Ese día empezaba a llegar el equipamiento, nos contó Celeste, además que había elaborado un borrador de los estatutos, que ella iba a ser la representante legal y demás. También quiso dejar claro cuál era el propósito de la Fundación con mi madre, que no sabía muy bien que quería hacer, ayudar dijo, ¿A quién?, ¿Cómo?, intentó que puntualizase mi hermana. Yo había desconectado, escuchaba música y seguía atragantado por lo del día anterior.
Para cuando llegamos al lugar, las cosas estaban más claras, iba a ser una especie de comedor comunitario para inmigrantes y albergue en caso de necesidad. El edificio presentaba un aspecto completamente diferente tras el paso de la empresa de limpieza, los vidrios de la oficina ya no eran opacos por la suciedad, y el espejo del baño tenía toda su superficie cristalina, no solo donde el cuerpo de mi madre se había deslizado el día anterior.
Al poco de estar allí empezaron a llegar las diferentes entregas que la rompe bolas de mi hermana a su gusto decidía donde situarlas, varios bancos y mesas, como las de los parques pero metálicos para facilitar la limpieza, todos embalados en plástico, estanterías y media docena de literas que las acomodó al fondo de la sala, o sea a la otra punta de donde estaban las mesas. Mi hermana se mordía las uñas mientras daba órdenes a todo el mundo, nunca estaba del todo contenta con el resultado. El mobiliario y la limpieza sirvieron, en mi opinión para que el lugar no pareciese tan abandonado.
Yo no había perdido de vista a mi madre, que parecía entusiasmada con cómo se iba desarrollando todo, estuve pendiente de que no llamase a nadie, en especial a Motumboh, cosa que no hizo. Juntos nos pusimos a desembalar los muebles, mi hermana buscaba con que llenar las estanterías, ropa, comida y sobre todo personal, porque estábamos nosotros solos haciendo todo el trabajo. Celeste aun no sabía si se iba a cocinar algo allí, yo la dije que no se podría, que el lugar no cumpliría con las condiciones necesarias, como siempre no me escuchó y se fue a la oficina. Había encargado un escritorio y una silla, la jefa ya tenía despacho.
El día anterior me empezaba a parecer un mal recuerdo, algo así como una pesadilla, una parte de mí estaba de acuerdo con la opinión de mi hermana de que solo había sido una calentura del momento y nada más. Me quedé de piedra al ver entrar por el portón de chapa al negro, mi madre no lo había llamado, de eso estaba seguro, la reacción de ella no fue mejor que la mía, lo saludó muy nerviosa, ni rastro de la calidez del primer encuentro.
Mi hermana salió de la oficina mirándome preocupada, me señaló y gesticuló en silencio, percatándome de que yo tenía un rictus de enojado, las facciones de mi cara tensas y mis cejas fruncidas, traté de relajarme y de actuar lo más normal posible.
Mamá salió al encuentro del el negro, su actitud no era la del primer día, no era todo risas y cercanía, de hecho guardaba las distancias con él, mi hermana y yo nos unimos a la pareja y saludamos educadamente.
Motumboh: - Pasar a ayudar.
Dijo, intentando tomar las manos de mi madre, en un gesto de gratitud, pero ella las apartó. Todos nos dimos cuenta de aquello, yo sonreía. Mi hermana cortó la tensión, invitándolo a su despacho.
Celeste: - Vení conmigo, vamos a ver si te podemos dar un trabajo.
Mientras caminaba en dirección a su oficina la sujeté de un brazo y la llevé a un costado para hablarle. Mi madre caminó hasta donde estaban las bancas y se puso a limpiar una mesa, mientras disimuladamente miraba de reojo al negro, quien sin nadie le dijera nada, ya había entrado sin permiso a la oficina dejando la puerta abierta
Celeste: - ¿Qué querés?
Yo: - ¿Qué haces?, ¿No te das cuenta que mamá ya no quiere saber nada con él?
Dije digustado y levantando un poco la voz.
Celeste: - Pero el negro vino sin que nadie lo invite, es evidente que sigue caliente con ella... esta es la mejor forma para controlarlo y sacárnoslo de encima...
Mientras la escuchaba, pensaba a la velocidad de la luz si ella tenía razón.
Celeste: - Y quedate tranquilo, que no creo que me lo garche... jajajaja
La broma no me hizo ninguna gracia. Sin darme chance a responderle fue hasta su oficina y se sentó tras el escritorio, frente a este había una silla de madrera, bastante destruida, en la cual Motumboh ya estaba sentado.
A todo esto, mamá estaba fingiendo que restregaba la mesa con un paño, al tiempo que no les despegaba la vista de encima. Para quitarme un poco la bronca continué desembalando el mobiliario.
Al rato salieron de la oficina y Motumboh se nos unió en el trabajo, rápidamente se colocó cerca de mamá, sonriendo. Sin perder tiempo fui hasta donde estaba mi hermana.
Yo: - ¿No lo ibas a rajar?
Celeste: - Yo nunca dije eso...
Respondió tranquila, como de costumbre.
Celeste: - Creo que nos será útil, para dar buena imagen y toda esa mierda publicitaria.
La miré contrariado.
Celeste: - Le hice un contrato, lo tiene que aprobar papá, pero bueno ya está hecho.
Yo: - ¿Eh?, ¿Ahora le vamos a pagar a ese negro de mierda por cogerse a mamá?, ¡Estás loca!
Daba vueltas por el despacho como un león enjaulado tratando de contener las ganas de ahorcarla. Ella sin apartar la vista de la computadora del escritorio, comenzó a hablarme.
Celeste: - Va a trabajar, y mamá también, hasta vos vas a hacer lo mismo... hoy me llevo a mamá a buscar restaurantes y bares que nos den la comida para servir, mientras Motumboh y vos se quedan acá preparando las cosas y recibiendo el resto de entregas. Mañana la llevó a buscar a gente que necesite ayuda y de nuevo él y vos se quedan acá ordenando todo. En un par de días estaremos trabajando y no tendrán tiempo para otra cosa.
