Mi nombre es Marcelo, soy hijo único y
vivo con mis padres en una ciudad tranquila, a varios kilómetros de la
capital, en donde mis papás y mis abuelos vivieron toda su vida.
Estaba cursando el primer año de
secundaria (preparatoria) y en un examen de matemáticas el profesor me
encontró copiándome de uno de mis compañeros, por tal motivo me
reprobaron de esa materia.
Como castigo mis padres no me dejaron
salir con mis amigos por un mes y me mandaron un sábado a la casa de mi
abuela materna para que la ayude a limpiar el desván, ya que es viuda y
no está en condición de hacerlo sola… como ninguna de sus tres hijas, ni
sus maridos, ni mis primos querían ayudarla porque es mucho trabajo, mi
sentencia ya estaba dictada antes de ser juzgado, mi castigo era la
excusa para que no pudiera negarme.
Mi papá me levanto muy temprano a la
mañana y me mandó para allá, como ella vive a ocho cuadras de mi casa
fui en bicicleta esperando que un ovni me abdujera y me llevara a otro
planeta para zafar, pero a pesar que di tres vueltas a la manzana de la
vivienda de mi abuela, tiempo suficiente para que el platillo volador me
encontrase, los marcianos nunca llegaron.
Luego de parar para almorzar con ella,
seguí limpiando y ordenando el desván; cuando me topé con una
polvorienta valija y dentro había una gran cantidad de álbumes de fotos,
que como estaba aburrido me puse a ojearlos. Eran fotos familiares de
cuando mamá y mis tías eran jóvenes.
A un costado y debajo de los álbumes,
dentro de esa valija, encontré una caja que tenía fotos sueltas, de una
muchacha hermosa, de melena lacia y pelirroja larga hasta la mitad de su
espalda, junto a un joven alto y desgarbado, al principio no la
reconocí, pero luego me di cuenta que era mi madre a los 17 o 18 años.
Ella ahora, a sus 37 años sigue
manteniendo la misma figura delgada, pero su cabellera es ondulada
(parece que de joven se lo alisaría) y de color castaña porque nunca le
gustó ser pelirroja, que contrasta con sus ojazos verdes, de senos
medianos y firmes, cintura marcada y cola parada y redondita como una
manzana, mide 1.66 mts. de altura pero como siempre usa sandalias de
tacón parece de más de 1.70 mts, y de tez blanca leche. Además es muy
simpática, siempre anda de buen humor mostrando su sonrisa perfecta y
blanca… en sí, Liliana, mi madre está buenísima.
A un hijo le cuesta ver a su madre como
mujer, pero en esas fotos se veía preciosa con esas prendas juveniles
ajustadas. En varias fotos estaba junto a un chico bastante feo, que
rondaría el metro ochenta, de facciones cuadradas y pelo corto peinado
hacia atrás, con una sombra sobre su labio superior emulando ser un
precoz bigote, ella al lado de este sujeto resaltaba su belleza.
Pensé que sería este tipo, un amigo de
ella, pero empezaron aparecer fotos en las que se los veía juntos,
abrazados bastante acaramelados y otras que salían besándose.
¿Cómo mamá pudo haber salido con
semejante adefesio? Las ropas holgadas que usaba ese sujeto no lo
beneficiaban, lo asemejaban a Nosferatus. En las que salía riendo se le
veían los dientes torcidos y amarillentos, las cejas unidas, ninguna
tenía a favor. Y no parecía ser de dinero, todo lo contrario.
Seguí hurgando en esa caja, encontré un sobre, lo abrí y quedé mudo.
Había fotos de esa joven adolescente, que hoy en día es mi madre, en el campo ¡¡¡Desnuda!!!
En la primer fotografía, estaba asomando
detrás de un árbol, vistiendo solamente un collar, con su pelo revuelto
y una mata frondosa de pelos en su pubis. En la segunda, estaba
recostada de lado sobre la tierra, mirando hacia un costado con la vista
perdida y un mechón de su pelo caía entre sus senos.
Entre las fotos de ella desnuda,
apareció una del adefesio recostado, totalmente desnudo como ella, y con
un enorme pene gordo en su estado normal, reposando a un costado de una
de sus piernas; le llegaba hasta la mitad del muslo, y su enorme cabeza
estaba circuncidada. Ese pene era totalmente desproporcional con ese
cuerpo, a pesar de ser alto.
Quedé boquiabierto. Ahora entendía que le había visto mamá a ese mamarracho.
Una duda cruzó velozmente por mi mente, ¿Cómo una mujer bajita como mami sería capaz de aguantar una cosa como esa?
En otra foto el tipo estaba leyendo una
revista totalmente en bolas, sentado en una silla y su herramienta
venosa parecía más grande.
El dolor de mi erección contenida en mi estrecho calzoncillo me sacó de mi asombro.
Me sentí mal por haberme excitado con mi
propia madre, pero es que en esas fotos ella tendría edad como para ser
mi novia. Y el tremendo pene de su pareja me llenaba de morbo, al
imaginarla siendo poseída.
En esa tarde de fotos encontradas y mis hormonas galopantes, descubrí a mi santa madre como mujer y que de santa no tenía nada.
Acomodé esas fotos en las que estaban en
bolas de nuevo en el sobre guardándolo entre mis pertenencias y las
otras fotos normales en la valija.
Fui hasta donde estaba mi abuela con la
valija para enseñarles el hallazgo, ella fue por sus lentes y nos
pusimos a ver las fotografías en la mesa de la cocina. Me dijo que
pasaron tantos años que las creía perdidas, que seguramente mi abuelo
las había guardado ahí.
Agarré una foto de mamá con ese tipo, en
la que estaban abrazados y le pregunté por ese tipo, mi abuela al ver
la foto se sonrió, comentándome que era un noviecito del barrio, antes
de ponerse de novia con mi papá.
- ¿Pero no lo conoces querido?
- No abu, para nada, no sé quién es.
- Es Juan el verdulero…
Un frio recorrió toda mi columna
vertebral. Ese terrible vergudo no solamente vivía cerca de casa, sino
que lo veía casi a diario yo… y mamá.
