Edipo No Resuelto

Mi nombre es Luis y mi adolescencia fue un infierno, gracias a un terrible hijo de puta de nombre Pablo, él estaba un año más retrasado que yo, ya que repitió por vago y burro. Por alguna razón tanto él, como el resto de los chicos de mi escuela me odiaban y su único propósito era intimidarme y humillarme. Tal vez fue porque era lo que llaman “nerd” y no me gustaban los deportes, no tengo idea, pero me dejó un trauma imborrable.

La tortura duró toda mi estadía en la secundaría, hasta que finalmente hace 6 meses comencé la facultad de astronomía ya que siempre me gustó la astro-física y Pablo por ignorante continúa en la secundaria, al fin me lo saqué de encima.

Vivo solo con mi mamá ya que papá nos dejó cuando yo tenía 14 años y se fue a recorrer el mundo, hasta hoy día no tengo idea de él, no sé si sigue vivo o no. Mónica es el nombre de mi madre y es todo lo contrario a mí, ella es super sociable y hace amigos por donde va, supongo que ayuda que es una diosa y su belleza atrae tanto a hombres como a mujeres, mide 1.65 mts de altura, es de tez blanca, cabellera lacia castaña oscura, que llega hasta un poco por debajo de sus hombros, tiene unos ojazos y nariz respingada, es delgada, sus piernas no son muy largas pero si bien torneadas y posee un par de tetas turgentes y redondas que quitan la respiración y como si eso fuera poco sus nalgas son perfectas, es la parte de su cuerpo que más cumplidos recibe. Nunca entenderé por qué mi padre la dejó a ella y a sus curvas.

Me da un poco de vergüenza confesar que ella es la musa inspiradora de mis pajas, hace un tiempo le robé una tanga usada que había puesto en el cesto de ropa para lavar. Su olor a conchita es un elixir, me para la verga con solo llevarme esa diminuta prenda a mi nariz. Ella la buscó pero creyó haberlas perdido, yo la guardaba debajo de mi colchón. Pero aproximadamente hace una semana, mi mamá tuvo franco y lo aprovechó para limpiar toda la casa... ¡¡¡Incluida mi habitación!!! Cuando regresé de la facultad y fui directo a mi cuarto a cambiarme, su ropa interior con costras de semen estaba arriba de la mesa de luz, casi me infartó, tardé varios minutos en decidirme si salir de mi habitación o suicidarme tirándome por la ventana, pero como no es de caballeros tirarse al vacío desde una planta baja, escapé de mi refugio y con temor fui a la sala, por suerte mamá no dijo nada del hallazgo.

Ustedes pensarán que si por fin me libré de Pablo, ¿Por qué me estaré quejando y lamentando? Es que no del todo, ya que cuando mi padre nos abandonó, mami tuvo que salir a buscar trabajo, cosa que encontró muy rápido y hasta el día de hoy trabaja como vendedora en una concesionaria Mercedes Benz, con un excelente sueldo y comisiones de venta... Pero el dueño no es ni más ni menos que Don Rodolfo, el padre de Pablo, si, así como lo leen, el jefe de mi madre es el padre de quien fue por años mi matón.

Un amigo de la secundaria que también trabaja en la concesionaria me contó que Pablo iba muy seguido a pedirle plata a su papá y él, hinchado ya las bolas, lo puso a trabajar como cadete, pero como ese vago es el hijo de jefe, tiene rienda suelta para hacer lo que quiere, especialmente coquetear con las empleadas.

También me dijo que descubrió que yo soy el hijo de Mónica hace tan solo un mes y que desde ese instante, ha estado acosándola, haciéndole comentarios inapropiados y hasta le toca el culo cuando pasa cerca de ella. Cuando le pregunté si ella le había contado a Don Rodolfo, mi amigo me respondió que no, tal vez por miedo a que la despidieran. Mi madre nunca me mencionó nada de esto, supongo que estaba avergonzada y quería que me enojara, no lo sé...

A mí me llevaba el diablo, quería romper todo, estaba enojado como nunca con Pablo por acosar a mi mamá. Por las noches no podía arrancar de mi cabeza la imagen de él sobando ese descomunal culo, estaba enfurecido, pero también celoso, debo de reconocer.

Pero bueno, no dilato más la historia y los traigo al presente, o al viernes pasado para ser exactos. Mi mamá llegó a casa del trabajo como de costumbre, como a la hora regresé yo de la facultad y la noté intranquila y nerviosa, en lugar de su actitud normal de alegre y divertida, parecía apagada.