En silencio seguía su razonamiento con mala cara.
Celeste: - Es solo cuestión de tiempo para que ese tipo se canse de esto y se vaya. Mientras tanto, vos y yo nos vamos a aprovechar para usarlo de mano de obra barata, casi esclava... papá al ver que le vamos a pagar migajas dará el visto bueno y todos felices.
Yo: - Espero que tengas razón.
Volví afuera. Mi madre seguía manteniendo la distancia de él, eso me alegró. Cuando terminamos de dejar listos los muebles, mi hermana cumplió su palabra, ella y mi madre se fueron, entretanto Motumboh y yo nos quedamos. Llegó mi padre al rato, con su secretaria, lo que mi hermana había dicho de ella era cierto, se notaba que era una putita trepadora, despampanante, con un aspecto similar a mi hermana pero más distinguida y formal.
El negro y mi papá se estrecharon la mano y le dijo cortésmente, que había oído hablar bien de él, luego de manera muy elegante le hizo un gesto dándole a entender que nos dejara solos, cosa que hizo pronto.
Papá: - Un par de mis muchachos trajeron un cartel con el nombre de la empresa en grande y abajo más chico “ONG”... es una idea brillante lo de Organización No Gubernamental para evadir impuestos jajajaja... te lo dejo en la entrada para que después lo cuelgues... eso de contratar a ese negro muerto de hambre es idea mía, mañana vamos a tomarle varias fotos junto cartel, eso nos va a dar una imagen de caridad que siempre cae bien en los círculos de alta sociedad...
Con una mano en mi hombro me llevó más lejos de su secretaria, mientras caminábamos, él miraba todo con un aire nostálgico.
Papá: - Este sitio fue muy importante para mí... tu hermana se está involucrando mucho, pero por propio interés... ella nunca hace algo, sin obtener ganancia.
Se detuvo y mirándome fijo, con sus dos pesadas manos apoyadas en mi hombro, preguntó:
Papá: - ¿Qué te motiva a vos?
Yo: - No sé, la verdad no lo sé.
No le gustó la respuesta, pero no dejó morir el momento padre hijo.
Papá: - Sos joven y quizás como tu hermana no quieras trabajar para mí, o no te guste esto de la ONG, pero es importante que te esfuerces. Cuando encuentres lo que quieras hacer, no te costará nada, sos muy inteligente... y eso me llena de orgullo.
Nunca me había hablado así, los recuerdos le estaban llevando a un sentimentalismo desconocido. Lástima que ese hermoso momento fue interrumpido por una voz chillona.
Secretaria: - Perdón, ¿Puedo ir al baño?
Motumboh: - Yo enseño, seguirme.
Yo: - ¡¡¡Noooo!!!
Todos me miraron.
Yo: - Solo tenés que seguir el pasillo de dentro de la oficina.
Le señalé el camino, no quería que el piojoso repitiese lo de ayer.
Papá: - Ese es el de la oficina, pero hay unos baños y vestuarios ahí. -indicó haciendo un gesto hacia una puerta-
Yo: - No sabía que había otros baños.
Papá: - ¿Creías que todos los empleados pasaban por mi despacho para ir a mear? jajajajajajajajajajajaja...
No me había percatado en aquel lugar el día anterior, creo que Celeste tampoco, y mi madre y el negro desde luego que no. Pasando la primer puerta, había un pasillo corto que terminaba en dos de puertas, divididas por sexo, unos vestuarios, semejantes a los de un gimnasio, con casilleros y duchas. Por suerte el equipo de limpieza si lo había visto y estaba todo bastante limpio.
Si papá supiera la cogida que ese negro pijudo le dio a su esposa ayer, no creo que se riera tanto.
Cuando regresaron mi madre y mi hermana, papá aun seguía allí, era imposible ignorar que él se tensó cuando mamá saludó a su secretaria. Había algo más que rumores ahí, mi hermana y mi padre fueron a la oficina para ultimar detalles y la secretaria los siguió. El resto volvimos a la tarea de dejar brillantes las mesas, recién salidas de fábrica y con una ligera capa de suciedad. Me percaté entonces de que la cercanía de Motumboh ya no molestaba a mi madre, como al principio del día, tal vez producto de sentirse despechada y desplazada por la joven secretaria.
El negro empezó a comentar con cierta emoción lo feliz que estaba de poder ayudar, por último, y con un cierto cambio de tono, habló de los vestuarios, llegó a rozar con su mano el brazo de mi madre de forma que llamó su atención, estaba insinuándose con mi padre allí, el muy hijo de puta. La cosa no paso a mayores en ese momento, porque la puerta de la oficina se abrió y mi padre se fue, la despedida con mi madre fue algo fría, mi hermana me informó de lo que habían hablado, sin duda paá le había pedio que me implicase más en los negocios. Ella había conseguido que una cadena de restaurantes le donaran algo de comida, me contó que se decidió a organizar una colecta de ropa en la empresa. Me mostré de acuerdo con todo. Por último me expresó que en un par de días estaría todo funcionando.
Yo: - Papá me dijo que fue idea suya contratar a Motumboh.
Celeste: - Ya sé, es muy boludo, el infeliz tiene una corona de cuernos del tamaño de la verga de Motumboh jajaja... Y la trola que tiene por secretaria es una sanguijuela, no se le despega.
Yo: - Parece buena chica... -dije para hacerla rabiar-
Celeste: - Seguramente le chupa algo más que la pija... sus buenos billetes le debe estar sacando...
Yo: - Vamos a poner en marcha tu plan, vos sos la más listas para estas cosas, seguro que funciona.
Celeste: - Puede ser que funcione, pero no hoy...
Asustado miré detrás de mí, no vi ni a mi madre ni al negro. Salimos rápido de la oficina.
Yo: - Los vestuario...
Celeste: - ¿Qué vestuario?