Gracias a que a todas las personas mayores le gusta hablar, sin que se lo pida, mi abuela me contó la historia:
- Ellos estuvieron
noviando como 5 años, hasta que Ramiro, el hijo de Don Francisco, el
farmacéutico del barrio, volvió de la Capital donde fue a estudiar
medicina y luego de graduado se quedó trabajando, y puso su consultorio
acá, en la esquina de casa, al lado del local de su padre. Lili se hizo
muy amiga de él y dejó al pobre de Juan para salir con Ramiro con quien
luego se casó y te tuvieron a vos jijiji. El pobre de Juan tenía un
metejón bárbaro con tu mamá, quedó con el corazón partido y le costó
varios años reponerse, aunque creo que nunca la olvidó, por eso sigue
solterón a estas alturas de la vida, era un muy buen muchacho… y como a
Lili nunca le gustó mucho estudiar, tu papá era mejor partido ¿Viste?..
Juncito siempre me cayó bien, no es tan agrandado y soberbio como
Ramiro, siempre que voy a comprar a su verdulería me da una yapa…
Sin darse cuenta mi abuela soltó que
mamá se casó con papá por la posición económica, para asegurarse el
futuro. Vaya con mami, bastante rapidita resultó.
En la televisión de la cocina estaban
pasando “Volver Al Futuro”, la escena en la que la mamá de Marty McFly,
lo besa en el auto y él piensa que su madre es una buscona… Que ironía
del destino.
Cuando regresé a casa todo sucio por el trabajo realizado en lo de mi abuela, mamá me mandó a bañarme.
- Espero jovencito
que hayas aprendido tu lección. Nada en esta vida se consigue sin
esfuerzo, para llegar a ser alguien hay que estudiar y no tomar atajos.
Ahora apúrate que pronto va a estar la cena.
Justo ella me daba lecciones de moral,
desbordaba de bronca. En la ducha por más que refregaba no podía sacarme
lo negro de mis pensamientos, me excitaba recordar esas fotos
prohibidas.
Apenas probé bocado y me fui a mi
habitación para intentar dormir y olvidar todo eso, pero fue imposible,
me daba mucho morbo la belleza y fragilidad de mamá junto a esa horrible
bestia de falo descomunal. Sin tocarme esa idea me produjo una copiosa
eyaculación que manchó mis sábanas.
Pasaron los días pero mi excitación
aumentaba. Un sueño recurrente se apoderaba de mí por las noches, ver en
vivo y en directo a ese garañón con mi madre en plena escena amorosa y
desenmascararla ante mi padre, quien creía que se había casado con la
más pura y angelical mujer.
¿Pero yo estaba buscando vengarme de
mamá por toda la falsa moralina que me hizo tragar o el morbo de verla
como una vulgar puta? Esa pregunta me martirizaba.
Cuando acompañaba a mami a la verdulería
era normal la galantería de Juan hacia ella y su constante piropeo,
nunca me molestó, al contrario, me alegraba que apreciaran la belleza de
mamá, pero ahora todo eso cambiaba, sentía odio, rabia, una sensación
de estrujamiento del estómago, y mi sangre fluir velozmente como si
estuviera corriendo por mí vida.
Para un adolescente como yo no hay peor droga que el sexo y el morbo.
Una tarde como al pasar le dije a mami que había encontrado unas fotos de ella cuando era joven.
- ¿Cómo cuando era joven? ¿Y ahora que soy? ¡Cuando era MÁS joven, querrás decir!
- Bueno má, tenés razón…
Y como quien no quiere la cosa le mostré
una foto en la que se estaban abrazando con Juan y otra en la que
estaban sentados juntos en el sofá de mis abuelos, junto a mis tías.
Su cara cambió, ya no era la simpatía a
flor de piel, un gesto adusto la embargó, era como recordar algo que se
creía desterrado.
Le dije que se veía hermosa, más radiante que nunca y que me gustaba mucho verla así tan feliz.
Ella sujetando firmemente la foto en la
que estaba rodeando con sus finos brazos a su antiguo novio, me preguntó
si de verdad lo creía.
- Por supuesto má, ojalá a esa edad tenga una novia como vos en la foto.
Una de sus manos soltó la foto para acariciarme.
- Gracias amorcito. Es verdad en ese tiempo fui muy feliz y me sentía plena…
- ¿Y ahora?
- ¿Y ahora? Todo
cambia cuando uno crece, se tienen responsabilidades y hay que velar por
la familia y su bienestar, en ese tiempo se es egoísta y solo se piensa
en lo que a uno le genera placer… Ya te vas a dar cuenta cuando seas
más grande.
Me dijo con un dejo de pena en la voz. A partir de esa conversación empecé a trazar un plan.
Cada vez que mami me mandaba a la
verdulería, iba y me quedaba en la puerta esperando que se vacíe para
entrar. Quería que nadie escuche las indirectas que le tiraba
“inocentemente” a Juan.
- ¡Hola querido! ¿Cómo estás?
- Bien ¿Y usted?
- Decime ¿Qué vas a llevar?
- Bananas, pero me
dijo mamá que no le elija pequeñas porque no es de su agrado, sino
grandes, como usted sabe que le gusta a ella…
Sorprendido me miró y balbuceando:
- ¡¿Eh?! ¿Eso te dijo?
- Si, será para
pelar menos en los licuados… esos que toma con mucha leche… ella siempre
dice que la banana con leche es su mayor tentación…
En otra ocasión:
- Hola Juan, mi mamá me pidió una berenjena, pero que esté bien dura…
- ¿Bieeen dddura?
- Sí, y no como la de papá…
- ¡Có cómo?
- Porque papá le
trajo berenjenas blandas y según mami no sirven para nada, y ella quiere
mostrarle como le gustan… por eso quiere una sola.
- Ahhh.
- Y no sabe cómo lo
retó, le dijo no me traigas más esa mierda blanda, andá a lo de Juan a
buscarme la dura berenjena que tiene, así sabés lo que es bueno… pero
como a él le dio vergüenza vine yo.
Otro día:
- ¿Hoy mami que quiere que le llevés, Marcelito?
- Quiere un pepino gordo.
- ¡Uff! (exhaló, tomándose con una mano el corazón)
- Para que le llene toda la cara…
- ¿Si siiii?
- ¡Ajá! Porque se está haciendo un tratamiento facial y necesita que las rodajas le cubran bien la cara.
- Ay, ay, ayyy
- Me dijo que las gordas dan más leche y hacen bien al cutis…
- ¡¿Quéééé?!
- Que las rodas de pepino gordas sueltan más líquido, por lo del tratamiento facial que se está haciendo…
A partir de ese día, ya no necesitaba
esperar a que se vacíe la verdulería, Juan me hacía esperar y me atendía
recién cuando despachaba a todos los clientes, los atendía como
echándolos.
Se lo notaba ansioso y sonrojado.
