhhhh metérmela pero ahora hasta el fondoooo...
– Señora tiene el culo apretadito...
– No tengo el ano cerrado, vos tenés un
vergón tremendo, eso pasa... ahhhhhh... ahora cogeme normalmente pero con
cuidado de lastimarme... ahhhhhhh...
– Patroncita siempre quise montarla como una
yegua pero nunca pensé que se me iba a dar... uhhhhh...
– Hijito, andá detrás de Jacinto y tocale los huevos... vas a ver que lindoooo eshhh...
– ¿Qué?.. pero mamá...
– ¡Andá te digo! Agradecele a ese padrillo todo el goce que me está dando... este "idiota" como soles llamarlo le está rompiendo el culo a tu madre y se lo está dejando bien roto... masajeale las bolas o te hago besárselas aghhhhhhhhh...
La propuesta de mi madre no me sorprendió,
era tal la calentura que experimentaba, que no lo pensé dos veces y empecé a
magrearle las bolas al hijoputa de Jacinto, que bastante bien la estaba pasando
ya, al principio me resultó curioso,
luego de unos segundos me acostumbré,
sopesaba esas pelotas calientes fuertes sabiendo lo mucho que le dolerían
si se los maltrata.
– Ay Jaciento... sabía que eso te la iba a
poner más dura... uffff... me estás rompiendo el culo hijo de puta... te estás
culeando a tu jefa... vengate si alguna vez te traté mal y dame con todo...
dejame abierta... ahhhhh...
– Señora, no puedo aguantar máááááás…
– Sacámela ahora... siii... sácala... mmm...
Jacinto eyaculó a mitad de camino, gran
parte de su esperma quedó dentro el ano, un poco salpicó mi mano y la mayor
parte formó un sendero que iba desde el culo de ella hasta la mitad de su
espalda.
Lo que siguió fue bastante extraño, mamá se
percató de que ya podrían estar viéndonos al consultar su reloj, nos ordenó que
nos vistiéramos y que cada uno fuera a donde le correspondía, me despedí de
Jacinto con un vago "Hasta luego", pero tuve el
presentimiento que no sería la última vez que nos encontraríamos los tres.
Dicho y hecho, los meses pasaron y fueron
un verdadero tormento de sexo, cada vez que podía, presenciaba como mamá o tía
hacían el amor el amor con el tío Braulio o lo que era mejor participaba (sin
penetrar) en las encamadas de mami con Jacinto, que ya se habían hecho
costumbres, como así también con otro peón de nombre Rudecindo, es que desde
que mi madre cogió con Jacinto, ella encontró excitante ir a tener sexo con algún
trabajador, y hasta le pasó el dato a mi tía, que a espaldas de su marido hacia
lo mismo, e incluso llegaron ellas a compartir peones al mismo tiempo.
Entre deseos de ponerla y dolores de
huevos, estaba alcanzando la edad que me exigía mi madre para poder hacerle el
amor, sin embargo, la lentitud del paso del tiempo era insoportable.
Lo que me ocurrió cierta vez, mientras
intentaba dormir la siesta, merece ser contado. Estaba pajeándome a solas en mi
habitación, imaginaba que mamá advertía lo difícil de sobrellevar mi veda
sexual y que venía a despertarme una noche calurosa, vestida únicamente con un
babydoll negro transparente, me zamarreaba suavemente y me susurraba:
– Marcos, despierta... abre los ojos amor... (usando la misma voz que utilizaba con el
tío Braulio antes de hacer el amor).
– ¿Mamá? ¿Qué pasa, qué querés?
– Marquitos, me di cuenta de cómo te sentís,
noté la cantidad de veces que te pajeas por día, como me miras cuando tu tío y
yo nos amamos, como clavas la vista en el culo y las tetas de la tía Amalia
cada dos por tres, hijo hasta reparé en cómo miras a tus hermanitas...
En mi fantasía me ponía rojo, bajaba la
vista y quedaba en silencio, no encontraba ninguna excusa, mi comportamiento
era el de un enfermo, hasta mis notas en la escuela habían bajado
considerablemente, pero todo lo que decía mamá era cierto, se había dado cuenta
de todo, entonces ella, con su cariño de costumbre, me hacía una caricia
delicada y muy agradable en la barbilla, levantaba mi cabeza con suavidad y
hacía que viera sus ojos.
