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Cuando el amigo de mi hijo quiere ser... mi amante.


¡Ay! Ayleen, ¡¿En que te metiste?! Eso le dije a mi reflejo en el espejo mientras recordaba.


Mi amado hijo Lalo, siempre tuvo tendencia a estar con chicos más grandes que él, eso le dio cierta ventaja para madurar y en el aprendizaje de muchas cosas en la escuela de la vida, inclusive en lo relativo a aprender sobre sexo, mujeres, etc., y como él les parecía simpático y reservado, los chicos mayores lo aceptaban y a mí no me preocupaba eso.

Lalito solo podía recurrir a mí si tenía un problema o alguna duda, pues eramos solamente él y yo para transitar por el camino de la vida, pues Damián su padre vivía recluido en la empresa y apenas lo veíamos en casa por las noches y los fines de semana, si es que no estaba en algún viaje de negocios, demás está decirles que nuestra vida matrimonial era casi nula, desde hacia buen tiempo sospechaba que seguramente él tendría alguien más en su vida.

Pero Lalo de las curiosidades propias de su edad, pasó a tener conductas que si bien no eran extrañas, no eran agradables para mí, como por ejemplo: mirar películas porno en la computadora, lo que provocó que yo tuviera que llamar a un técnico para bloquear esos sitios y codificarlos, una cosa era ser curioso y otra muy distinta era mirar esas cosas impúdicas encerrado en su cuarto casi todo el tiempo, todo tiene su tiempo y ese no era el tiempo de mi hijo. Lamentablemente se me fue de las manos.

Nosotros vivimos en un importante barrio cerrado, en una confortable casa de dos pisos, con tres habitaciones en la planta superior, una con baño en suite (la mía y de su inexistente padre) y las otras dos separadas por un pequeño baño, de esas dos restantes, mi hijo ocupa la más grande, el otro cuarto es más bien una pequeña sala de estar, hay un escritorio, está la pc, biblioteca, un pequeño sofá, etc., además tenemos dos jardines que son mi orgullo, el más grande al fondo de la casa, con piscina y rodeando el camino que conduce al quincho y otro más pequeño en la entrada.

Nuestra posición económica es muy holgada, mi marido conduce la importante empresa que fundó su padre, la cual vende tanto para el mercado interno como para el internacional, Damián será casi nulo en la cama pero en los negocios es muy hábil, una parte de las ganancias las reinvierte en la compañía y el resto en campos sojeros y otras propiedades, eso me permitió dejar de ejercer mi profesión de contadora para criar a mi hijo, viajar, salir con mis amigas, ir de shopping, invertir mi tiempo libre en mi cuerpo pasando dos horas por día en el gimnasio, visitando esteticistas y salones de belleza.

Todo pareció seguir un ritmo normal en mi vida hasta que dio un giro de 180 grados.

Hacía varios días que mi hijo me hablaba de un tal Juan, un amigo-vecino que conoció jugando a la pelota en un club del barrio, por momentos me vino el pensamiento que mi hijo intentaba “conectarme” con ese tal Juan. ¿Será que me veía sola?

Un día decidí ir a ver a Lalo a un partido de fútbol y lo conocí al famoso Juan, mi hijo lo llamó desesperado para que él se acerque, yo estaba vestida muy normal, con jean negro ajustado, una camisa blanca y un swetter negro, Juan vino a saludarme y ahí me dí cuenta que varias veces nos habíamos cruzado en el barrio, sobre todo cuando iba de compras al super chino cercano a mi casa, él siempre estaba junto a unos amigos tomando cerveza en una esquina, oero nunca los miré en detalle.

Juan es un muchacho de 18 años, alto como yo, muy flaco, sus piernas parecen frágiles y es un poco encorvado, con cabello rubio oscuro muy corto, por su presencia, es esa clase de chico a los que ninguna madre le gusta que se junte con su hijo, me daba cierto temor, desde el primer momento no me agradó, trataba todo el tiempo de ser simpático, demasiado, era evidente que actuaba con el fin de caerme bien. Me radiografió con sus ojos marrones, y eso me incomodaba un poco.