Cuando acompañaba a mamá los piropos lindos que antes le decía pasaron a tener doble sentido.
Cuando ella le preguntaba si le podía
dar una fruta o verdura determinada él le respondía en voz baja y cerca
de su oído: “Preciosa te puedo dar toda la noche… sin cansarme”.
Si ella le pedía limones, él le respondía: “¿Para qué querés limones? Si ya tenés dos y muy lindos”
Una tarde se zafó, ya cuando nos vio entrar, no le cobró a la clienta que estaba delante de nosotros para no perder tiempo:
- Lili, decime en que te puedo ser útil.
- Mi marido está antojado con sandía.
- Menos mal que viniste vos, porque él no sabe apreciar cuando tiene algo bueno…
Tragando saliva mami eligió una y le
pidió si se la podía calar. Así lo hizo él y cuando terminó le dijo sin
importarle que yo esté presente.
- Me salió un
agujerito chiquito pero se puede ver bien que por dentro está bien rojo y
jugoso, esperando a ser comido… mmm, me hace acordar al tuyo… aunque tu
tajito es mucho más estrechito…
Le expresó con una mano frotándose el relieve de su verga por arriba de su pantalón.
Ella le clavó la vista, le tiró un
billete grande y haciéndome una seña que lleve la sandía nos fuimos del
local. Cuando estábamos llegando a la puerta Juan le dijo:
- Después me corro a tu casa para darte…
- ¿Qué decís? (Le respondió ella)
- Para darte el
vuelto… te vas sin esperar a que te lo dé. Aunque haces bien porque no
tengo sencillo, lo mío es todo grande jajaja
Cuando le pregunté a mamá que le había
dicho el señor ese, haciéndome el distraído, ella me respondió que no
tenía importancia, que no hiciera caso de nada y al llegar a casa la vi
sonreír como una quinceañera.
Desde aquella ocasión ella ya no me
pedía que la acompañara a la verdulería y se vestía algo provocativa, la
falda más corta, los pantalones ajustados, las blusas con uno o dos
botones desabrochados, las zapatillas que usaba en ocasiones, le dieron
lugar a las sandalias de tira y tacón alto.
El juego ahora era mutuo, aceptaba sus insinuaciones y le respondía vistiéndose sugestivamente.
En los horarios en que papá estaba
atendiendo en su consultorio, Juan atendía a mami trayéndole a nuestro
hogar la mercadería que había comprado, para que ella no ande haciendo
fuerza.
“Ciencia y Sudor” el club del barrio y
uno de los más importantes de la zona, del cual somos socios e hinchas,
cumplió un aniversario y organizó una cena con baile para festejarlo. La
sede social del club mide como una manzana y cuenta con un salón muy
grande en forma de “L”, en donde en las 2/3 partes del mismo, acomodaron
a las mesas que albergaban por cada una 8 comensales y en el 1/3
restante, la pista de baile; al fondo, la pista se continuaba sin
divisiones a la derecha con otro salón, en donde por un lado estaban los
baños y la cocina por donde salían los camareros para atender y en
frente un ventanal enorme con puerta corrediza de vidrio que daba al
parque del club, con una arboleda tupida, para refugiarse del sol en el
verano. Esta parte transversal del salón principal es más reservada
porque está fuera de la vista de las mesas y cuenta con varias columnas
grandes y redondas, que sostienen a las oficinas administrativas
ubicadas en los pisos superiores.
A la cena había que vestir formal, papá
se puso el único traje que le entraba púes por su vida sedentaria cada
día estaba más gordo y a sus casi 50 años, le era más fácil comprar
tallas más grandes que hacer dietas.
En cambio mamá estaba esplendida con su
vestido blanco, de finos breteles, y ajustado a su cuerpo hasta por
debajo de la cola, para continuar con un leve volado irregular hasta la
mitad de sus muslos. La tela del vestido y su forma, evidenciaba que
mamá llevaba tanga y que sus pechos estaban sin soutien.
Usó sandalias de altísimo taco aguja con
plataforma y correa al tobillo, combinando con el vestido, el pelo
suelto bien peinado luciendo sus rizos, maquillada sutilmente y
perfumada con Ángel de Thierry Mugler, esta mítica fragancia es una
auténtica bomba aromática que no le dejaba indiferente a nadie.
Nosotros estábamos sentados a la mesa
junto con dos amigos de papá y sus esposas y otro amigo viudo. A un par
de mesas de distancia estaba sentado Juan, quien no pestañaba para no
dejar de ver un segundo a mamá.
Cerca de medianoche ya habíamos cenado
todos y papá y sus amigos de toda la vida, tan borrachines como él,
bebían y contaban las mismas anécdotas de siempre. Las mujeres
chimenteaban para no aburrirse.
Me levante para ir al baño y a pesar que
la mesa de Juan no estaba en esa dirección, fui a saludarlo y
comentarle que era una pena que papá no saque a bailar a mamá con lo que
le gusta.
Al regresar observaba que Juan estaba
dubitativo, sin animarse a sacarla a bailar, entonces decidí darle una
mano y la saqué yo. Mamá saltó de su silla encantada con mi gesto y nos
encaminamos a la pista, con la jarana que reinaba en nuestra mesa, dudo
que alguien se haya dado cuenta de nuestra ausencia.
La llevé hasta el final de la pista con
la excusa de poder bailar más cómodos sin tanta gente al lado. En
realidad para alejarnos de la vista de papá y cualquier indiscreto, con
la esperanza de que Juan se nos acerque.
Terminamos de bailar una pieza cuando siento que me golpean el hombro y escucho:
- ¿Caballero me
permitiría bailar con su bella madre? Ya que soy un pobre hombre con
ganas de bailar que no posee pareja… jajajajaja
Era Juan que sin esperar mi respuesta,
me apartó y se puso a bailar con ella. Para su suerte, las luces de la
pista bajaron y comenzaron los lentos, la poderosa “Is This Love” de
Whitesnake rugía de los bafles.
La distancia entre sus cuerpos se hizo
mínima, ella apoyó sus manos en los hombros de él, situando sus codos a
la altura de su torso para evitar que Juan siguiese avanzando sobre
ella. Las manos del verdulero corrían por la espalda de mamá para
atraerla a su cuerpo.
Costándome apartar la vista sobre ellos, miraba en dirección a papá por si la buscaba, pero él continuaba emborrachándose.
Cuando terminó la canción los brazos de
él la liberaron y mamá volvió a mi dirección para bailar conmigo. Pero
él se acomodó a un costado, esperando que culmine ese tema para tomar mi
lugar.
