Luego
de lo que ocurrió aquella noche, al salir de la disco, decido hablar
con Mauro directamente, nos encontramos por el centro y mientras
tomábamos un café le conté que los espié cuando estaban en el
asiento de atrás de su auto y que escuché la conversación
telefónica que tuvo con Mariana, se quedó en silencio un instante,
mirándome y me dijo:
- Ella me contó que tu fantasía era verla coger con otro, no obstante ya esta hecho, cogimos, a ella le gustó y a mi también... si vos deseas que no la vea más, esta bien, no la veo más, yo no quiero perjudicarlos ni romper un hogar, yo también soy marido y padre...
Con
su respuesta me dejó en silencio, perplejo, sorprendido por su
franqueza y sinceridad.
- Si no interviniste cuando nos viste coger, quiere decir que te gustó y lo aceptaste… ¿O estoy mintiendo?
Sabiendo
que en ese instante se jugaba una carta importante en las vidas de
Mariana y mía, le contesté:
- Si, me encantó verla feliz... y en el fondo quisiera que lo hagan de nuevo, pero me gustaría que me permitas estar presente... con la misma franqueza que usaste conmigo, me calentó mucho espiar como le partías la concha, mi cuerpo se llenó de adrenalina como nunca antes había sentido...
Mientas
escuchaba mis palabras Mauro asentía con la cabeza, cuando finalicé
me abrazó palmeándome la espalda y pidió dos whiskys.
- Es para sellar nuestro pacto de amistad y darte la bienvenida a tu nueva vida cuckold.
Charlamos
casi dos horas, como grandes amigos, antes de irnos me expresó:
- Cuando arregle con tu esposa, te llamo y te aviso el día, la hora y el lugar en que nos vamos a encontrar y coordinamos así puedes vernos...
Nos
despedimos cordialmente y a partir de ese momento, me invadió una
ansiedad y un nerviosismo excitante, raro e inusual en mí, no veía
la hora de que llegara el día.
Después
de seis largos e interminables días, desde aquella noche en que me
fue infiel, con Mariana no volvimos a tener relaciones sexuales, por
dos razones, una porque a ella le vino el período y la otra porque
no sé... instintivamente nos evitábamos, ella estaba rara, como
adormilada todo el día, sumida en sus pensamientos, a pesar de no
coger la relación cotidiana mejoro y nuestro trato mutuo también,
comencé a ayudarla más activamente en todos los quehaceres de la
casa y el cuidado de nuestros hijos, estaba como más enganchado con
ella. Una noche, después de cenar, los chicos estaban en sus cuartos
y nosotros en la sala, sentados en el sofá, abrazados viendo una
serie en Netflix, y se dio esta charla:
- Gracias cielo por todo lo que me ayudarme hoy...
- ¿Mariana vos no me estarás metiendo los cuernos?
- ¡Eh! ¿Por qué lo decís? -preguntó alarmada-
- Porque dicen en la calle, que los maridos que son buenos y tratan a sus esposas como reinas, le regalan flores, las complacen en todo, siempre son engañados... y yo ahora te estoy ayudando a lavar, a cocinar y en las demás tareas del hogar...
Ella
respiró aliviada, me miró, sonrió y pícaramente me dijo:
- Cuando jugamos en la cama vos siempre me decís que te gustaría verme con otro... y bueno, quizás tu fantasía se hizo realidad...
Seguimos
hablando en tono de broma y nos fuimos a dormir.
Y
al fin el llamado de Mauro indicó que llegó el día “D”, el
lugar era una casaquinta en la zona de Castelar, no muy grande,
bastante arbolada, con piscina y quincho, los amantes llegaron a las
diez de la mañana, previo a encontrarse en la Ruta Panamericana. Yo
ese día salí como lo hago todos los días para mi trabajo, y anduve
dando vueltas hasta que se hizo la hora, el nerviosismo y la
excitación se transformó de golpe en calentura y en una erección
enorme que me dolía.
Un
embotellamiento provocado por un accidente de tránsito en la Ruta,
más la cola interminables de los peajes y sobre todo el no calcular
bien los tiempos, hicieron que llegue a la casaquinta, media hora
después de lo acodado con Mauro. Estacioné mi auto en la calle, a
cincuenta metros de la entrada, abrí el portón (ya sin llave) y
mientras caminaba hasta la puerta, la distancia se me hizo
interminable, desde donde dejé el auto hasta la puerta principal
serían como cien metros que me parecieron kilómetros. La puerta
también estaba sin llave, entré con cuidado, todo estaba en un
sepulcral silencio, llegué a pensar que se habrían ido a otro lugar
o suspendido, o que quizás no habían llegado todavía por el
tránsito, seguí recorriendo la casona, por las escaleras llegué a
la planta alta y cuando me aproximo a la puerta del dormitorio
escucho gritos ahogados de mujer... la puerta estaba cerrada, con
mucho cuidado como si se tratará de una bomba accioné el picaporte
y pude abrir la puerta lentamente y ahí los veo: Mariana estaba
completamente desnuda acostada de espaldas en la cama, con las
piernas levantadas y Mauro con sus manos le amasaba las tetas, ella
estaba literalmente ensartada.