– Cielo, sería una mala madre si permitiera
que sigas pasándola así, imagino lo difícil que debe ser para vos soportar cada
vez que el tío Braulio me coge o se la mete a tu tía y vos sólo mirando, sin
poder participar...
Yo, al borde del llanto, le decía, haciéndome
la víctima:
– Mamá, perdóname, no puedo evitarlo, cada
vez que miro tus tetas... o sólo con ver como el tío te toca el culo... se me
para la chota... y no puedo controlar el deseo de hacerme una paja... perdón...
– Shhhhhh... tranquilo corazón... es normal
que tu pija se ponga dura... a tu edad, el más mínimo estímulo puede causarte
eso, pero eso se va a acabar esta noche, hijo...
Mamá deslizaba una mano por encima del
edredón hasta donde estaba mi pito, me lo acariciaba un poco, sin apartar su
vista de la mía, de más está decir que mi verga se ponía dura casi al
instante...
– Mamá... ¿Qué haces?
– Tranquilo, mi rey... desde hoy serás un
hombre... hoy harás el amor conmigo, decime que me amas...
– Mamá... te amo más que nada en el mundo.
– ¡Ay, hijo, cómo tenés la chota! ¿Te la has
medido como te dije?
– Sí má...
– ¿y cuánto mide?
– Casi 22 cms. Mami...
– Oh, eso está muy bien, mi cielo... (decía acariciándome) quiero
verla... ay, Marcos, estoy mojadísima...
Aunque mi mamá veía mi pija casi a diario,
se asombraba mucho cuando levantaba mis sábanas y la observaba en todo su
esplendor, aplaudía y decía que estaba orgullosa de tener un hijo con un
instrumento de amor así, pasaba un dedo por la puntita de mi chota recogiendo
una gota de líquido preseminal y luego la saboreaba, tomaba mi mano y la
llevaba hasta una de sus tetas, me pajeaba lentamente, luego se inclinaba y me
la lamía casi con timidez, era muy feliz...
– Marcos... ¿Qué estás haciendo?
La voz de mi hermana hermana Ana me despertó y me regresó de mi fantasía... abrí los ojos con lentitud, mi mano aún estaba cerrada
alrededor de mi verga.
Ana no estaba sola, Rosalía, quien la acompañaba paradita a su lado, contemplaba todo con los ojos muy abiertos.
– ¿Qué estás haciendo? (repitió Ana).
– Yo... esteeeeeee...
– ¿Por qué sacudís tu pito? ¿Y por qué lo
tenés tan grande? (preguntó
Rosalía).
No sabía qué hacer, mis hermanas me habían
agarrado con las manos en la masa o mejor dicho con la mano en la pija, yo preso del nerviosismo no podía reaccionar, seguía con mi mano en mi mástil de carne, que
no sé por qué extraña razón estaba más duro y venoso, si mi mamá se enteraba me mataba a golpes.
– ¿Decime por qué te sacudís el pito? ¿Te pica? (preguntó Rosalía)... hermanito lo tenés mucho más grande que cuando te lo veo bañándote en
el río.
– Bueno es queeeeeeee...
– Decinos qué estabas haciendo (exigió Ana).
¿Qué podía hacer yo? Sin pantalones, con mi
pene erecto a la vista y frente a mis hermanas... No tenía escapatoria, me
armé de valor y comencé a explicarles:
– Bueno... a los hombrecitos, cuando crecen,
les dan deseos de… sentirse bien. Y para sentirse bien, se acarician el pito.
– Pero Marcos vos no te lo acariciabas, ¡Te
lo querías arrancar! (apuntó
Ana).
– Si… bueno… para sentir placer hay que acariciarlo
con fuerza… oigan... ¿Por qué no van afuera a jugar, eh? El día está muy
lindo.. ah, escuchen bien, no le digan a mamá lo que estaba haciendo.
– ¿Por qué? ¿Está mal? ¿Si no está bien por qué lo hacías? ¿Si mami se entera te va a castigar? (quiso saber Rosalía)
– ¡No...! Es sólo queeee… es mejor que no se
lo digan, las regañará a ustedes si descubre que entraron a mi habitación sin
golpear... ahora, váyanse a jugar.