Con cada balada, ella bailaba con ambos,
alternadamente, pero con el correr de los minutos, él iba soltándose y
tomando más confianza. Sus manos ya no se deslizaban por su cuerpo, lo
sobaban. Le amasaba las tetas, le apretaba el culo y se agachaba un poco
para hacerle sentir la dureza de su gigantesca pija, la asquerosa boca
de él, le exhalaba su pútrido aliento sobre la cara de ella. Juan
fallidamente intentaba besarla, pero mami le negaba la boca inclinando
su cabeza hacia un costado y atrás, con este movimiento él aprovechó su
cuello para morderlo. La cara de ella daba hacia donde yo estaba pero
tenía sus ojos cerrados.
Para evitar que llegue a mayores, tomé a
mamá de la mano y la atraje hacia mí, sus ojos esquivaban a los míos,
no emitía palabra, estaba como ida, la notaba agitada, su respiración
era cálida. Él estaba como una bestia hambrienta a la que le robaron la
presa, me daba un poco de miedo, por eso, sujetándola por la cintura la
encaminé hacia la parte más reservada del salón, cerca del ventanal,
para alejarnos, que tomara algo de aire y se recompusiera.
A nuestro alrededor había pocas parejas besándose mientras bailaban, sin darle importancia a nada.
Antes que concluya el tema y empiece a
sonar "Careless Whisper" de Wham, me la arrebató enérgicamente y la
llevó a la parte más oscura. Mamá era como una muñeca de trapo de la que
tironeaban dos perros… pero uno era un chihuahua y el otro un mastín
napolitano en celo.
Sin darle tiempo a que reaccionara, le
estampó un beso apasionado, con su gruesa lengua le abrió la boca y
escarbó en lo más profundo de ella. Con una mano la sujetaba de la nuca y
con la otra le oprimía las tetas. Lejos de intentar zafarse,
entrelazaba su lengua con la de él, por las comisuras de sus bocas,
caían hilos de saliva.
La mano derecha soltó la nuca y bajó a
estrujarle el carnoso culo, por debajo del vestido, sus gordos dedos
corrieron la tanga y expugnaban el canal de sus orificios, haciéndola
gemir.
Absorto no me perdía detalle de la escena.
La apoyó de espaldas sobre una de las
columnas y ella enlazó una de sus piernas a la de él, pasado no sé
cuánto tiempo, separaron sus bocas y la cabeza de Juan bajó hasta
situarse sobre el seno derecho y lo chupó con desesperación, mamá se
dejaba hacer y enredaba con sus dedos los cabellos de él.
Juan llevó una mano de mamá a su
bragueta, la obligó a que le baje el cierre y meta su fina mano por la
abertura para que le manosee la verga. Cuando sus delicados dedos
sintieron la dureza de la rugosa poronga, reaccionó ella intentando
marcharse, él se lo impidió rodeándola con sus brazos, intercambiaron
palabras, pero desde donde me ubicaba y lo alto de la música no
alcanzaba a escucharlas, ella negaba con la cabeza, él se desabrochó el
pantalón y sosteniéndose con una mano la pija, la frotó en la concha,
por sobre la tanga, mamá se mordía el labio. Juan volvió a decirle algo
al oído y ella afirmando con su cabeza, le guardó la pija con trabajo en
el pantalón. Miraron para los costados, alcancé a esconderme detrás de
otra columna, él salió al parque y mamá intentó encontrarme, al no
lograrlo, fue tras su ex novio, aguarde unos minutos y los seguí.
Cuando salí todo estaba obscuro y no los
divisaba, caminé sin rumbo fijo tratando de no ser visto y unos
quejidos ahogados me ayudaron a dar con ellos.
Él estaba reclinado sobre un árbol y
mamá en cuclillas chupándole la pija, la sostenía con sus dos manos y
sobraba carne, con una mano le acariciaba los pesados y peludos huevos y
con la otra lo pajeaba. El glande le llenaba toda la boca y no la
dejaba engullir más centímetros de verga.
Sin soltarla, de a ratos se la sacaba de
la boca y besaba suavemente sobre la morada cabeza, jugaba con su
lengua con ella y la volvía a devorar. Sus hundidas mejillas era
inequívoca señal de la fuerte mamada.
Él se tensó y bufando le aferró la
cabeza, mamá lactó vigorosamente la polla hasta extraerle el relleno
cremoso. Un cuantioso caudal de leche inundó su boca, logrando tragar
los primeros chorros, pero para no ahogarse se alejó del pito y las
siguientes eyaculaciones impactaron en su cara; borbotones de semen
colgaban de su rostro, con la mano de la alianza matrimonial exprimió
la verga hasta sacarle la última gota y untarla en sus labios.
- Cómo la extrañaba papi… mmm…
- Sabía que tarde o
temprano volverías a mí ufhhhh, que el bola de grasa de tu marido no te
llenaría oghhhhh… ahora acostate y abrite bien que quiero cogerte ufff
- ¡Nooo! Me están
esperando mi hijo y mi marido… el trato fue que te la chupe para que me
dejes ir y no me la entierres delante de todos en la pista de baile
- Dale trolita, dejete un poquito, solo la puntita… todavía la tengo dura por vos
- Ahora me tengo que ir volando es tarde…
Él le restregaba la pija por las tetas y punteaba fuertemente en sus pezones erectos.
Mamá se levantó, se quitó la tanga para
secarse la cara, el cuello y los senos con ella. Juan aprovechó que no
tenía calzones, se acomodó detrás y pretendió garcharla.
- ¡¡¡Dejame!!! Hijo de puta, ya te la chupé
- Sabes muy bien que la querés…
- Sii, pero ahora no, tengo que irme yaaaaaaaaa
- ¿Si ahora no, entonces cuándo?
- Otro día… pasó por la verdulería y arreglamos pero permitime ir…
- No llegás a venir, voy a tu casa y te violo con tu familia presente
Juan se subió los pantalones, la ayudó a
arreglarse y se guardó en el bolsillo la tanga mojada con sus esencias
como sello del pacto.
Regresé al salón, antes que me vieran, al rato entró ella sola, él permaneció dando vueltas por el parque para disimular.
- ¿Mamá dónde estabas? Te busqué por todo el lugar.
- Eeee estaba en el
baño, es que Juan estaba muy cargoso y no había forma de sacármelo de
encima, esconderme ahí fue lo único que se me ocurrió.