Inmediatamente sentí que algo no bueno estaba ocurriendo y le pregunté qué había pasado. 

-Nada cielo, tuve un mal día en el trabajo...

-Estoy seguro que mañana todo saldrá mejor mami y harás muchas ventas.

-Es que no se trata de vender autos... Pablo, ese chico que te acosaba en el colegio, trabaja en el concesionario conmigo... 

En ese momento se me hizo un nudo en el estómago.

-Don Rodolfo es su padre y como es mi jefe, me pidió un favor al que no me puedo negar...

-¿Qqqque te pidió? -pregunté tartamudeando y con pánico-

-Verás... Don Rodolfo se irá de la ciudad en un viaje de negocios el sábado y como él es viudo tiene miedo de dejar solo a Pablo y que al regresar la casa esté incendiada o su hijo preso... entonces su Papá me preguntó si podía quedarse aquí con nosotros el ese fin de semana.

Me horroricé de solo pensar que mi acosador iba a estar unos días en mi propia casa... ¡El único lugar donde siempre me había sentido a salvo de él!, Y para colmo de males, muy cerquita de mi madre.

-Mamá, ¿Me hablas en serio o estás bromeando?, Sabes muy bien como me trató ese imbécil en el colegio y por todas las cosas que tuve que pasar... ¿No puede tenerlo alguien más?

-No, nadie más quiso cuidarlo, para ser honesta, todos los familiares de Don Rodolfo y amigos, odian a Pablo... No pude negarme, él prometió duplicar la comisión que cobro por cada automóvil que vendo.

-¡Mama por favor! -rogué- 

-No... suficiente, Pablo se quedará acá y eso es definitivo, no hablaré más de esto. Ese dinero extra viene muy bien para pagar tus estudios que no son nada baratos. 

Y ese fue el final de la discusión, mi mamá fue y se quitó la ropa de trabajo y se sentó aterrorizada por el próximo sábado con Pablo.

Me desperté el sábado por la mañana y mis primeros pensamientos fueron de preocupación por la inminente visita de Pablo. Estaba tan asustada y ansiosa que ni siquiera espié a mi mamá vistiéndose por la mañana como suelo hacer, y mi mamá se fue a trabajar a las 7. 

Pasé las horas intentando, sin éxito, distraerme con la computadora, hasta que alrededor de las 4 de la tarde escuché que la puerta del garaje se abrió y el auto de mi madre entró. Me asomé y la vi bajar del vehículo vestida despampanante, me pareció más sexy que de costumbre, llevaba un vestido blanco, sin mangas, largo hasta por debajo de las rodillas, extremadamente ceñido a su cuerpo remarcando sus curvas y voluptuosidades, acentuando su bien formada figura de reloj de arena, sobre todo sus magníficos pechos, unas diminutas tiritas a cada lado de su cadera delataban que solo estaba usando de ropa interior una efímera tanga, apenas perceptible al ojo humano. Debido al calor, no llevaba medias y para rematar tenía unos zapatos de tacos altos color rojos.  

Y en el asiento del pasajero, estaba sentado la persona que más odiaba en el mundo. Debo aclarar que Pablo es morocho, alto y con cuerpo musculoso, desde los 13 años practicaba boxeo, razón que me impedía cagarlo a trompadas. Cuando mi mamá se inclinó para recoger su bolso, vi sus ojos de serpiente fijos en su culo.

Lo insulté con todo mi ser y advertí mi hipocresía, ya que yo también admiraba esas nalgas de vedette que portaba mi mamá.

Me acerqué para saludarla y evité mirar a Pablo cuando entró a mi casa.

-Hola mami, ¿Cómo estuvo tu día?

-Bien, gracias, ¿Y el tuyo cielito?

-Estupendo, estaba jugando con mi computadora.

-Maldito maricón -murmuró Pablo en voz baja- 

Inmediatamente me sentí intimidado y vulnerable como cuando estaba en el colegio. Miré a mi mamá en busca de ayuda, pero ella simplemente se rió y lo ignoró. 

-Ahora muchachos, sean amables, voy a ponerme una ropa más cómoda y quitarme estos tacos que me hacen doler los pies, ¿Por qué no se sientan a ver la tele o algo así?

Y sin más ella se fue, al unísono Pablo y yo mirábamos su impresionante culo balanceándose de lado a lado al caminar.

-¿Qué querés ver? -pregunté, encendiendo la televisión y tratando de hacerme amigo de esa bestia para intentar atravesar ese fin de semana con el menor daño posible- 

-A tu mami desnuda.