Él
trataba de acallar los gritos de Mariana, besándola y metiendole la
lengua hasta la garganta, los pezones los tenía erectos, duros, las
penetraciones eran profundadas y fuertes, ella cerraba los dedos de
sus bellos pies, lo cual me indicaba el enorme placer que estaba
sintiendo:
- Siii... así papi, dame maaaas... reventame con esa verga de burro que tenés... ahhhhhhhh...
La
bombeó por más de diez minutos y de repente él se la saca, le
refriega con la ciruela que tenía por glande un poco el clítoris,
con su pija golpea la encharcada conchita y de un vigoroso envión se
la enterró toda, Mariana emitió una exhalación que casi fue un
alarido, le clavaba sus uñas pintadas de carmín en la espalda y
jadeaba entrecortadamente, estaban acabando como locos. Al rato Mauro
se levanta y se dirige al baño, me escondo detrás de una planta,
pasa a mi lado, me guiña un ojo y recién ahí pude ver en toda su
dimensión el enorme pedazo de pija que tenia, algo totalmente
anormal, en grosor y largo, a pesar de haber eyaculado estaba llena
de venas hinchadas y si bien la cabeza era bien grande y roja, la
parte del tronco era mucho mas gruesa todavía, como la del actor
porno colombiano Julio Gómez, pero un poco mas ancha en la base,
realmente ¡¡¡IMPRESIONANTE!!!
Mariana
estaba tendida en la cama, con el pelo revuelto, el maquillaje
corrido, los ojos cerrados y las piernas flexionadas, la conchita
re-dilatada, inflamada y abierta, llena de leche, con el cuerpo
bañado en transpiración, respiraba agitádamente. Mauro al regresar
me dice por lo bajo:
- Tu mujer es una puta divina...
Vuelve
al dormitorio, se arrodilla en la cama y se la pone en la boca, ella
se la mamó desesperada, mirándolo a los ojos, con la mano de la
alianza matrimonial lo masturbaba con avidez, intentaba en vano
tragarla toda, los ataque de tos no la hacías renunciar a su
ambición, la chupaba con ganas, como si le fuera la vida en ello,
con la punta de su lengua le recorría la cabeza y el tronco y se la
volvía a meter en la boca, por momentos le daba tiernos besos en el
glande, finos y brillantes hilos de saliva unían como puentes a esa
devastadora verga y los sensuales labios rojos, los mimos de mi
esposa le hacían recobrar a la pija el poderío, aumentando de
tamaño y dureza.
- Mirá amor, es grande como mi antebrazo... ufffff...
Esos
me llenó de celos, rabia, odio y he de reconocer que de mucha
calentura, no la comparación de tamaños, sino el “amor” que
hasta hace poco solo era usado para mí. Observó como a un gesto de
él, ella se pone en cuatro, con su culo apuntando a la puerta, jamas
imaginé que en la conchita estrecha y cerradita de mi esposa pudiera
caber una pija de ese tamaño y la muy guacha se la tragaba toda.
Me
vino un vahído, todo me daba vueltas, fui un instante al baño, me
lavé la cara, a pesar de los celos mi erección estaba a reventar,
apenas abrí el cierre del pantalón y me la toqué, acabé como loco
y la erección seguía, los gemidos de Mariana no ayudaban a que me
recompusiera, bajé a la sala de estar, me senté y encendí un
cigarrillo, de los nervios no podía sostener el cigarrillo entre los
dedos, me temblaba todo el cuerpo, mis piernas apenas me sostenían.
Volví
a subir, la madre de mis hijos estaba ahora boca abajo, sobre dos
almohadones apoyaba su vientre y Mauro le untaba el culo con un
lubricante, “la va a matar o lastimar” pensé y en ese momento
Mauro le dijo:
- Pedime por favor que te rompa el culo...
Mientras
le apoya la cabeza de la verga entre las nalgas, presionando un poco
y metiendo la punta.
- ¿Querés que te lo rompa mi amor?.. ahora sos mi mujer no de tu marido...
Ella
comenzó a mover las caderas y a levantar la cola.
- Si Mauro, soy tu puta... quiero que me rompas bien el culo...
- ¿Te gustaría que tu marido vea como te culeo? ¿Te gusta hacerlo cornudo conmigo?