Entretanto Lalo hablaba como ¿ofreciéndome?.. mmm, no es el término ideal, más bien como haciendo de “cupido”. Decía:
  • ¿Viste que linda es mi mami?.. ¿Te diste cuenta que cuerpo tiene?.. ¿No parece más joven?..
Hasta que lo pellizqué y entendió que no eran preguntas que me agradacen, la conversación duró poco, saludé y ellos fueron a jugar, yo entre tanto volví a casa porque a mi hijo le molestaba mi presencia, tal vez porque los otros chicos lo cargarían con eso de “nene de mamá”, pero ese día todo se dio al revés, quién me invitó fue él y la que se incomodó fui yo, Lalo deseaba la presentación que ya minutos antes se había realizado.

Todo siguió normal, sin nada extraño, hasta que...

Una noche Lalo estaba en skype charlando con Juan, y yo salí de ducharme envuelta en un toallón, siempre evité que mi hijo me viera en ropa interior y ese día no percaté que el toallón era corto, me asomé para ver que hacía y él me hizo una seña para que me acerque a saludarlo, cuando le estaba por dar un beso, se corrió para que su amigo me viera bien, en ese momento me percaté que mi toallón apenas cubría mis partes íntimas, saludé con una mano y corrí a mi habitación a cambiarme.

Al otro día comenzaron a llegarme mails extraños y muy puercos desde una cuenta desconocida, eran correos como: “Quiero comerte la almeja y después penetrar tu culo, primero con la lengua y luego con mi verga”. Y preguntas como: “¿Qué color de tanga tenés puesto?, ¿Usas ropa interior para dormir?, ¿Te gusta hacerte la paja mamita?, ¿Hace mucho que no cojés?”.

No respondí ninguno, pero como tampoco bloquee la dirección, al siguiente día recibí una andanada, abrí mi correo y me esperaban nueve mails con provocaciones y con fotos de un pene enorme y una mano masturbándolo, por supuesto el que sacaba las fotos era el propietario de ese gran pene, gordo y largo, pues se veía de la cintura hacia abajo.

Pero... humm... ¿Que noto de raro?.. a ver, a ver... sisisi... ¡¡¡Las piernas!!!, ¡Eso es!.. son flacas, muy flacas, o sea que... ¿Es Juan?.. siiii... creo que es él... ¿Pero un muchacho de su edad puede tener un pene tan desarrollado?.. mmm... o sea, que si es él, Lalo le tuvo que dar mi dirección de correo... ¿Qué mierda pasa acá?.. debo hablar con mi hijo ¡YA!..

En la cena le pregunté en frío, como para ver el efecto de la pregunta:
  • ¿Lalo, por qué le diste mi dirección de correo a tu amigo?
  • Ehhh... ¿Poooor?... yoo... perdón mami... ¿Te está molestando?..
  • ¿Qué si me está molestando preguntás?.. ¿Sabés lo que me esté enviando?
  • Ehhh... nnno... ¿Qué má?
  • Fotos horribles de su... de él... ¿Qué pasa hijo?.. ¿Te tiene dominado?
No hubo respuestas, solo rubor en su carita, por lo que decidí terminar el interrogatorio.

Esa noche no pude conciliar el sueño, mi esposo roncaba y morfeo se negaba a cobijarme en sus brazos y para males las preguntas se acumulaban en mi mente: ¿Cómo podía ser que mi hijo deseara que yo esté entre sábanas con su amigo?, ¿Mi hijo me deseaba y lo hacía por medio de su amigo?

Por otro lado tenía esas malditas fotos del pene de Juan que me despabilaban.