Respondió él con un tono burlón, siempre le había gustado humillarme y esa vez no fue la excepción. Tragué saliva con miedo y encendí la televisión para ver algún canal de deportes, esperando que a Pablo le gustara, pero él no prestaba atención, estaba demasiado ocupado mirando en dirección a la habitación de mi madre. Luego de un momento incómodo, se volvió hacia mí y dijo: 

-Que cuerpo tiene la puta de tu madre... es una MILF con todas las letras, ¿Te pajeas pensando en ella, maricón?

Me aclaré la garganta con torpeza, y me tomé unos segundos para contestar.

-Nnno, por supuesto que no, eso es asqueroso.

Mentí, pero afortunadamente Pablo no me estaba escuchando de todos modos. “Gracias a Dios”, pensé, “lo último que necesito es que ese desgraciado les diga a todos que quiero cogerme a mi mamá”. 

Los dos nos sentamos en un silencio incómodo durante unos minutos más hasta que escuchamos a mi mamá salir de su recámara. Ambos giramos nuestras cabezas hacia ella y... mi boca casi se cae al suelo cuando vi lo que llevaba puesto, siempre se viste con prendas escuetas y normalmente no me quejaría, pero ¿Por qué mierda estaba vestida así ahora cuando Pablo estaba en casa?, Mami estaba descalza y tenía un diminuto y ajustado top rosa de tirantes, junto a un hotpant blanco que parecía 2 talles más chicos.

Inmediatamente el huésped sacó su teléfono celular y con disimulo le tomó una foto. Las tetas desbordaban a ese top y parecía que con cada paso que daba, iban a escapar, pero lo más excitante era que ese pantaloncito dejaba al descubierto una tercera parte de los cachetes del culo. Juro que nunca antes la había visto tan provocativa.

Pablo se quedó con la boca visiblemente abierta, mirando como se balanceaban las monumentales tetas mientras caminaba hasta nosotros, cuando llegó, sonrió, ignorándome por completo.

Esto me volvió loco, había estado suspirando por mamá durante años y estaba bastante seguro de que ella estaba haciendo todo esto para burlarse de mí por haberle robado la tanga y ensuciado con mi semen, me quería castigar usando al matón de mi colegio.

-¿Se están divirtiendo chicos? -dijo subiéndose el top- 

Pablo se humedeció los labios y mostró sus dientes blancos al contestar:

-Ahora si... 

Ella sonrió pícaramente al escucharlo. ¿Qué diablos estaba pasando? Mi mamá estaba coqueteando activamente con el imbécil que la había estado acosando en el trabajo, y no solo eso, ¡Lo estaba haciendo delante de su hijo!

Pablo se volvió hacia mi diciendo burlonamente.

-Si hubiera sabido que tu mamá era una MILF tan hermosa, tal vez no te habría golpeado tanto en la escuela... es más, seguramente hubieras sido mi mejor y único amigo... 

Mi mamá se rió y se sonrojó al mismo tiempo, la miré con disgusto y le supliqué que no le siguiera el juego con los ojos, pero ella no me hizo caso. Pablo decidió presionarla y ver hasta dónde podía llegar.

-Mónica de haberte conocido antes, hubiera sido para Luisito ese padre que no tuvo... 

Me quedé paralizado al oir eso, dando a entender que deseaba ser su novio. Mami notablemente ruborizada dijo:

-Ya está bien Pablo, corta con tus payasadas que estás enojando a mi hijo. 

-No es mi intención fastidiarlo, todo lo contrario, quiero que se sienta orgulloso por tener una mamita tan linda y sexy...

No daba crédito a lo que estaba escuchando, ese desgraciado estaba tratando de levantarse a mi madre, ¡Y en mí presencia! Esto iba mucho más allá de la humillación habitual. Lo pero de todo era que ella respondía a sus coqueteos, provocándome celos.

Por la noche, los tres estábamos en la cocina, él y yo nos acomodamos a la mesa esperando que mi mamá sirviera la cena, estábamos sentados enfrentados y me miraba con desprecio como lo había hecho tantas veces antes. Realmente no sé por qué me odiaba tanto, si nunca le hice nada. 

De la nada me lanzó:

-¿Cuándo vas a cambiar ese corte de pelo? Parecés un marica.

De la bronca no me salían las palabras para contestarle y comencé a tartamudear.

-Me... me... me gusta mi como me queda. -respondí desafiante, intentando ser valiente- 

Justo vino mi madre para poner los platos y lo escuchó, pero en lugar de defenderme, dijo:

-Es cierto hijo, deberías ir a otro peluquero, tenés que cambiar de look, desde los 8 años que siempre te cortas el pelo igual, si lo hicieras quizás conseguirías novia...