No me paré a contestarla, estaba llegando ya a la puerta que daba acceso a la división de hombres y mujeres, presté atención buscado cualquier sonido, esta vez estaba dispuesto a intervenir con toda mi furia. La voz de mi madre con tono triste y serio llegaba de la puerta a mi izquierda, la de mujeres.
Mamá: - Lamento mucho lo que ocurrió, fue un error, estoy casada... acabás de conocer a mi marido -respiró hondo- no quiero que se repita...
Motumboh: - Yo siento, culpa mía, su marido buen hombre, me contrata, usted buena mujer, me ayuda, mucho... -eso último sonó un poco raro-
Mamá: - ¡No!.. ¡Paraaah!.. no puede pasar otra vez...
Esa fue mi señal, ya no pude aguantar más, hice ruido con la puerta que ya había cruzado, abrí rápidamente la otra, la de la división masculina y por último entré en la zona femenina.
Yo: - ¿Mamá? -fingiendo sorpresa- Te estaba buscando... y a vos Motumboh también...
Estaban de pie, por suerte vestidos y mi madre con las mejillas rojas.
Mamá: - ¿Q...qqué querés hijo? -nerviosa con la voz tembraldo-
Yo: - Colgar el cartel que trajo papá, tiene que estar listo para mañana, que van a venir a tomarle varias fotos la gente de prensa de la empresa... ¿Me ayudas, amigo?
Le hice un gesto al negro mugriento mientras me volvía para salir.
Yo: - Gracias por enseñarle los vestuarios a mi mamá, me ahorraste tiempo, ahora necesito que me eches una mano... mi padre pidió que mañana no faltes, porque quiere que estés presente a la hora de las fotos...
Motumboh con mala cara me siguió fuera. Me alegraba saber que mi madre no quería tener nada más que ver con él, yo me encargaría de que no la molestase, dado que ahora estaba contratada iba a hacerlo trabajar más que a Kunta Kinte.
Había pensado en colocarlo sobre la reja, a un costado de la entrada, pero como no teníamos herramienta alguna, ni escalera, recorrimos la zona buscando a quien pedirle que nos preste lo necesario para cumplimentar la tarea. Fue en el taller, donde el día antes mi madre había ido en busca de ayuda, que nos prestaron una remachadora y una escalera, el tipo que andaba por allí insistió en que con eso serviría, como estaban con mucho trabajo no pudo darnos una mano.
Me pareció un gesto importante ser yo el que colocase el cartel, si bien subirme a la escalera con Motumboh sujetándola, no me pareció buena idea, no me eché para atrás. Mientras intentaba dejarlo recto, pensaba que el negro maldito por mi interrupción y dejarlo con la sangre en el ojo, o mejor dicho, con la leche en la pija, movería la escalera y me abriría la cabeza cayendo desde más de dos metros. No pasó nada y al bajar pude ver que había quedado perfecto y le tomé una foto con mi teléfono. El resto del día pasó sin más novedades.
Le conté a mi hermana la conversación que había escuchado entre Motumboh y mi madre y se limitó a decirme "te lo dije". De vuelta en casa con mi autoestima por el cielo, le mostré a papá la foto del cartel ya colocado, al igual que hago con mi perro cuando el hace un truco, mi padre me dio unas palmaditas en la espalda, pero eso era un gran gesto viniendo de él.
Pasaron un par de días más y ya la fundación estaba funcionando, mi hermana había contratado a varios trabajadores inmigrantes y madre había convencido a algunas amigas suyas para sumarse como voluntarias. Servíamos comidas y se repartía algo de ropa. Los obreros llevaban la voz cantante y nos indicaban a mi hermana y a mí que debía mejorarse, por suerte dijeron que para no tener ni idea, no lo habíamos hecho tan mal. Con todo el trabajo que implicaba tener la ONG funcionando, mi madre y Motumboh terminaron de distanciarse, al principio él siguió intentando tener algo, pero pronto desistió, sin embargo yo procuraba no perderlos de vista. El tipo siempre se quedaba con nosotros hasta tarde, de momento la función de alberge no era necesaria, y a eso de las nueve de la noche cerrábamos.
Motumboh siempre era el primero en llegar y de los últimos en irse, se había conseguido una bicicleta y con eso se ahorraba el dinero del bus. Conocía a bastantes de las personas que acudían a la fundación, tenía un grupo de amigos de su país, pero no socializaba mucho con ellos, nada más a la hora de la comida se sentaban juntos y charlaban.
La rutina hizo que me fuese relajando, adaptado al trabajo, a comienzos de la segunda semana encontré a mis padres discutiendo, papá se iba de viaje de negocios un par de días y se llevaba con él a la secretaria. Mamá pasó el resto del día ausente, profundamente enfadada, no me di cuenta entonces, pero ese día, él único que estuvo ahí consolándola fue el negro, supongo que con el modesto ajetreo que teníamos no encontraron como encamarse, y eso desembocó en lo que vino después...
Estábamos cerrado, solo quedaban Motumboh y dos de sus amigos africanos.
Motumboh: - Señorita Celeste, ¿Puedo pedirle un favor?
Celeste: - Sí, claro.
Motumboh: - Mis amigos quedarse sin techo, ¿Poder dormir aquí?
Había media docena de literas con ropa de cama listas para un momento de necesidad como aquel.
Motumboh: - Yo quedarme, así vigilo.
Celeste: - Me parece bien, pero mañana si querés, tomate el día libre.
Caminamos hacia el coche, ese día yo había llevado el de mi padre un Mercedes Benz AMG C63, tras dejarle a él y su secretaria en el aeropuerto, les había acompañado para que mi madre viese que no había nada raro. Mami se detuvo junto a su auto antes de entrar.
Mamá: - Pero, ¿Qué van a cenar?
Se giró a ver a los tres chicos y les miró las caras que mostraban incertidumbre exagerada. El sobreactuado protector nos tomó por sorpresa.
Mamá: - Hijos, vayan a casa, yo voy a comprarles algo para que coman, no me esperen.