Me tomé un comprimido de melatonina para dormir y mientras los párpados se me cerraban lentamente, pensaba que para obtener las respuestas que estaba buscando sería mejor jugar el juego que me proponían, dos grandes motivos me impulsaban a que lo hiciera: 1) la experiencia que tenía a mi favor, le llevo 20 años a Juan y veríamos si es tan “machito” en persona, como lo es detrás de una pantalla de computadora, y 2) que estaba muy caliente con todo esto.

Otro día menos en mi vida, Damián y mi suegro iban a viajar a Chile para cerrar una importante venta, regresando la otra semana, en el almuerzo le pregunté a Lalo, sabiendo su respuesta de antemano, si no quería invitar a su amigo a cenar y a pasar el fin de semana en casa, para no aburrirse. Yo sabía que Juan vivía con un padrastro, pues perdió a su padre y su madre estaba internada en un loquero.

Para la ocasión me vestí un poco sugestiva, con un vestido verde claro, que me llega hasta la mitad de los muslos, dejando notar mi bombacha si la tuviera, pues no uso ropa interior en mi casa, es tan suelto y la falda tan corta que la tela traviesamente suele quedar aprisionada entre mis glúteos.

Esa noche decidí que el delivery sería una buena opción, me gusta cocinar pero esa noche no lo deseaba, llegó el rapartidor en la moto, llovía fuerte y al abrir la puerta al muchacho se le dibujaba en la cara las maldiciones que me echaba, como diciendo “la puta que lo parió ¿Justo esta noche tenías que pedir comida? Me mojé hasta las pelotas”, terminé dándole una buena propina como para que le cambie la cara, pero no hizo efecto.

Ya sentados los tres a la mesa comiamos en casi silencio, el ambiente no daba para que yo hablara estupideces, preferí fijamente mirar a mi invitado y a mi hijo.

Lalo estaba muy nervioso, la excitación lo desbordaba, como anticipando lo que para él seguramente ocurriría más tarde, pero dudando también si realmente sucedería. Juan me devolvía la mirada sin vergüenza, masticaba el alimento pero su verdadera cena estaba sentada en la cabecera con vestido de mujer y tacos altos.

Cuando mi hijo se levantó para ir al baño haciendo un fracasado acto de malabarismo para ocultar la erección bajo su pantalón, quedamos Juan y yo solos, aproveché el momento y largué mi pregunta:
  • ¿Qué buscás mandándome correos asquerosos?, ¿Estás publicitando tu miembro viril? O ¿Estás buscando que le cuente a todas las mujeres del barrio que sos un macho colosal para que dejen de verte como un escualido muchacho?
  • Te deseo... por favor aunque sea una vez dejame ponertela.
Estaba por insultarlo pero justo en ese momento regresaba Lalito, no dije nada, terminé mi último bocado y sin esperar que el resto culminara de cenar, levanté los platos y los llevé en la pileta de la cocina para mañana ocuparme de ellos.

A mí regreso nos sentamos en los sillones del living y serví café, mi hijo miraba la televisión sin mirar pues no creo que a él le interesara el noticiero en ese momento y su amigo veía fijo mis piernas, un poco abiertas a propósito y su vista estaba clavada en mi entrepierna, tratando de saber si usaba tanga o no, separé un poco más las piernas y era seguro que mi vagina ahora se dejaba ver un poco, lo suficiente para notar yo que su bulto se despertaba.

En un duelo de miradas, nuestros ojos estaban clavados en la mirada del otro, como esperando saber quién hipnotizaba primero a quién. La humedad de mi entrepierna me informaba que mi vagina quería algo que calmara su ansiedad, una mano ahora y más tarde ese pene que no dejaba de crecer en largo y grosor.

Sintiendo un fuego que me quemaba bajo mi falda me levanté preguntando:
  • ¿Juancito, querés ver el quincho?
Ni me contestó, se paró como un resorte y comenzó a caminar a la puerta del gran ventanal que daba al jardín trasero.
  • Lalo, por favor esperanos acá que ya regresamos...
  • Ssssi… s s siii mami...
Pobre hijo mío, en breves minutos mojaría su calzoncillo.