-No es de extrañar que todavía seas virgen -acotó Pablo-

Ambos rieron a carcajadas mientras yo contenía mis lágrimas. ¿Cómo sabían que era virgen? Miré a mi mamá rogándole que me ayudara, pero no hubo caso, ¿Ella estaba disfrutando esto? ¿Le gustaba ver a su hijo humillado? ¿Era este el castigo por robarle la tanga? No lo sabía, pero lo que sí sabía es que quería que la tierra se abriera y me tragara, nunca me había sentido tan lastimado en mi vida. 

Ella volvió a la cocina y se agachó para abrir el horno, pero al hacerlo su ajustado pantaloncito se incrustó más en la zanja del culo, como si fuera una bikini.

-Podría acostumbrarme a esta vista -Pablo masculló descaradamente- 

No podía creer lo tonto que estaba siendo, quién diablos se creía que era. Mami alcanzó a escucharlo, se sonrojó y con una sonrisa maliciosa se volvió hacia él disfrutando de la atención que estaba recibiendo.

-¿Lo decís por el pollo? -preguntó ella enseñando la bandeja que extrajo del horno- Si te gusta tanto tendrás que venir a cenar otra vez...

Nah, esto ya era el colmo de los colmos, mi madre lo estaba invitando a que venga otro día a comer. Durante años yo había observado y admirado su cuerpo, sin tener nunca el coraje de decir nada, y aquí viene Pablo con sus comentarios groseros y mi mamá estaba casi arrojándose a él. 

Ella llevó la comida a la mesa y se sentó frente a mí, junto a Pablo. Nadie dijo mucho mientras cenábamos, pero sorprendí a Pablo mirando las tetas varias veces. A la hora de los postres, mami de repente se sentó muy erguida, con los ojos abiertos.

-¿Te pasa algo má?

-Nno, nada cariño, nada, solo urghh, tengo un poco de acidez de estómago, eso nada más... ohhh... 

Mami comenzó a retorcerse en su silla, miré a Pablo y vi que estaba sonriendo, ¿Qué carajo está pasando? Me pregunté.

Continué comiendo el flan con intriga, mientras advertía como los pezones de mi madre crecían de tamaño causando un relieve más que notorio en el apretado top. Agudicé mis sentidos y noté que Pablo tenía una mano debajo de la mesa y se movía raro. Con disimulo esperé un rato y fingí levantar mi servilleta del suelo, en ese momento, ellos se miraban ignorándome por completo, me incliné lentamente y observé debajo de la mesa para saber qué estaba pasando. Para mi consternación, vi las piernas de mi madre abiertas y la mano de Pablo dentro del pantalón, frotando su vagina e incluso metiéndole los dedos.

No podía creer lo que estaba viendo, frente a mí, el matón del colegio estaba masturbando a mi santa madre. Las sensaciones me desbordaban, no sabía qué sentía con más fuerza, si humillación, bronca o celos. Imaginé estar yo entre las piernas de ella y mi verga comenzó a endurecerse. Mi ojos se clavaron en los ojos de mi mamá, ella me sonreía como si nada estuviera pasando, mientras se mordía el labio inferior, respiraba agitada, luego de unos minutos cerró sus párpados y trató contener un gemido intentando ocultarme su orgasmo. 

Al rato, ella se relajó y él volvió a poner su mano sobre la mesa, sin siquiera molestarse en limpiar de sus dedos el flujo vaginal. Cuando mamá notó que la estaba mirando se puso colorada, entonces para incomodarle mencioné en voz baja: 

-¿Se te pasó la acidez, má? 

-Oh... uhmm... sí, ya estoy algo mejor, debe ser la salsa del pollo que me cayó mal... se un buen hijo, por favor ve al baño de mi habitación y treme un antiácido...

Dijo mi mamá nerviosa. Acepté pensando que quería que me fuera para retar a ese hijo de puta y ponerlo en su lugar, sin que yo me entere de lo sucedido. Acepté y salí de la cocina, pero me quedé cerca para escuchar la reprimenda que seguramente le iba a dar.

Los minutos corrían pero mis oídos no escuchaban nada, me asomé con mucho sigilo para ver que estaba ocurriendo y casi me muero de un infarto. Pablo estaba de pie, apoyando su espalda contra la heladera, sin los pantalones y mi mami de rodillas chupándole la verga.