Mi madre estaba librándose de nosotros con las peores intenciones, intenté ofrecerme para buscarles algo de cenar yo, pero ella insistió, mi hermana dijo que podía ocuparse y me hizo subir al coche con ella, me quitó las llaves y arrancó, el coche de mi madre nos seguía, en un punto del camino hizo un giró y desapareció del retrovisor.
Yo: - Ya está, ha dado la vuelta... esta vuelve para allá... no vaya a ser que pierda tiempo.
Celeste: - Nene no seas paranoico, habrá ido a buscar algo que se olvidó.
Yo: - La pija del negro se olvidó.
Celeste: - O la de los tres negros... jajaja
Yo: - No jodas y da la vuelta.
Intenté agarrar el volante pero me dio un golpe en la mano.
Celeste: - ¡Quieto! -habló despacio y con tono mandón- fuiste vos el que oyó que no quería tener ya más nada con él... te pasaste toda la semana vigilándolos y sabes que no podían haber estado más fríos el uno con el otro, teniendo en cuenta lo que pasó.
Yo: - Ese es el problema, lo que pasó... si pasó una vez, puede volver a pasar...
Celeste: - Sos un enfermo, para vos todas las mujeres somos putas... ese problema es un fantasma que va a seguirte toda la vida si no te hacés ver... vamos para casa y dentro de diez minutos cuando mamá llegué te vas a tragar tus palabras.
Esperé los diez minutos mirando hacía la entrada desde mi habitación, el reloj me estaba volviendo loco, no aguanté más y salí a buscar a mi hermana, la cara con que la encontré no me gusto nada, era de derrota.
Celeste: - llamó mamá, va a cenar con los negros.
Parecía una niña confesando haber roto un jarrón, no levantó la vista del suelo.
Yo: - Voy a buscarla -salí en dirección a la puerta-
Celeste: - Es mayorcita... ella sabe lo que hace.
Volví mi cabeza enfadado a mirarla y fui a buscar el auto de papá, durante el trayecto agarré el volante con fuerza, me mantuve en el límite de velocidad tanto como pude escuchando Cum on Feel the Noize por Quiet Riot, pero no miraba el velocímetro, tenía la vista clavada más allá. Cuando estaba cerca se me ocurrió hacer tanto ruido como pudiese, sin embargo la calma de esa zona me pareció imperturbable, apagué las luces antes de llegar, en los alrededores no había muchas farolas encendidas, aun así veía bien el camino, estacioné a un par de metros de la Fundación para caerles de sorpresa, el coche de mi madre estaba frente al portón, cerrado. Dentro del lugar algo de luz escapaba, si entraba por el portón principal me verían y por algún motivo quería evitar ser visto. Me convencí de que si no estaban haciendo nada, sería mejor que ella no supiese que sospechaba, pero en el fondo quería que estuviesen haciendo algo y que no me pescarán espiando, durante la visita de mi padre él me había indicado un par de entradas más, que en su día sirvieron como salidas de emergencia, una daba cerca de la zona de camas.
Por ese pasaje no se filtraba luz, imaginé que algunos interruptores estaban apagados, tenía llaves de todas las puertas, como mi hermana y necesité usarlas para abrir, procuré que el metal no emitiese ningún chirrido, no cerré una vez dentro por si acaso, los vi a los cuatro sentados a la mesa, comían hamburguesas y papas fritas y hablaban animadamente, los tres hombres a un lado y mi madre enfrente, cada uno de ellos era más negro que el otro, pero uno de ellos era el más viejo, tendía alrededor de cuarenta años, entre ellos hablaban en un idioma o dialecto que no conocía.
No lograba oírles del todo bien desde donde estaba, me fijé en que mi madre les escuchaba con atención, nada parecía indicar que se fuera a desatar la orgía del siglo, la rabia y mi terrible erección se me fue disipando conforme avanzó la cena, cuando ya estaban por terminar de comer el celular me vibró en el bolsillo, acababa de recibir un mensaje de mi hermana, me preguntaba qué pasaba, "nada, están cenando" contesté, me respondió con un emoticono que parecía expresar "ya te lo dije", otra vez.
Estaba listo para irme, los amigos del negro zaparrastroso recogieron las sobras, incluso las de mi madre, el propio Motumboh volvió con un trapo y restregó la mesa, los otros dos se encaminaron hacia las literas, tomando las dos primeras, quedando más o menos a seis metros de mí, me encontraba en una zona de oscuridad total, uno pareció mirar un segundo en mi dirección, pero terminó por acostarse.
Mi madre y Motumboh estaban aun sentados a la mesa, hablaban aun más bajo, apenas me llegaba un murmullo, el mal ánimo de mi madre a lo largo del día se iba calmando, entonces pasó algo que me gustó muy poco, el negro se cambió de lugar y sentó al lado de ella, ambos miraban hacia la zona de literas, me acerqué hasta que estaba prácticamente junto a las camas que habían ocupado los otros dos, no parecían dormidos, la oscuridad me seguía sirviendo de amparo, en cuclillas no debía de vérseme y además la atención estaba puesta en la pareja no en mí.
Presté atención a mi madre y Motumboh, estaban pegados, mi madre tenía las manos sobre la mesa y no dejaba de mirar al frente, el negro tenía la derecha debajo de la mesa y la miraba a ella, mamá parecía muy nerviosa, había dejado de hablar, el otro parecía decirla algo al oído, los ojos de mi madre inquietos buscaban el más mínimo movimiento en las literas, Motumboh movía el brazo bajo la mesa, pude distinguir el movimiento en su hombro, ella susurraba, monosílabos, a veces solo movía la cabeza negando y asintiendo, finalmente con la mano libre, el negro, giró la cabeza de mi madre y la besó en los labios, bufé, pero de nuevo no hice nada más, bajo mi bragueta algo cobraba vida.