Fuimos por el caminito empedrado, entre hermosas flores y algunos árboles hasta el fondo, donde estaba el quincho con la parrilla, entramos y me acomodé en un costado, donde Lalo no alcanzaría a vernos desde el living, solo tuve que esperar unos segundos hasta que Juan se abalanzara sobre mí y valió la pena.

Me abrazó de atrás manoseando mis tetas apoyando su bulto duro como una piedra en mi culo mientras besaba mi cuello. Sujeté con mis manos las de él, saqué mi cola bien para afuera y comencé a hacer movimientos en círculos con mi cadera clavando su verga entre la raya de mis culo, cerré mis ojos y traté de excitarlo al máximo, provocándolo con mis palabras.
  • Pendejo, ahora que estamos así, espero que no seas nada más que macho en fotos...
Sus manos me soltaron y empecé a sentir que mi vestido se levantaba, quedando al descubierto mi culo y concha. Al sentir sus dedos manoseando mis cavidades me mojé a mares.
  • ¡¡¡Oh My God!!! Basta de esto, quiero que me cojas hasta morir... con esa edad debés tener leche para donar y yo la quiero toda para miiiiiiii... espero que no me defraudes...
Luego que nuestras lenguas pelearan dentro de nuestras bocas en un beso apasionado, me aprté de él, acomodé mi vestido y volvimos para la casa, mi hijo seguía “mirando el noticiero”.
  • Lalito... ¿No te parece que es hora de ir a la cama?
  • ¡¿Eh?!.. ¿Yyaaa?..
  • ¡Sí!
  • Eees que quería quedarme a ver... el noticiero...
  • No señor... es tarde y no puedo esperar más... a que te acuestes... ¿No ves que me caigo de sueño?..
  • Eeeesstá bieeen má...
Lalito y Juan entraron en la habitación de mi hijo, pues contaba con dos camas individuales, una para mi nene y otra para cuando invitaba a un amiguito a pasar la noche.

Atrás de ellos entré yo, le dí un beso de buenas noches a mi hijo en la frente y otro a Juan en su mejilla muy cerca de la camisura de su boca, respondiendo él apretando ligeramente uno de los cachetes de mi culo, luego me metí en mi habitación, cerré la puerta y me desnudé, fui descalza a mi baño para darme una refrescante y rápida ducha y antes de meterme a la cama me perfumé y me puse la camisa de mi pijama pero no el pantalón.

Entreabrí las sábanas, dejé como luz de fondo la pantalla de mi televisor sin sonido, encendí un cigarrillo mentolado y me recosté, mientras tiraba el humo hacia arriba pensaba cuanto más tardaría en abrirse la puerta.

Terminé de fumar, acomodé mis almohadas, me puse de lado y me tapé, diez, quince o tal vez veinte minutos más tarde finalmente la puerta se abrió, él entró con una remera blanca agujereada y nada más, su pija estaba que reventaba. Yo me hice la dormida y Juan se acomodó en la cama detrás mío, pasó un brazo sobre mi cintura y la cabeza gorda de su verga se aspoyó en mi culo. Susurrando pregunté:
  • ¿Lalo se durmió?
  • si
  • ¿Y por qué dejaste la puerta entreabierta?
  • No hace falta cerrarla toda...
  • ¿Querés que mi hijo vea como te cojés a su mami?
  • ...jejejejeje....
  • Sos un hijo de puta...
Giré mi cuerpo para ponerme frente a él, lo besé, su mano fue directo a mi culo y la mía a su pija dura y venosa, ya su lengua estaba dentro de mi boca, en un arrebato empuñando su verga la froté contra mi concha... carajo, que era gorda.
  • Mmmmm, esto será movido... tu pija es más grande que en las fotos...
Se colocó de espalda y yo lo besé una vez más, con mi boca húmeda comencé a bajar dándole pequeños besitos en su cuello, su pecho, las tetillas, su panza, su ombligo, lento, muy lento llegué a su púbis y tras atravesar el matorral de pendejos encontré al rey, esperando impacientemente, hinchado, a punto de reventar.
La cabeza parecía una manzana de roja, le pasé mi lengua lentamente por todo el contorno, la besé con el mismo cariño con el que dí mis primeros besos a mi hijo cuando era bebé, al rato abrí bien mi boca para introducirlo, costó bastante pero entró.