- ¿Y dónde quedó él?
- ¿Cómo quieres que lo sepa si yo estaba en el baño? Nunca escuchas a tu madre…
Se da el tupé de regañarme la muy perra;
estuve a punto de mandarla a la mierda, decirle que la había visto y
que era una puta barata, pero me sujetó del brazo y me dijo:
- Escucha que lindo
tema están pasando, “Listen To Your Heart” de Roxette, esto bailaba yo
cuando tenía tu edad. Vení vamos a bailarlo.
Cuando tenía mi edad ¡Ja! Y ya se estaría revolcando con el pito largo…
Me abrazó y lo bailamos apretaditos como
si fuéramos novios. Sus duros pezones se clavaban contra mi pecho y de
su cara emanaba un olor rancio pero subyugante que impregnaba mis fosas
nasales, su cuello estaba morado con marcas de dientes, no podía
permitir que papá la viera así, tenía que avisarle.
- ¿Má que te pasó en el cuello que está lastimado?
- Eeeeeeeemm… uhhh,
me habrá picado un mosquito y me rasqué, esooooooo, eso, sabes que soy
alérgica a los mosquitos
Y sin decir más, me sacó la corbata y se la enrolló es su cuello como si fuera un pañuelo.
Cuando me llevó a la rastra hasta
nuestra mesa, pude ver como el triangulito de pelos obscuros de su
vagina que al no tener bombacha, se transparentaba por el vestido. Al
llegar, papá y su amigo viudo estaban al borde del desmayo, los otros ya
se habían marchado.
Mamá dándole un beso en los labios a su marido le dijo que ya era hora de irnos.
¿Acaso se habría olvidado que esa boca
estuvo repleta de semen? De todas formas con el olor a alcohol que salía
de la boca de él, los espermatozoides vivos de Juan, fueron condenados
de muerte.
Nos costó trabajo llevar a papá hasta el auto y obviamente tuvo que conducir mami.
En el transcurso de la semana, los
llamados telefónicos de Juan a mamá eran constantes y ella tenía miedo
de contestar, pidiéndome a mí que lo hiciera. Los recados siempre eran
del tipo:
- Decile a tu mami
que mi paquete la está esperando, es muy grande y cuanto más tarde en
re-cogerlo, crece su tamaño…
- ¿Qué paquete Juan?
- El del pedido que me hizo los otros días.
- ¿Por qué no se lo traes a casa?
- No es mala idea, pero no sé si a tu padre le va a gustar ver a tu mamita con mi paquete… jejeje
- ¿Y por qué no?
- Se puede poner celoso…
- ¿Celoso?
- Si, del tamaño de
la berenjena que tengo… ya tu sabes, tu padre siempre que compra en otro
lado, porta cosas pequeñas… por eso tu madre viene siempre acá, ella
conoce a la perfección que todo es grande en mí… negocio. Ella no creo
que quiera hacer quedar a Ramiro como un inútil.
Cuando le daba el recado, mami se sonrojaba de los nervios, aprovechando yo para ponerla más incómoda:
- ¿Má y es cierto que todo lo de Juan es grande o lo dice para fanfarronear?
- Que va… es inmenso lo que tiene…
- Cuando voy, a mí no me parece que tenga cosas tan grandes.
- No te habrás fijado bien cariño…
- ¿Cuál es la diferencia entre el tamaño de las hortalizas de Juan y de las otras verdulerías?
- Que todo lo grande es mucho más sabroso…
- ¿Y por qué no vas a buscar el paquete de Juan?
- Ehhhh, ejm… porque la cuenta es muy… abultada…
- Pero si tenemos dinero.
- Pero papá si se entera, me mata…
- ¿Por?
- Pues… eeeeeee,
pues… porque él es medio tacaño y me reta si gasto por demás… Y ya deja
de hacer tantas preguntas bobas y ve a hacer la tarea.
Una tarde volví a casa antes del club y
encontré a mamá arreglada más de lo usual saliendo de casa, le pregunté a
dónde iba y me respondió que a la verdulería por el paquete. Le dije
que la acompañaba y por la cara que puso no le gustó en lo absoluto.
Cuando llegamos, al verdulero se le salían los ojos (y posiblemente otra cosa del pantalón).
Cuando terminó de despachar a la poca clientela que había, fue hasta la puerta y puso el cartelito de “cerrado”.
- ¿Juan por qué cerras si es temprano todavía?
- Para atender mejor a mami y darle mi paquete tranquilo…
- Dáselo acá, ¿Para qué tanto lío?
- Es que este es un
pedido especial… por la vieja amistad que tengo con Lili… no tomo
recados de otras personas, sólo de tu mami, si las clientas ven el
paquete que le doy a ella, me van a pedir lo mismo y no daría abasto…
- Y a mí tampoco me gustaría… (respondió ella inconscientemente) que no dé abasto, a eso me refiero…
- Lili pasá a la trastienda así te doy, vos nene por favor quédate acá vigilando que nadie entre, eh…
- Si si, esooo… hijo por favor quédate acá vigilando el negocio y no entrés por nada del mundo…
- ¿Por qué no quiere que entre a la trastienda?
- Porque la
cerradura de la puerta me anda mal, para que no entre nadie tengo que
bajar la persiana, por eso te pido que te quedes acá, para que nadie
entre a robar, en los minutos que voy a estar con mamita.
Tomándola de la cintura la condujo a la trastienda, que es un depósito para la mercadería y que comunica con su casa.
Creo que por mi cuerpo pasaba más
adrenalina que por el de mi madre, si bien estaba en una verdulería
sabía muy bien que ella iba al matadero.
Esperé un rato largo y con sigilo, corrí
la cortina de tela que separa la tienda del depósito, di unos pasos
pero no había rastro de ellos, solo cajas con hortalizas y bolsas
arpilleras, imaginé que estarían dentro de la casa, fui hasta allá y
entré con mucha precaución de no ser visto, cerca de la sala estaban
ellos sentados en el sofá, él la estaba besando efusivamente, sus manos
se perdían en el cuerpo de ella que estaba inerte.
- No te resistas al
placer… te estas negando y ambos sabemos que lo deseas, que lo que pasó
en el club no fue un accidente.
- Pero estoy casada…
- ¿Y Ramiro cómo se va a enterar, si no se lo vamos a decir?
- Es muy peligroso… alguien podría vernos…
- Estamos solos Lili.
- Es una locura… es muy peligroso.