Mi madre se apartó en seguida, miró de nuevo hacia las camas, los otros dos no estaban dormidos, hablaban entre ellos en ese dialecto que no entendía, Motumboh volvió a la carga, esta vez besó a mi madre en el cuello, la manoseaba y estrujaba sus tetas a través de la blusa de tirantes que llevaba, no tardó en deshacerse de ella, sacándosela por la cabeza, mamá quedó con un sujetador rosa, los amigos hicieron un comentario jocoso en ese momento. Las manos de ese negro apretaban las tetas con fuerza, mi madre echaba la cabeza hacia atrás, pero seguía pendiente de las literas, sin oponer resistencia alguna.
Mamá: - ¡Para, para!.. que nos van a ver.
Motumboh levantó la vista y la dijo algo, la cara que puso mi madre no me gustó nada, el negro mientras besaba el cuerpo de ella iba bajando su cabeza hasta quedó oculta por la mesa, mamá se agarró con fuerza al canto de esta, estaba sentada con las piernas a ambos lados del banco, ya no miraba hacía las camas, pero creo que sabía que la observaban, los espectadores comentaban la jugada y uno empezó a sobarse el paquete, ella empezaba a gemir, intentando aguantar, como la primera vez.
La cabeza del negro emergió de nuevo, se puso de pie e hizo que ella lo imitase, tenía la calza por las rodillas, las tanga se la había subido al levantarse, el corpiño corrido dejaba el pezón izquierdo al aire, fundieron sus bocas en un beso apasionado, el negro la agarró de las nalgas, los brazos de mi madre quedaron a los lados de su pálido cuerpo, al separarse la volteó hacía la mesa, ella quedó de pie mirando a las camas medio desnuda, uno de los amigos de Motumboh, ya se masturbaba claramente.
Mi madre no miraba hacia delante, definitivamente sabía que la observaban, no quería, ni podía remediar lo que iba a pasar, pensé que se la iba a montar allí mismo, pero el negro hizo uno de los giros de guión a los que aun no me acostumbraba, se agachó de nuevo, desapareciendo tras de ella, su cara, de perfil dejaba claro que de nuevo estaba jugando con su lengua, en efecto la tanga se había unido a su calza, las manos del negro se colaban entre sus piernas, su lengua, bastante larga hacía estragos en la intimidad de ella que intentaba resistirse a gemir, pero llegó un punto de inflexión en el que no pudo más, los gemidos nos llegaban con claridad a los de las literas, en un momento dado dejó salir un grito, pero este fueen parte de dolor. La cara del negro había desaparecido nuevamente, lo cual me hizo pensar que le había mordido el culo, con el grito los otros rieron y el más viejo llegó a aplaudir.
Motumboh se levantó, desde atrás sujetó la cabeza de ella y la hizo mirar el frente, ante una pequeña resistencia, por su parte, el negro no dudo en darle un sonoro azote a su culo, ya herido, con mi madre mirando al frente el negro no dejó de agarrarle la cabeza, le susurraba al oído, una sombra de sonrisa vanidosa se asomó al rostro de ella, pronto la mano libre empezó a jugar entre las piernas de mi madre. Yo veía su rosada concha abierta, de frente, asomando por encima de la mesa, en la única parte iluminada de la sala, los dedos del negro, dos de ellos, se clavaban en las entrañas de ella, la mano venía desde atrás, desde ese punto de vista, se vería su culo aplastado por el negro antebrazo de su amante, gemía cada vez más fuerte, la vergüenza se desvanecía por la calentura, mami estaba a punto de correrse, cuando el negro alzó la voz.
Motumboh: - ¡Tú gusta!
No era una pregunta, pero iba a tener respuesta, él había asomado la cabeza al lado de la de mi madre y sonreía con sus dientes muy blancos.
Mamá: - Sí, sí... me encanta
Ella tenía los ojos cerrados y él le dijo algo al oído.
Mamá: - ¡Me gusta mucho!
Unos últimos movimientos de la mano del negro y mi madre cayó rendida sobre la mesa, él la sujetó por la cadera hasta que su cuerpo se apoyó sobre la brillante superficie plateada, el otro negro volvió a aplaudir, Motumboh saludó con una reverencia teatral, levantó a mi madre, que algo tímida agitó su mano en forma de saludo. Ella se vistió de nuevo y él desapareció un momento y volvió con la silla del despacho de mi hermana, las ruedas hacían ruido al desplazarse, mi madre no entendió que pretendía el negro, tomándola de la mano, mientras aun empujaba la silla, se dirigió hacia las camas, ella se resistió un poco, al llegar los otros dos la recibieron con un murmullo de alegría, la timidez volvía a ser dueña de mi mamá. El negro se sentó en la silla, colocó a mi madre entre él y sus amigos y sonrió, mi madre estaba perdida, dando la espalda a los otros dos, el negro más viejo seguía con la paja.
Mamá: - ¿Qué hago?
Motumboh: - Quita ropa.
Mamá: -¿Acá?
Lanzó una mirada a su espalda y se fijó en pajero.
Motumboh: - Tu hermosa mujer, ellos solo mirar... Tu quieres hombre que te quiera, aquí tres.
Dijo trazando con una mano un circulo imaginario, donde sin él saberlo también estaba yo.
Por otro lado las palabras de Motumboh me dejaron claro porque mi mamá había vuelto a caer en sus brazos, la discusión de la mañana, el saber, casi con total certeza, que papá se cogía a la secretaria. ¿Qué imbécil engaña a una mujer como ella?
Mamá: - ¿De verdad les gusto?
Motumboh tradujo, los otros dos asintieron, a pesar de que aquella zona seguía a oscuras, el tenue brillo de la línea de lámparas bastaba para que los cuatro quedasen a la vista, mis ojos además se habían acostumbrado a la oscuridad y la piel de mi madre era bastante clara, a los otros no los veía con tanto detalle.