La enorme cabeza de la pija estaba rodeada por los dulces labios de la mujer que me trajo al mundo, a un buen ritmo la verga entraba y salía de la boca y en cada embestida iba hundiéndose más en la garganta. Ella estaba desnuda, con sus apetitosas tetas en punta, la espalda arqueada y su culo empinado. Para que el frio y áspero suelo no dañara sus piernas, mami tuvo tiempo de usar el jeans de mi bully para arrodillarse en el.

¿Cómo pudo mamá hacerme eso? Pensé acomplejado y ya sin una gota de amor propio.

Quise entrar corriendo para ponerle fin a  esa escena pornográfica, pero no podía, pues si lo hacía la relación madre-hijo no volvería a ser la misma. Por un momento de lujuria de ella no podía tirar mi vida por la borda, sin ella quedaría huérfano, mamá era  la única familia que me quedaba. Tal vez eso quería lograr ese hijo de puta. Debía pensar rápido. Se me ocurrió decir:

-Mami no encuentro el antiácido ¿Por qué no venís vos?

-Seguí buscando...

-Es que ya busqué en el botiquín y por todos lados pero no aparecen...

-Nog pueddgo agora hijro...

-¿Qué pasa que hablas raro má?

-Tu madre tiene la boca llena -respondió Pablo-

-¡¿Qué?!, ¿Como va a comer si tiene acidez?

-Ella está bebiendo leche para calmar su ardor... mi leche jejeje... la que le tuve que dar ya que vos tardaste mucho...

Volví a asomarme y ella estaba tragando grandes cantidades de semen, algunos hilos blancos escurrían por sus comisuras. Un par de minutos alcanzaron para que él mancillara lo más sagrado de mi familia.

-Má me cansé de buscar vuelvo a la cocina.

Rapidamente mami con la punta de su lengua recogió el resto de la leche de su boca para no desperdiciar nada, Pablo mientras se ponía los pantalones trabó la puerta para darle tiempo a ella de vestirse.

Cuando por fin me abrieron pregunté por qué la puerta estaba cerrada y él me contestó:

-Es que tu mami volcó leche en el piso, cerré para que no entraras y ella pudiera limpiar bien... Mira que reluciente quedó ahora...

Usaba sus palabras en doble sentido y el cínico con su brazo señalaba la cocina pero también la boca de mamá.

Mi madre aprovechó ese ínterin para decirnos que se iba a duchar.

-¿Ay Mony no me digas que te cayó leche encima?

Sin responderle a Pablo, ella caminó rumbo a su recámara, y él y yo nos sentamos en la sala en silencio viendo la televisión, pero noté que Pablo a pesar de haber vaciado sus huevos seguía teniendo la pija al palo bajo su pantalón. Dada la incomodidad no puedo precisar con certeza cuanto tiempo transcurrió hasta que escuchamos que la puerta de la habitación de mi mamá se abría.

Ella apareció vistiendo nada más que un conjunto de ropa interior negra de encaje, transparente y un salto de cama haciendo juego, las prendas apenas cubrían la zonas íntimas de su cuerpo para no poder decir que estaba desnuda.

Tanto la boca mía como la de Pablo se abrieron en estado de shock mientras la devorábamos con los ojos, agudizando la vista se podía ver tanto los labios vaginales como los rocosos pezones. Había espiado a mi madre desnuda tantas veces pero nunca me excitó tanto como ese momento.

Caminó hacia nosotros bamboleando sus tetas, sonriendo ante nuestras expresiones de desconcierto y calentura.

-Hijo, me voy a la cama.

Esas palabras fueron un alivio, por fin se acabaría esa pesadilla, todos iríamos a dormir y tal vez al despertar al otro día descubriría que todo fue un mal sueño y nada de lo vivido sucedió. Pero no, lamentablemente ella siguió hablando.

-Pablo necesita quedarse en mi habitación, su papá me dijo que tiene una condición médica que necesita control durante la noche.

-¡¿Qué condición médica?! -respondí horrorizado- 

-¡No es asunto tuyo!

Ladró el desgraciado levantándose y haciendo sonreír a mi mamá.

-Pppero mamá, ¿Dónde va a dormir?

-Le preparé el sofá de mi cuarto, va a estar más que cómodo... Vos Luis dormite rápido que el lunes rendís un exámen y mañana tenes que estudiar todo el día.

Y sin más ella se dio media vuelta y se retiró, seguida de cerca por Pablo, que no dejaba de mirarle el tremendo culo.