- Siiiii... siiii... mmm... quiero que me vea como mi macho me coge... que mire como su esposa se come semejante verga...
- Entonces jurame ahora que vas a ser mi hembra, mi puta y que para coger con tu marido me vas a pedir permiso, porque yo soy tu único macho y cuando llegues a tu casa le vas a mostrar como te dejé el culo... le vas a contar que cogiste conmigo, que te encanta meterle los cuernos... ¡¡¡Juralo!!!
- Siii Mauro, siiiii... me volvés loca con esa pija...
En
ese momento presionó un poco más y se la hundió hasta la mitad,
ella se tensó y gritó, intentó zafarse pero él la sujeta con
fuerza y le enterró unos centímetros más, Mariana mordía las
sábanas, lloraba, imploraba y le pedía por favor que la saque.
Mauro le decía:
- Abrite bien los cachetes del orto con las dos manos, así no te duele tanto... respirá hondo...
A
pesar de las quejas ella obedecía, intentaba relajarse y se abría
bien, y es ahí cuando Mauro se dejó caer encima de ella con todo el
peso de su cuerpo... conclusión: se la enterró hasta el fondo,
toda, absolutamente toda, hasta que los huevos hicieron tope. Mariana
lanzó un alarido de dolor, con sus puños aferraba la sábana, puedo
asegurar que percibí como el culo de mi esposa se abría, Mauro le
estaba rompiendo el culo, así lisa, llana y literalmente. Él se
quedó quieto un rato largo sobre ella y en un lapsus de total
calentura y lujuria, Mariana exclamó:
- Te la siento latir... uyyy... que gorda es... menos mal que le hice caso a tu esposa y me estuve preparando el culo esta semana... no me tengas piedad, no hagas caso de mi llanto y si te pido que me la saques no me des bola, quiero que rompas la colita de mi maridito, la colita cerradita del cornudo de mi marido, soy tu puta Mauro, soy tuya, mi culo y mi concha son tuyos...
Mauro
fue retirando de a poco su pica, la sacó lentamente, dejándo solo
la cabeza adentro, le pasó los brazos por debajo de los hombros de
ella, sujetándola firme y de un solo golpe se la metió toda,
primero la penetraba lentamente y con el correr de los minutos bombea
y bombea más rápido, la estuvo embistiendo por más de media hora
hasta que acabó, se desplomó sobre ella y le quedo dentro la verga
un rato largo, permanecían permanecen semidormidos los dos, luego él
se levantó y se miró la pija, chorreaba leche, más tarde la ayudó
a incorporase y la llevó abrazada al baño, Mariana casi no podía
caminar, pero ella estaba feliz, plena y colmada, se le notaba eso en
la cara y en los ojos, desde mi lugar escuché el ruido de la ducha,
se estaban bañando juntos, entonces yo ingresé a la habitación,
viendo las sabanas mojadas y oliendo el olor que emanaban a sexo, me
hice una paja, eyaculé sobre la cama y mezclé mi leche en la sábana
con sus jugos, como cerrando la unión de a tres.
Me
marche del lugar y fui a casa a esperarla, como a las dos horas me
suena el celular, era Mauro avisándome:
-
Estamos llegando, la dejo en la puerta de tu casa, ella viaja atrás,
para que los vecinos crean que soy un remís, en 10 minutos
llegamos... ah... le conté que estuviste mirando y que presenciaste
todo... le hice prometerme que cuando llegue te va a mostrar como le
quedaron los agujeros y que cada vez que quieras cogerla, vos me
tendrás que pedir permiso porque soy su macho... cuando vos te
fuiste me la chupó de nuevo, así que va con la boquita llena de mi
semen, me dijo que te va a dar un lindo beso de lengua al llegar y te
va a decir: “sentí el gusto a la lechita de mi macho, te acabo de
hacer cornudo con Mauro y mi colita virgen que vos tanto deseabas
ahora es de él” jajaja... un beso y nos vemos pronto...bye .
Fin.
RECUERDEN
COMENTAR CADA RELATO de esta forma sabemos que valoran nuestro
trabajo y nos motivan a seguir escribiendo. Creemos en la comunión
Escritor - Lector, ambos somos uno, y uno sin el otro está solo.
Ese cornudo si fue valiente y parlante. No cómo otros que se comen los cuernos en silencio
ResponderBorrarme encanto esta siguiente parte, sin duda un cornudo consentido que disfruta viendo a su mujer disfrutar y que se la disfruten es un cornudo feliz jajajaja, la esposa sin duda derrochaba erotismo y lujuria por su amante, me encanto el personaje, aunque me hubiera gustado una siguiente parte contando otra de sus aventuras, saludos. te dejo mi email esperando acceder a los relatos privados. edueduardov@gmail.com
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