Ellas se marcharon a regañadientes y pude terminar mi paja. Mientras la leche se secaba sobre mi barriga, pensé en
cómo gozaría de mi madre cuando ella me considere que ya estoy listo y creo que falta poco.
Esta muy buena esta saga te felicito ojala siga tan buena las siguientes como esta o mejor . abrasos
ResponderBorrarNo me gusto para nada no tenía de cerrar y tampoco termina en nada es muy como el primero solo que diferente escena asique estuvo horrible
ResponderBorrarGenial maestro y Jiggen, es excelente, por favor no la terminen, continuenla que es muuuuuuuuuy morbosa la historia, me calentó mucho lo del peón.
ResponderBorrarSaludos de tu incondicional admirador.
Morbosa historia, por favor continuenle
ResponderBorrarEspectacular relato, muy muy bueno, felicitaciones.
ResponderBorrarExcelente serie, cargado de morbo y vericuetos familiares, los felicito.
ResponderBorrarGRACIAS GUS! NO ES EL RUBRO Q MAS ME GUSTA PERO IGUAL SE AGRADECE. PARA CUANDO EL RELATO EL PORTERO Y EL ELECTRISISTA ENCHUFAN A MAMA?
ResponderBorrarUna historia de alto voltaje, se agradece.
ResponderBorrarQ buen relato!!! Muy existante continuamente 👏👏😊!! Los felicito
ResponderBorrarExcelente es ona ola de morbo, los felicito a los 2
ResponderBorrarLa mejor historia que lei por favor no la terminen.
ResponderBorrarLa continuación de este relato está muy pero muy excitante. Gracias Gus por seguir escribiendo
ResponderBorrarDonde está la continuación no la encuentro
BorrarIdolos, genios, barriletes cosmicos gracias por tanto morbo
ResponderBorrarExcelente relato muy atrapante y con grandes cantidades de morbo, felicitaciones a los dos.
ResponderBorrarExelente relato la continuidad se agradece
ResponderBorrarMuy buena segunda parte Gus!!!!
ResponderBorrarMuy buena segunda parte estoy esperando la 3, falta el inicio del chico y de las hermanas
ResponderBorrarMuy Pajeante!!!
ResponderBorrarMuy bueno... me gustó cuando ella humilló al hijo mientras Jacinto se la cogia
ResponderBorrarGracias x el relato.
ResponderBorrarS2s
Excelentes fotos.
ResponderBorrarExcelente relato saludos
ResponderBorrarMe encantó el relato muchas gracias maestro
ResponderBorrarMe encantó, una historia fascinante
ResponderBorrarExcelente Continuacion muy buen relato
ResponderBorrarMe cansé del ninguneo constante, de la cultura de no valorar el trabajo de los demás, hasta la fecha de este comentario, este relato fue leído por 9.041 lectores y solo 25 dejaron un comentario, perdí la motivación de seguir escribiendo, hace meses que la idea de cerrar el blog ronda mi cabeza, quería despedirme publicando 2 relatos más para cerrar el año, pero me cansé.
ResponderBorrarNi el último relato que subí a SALIERIS llegó a 30 comentarios, ya no vale la pena el esfuerzo.
Para los que siempre apoyaron, colaboraron y dejan comentarios muchas gracias, por ustedes continué hasta ahora.
Felices Fiestas!!! Pasenlo muy lindo.
Gus por unos idiotas no abandones todo, tenemos que buscarle la vuelta, que se jodan los que no valoran tu trabajo.
BorrarAceptame
BorrarTus historias son geniales pero me quede con la intriga que es lo que continúa
BorrarEs genial tu relato eres un gran escritor
ResponderBorrarGus, la saga Las aventuras de mi madre “Morena” tiene otros capitulos??? Está muy bueno
ResponderBorrarEN AGRADECIMIENTO A LOS QUE SIEMPRE APOYAN, LOS ULTIMOS RELATOS ESCRITOS POR MI SERÁN PUBLICADOS EN RELATOS PRIVADOS Y SOLO TENDRAN ACCESO PARA LEERLOS TODOS AQUELLOS QUE COMENTARON ESTE RELATO HASTA EL 16/11.
ResponderBorrarES UNA FORMA DE DARLES LAS GRACIAS POR EL AGUANTE.
GUS BECKER
No tengo acceso a los relatos privados. Porfa!!!!!