Sin dejar de besarla, mientras hablaba
con ella, sacó del pantalón su verga y tomando una mano de mamá la puso
sobre ella, masturbándolo; la mano de él sobre la de ella marcaba el
lento e ininterrumpido ritmo de arriba abajo.
Con la otra mano desabrochaba uno a uno
los botones de la blusa hasta abrirla, continuó su camino hasta alcanzar
el broche de apertura frontal del corpiño (¿habrá elegido ese tipo de
brasier tan fácil de abrir a propósito o fue casualidad?).
Liberados los pechos se dedicó a
chuparlos, ella suspiraba y repetía que era una locura, sin soltar la
verga que con cada sacudida crecía en tamaño y grosor; ya no era
necesario que la mano masculina le marcara el ritmo de la paja.
La claridad que entraba por la ventana
me permitía apreciar detalladamente ese pollón musculoso y gordo,
nervado de gruesas venas, que mediría de largo alrededor de 30 cms. y
con dos kiwis por huevos, era tan ancho que la mano de mamá no podía
abarcarlo. Temí por la integridad de ella, tenía ganas de entrar y
rescatarla del peligro, pero las caricias que le daba a Juan en su
rostro, y el acelerado ritmo que le imprimía a la paja, me hizo dudar y
recordar que ella conocía muy bien como manipular esa arma y su poderío.
Él se paró para desnudarse íntegramente,
la tremenda pija no condecía con su cuerpo huesudo. Para alguien con la
cabellera ensortijada, larga y desprolija, dientes torcidos y con
sarro, barba de 4 días, sucio y feo, tener a su lado una mujer preciosa y
fina como mamá era un premio desmedido y sin lógica.
Sin modales y a lo bruto la desvistió,
le despojó de lo que quedaba de la blusa y corpiño, producto de la
desesperación le retiró la pollera rompiéndole su cierre y le arrancó la
tanga, la dejó únicamente con los zapatos para que no sea tan baja para
él.
- Llevo ya mucho
tiempo esperando este momento, putita no puedo esperar más a tenerte…
mirá lo dura que me la pones…
Dijo, arrojándola al sofá y abalanzándose sobre ella.
Con movimientos bruscos de cadera intentaba ensartar a mi madre.
- No, noo, noooo… despacito, despecitooo que hace años que no me penetra algo tan grande…
- ¿Por eso viniste a
buscarme, eh? Porque el cornudo de tu marido tendrá billetes pero la
picha corta jajajaja, su dinero le sirve para llenar tu monedero pero no
tu coño jajajaja…
- No puedo, nooooo
puedo, perdóname pero no me entra… (se retorcía al sentir como ese
estilete intentaba entrar en ella pero no era posible)
- ¡Mierda! O mi pija
es muy grande o tu conchita muy chica pero esto acá no entra… ¡Perra
quédate quieta!… (se escupió la poronga y sujetando los tobillos de mi
madre, llevó sus piernas para adelante y las separo formando una “V”,
acomodó el glande en la abertura vaginal y con un fuerte golpe de pelvis
que acompaño con el peso de su cuerpo dejándose caer un poco hacia
adelante la penetró finalmente un par de centímetros)
-
¡¡¡HAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYY!!! Hijo de puta sácamela que me duuuuuele…
haaaaaaaaaaay me estas partiendooooooo… ¡¡¡SA CA LAAAAAAAA!!!... me
dueleeee muchoooo (gritaba, pataleaba y con sus puños golpeaba el pecho
de Juan)
- Tranquila que
desde que llegaste sabias muy bien que de acá te ibas a ir con la concha
reventada… bien reventadaaaa… mmmmmmm… como me aprieta… ¡Que
placeeeeeeeeeer!.. Ya te entró la cabezaaaaaaaahhh…
Luego que la cadera de él permaneciera quita por varios minutos, comenzó a bombear metiendo más centímetros con cada movimiento.
- ¡Aah!... ¡Oh por
Dios!... ¡Maldito desgraciado me estás desgarrandooo!... ¡Arghhh!...
ufff uhhhhhfff… hijo de puta nooooo…
Mi mami lloraba, pero las lágrimas
recorriendo sus mejillas no lograron conmoverlo, el degenerado en lugar
de parar, seguía metiéndoselo poco a poco y no se detuvo hasta que le
introdujo la mitad de esa verga descomunal.
- Deja de gritar
trola o tu hijo te va a escuchar… ohhhh y pooor más que venga y vea a su
madre despatarrada cogiendo como una putaaaa… mmm… no pienso sacártela…
Ella se mordió el labio inferior hasta hacerlo sangrar, para contener sus alaridos, pero el dolor que sentía era muy intenso.
- Sentila… sentí
como mi verga te estira la vagina ahhhh… siento que vuelvo a desflorarte
putita… para mí esta conchita está estrechita pero para tu cuerno va a
estar agrandada ughhhhhhh… la va a tener que meter entre almohadones
para sentir algo jajajajajaja… tu coñito está palpitante… ¿Cuánto hace
que no te sucedía esto, eh?... contéstame guarraaaahh… dale… mmm…
Le pegaba fuertes estocadas, hundiendo más carne a modo de tortura para hacerla hablar.
- ¡Solo con
vooooooooos! Uhhhhhhhhhhg… con nadie máááááássss… No la aguantoooh…
aflojá un poco, la puta que te parió… ¡Ayyyyyyyy!... me eeeeeeeestashhhh
rompiendooooooo… uhhhhhhhhh... ¡QUE PIJAAAA!.. pará de empujar y cógeme
asííííí… mmmm… siiiii… no me metas máááááás…
- Aflojate que estás
muy tensa… mmm… gozala atorrantaaa… estás empapada… ufff… te estabas
muriendo por tener un macho ooooooooouhhhh…
- ¡Ayyyyy!.. te lo suplico oooh, por favor sácamela un pocooooooooogh… uyyyyyyy… me estáááás abriendoooog…
Ignorando su malestar y apretándole las
tetas, bombeó con fuerza y mayor intensidad, y siguió así hasta que su
vagina, se adaptó a su bestia.
Esa polla estaba venciendo todas las resistencias de mi madre, que a duras penas, aguantaba esa tremenda cosa adentro.
Mami había cambiado, empezaba a gozar,
lo había sido sólo dolor ahora se fusionaba con placer, gemía soportando
los vaivenes de su amante, ya no gritaba que se la sacara, ahora pedía
que no le acabe dentro porque no se cuidaba.
Al escuchar eso desde mi lugar sentía
que me asfixiaba, las tripas se me revolvían y mis piernas no soportaban
el peso de mi cuerpo.