Observando a Motumboh empezó a desnudarse, un gesto de la mano de este la indicó que fuese despacio, la vergüenza se esfumó en un segundo, empezó por la calza, con sus manos a ambos lados de la cadera, la fue deslizando hacia abajo, sus piernas quedaron a la vista, no me había percatado de que iba descalza, tenía las uñas de los pies pintadas de carmín, creo. Le siguió la blusa de tirantes, en lugar de sacársela por la cabeza se apartó los tirantes a los lados de los hombros, poco a Poco la fue deslizando hacia abajo, se la terminó quitando por los pies. Hasta ahora el espectáculo estaba gustando a todos, a mí me fastidiaba que volviese a pasar de nuevo, pero estaba atento como el que más con una calentura que superaba a la del sol, en pleno verano. Ahora venía el plato fuerte, mami echó sus manos a su espalda y en un segundo la presión del sujetador desapareció, sensualmente extendió los brazos hacia delante dejando que la prenda los recorriese hasta caer al suelo, de nuevo un murmullo de satisfacción al ver la enormes tetas blancas, duras y redondas, con los pezones rosados erectos. A tres metros de distancia mi vista se esforzaba por no perder detalle, ella se detuvo un momento, giró sobre sí misma, pera que los de la litera no se pierdan ningún detalle, no me pareció que se lo pidiese Motumboh. Mirando con su rostro maquillado con lujuria, a los otros, comenzó a bajar la tanga que hacía juego con el sujetador, su vagina peluda, pero prolija, quedó a la vista, pero esta vez en primer plano.
Motumboh: - Abre.
Dijo a su espalda y ella lo obedeció, dejándonos ver su húmedo interior, ese mismo lugar que años atrás nos trajo a la vida a mi hermana y a mí.
Mamá: - ¿Les gusto?.. ¿Los caliento?
Preguntó abriéndose con la mano de la alianza matrimonial, los labios vaginales.
Al unísono todos emitieron un "Sí". Motumboh ya tenía la verga fuera de los pantalones, de hecho estaba totalmente desnudo, como mi madre. Ella entendió sin palabras, pero se aseguró de marcar un límite:
Mamá: - Ellos solo miran.
Con el pulgar señaló a su espalda y él concedió e informó a los otros en ese idioma que no comprendía. Mi madre se arrodilló, solo veíamos su espalda, al darse cuenta del detalle, su macho giró la silla hasta que ambos estuvieron de frente, allí sentado en ese sillón de cuero del que se apoderó mi hermana, mamá le daba una mamada, como hacía una semana. Esta vez no metió el enorme miembro en su boca, jugó con él, recorrió el glande con la lengua como si se tratase de un helado, al tiempo que lanzaba miradas de reojo a los espectadores algo nerviosa, besó todo ese descomunal falo de ébano y cada tanto lo olfateaba para llenarse los pulmones con olor a macho. Cuando por fin lo tragó y empezó chuparlo, le dirigió una desafiante y lasciva mirada a los ojos, aquello era algo adquirido de antes, por lo visto ella no había sido una mojigata nunca.
La mamada continuó un rato, subiendo y bajando sus labios por el tronco negro, le dedicó más tiempo que la vez anterior, disfrutándolo, esto propició que superara el límite establecido la otra vez, no se conformó con batir su mejor marca, siguió aun más, con lágrimas en los ojos, saliva escapándosele por las comisuras de sus labios, avanzó, con el tipo empujando con fuerza su nuca, hasta que su mentón chocó con los huevos, haciéndolo gruñir de gozo, aguantaba la presión de tener alrededor de 25 centímetros de verga atrapado en su garganta, ella le golpeó los muslos con sus puños para que afloje porque no podía respirar, la sujeción desapareció y mi madre, con un insoportablemente excitante sonido de succión, fue dejando la pija empapada a medida que salía de su boca. La bocanada de aire siguiente, me resultó asimismo excitante.
Hubo unos improvisados vítores y el pajero aplaudió como antes, pero esta vez con la verga más hinchada. Mi mamá estaba colorada y sudando, pero sonreía, acababa de descubrir que la gustaba el exhibicionismo. Motumboh la tomó de la barbilla y la besó de lengua, ella se entregó totalmente, aunque mantuvo los ojos abiertos para contemplar a los espectadores. Lo que vino después me dejó helado.
Mamá: - Cogeme, metémela de una vez... rompeme con tu pija de burro la concha, demostrame cuanto me deseas... la tengo empapada por vos...
Era la primera vez que la escuchaba hablar así, de manera tan vulgar. Motumboh se levantó de la silla, de pie frente a mi madre tradujo lo que acababa de decir ella, rieron los tres, mami le arañó el pecho intentando atraerlo para volver a besarlo, él la levantó, primero agarrándola del culo, quedando su verga atrapada entre los vientres de ambos, después la levantó de los muslos y la ensartó hasta el fondo de su concha, ella se agarraba con una mano a su cuello, con mucha facilidad ese macho la elevaba y la dejaba caer sobre su pija clavándola hasta los huevos. La muy puta ya no pudo reprimirse más.
Mamá: - AHHHHH...
Gritó con una mueca de dolor.
Mamá: - Es enormeeeee... me abrís hasta el uteroooh... cogeme con más ganas mi amor... mostrales a tus amigos que soy tu hembra...
Él sonrió en silencio, los otros también parecían contentos. Su semental comenzó a balancearla arriba y abajo con fuerza, ella se agarraba como podía, mientras gemía a los gritos y las tetas se bamboleaban. Los músculos de Motumboh se tensaban a causa del ejercicio, mi madre empezaba a acostumbrase a tener dentro toda la longitud de su verga. El esfuerzo debió ser demasiado, pues estando ella en los albores de un nuevo orgasmo, el negro la bajó, respirando con dificultad alcanzó la silla de mi hermana y ella se se agarró a los brazos de la misma, parando su culo delante de su amante, las primeras embestidas hizo que la silla se deslizase, entonces para corregirlo la agarró por la cadera y fijó su posición. Comenzó a bombear con un ritmo constante, no excesivamente rápido, en aquella postura también debía de llegar a profundidades desconocidas para mi mami, pero esta no tardó en acostumbrase.