-Será mejor que no estés mirándome la cola, jovencito... -dijo mi mamá- 

-Ni se me ocurriría, Mónica. -contestó Pablo, sin apartar la mirada- 

-No estaba hablando contigo...

Giró la cabeza mi madre, riendo y guiñándome un ojo. Ante esto, él se rió a carcajadas, lo que me hizo enrojecer de vergüenza.

Me senté solo en la sala, hirviendo de ira, celos, vergüenza y humillación, tratando de darle sentido a lo que estaba sucediendo, antes de decidir simplemente irme a la cama. Vencido, marché a mi cuartoy me tumbé en la cama, mirando al techo. “¿Qué diablos está pensando mamá al tener a Pablo durmiendo allí con ella? Seguro que ese hijo de remil putas no estará durmiendo en el sofá” pensé.

Intenté sacarlo de mi mente pero no pude y al final sólo tenía que saber lo que estaba pasando. Me paré en mi cama y quité con cuidado la tapa de ventilación de la pared que había desenroscado hace años para poder espiar a mi mamá en la habitación de al lado. Eché un vistazo pero él estaba acostado en el sofá junto a la cama king size de mi madre.

Los planetas se alinearon y mi alma volvió a mi cuerpo, “No hay nada de qué preocuparse, mamá sólo ha estado burlándose de mí para castigarme por mancharle una tanga con semen, eso es todo, ufff, y yo que pensaba que se lo iba a coger, que imbécil fui” pensé, suspirando de alivio.

Dirigí mi atención a ella que estaba sentada en la cama leyendo un libro, ya sin el salto de cama y tapada solamente por una fina sábana de seda, que no alcanzaba a tapar las enormes tetas con ese fino corpiño de encaje, yo estaba tan ocupado admirando lo sexy que se veía que ni siquiera me detuve a considerar que era extraño que ella estuviera así vestida delante de ese tipo.

Regresé a la cama, aliviado de que mi mamá no hubiera sido una completa puta y me humillara más que mi matón, cerré los ojos y comencé a quedarme dormido, soñando con el enloquecedor culo de ella...

Justo cuando estaba cayendo en un sueño profundo, me despertó un ruido proveniente del respiradero que había olvidado cerrar. Me esforcé por escuchar qué era, luego oí claramente a mi madre reírse mientras Pablo decía algo que no pude entender. Lentamente me levanté de mi cama y miré por el respiradero, teniendo cuidado de no hacer ningún sonido. Lo lo que vi me sacudió hasta lo más profundo.

En su cama, mamá yacía desnuda, con su piel brillando por el sudor y la tenue luz del velador, sus duras tetas descansando libremente del encierro del corpiño, sus piernas abiertas y flexionadas, mientras usaba una mano para abrir los labios de su concha, exponiendo su abertura rosada al invitado y con la otra mano se frotaba el clítoris. 

¡Wow! Mi pija estaba dura como una roca y no quería nada más que entrar a su habitación en ese momento y hundírsela en ese lindo y pequeño agujero rosado mientras le chupaba las tetas. Inconsientemente comencé a pajearme, olvidando por completo que Pablo también estaba en la habitación. Sin embargo, este descuido pronto se corrigió cuando, al pie de la cama, apareció él, observando con hambre a su presa al tiempo que acariciaba su palpitante y gruesa verga.

Al comparar su tamaño con el de mi pija, mi erección desapareció, mi pene era como el de un niño a su lado, no podía creer las dimensiones de es cosa, era más del doble de grande que el mío y tan grueso como un desodorante, me di cuenta que verdaderamente él era muy superior a mí.

Pablo se subió lentamente a la cama y se puso encima de mi madre, acariciando con sus manos cada recoveco, apretando sus tetas y manoseándole el culo. Mamá cruzó sus brazos por el cuello de él y lo atrajo hacia ella, los dos comenzaron a besarse apasionadamente. Durante tanto tiempo había querido que mi mamá me besara así, no como a un hijo sino como a un amante, y ahora aquí estaba ella, entregándose a mi enemigo mortal.

Estuvieron como 20 minutos besándose de lengua y acariciándose mutuamente, hasta que Pablo bajó su cabeza hasta la concha, abrió los labios y lamió su clítoris, en poco tiempo, su cara fue empujada hacia la vagina para que su lengua se clavara lo más profundo posible. Ella le refregaba la concha por la cara, de manera salvaje, mientras gemía y gemía de placer.