Le chupaba la pija bien suave, envolviendo con mis labios su glande, lo mojaba, lo escupía y me lo introducía en la garganta hasta donde las arcadas me lo permitía, lo sentía palpitar dentro de mi boca, con dulzura Juan me sostenía mi cabellera por la nuca para que no me molestara en mi labor.

Mi concha era un infierno, ardía, me quemaba y mis pezones estaban paradísimos. Con difentes ritmos para evitar que se corriera, chupé esa delicia casi media hora, hasta que consideré que era su turno, me puse boca arriba, cerré los ojos y abrí mis piernas, sentí como acomodaba su cuerpo sobre el mío, me chupaba las tetas como un bebé alimentándose de mi leche, estaba prendido a mis pezones y me los lastimaba pues me los mordía suavemente. Mojándome el torso con su cálida saliba, llegó hasta mi concha, la lamió y separando mis labios hundió su lengua en mi raja.
  • ¡¡¡Oh Dios!!! Basta... no aguanto más... cojeme pendejo... aprendé, así es una mujer a punto de estallar... subite arriba y reventame con tu verga de burro, hijo de puta...
Era sumiso y yo era su ama en ese momento. Se acomodó y antes que apuntara su miembro a mi tajo lo hice lubricarse, yo estaba muy mojada pero no alcanzaba para recibir a ese pene gordo sin que me hiciera daño.
  • Ahora si, matame pendejo depravado...
Vovió a su posición sobre mí y...
  • MIEEEEEEEEERDAAAAAAAAA... DUEEEEEEEEEEELE...
La pija entraba y yo gemía como loca de dolor y placer...
  • ¡Aahhhhhhh!.. ufffff... es graaaaaaandee... agggggh...
El pendejo me miraba fijo a los ojos con cara de agrandado mientras comenzaban los embates, levanté un poco la cadera para recibirlo todo, el hijo de puta saltaba sobre mí y yo me mordía los labios para no gritar tratándo de aguantar esas sensaciones eléctricas que se estaban formando dentro mío, anunciándome que estaba a las puertas de mi primer orgasmo.
  • La puta madre... voy a prenderme fuego de la calenturaaahhh...
¿Cuánto hace que me está perforando? Parecía un año, no acaba nunca el pendejo, en cambio yo no pude contenerme más y exploté.
  • ...mmmmmmmm... que deliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiicia... ahhhhhhhhh... ¡Carajoooo!.. me volvés loca... no lo puedo creer, sigo caliente...
Lo saqué de arriba mío y me quedé mirándole la verga parada como piedra.
  • ¡¡¡Te quiero coger más!!! Preciosa no me dejés con las ganas...
  • Si, ya lo sé, pero ahora me vas a reventar el culo hasta que me arda...
Junté todas las almohadas y me acosté boca abajo poniéndolas bajo mi vientre para que mi caderá quede levantada, abrí mis piernas tanto hasta donde era posible, hice señas para que me alcance la crema corporal que estaba en mi mesa de luz y con mis dos dedos me lubriqué mi cerrado ano.