En cosa de un par de minutos le suplicaba que fuese más rápido, él la complació y al aumentar el ritmo apareció un nuevo sonido, se oía un leve chapoteo acuoso al tiempo que el golpeteó de la carne contra carne alcanzaba el volumen de los quejidos. En un momento dado, después de sacar por completo su pija, Motumboh dio una embestida aun más bestial que la primera, tras esto, se detuvo y se inclinó sobre el cuerpo de mami, apoyando su pecho sobre la espalda de ella, le corrió la cabellera morena con la mano izquierda y le susurró algo al oído. Los secretitos entre ambos me matabande celos, por suerte para mí no duraban mucho ocultos. Pocos segundos después continuó perforando la jugosa vagina.
Mamá: - Me vuelven loca las vergas negras... son mucho mejores que las blancas... mmm... son increíbles... muy duras y enoooormes...
No hizo falta traducción todos lo habían entendido.
Tan clara quedó la proclamación, que el pajero se levantó nada más ella dejó de gritar, empalada desde atrás, con el pelo fuertemente agarrado por Motumboh, se quedó mirando al negro veterano, este era aun más alto, mediría 1.90 mts por lo menos, se colocó de perfil a ella para que el respaldo de la silla no molestase acomodando su verga a pocos centímetros de la preciosa cara de mi mamita, esa tranca también era más grande que la que tenía enterrada, aunque más delgada. Miraba alternativamente hacia atrás y hacia delante, interrogando con los ojos a Motumboh, esperando una indicación para proceder, si bien aquello incumplía la regla que mi madre había impuesto al principio, ahora todo parecía más laxo, salvo los rabos de esos mandingos. El rabo del viejo estaba a su máxima erección, no había hecho ni dicho nada, dubitativa mi mami extendió su mano derecha, sosteniéndose ahora solo con la izquierda y agarró la nueva verga. Al principio solo la masturbó, pero no aguantó demasiado y terminó dándole un lametón y de eso a mamársela con ímpetu.
Para facilitar la tarea, sacaron la silla, ella se sostuvo con sus manos en los muslos del nuevo negro que tenía delante suyo, esto la obligó a mamársela sin la ayuda de sus manos, quedó a merced de los dos machazos, si alguno empujaba demasiado ella terminaría con la nueva verga alojada en el esófago. Motumboh fue gentil, el otro también, no la dieron pijazos fuertes y mamá poco a poco iba tragando más y más por sus dos extremos. Motumboh decidió un nuevo cambio de postura. El viejo ya tenía la mitad de la chota bien mojada de saliva, en esta ocasión tumbó a mi madre en la litera, que había quedado libre, boca arriba, Motumboh siguió cogiéndosela, el otro dio la vuelta a la cama y se agachó hasta que su pija entró en la boca de ella desde arriba. Mami parecía una tragasables de carne, el nuevo negro me tapó la visión con su espalda y decidí moverme hasta conseguir una vista aceptable.
En aquella nueva posición mami podía ayudarse con las manos para hacer una buena mamada, además Motumboh y su amigo podían jugar con las monumentales tetas, esto les resultó bastante entretenido, cada uno agarró la que pudo, las amasaban, pellizcaban, estrujaban e incluso golpeaban, era sexo violento, salvaje, dos sementales poseyendo a una hembra en celo. Los gemidos de mi madre se convertían en gruñidos guturales ahogados por la poronga larguísima del negro maduro, o quejidos cuando este la daba un respiro para tomar aire. Cuando el mayor de los mulatos quiso penetrarla, ella con el pitón de Motumboh en la boca, intentó decir:
Mamá: - Él gno meg la ghmete... solo vos...
Él asintió y trasladó el mensaje, al otro no le hizo mucha gracia pero convino en volver a alterar las posturas, ella se colocó en cuatro patas siguiendo las indicaciones de su macho pijudo, esta vez se perdieron las formas, los dos negros dieron todo lo que tenían en la nueva postura, el amante la bombeaba aceleradamente por la concha y el viejo por la garganta, pero este último dolido por no poder probar la tibieza de su vagina, la embestía brutalmente mientras le cacheteaba las tetas. Mami rebotaba de lado a lado. Él más joven de los tres, se había bajado de la litera de arriba y se acomodó debajo de ella para chuparle las tetas, succionaba intensamente, alternando los pechos. Ella temblaba de placer, un par de minutos más tarde fue el culmen, mi madre estalló, como pudo consiguió liberar su boca y gritar como una poseída.
Mamá: - SIIIIIIII... me corrooooo como una putaaaaaaahh... ahhhhh...
El conjunto de gemidos que siguió resultó ininteligible par mí.
Motumboh: - Aguantar ya faltarme poco...
Mamá: - No... noooo... ¡Para!.. sacalaaaaaaa...
Ella reaccionó por suerte a la velocidad de un rayo. Él le hizo caso y se la sacó. Mami giró su cuerpo, quedó de rodillas delante de este y mientras que con sus manos pajeaba a los otros dos, le dijo:
Mamá: - Mi rey metémela en la boca que quiero tomarme tu leche...
Él no se hizo rogar y para alegría de los otros, mami no se olvidó de ellos y también se las mamó, pasaba de verga en verga, chupando como la mejor actriz porno, lamiendo las cabezas y masturbándolos a todos. Motumboh fue el primero en acabar, ella cumpliendo su promesa no desperdició ni una gota y se tragó todo su semen.
Le siguió el más joven que la sorprendió en mitad de un cambio, los perdigonazos fueron a caer en su mayor parte en la cara girada de mi madre y su pelo, cuando ella se dio cuenta intentó sin éxito volver a girar, sin embargo, al igual que a Motumboh decidió darle un lametón y dejarle bien limpia la pija. Luego de esto, se concentró en el maduro, este aprovechó la exclusiva para darle más trabajo a la garganta de mamita, que no llegaba a tragársela entera, cuando por fin se corrió, el primer chorro fue bastante adentro, lo que le provocó una arcada, cuando pudo sacársela los siguientes disparos impactaron en sus apetitosas tetas, dejándole un hilo blanco colgando desde sus labios hasta los senos. se la escurrió por la barbilla. Escupió al suelo cuando fue dueña de sí. A este último no le hizo limpieza.