Después de unos minutos de esto, Pablo se levantó y sacudió su verga, mamá sabía exactamente qué hacer y se acomodó frente a él, abriendo la boca con entusiasmo, esta vez lo mamaba como poseída y él la cogía oralmente, con embestidas fuertes, provocándole a ella un "glug" con cada envión, hundiéndole toda la pija en la garganta.

Mientras observaba mi verga volvió a endurecerse una vez más, deseando que los labios de mi madre estuvieran envolviéndola como lo que estaba sucediendo en la habitación de al lado.

En un momento, ella se sacó de la boca la gruesa verga y se acostó de espaldas abriendo sus piernas de par en par, mientras con una mano se frotaba el clítoris, con la otra conducía el gran falo en dirección a la cueva hambrienta de carne, mi matón al penetrarla comenzó a gemir y mi mamá lo hizo callar.

-Shhh, despertarás a Luis... 

-A quién le importa, probablemente si se levantara y estuviera acá, no haría más que mirar... lo sorprendí espiándonos mientras me la chupabas en la cocina... es un idiota muy pajero tu hijo... jajajaja

Mi mamá le sonrió y giró su cuerpo acomodándose en cuatro, levantando descomunal culo y moviéndolo en círculos para tentarlo, con sus tetas colgando contra la cama.

-Deja de hablar y cogeme, lléname de verga, demostrame que sos el macho que tanto prometiste... -dijo seductoramente, casi rogando- 

Al oírla me masturbé con desesperación, había esperado tanto tiempo para escuchar a mi mamá hablar así, fue una pena que no me lo dijera, pero ni modo. 

Pablo le agarró las nalgas y las separó dejando su concha vulnerable al descubierto, acomodó su glande en la abertura y la empujó lentamente hacia adentro, le dio una palmada en el culo, haciéndola chillar y comenzó a bombear con fuerza, cada vez más profundo, hasta que pronto toda su pija estaba enterrada hasta las entrañas de mi madre y las pelotas chocando contra la pelvis de ella.

Observé con lágrimas en los ojos y mi pija en la mano, como la mujer que me había dado a luz, que me había criado, a quien había deseado durante toda mi vida, era violada gustosamente por mi enemigo. Cómo deseaba ser yo quien estuviera desgarrando la vagina, aunque tengo que admitir que con mi pitito, no creo que ella lo hubiera disfrutado tanto.

Pablo la penetraba como queriéndola partir al medio, le daba muy duro, la cama se sacudía de un lado a otro contra la pared, y las tetas se bamboleaban como campanas llamando a misa. Los gemidos de mamá se mezclaban con los de él y era ella quien le exigía que la cogiera como a una puta. El PLAF-PLAF-PLAF del choque de sus cuerpos retumbaba en el cuarto. Mientras la apuñalaba con su sable curvo de carne, él apretaba con encarnizamiento las tetas, se comenzó a formar espuma en la verga de mi matón y alrededor de la concha, a pesar de estar eyaculando no dejaba de bombearla como poseído. Las manos de mamá estaban extendidas hacia los lados y sus manos estrujaban la sábana, tratando de aferrarse a la cama al tiempo que empujaba sus nalgas hacia arriba para que la gorda verga se hundiera aún más profundamente dentro de ella, gimió como loca y comenzó a gritar cuando sintió que la abundante leche escurría por sus piernas. Mordió la almohada tratando de amortiguar sus gritos y que no me despertaran.

-Que se joda el maricón de tu hijo... tu cocha es tan apretadaaaaaaahh...

Pablo gruñó, penetrando aún más violentamente ahora, mi madre jadeaba y casi se desmayaba de puro placer. Vi que retiró su pija casi por completo y luego dio un último empujón con todo su cuerpo contra la concha hasta que el glande se enterró en el útero.

Él gruñó y se retorció mientras entraba profundamente clavado en mi madre. Mamá solo se estremecía de gozo y lujuria al sentir su vagina desbordante del semen del matón de su hijo. Estuvieron abotonados como 5 minutos, y luego Pablo comenzó a sacar lentamente su enorme verga, cuando el gordo glande salió de la concha, presencié con horror cómo su espesa leche fecundate emanaba del agrandado agujero, corriendo por sus gruesos muslos, hasta hacer un charco en la cama. Me había imaginado esta imagen muchas veces en mi cabeza durante los últimos años, pero, por supuesto, en mis fantasías no era el semen de Pablo sino el mío el que fluía de la concha de mi madre.

A modo de juego, Pablo usó los dedos de ambas manos para abrir de par en par la vagina, provocando que saliera aún más semen.