BorrarAceptame por favor quiero leer esos relatos Gus
BorrarEnivame una solicitud
Borrarhola buen dia yo descubri esta pagina hace unos dias y la verdad que muy buena quisiera poder leer mas de estos relatos la serie familia campestre esta buena y quisiera poder ingresar a los relatos privados, gracias saludos
Borrarluacosta@tenaris.com
Bro no me podrías agregar para continuar con esta morbosa historias que está súper mega genial y me quede con las ganas de más por favor aldebaran1122i@gmail.co
Borrarwow que relato!!!
ResponderBorrarBuen relato
ResponderBorrarPorque me eliminaron de los relatos privados, si yo comentaba todos los relatos,
ResponderBorrarPorque me eliminaron de relatos privados si siempre comentaba, la verdad que este no me gustó mucho y no quise dar ninguna mala opinión y preferí no poner nada pero los demás si deje mi comentario, por favor agregarme de nuevo.
ResponderBorrarExcelente relato muy exitante y muy bueno
ResponderBorrarRecién de un buen tiempo me reintegro, y como siempre man tremendos relatos, y ese toque de perversion, ummm
ResponderBorrarMaestro como siempre una delicia de trama y relato.
Saludos y exito
muy bueno
ResponderBorrarlei como le hago para leer los privados?
ResponderBorrar¿Cuando "El director 3"?
ResponderBorrarSabes leer o eres idiota? El autor no escribe más relatos
BorrarMuchas gracias maestro por esta obra de arte
ResponderBorrarCrack!
ResponderBorrarQue excelente relato, es lo que siempre digo, el morbo mezclado con una historia estructurada queda bellísima, no soy fans de relatos así, pero ustedes maestros (Jiggen & Gus Becker) lo hacen tan genial que todos mis respetos para ustedes, a penas descubrí su página hace algunos dos meses creo y he visto que ya se van a retirar, no soy quien para decirle que sigan, solo agradecerles que en tan poco tiempo he encontrado mucho satisfacción en sus relatos. Sólo desearles bendiones a todos los autores 🙌🙏
ResponderBorrar¿Que pasó? Estoy esperando un nuevo relato
ResponderBorrarmuy bueno, retomando ese picor que le ponen a sus relatos, espero ver pronto su 3° entrega SALUDOS.
ResponderBorrarSiempre tan bueno, los relatos
ResponderBorrarexcelente relato
ResponderBorrarmi correo torredelfenix@gmail.com
Muchísimo morbo. Siempre explorando los costados más oscuros de la vida. Me encanta!!!
ResponderBorrarSoy maclinomocleno.
ResponderBorrarQue buen relato es super excitante y morboso
Vaya relato, la tercera parte va a estar muy buena seguramente. Ojalá sea pública, o pueda estar entre los seleccionados para tener acceso.
ResponderBorrarBuen relato, continúen así !!
ResponderBorrarSiempre un lujo
ResponderBorrarGus estoy tratando de entrar a los relatos privados
ResponderBorrarMe encamto me éxito demaciado que buen relato como quisiera yo vivir una experiencia a si
ResponderBorrarestuvo muy bueno
ResponderBorrarQue fabuloso me encantó que buenos escritores son
ResponderBorrarPuff este relato estuvo muy sexoso los felicito de verdad mucho morbo
ResponderBorrarJusto cuando crei que no podia ponerse más bueno el relato, el final es la cereza en el pastel, solo leer sus líneas e imaginarme en esa posición me ha dejado extasiado a más no poder.
ResponderBorrarmuy bueno y entretenido
ResponderBorrarQue relato más caliente
ResponderBorrarSería excelente hubiese una tercera parte, en la cual el hijo ya lograse estar con las dos mujeres, nayarid2009@gmail.com
ResponderBorrarFIN???? porque???? debia haber sido una saga tenias material para 10 capitulos donde con el tiempo se incluian las hijas... ya me imagina una orgina entre todos los miembros de la familia, creo que esta serie daba para mas capitulos, y un capitulo donde la madre y la tia lo hacian con el protagonista, huy como te digo daba para mas capitulos. saludos. edueduardov@gmail.com
ResponderBorrarQue ganas de tener una familia así 😜
ResponderBorrarAbra parte 3??
ResponderBorrar