Ellos siguieron así por más de 15
minutos, Juan no entendía de suavidad y mamá se acostumbraba a eso,
rodeándole la cintura con sus piernas y sincronizando sus movimientos
con los de él.
- ¡Qué
apretaditaaaaaaaaah!... mmm… ohhhh, se te ha cerrado en mi ausencia…
ufff… no voy a dejar que vuelva a pasar… aaaammm… a partir de ahora vas a
ser mi puta y no vas a pasar más hambre de rabo…
- Ohhhhhhh… siiiii,
soy tu putita… ahhhhhhhhh, madre míaaaaaaaaaa… ¿Te gusta romperme, no?..
uuaagghhh… sos un hijo de putaaaaa…
- ¿Te gusta, eh putita?
- ¿Qué si me gusta?
oooooooyyyy… me cago en la puta madre que te pario… mmmm… me estás
mataaaaaaaandoooohhh…aaaaauuuyyy… como me cogeeeeeeeees… asi asiii
assssssssiiiiiii… soy tu putiiiiita… ¿Te gustaaaa tu putita, eh
cabrón?... ahhhhh…
- SIIIII… vas a pagar con carne haberme abandonadoooo…
- ¡Joder!.. que
gusto me daaaaaaaaas… madre mía de mi vidaaaaaaahhh… me llega hasta la
matrííízzz… dame duro por ser bien putaaaaaaaa… me estás dando duroooo y
me encaaaaaaaaaa…
- ¡Soy tu machooooo! Uhhhh… siempre lo fuiiiiiiii… soy tu dueñooooo…
- Ahhh… mi conchita te extrañabaaaa…uuuuuuhhh
- Que puta sooooohhhs…
- Me encanta ser tu putaaaaa… mmmmee encantaaaaaaaaggggg…
- ¿Tenés la concha calienteeee?... ehhh… ¿La tenés caliente? contéstame perraaaaaaahh…
- Siiiiiiii… calentita para vooooooos…
- Asiiiii… esoooo… tu coño me estaaaaaaaaa ordeñaaaaaaaandooo…
- ¡¡¡Me corrooooooooooohhhhh!!! Ooooooggrrrr…siiiiiiiiiiii… rómpeme con tu verga giganteeeeehhh…
- Tomááááá… trola de mierda, tooooooomááá miii lechitaaaaa ricaaaaaaah ahhhhh… peerrrraaaaaaahhhh…
-
¡¡¡NNNNNNNNOOOOOOOO!!!.. oooooommm… dentroooo miooo nooooooooooo… ¡La
concha de tu madreeeee!.. hijoooo de putaaahhh… me estás
llenandooooohh… (gritaba temblando)
- Ninguna puta le va
a decir a su macho lo que tiene que hacer… ¡PLAF! (una sonora chateda
enrojeció la mejilla izquierda de mamá)
- ¡Ayyy!... Uuuuuummmmm… sssssssss…
Él estuvo sobre ella unos minutos,
cuando se la sacó escuché seco “PLUP”, la vagina estaba muy abierta,
perforada como una “O” y desbordante de leche. Juan a pesar del polvo
que se echó, el monstro lo tenía enorme, seguía dando miedo.
- Ahora límpiamela
bien y vestite que se te hace tarde y el pendejo va a romper las bolas
con preguntas boludas.
Le limpió la poronga hasta no dejar
rastro de la acabada. Mientras Juan se vestía ella se iba a limpiar con
su tanga rota, pero él no la dejó, apartándole la prenda le dijo:
- Nada de eso,
quiero enviarte a tu casa enlechada, para que tu marido se vaya
acostumbrando a sentir mi olor en tu cuerpo, que sepa que recuperé lo
que es mío.
- ¿Vos sos loco? No puedo volver a casa así… ¿Mirá cómo me dejaste?
La apretó del cuello y le dijo:
- Perrita entendeme
bien, ya se terminó la época en que vos decidías, yo soy tu macho y hago
lo que se me cantan los huevos con vos ¿Entendés?, ¿O querés que yo
mismo te lleve a lo del cornudo así en bolas como estás?
- Noo, ni se te ocurra, por favor…
- Y para que no se te olvide te voy a romper el culo
- No se me va a olvidar, de verdad… por el culo no… nunca lo entregué… acordate que nunca pudiste…
- Porque te trataba
como una novia y no como lo puta que sos y como toda atorranta tenés que
tener el culo bien abierto.
La tiró sobre el sofá, la desclasó para
que no lo lastimara con los afilados tacos y la acomodó a lo perrito,
con las piernas abiertas y el orto en pompa, sus codos y tetas apoyados
sobre los almohadones del asiento. Ella unió sus manos a modo de ruego,
pero nadie hizo caso a sus plegarias.
No sé si por la mezcla de miedo y sexo,
por el morbo o vaya a saber por qué, pero a mi madre la veía en ese
momento más hermosa que nunca, esperando ser desvirgada por primera vez.
Iba a ser participe no invitado de un acontecimiento histórico en la
vida de ella.
El tipo fue hasta la cocina a traer detergente para untar bien en el pito y en el orificio anal de mami, a modo de lubricante.
Con un dedo penetró el ogete maternal y
lo movió en círculos, luego sumó otro dedo y otro, para finalmente unir
sus 5 dedos y con mucho más detergente colarlos y agrandar la abertura.
- Ya está trabajado, ahora putita relájate mucho y poneme flojita la cola…
Acomodó el hongo de su cabeza en la
abertura anal y haciendo fuerza para adelante se ayudó con los dedos de
una mano, que apretaban el glande hacia adentro… pero no había caso. Se
quedó quieto descansando unos segundos en los cuales respiró profundo
varias veces y volvió a la carga con lo mismo, pero esta vez, con el
brazo izquierdo abrazó la pelvis de ella y la atraía hacia su cuerpo
mientras este avanzaba para adelante, de esta forma logró mínimamente
introducir parte del glande.
Inclinó su torso sobre ella y
sujetándola firmemente de ambos lados de la cadera, pegó un violento
impulso irguiendo su torso y tirando de las ancas de mi madre en
dirección a la base de su verga, logró pasar todo su cabeza. Un
estruendoso:
- ¡¡¡NNNNNNNNNNNNOOOOOOOOOOOO!!! ¡Sacamelaaaaaaaaaa!
Retumbó en toda la casa.
El degenerado aprovechó el grito para enterrarle más carne y sin clemencia empezaba a bombearla.