-Mierda, esto es morbosamente sexy -dijo él-

Mi mamá se rió y llevó una mano a su concha, metió dos dedos y recogió grumos de esperma, se dio la vuelta y se sentó en el borde de la cama, apoyando sus nalgas en el charco de semen que acababa de salir de ella, y se llevó los dedos pegajosos a la boca, chupándolos hasta dejarlos limpios.

-Mmmmmm... delicioso, nunca antes había bebido tanta leche con mis dos bocas, ni con la de arriba y mucho menos con la de abajo que es más chiquitita jajajaja -murmuró sonriendo con sus labios brillando de semen- 

-La de abajo será apretada y estrecha, pero te aseguro que es mucho más hambrienta jajajaja...  sos una puta hermosa...

-Gracias amor por llenarme tanto... sos más potente que tu padre... Ahora, ¿Por qué no venis acá y me dejas limpiar esa verga cabezona?.. -dijo sonriendo y sacando más semen de su concha para degustar con su boca-

Pablo caminó hacia ella, quien de manera seductora engulló la semi erecta pija, chupando el remanente de leche mezclada con los jugos de concha. Mami era tan habil con su boca que al rato la verga estaba nuevamente apuntando al techo, con sus venas palpitantes y lista para seguir dando batalla.

-Ummm... ya había olvidado cuánta resistencia tienen ustedes los jóvenes... -exclamó teniendo la pija frente a sus ojos- 

-Estás muy transpirado machito mío, ¿Qué tal si te duchas y vamos por la segunda ronda?.. Tal vez esta vez hasta te deje hacerme el culo...

No podía creer lo sucia que estaba la boca de mi mamá y no lo digo por el semen de sus labios, sino por su vocabulario, nunca antes la había escuchado decir algo así.

Pablo se fue a bañar, dejando a mi mamá sola en su habitación, para masturbarse y recoger con sus dedos desde las profundidades de su vagina gordas gotas de leche.

“Mamá sos más puta que las actrices porno, me muero por cogerte” pensé, mientras estaba por correrme.

Mi madre se levantó y caminó hacia su espejo, se un quedó un rato admirándose, apretando sus tetas y limpiando la saliva y el semen de su cara, se inclinó, con el culo frente al espejo mirando por encima del hombro, haciendo fuerza contrajo repetidamente los músculos de su vagina  para largar los últimos restos de semen de su joven semental, que luego escurrieron por sus piernas.

Mientras estaba al borde de eyacular, involuntariamente gemí e inmediatamente me di cuenta de lo que había hecho cuando los ojos de mi mamá se dirigieron hacia el respiradero, desde donde estaba espiando. Me quedé congelado de terror, con la pija en la mano, mientras miraba a mi madre a los ojos, “Podrá verme” me pregunté.

-Espero que hayas disfrutado el espectáculo, pajerito mío... ¿Te gustó ver a mamá ser cogida como una puta, por el pijudo de tu matón?.. Uhhhm, tiene una verga tan grande y dura... me dejó la concha más abierta que cuando te parí... no te vayas porque cuando regrese mi macho lechero, le voy a pedir que me rompa el culo...  -dijo con una sonrisa malvada-

No podía creer lo que me decía mi madre, ella todo el tiempo supo que la había estado mirando.

-Ah... Luis, me olvidaba... sé lo que hiciste con mi tanga, pero ni sueñes que vas a poder cogerme ahora... Te confieso que cuando encontré mi calzón en tu habitación, me excité y te espié en la ducha, pero ni bien vi tu pequeño pitito, supe que no eras hombre para mí, se lo conté a mi jefe y él me recomendó a su hijo, dijo que era un semental como lo fue él a su edad y verdaderamente no mintió, Pablo es una bestia como me coge... de ahora en adelante, acostumbrate a verlo por casa, porque lo voy a traer seguido para deslecharlo... Dulces sueños, cariño y espero que disfrutes el resto del espectáculo.

No pude aguantar más y finalmente me corrí sin siquiera tener que tocarme, dejando escapar un gruñido y me retorcí de placer mientras mi pitito arrojaba su carga sobre la pared, mientras que un rato antes mi matón hizo lo mismo pero dentro del cálido y fértil útero de mi mamá.

Volví a asomarme por el respiradero y miré fijamente a los ojos de mi madre mientras ella se reía del sonido de mi orgasmo ante sus humillantes palabras.

-Sos un pajero de mierda... -

Dijo riendo y luego se acostó nuevamente en la cama, boca arriba y con las piernas abiertas, masturbándose en mi dirección mientras esperaba a que Pablo regresara.

Autor: Gus Becker

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