Me dió un largo beso en la boca, se acomodó punteando con la cabeza de su pija mi culo y yo enterré mi rostro en la cama esperando el desastre.
  • Dios... nena tenés un culo terrible...
  • Terrible me va a quedar...
De pronto me faltó el aire, me sentí morir.
  • ¡¡¡Oohhhhh!!! ¡¡¡Noooooo!!! Aaayyyyyyy... la puta madre... nooooooooo...
La verga gorda hija de mil putas estaba introduciéndose en mi culo y lo hacía sin pausa. Suspiré, gemí y lloré, él pendejo infelíz me clavó media pija de un saque y yo quedé desfallecida, sentía un fuego terrible en mi canal anal y el dolor era insoportable.

Juan puso su boca en mi oído y gemía como loco mientras yo no podía ni gritar del tormento, por suerte no entró toda o yo iría camino al hospital, pero suficiente para romperme en mil pedazos el culo. Tenía ganas de orinar (y si, me orine), ganas de ir de cuerpo, ganas de morirme, ganas de todo. Carajo que era gorda en serio, tardé bastante en conseguir que el placer supere al dolor, hasta ahí, el dolor se llevó todos los aplausos.

Con las fuerzas que me quedaban pude acompañar los movimientos un rato hasta que lo saqué de arriba mío, luego de ordenarle que me masajee con crema mi agujerito destrozado varios minutos, lo monté nuevamente, mi idea ahora era que si este niño iba a acabar en algun momento fuera en mi concha que estaba preparada para darle batalla a ese pene dañino.

Lo cabalgué con garra por más de una hora, cuando sentí por fin que se venía dentro mío, gemí como la loca de su madre, me acosté aplastando mis tetas sobre su pecho quedándome quieta para sentir con mi vagina esa verga explotar como un volcán y la lava de semen entrar desbordándome.

Al rato largo salí de encima y bajé a chupar el semen sobrante y a limpiarle la pija. Nunca me gustó el sabor del semen, me resultaba áspero y amargo pero lo tragué con placer. Muchas veces lo que no gusta, excita.

Caí molida, cansada, dolorida, me senté y tomé un cigarrillo, al tiempo que lo prendía miré a la puerta entreabierta y vi a mi hijo mirando y tocándose su pequeño bulto, le hice señas para que se vaya.

Me quedé mirando la pared mientras con lágrimas me pregunté: ¡¡¡¿¿¿QUÉ CARAJO HICE???!!!

Ayleen Love
@ok_ayleen


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Comentarios

  1. Jajaja antes nos quejamos porque subías un relato cada 15dias ahora que subis como muchachito a las pajas uno tras otro nadie comenta jajaja

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    1. Solamente 3 comentaron, ya está, superé mi marca 85 relatos subidos en un año jajajajaja

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  2. muy bueno, me encanto, da para una segunda entrega

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    Respuestas
    1. Ayleen tiene escrito varios relatos que pronto los ira subiendo

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  3. que bueno, pude hallar la nueva direccion de la pagina, este relato esta muy bueno

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  4. que relato bueno, me encanto la mama

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  5. gracias Ayleen, es un gran relato, muy hot

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  6. exelente relato, gracias

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  7. que bueno el relato, ojala venga la segunda parte con masaccion por parte de la madre y el amiguito

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  8. me gusto, uno se engancha con la historia y creo que da para mas

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  9. menoMuuuuuuuuuuuy bueno, gracias por por esta cuota de buen morbo!!!!!

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  10. exelente relato, tw fwlicito , por la imaginacion!

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  11. Un excelente de mi parte.sensacional, me ha gustado mucho, ojalá tenga continuación Gracias

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  12. Wuauuu felicitaciones excelente relato, me hizo volar la mente

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  13. Que excelente relato, muy morboso, me encantan estos relatos donde el amigo de el hijo seduce a la madre, felicitaciones a los autores que escriben estas maravillas.

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  14. Es un gran relato; muy bueno. Ojalá tengas planes de darle continuidad.

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  15. Ya pido la segunda parte, amo el morbo que causa como esa puta es de golosa

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  16. este relato debería de tener segunda parte, es maravillosa la forma en la que describes el encuentro
    animate a seguir Ayleen

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