Arqueando su espalda mamá arañaba el
sofá, tiraba golpes de puño hacia atrás, mordía los almohadones,
pateaba, quería zafarse pero estaba bien sujeta de las nalgas y
estaqueada con la barra de carne en el culo.
- Estoy pariendo por
el culo… ¡Haaaaaaaaaay!... sacameeeela por favor te lo pidooohh… aunque
sea un poquito hijo de mil putaahaaa…
Para controlarla mejor, la apretó contra
el sofá limitando sus movimientos y sepultó la pija más profundo; mamá
estaba acorralada, sin escapatoria y con la desbastadora verga avanzando
más terreno en su interior.
Era un mete-saca enérgico y profundo. A
pesar de la violencia se notaba que Juan amaba a esa mujer con pasión
desbordada, la quería doblegar con su virilidad.
Una vez introducida más de la mitad de
su verga, con una mano tironeaba del pezón del seno derecho, lo
pellizcaba y prodigaba de besos a todo el ancho de su espalda. Le
susurraba cosas inaudibles en el oído.
Sus pesados huevos chocaban contra los
cachetes del culo de ella “PLAF-PLAF”, dándome cuenta que ya lo
increíble pasó a ser real, mamá estaba empalada por toda esa monstruosa
verga.
Las convulsiones de mi madre eran cada vez más tenues, levantaba sus pies y quejía apagadamente.
Esa tranca no solamente le había
destrozado el orto sino también su resistencia. Habiéndose percatado de
esto, él la penetraba lentamente pero más profundo, la sacaba hasta el
cuello del glande y se le la enterraba bruscamente hasta los huevos, una
y otra vez.
Ella estaba exhausta, sin fuerzas para
oponerse, se dejaba penetrar levantando lo más que podía la cola. Le
entregaba el culo a su conquistador.
Apenas emitía un leve “ay ay ay” con cada encajamiento.
La culió incansablemente por más de
media hora hasta que anunció que estaba por acabar, se la sacó de las
profundidades del ano y sin previo aviso se la enterró así como estaba,
manchada de mierda y sangre por la concha, llenándosela nuevamente de
leche. Mamá parece que había aprendido su lección, porque no le
recriminó a pesar de estar en sus días fértiles y no tomar
anticonceptivos.
Del profanado orto escurrían hilos de sangre y materia fecal. El ano le quedó abierto del tamaño de una pelota de golf.
Después de estar tirado sobre ella
pesadamente por no sé cuánto tiempo, se la desenterró y se la dio para
limpiar, ella a pesar de las arcadas que le producía, la cabrío con su
saliva y lamidas hasta dejársela brillante. En agradecimiento él le dio
un ardoroso chupón en el pezón inflamado como una fresa, producto de los
pellizcos.
Mientras Juan se vestía ella seguía tirada despatarrada con su espalda apoyada sobre el sofá, acariciándose la teta masacrada.
- ¿Te vas a apurar o querés que llame a tu hijo para que te ayude a vestirte? (parcamente dijo Juan)
Sin emitir palabra busco sus prendas y se las puso, la blusa la dejó por fuera de la pollera para tapar la rotura del cierre.
Aproveché ese momento para volver a la tienda y fingir que no presencié lo que hicieron.
Cuando por fin aparecieron, mamá estaba
hecha un desastre, despeinada, el maquillaje corrido y algunos grumos
blancos espesos corriendo por sus piernas.
- ¿Mamá que te pasó? Tenés el maquillaje corrido.
- ¿Ehhh? Essss que hacía mucho calor ahí dentro, la transpiración me lo arruinó… eso…
- Y quedó muy mojada jajaja (dijo Juan sarcásticamente)
- Pppor la transpiración cariño… era un horno esa habitación…
- Marce si vieras lo
calentita que estaba… la trastienda… y apretadita, me ha costado entrar
ahí… por la mercadería (expresó Juan)
- ¿Mamá y el paquete que fuiste a buscar?
- El paquete a tu madre la ha hecho polvo jajajaja
- Hijo es queeeeeee
el paquete se me ha caído encima, estaba muy alto y cuando intentaba
bajarlo se me ha venido abajo y se hizo polvo… por eso también estoy
como estoy…
- ¿Pero mamá con lo bajita que eres, por qué no te lo ha bajado Juan?
- Es que tu mamá
quiso probar que todavía está para esos trotes y que podía… ¡Y vaya que
puede! jajajja (se adelantó a contestar Juan)
- ¿Qué ha podido?
¿Pero si dijeron que lo hizo polvo? (Preguntaba con maldad, tratando de
incomodarlos lo máximo que podía para cobrarme lo que me hicieron pasar)
- Y no sabés que
polvo que echó… cuando se vino abajo jejejeje, era un paquete muy
grandote y duro y ella sola lo derribó jajajaja (dijo Juan)
- Bueno hijo, vamos a casa que es tarde y tu padre está por llegar…
- Seguro Ramiro
querrá abrazar y besar a tu madre y no es bueno hacerlo esperar, el
pobre no sabe el regalo que le espera jajajaja…
- ¿Qué regalo? (pregunté)
- Es que lo mínimo
que puedo hacer es llevarle a Lili otro paquete cuando esté listo, para
compensarla por el esfuerzo… y con la tacaño que es Ramiro se va a poner
muy contento cuando sepa que es gratis, que es un regalo… jajajaja
Cuando salimos de esa inmunda
verdulería, me dijo que antes de ir a casa iba a pasar por la farmacia,
que si quería la espere en casa, pero decidí acompañarla.
Rengueaba levemente al caminar.
Extrañamente no fue a la farmacia de mi
abuelo, donde vamos siempre, cuando le pregunté el motivo, me dijo que
era porque tenía que comprar algo femenino y le daba vergüenza pedírselo
a su suegro.
Cuando estábamos en la farmacia, al
momento de ser atendidos, mami me mandó a pesarme, para que yo no
escuchara, pero como la balanza no estaba lejos, la oí pidiendo crema
antihemorroidal y una caja de anticonceptivos, de esos del día después.
Respiré aliviado, lo único que faltara es que esa bestia dejara preñada a
mamá.
------------------------------------------------- FIN---------------------------------------
Gus Becker & Marcel Milord.
Me encantó este relato, me causan mucho morbo sus relatos, a este le doy un excelente 10 nada que criticarle, los relatos de madres emputecidas por vergas grandes son de mis favoritos, sigan así. Me estoy volviendo un admirador de sus buenísimos relatos. Felicidades 👏
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