Mami quedó agitada, con la respiración entrecortada, todo su cuerpo empapado en sudor, saliva y esperma, confiriéndole un brillo morbosamente encantador, tenía los ojos húmedos de lagrimas de puro placer. Miró a los sementales y sonrió triunfante. Imaginé que aquella sonrisa iba dirigida a mi padre.
Aunque parezca imposible de creer el más joven de los morenos seguía con la verga dura, al fijarse en él, dijo con cierta resignación:
Mamá: - Vení, dale... no seas tímido, qué más da otro polvo... al fin y al cabo, dicen que la leche hace bien...
La muy puta ya había tragado el setentaicinco por ciento de las pijas del edificio y sin saber que faltaba un veinticinco, volvía a repetir.
El chico se acercó, en efecto con cierta vergüenza, su verga era normal de largo, pero bastante gorda, con dulzura mami le pajeó y cuando notó que estaba por llegar abrió la boca y sacó su lengua.
Mamá: - Me encanta el chocolate con leche... mmm... que rico...
Esta vez, los guascazos le cayeron en la cara y el pelo, se limpió con la ropa de cama de la litera, recogió sus cosas y dijo:
Mamá: - ¿Qué hora es? Seguro que tardísimo, me voy... esto ni una palabra a nadie.
Con la mano que no sujetaba su ropa, se llevó un dedo a los labios en señal de silencio. Todos asintieron con la cabeza, a mí me resultó difícil de creer. Mi madre se fue hacia los vestuarios, mientras los otros estaban exhaustos acostados, contemplando el encantador cuerpo desnudo de ella bamboleando el culo al caminar.
Yo que llevaba casi todo el rato en cuclillas regresé así hasta la puerta por la que había entrado, al salir y cerrar, con cuidado de no hacer ruido, me odié a mi mismo por no hacer nada de nuevo, miré el teléfono llevaba allí más de dos horas, había un montón de mensajes de mi hermana, me metí en el coche, el motor apenas rugió, no encendí las luces hasta estar a una distancia prudencial, en el control de entrada de nuestro barrio cerrado me tocó encarar al guardia: "Vaya cara trae, ¿Está bien?" preguntó. Sin contestar avancé cuando levantó la barrera, llegué a casa, mi hermana me esperaba en el salón con su sexy ropa de dormir, me oyó entrar y vino hacia mí con gesto de preocupación.
Celeste: - ¿Dónde estabas?, te llamé a vos y a mamá y ninguno contestó...
Era extraño verla sin su absoluto control.
Celeste: - ¿Ha pasado de nuevo?
Me conocía lo suficiente para que no tuviera que contestar, con verme la cara ya tenía todas las respuestas.
Celeste: - Otra vez no hiciste nada, mierda... ¿De nuevo en las baños?
Yo: - No.
Respondí seco y empecé a subir las escaleras en dirección a mi cuarto, era casi media noche.
Yo: - Lo hicieron en las literas, en una de las mesas y en tu sillón... había semen por todos lados...
Celeste: - ¿El asqueroso de Motumboh enlechó el sillón?, ¿Mi sillón?
Parecía que aquello era lo más grave de cuanto pasó esa noche.
Yo: - Los tres negros que vos autorizaste a dormir en el edificio regaron su esperma por todos lados, especialmente en mamá.
No, el otro, su amigo. La ha plantado en el respaldo, Motumboh se ha sentado desnudo mientras mamá hacía un striptease para él y sus amigos.-
Celeste: - ¡Cómo!, contame todo ya...
Parado ya en la puerta de mi habitación le hice un breve resumen.
Celeste: - No me lo puedo creer.
Yo: - Hacelo y por lo que vi esta noche, no tiene pinta de ser un desahogo pasajero... y encima mira como estoy.
Le señalé mi erección.
Yo: - Vos dijiste que si me callaba me lo compensarías... ¡Hacelo!
La agarré por las muñecas y la empuje en dirección a mi cama...
CONTINUARÁ
Autores: Gran Chakal & Gus Becker
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Uff riquísimo tus relatos q ganas de ver la tercera parte y ver la compensación de la hermana🤤
ResponderBorrarMegalodonblak@hotmail.com
Esta serie se está poniendo muy buena, me calienta mucho que la madre se entregue a los negros y el hijo se mate a pajas y que además tanto su mamá como su hermana sepan que es un jeropa que le gusta el porno interracial.
ResponderBorrarCeleste me late que es tan o más puta que la mami.
Abrazo Gus y gracias por tus obras de arte!!!
Que rico relato ver q mamá es bien puta 🔥🔥🔥
ResponderBorrarExcelente relato, le encanta como la historia se va desarrollando, la mami continua su degustacion de bananas negras y el hijo mas pejero, presiento que en cualquier momento algo pasará entre los hermanitos.
ResponderBorrarGracias a los autores por seguir alimentando mi morbo.
Exelente relato no veo la hora de que venga la tercera parte...
ResponderBorrarLeí este relato desde que estaba en los relatos privados, y me ha encantado muchísimo. Se está poniendo muy emocionante y muy morbosa la situación. P.d. soy muy fan de estos relatos, pero perdí mi cuenta de correo anterior, pero espero pronto volver a leer los relatos privados. Besos
ResponderBorrarEste relato al igual que de mamá y el mecanico se ponen cada ves mejor en cada capitulo esperaré el proximo relato que ojala no demore demaciado saludos
ResponderBorrarExcelente, me encantó. Esperando el siguiente, el de la mamá y el mecánico también.. Gracias. ☺️
ResponderBorrarfiercearmando3309@gmail.com
Esto se prendió Guss
ResponderBorrarA principió se resistió y luego acabó con todos wow
Saludos Gusd
Tremendo relato está genial cada renglón que iba leyendo me transportaba a ese lugar de a ratos me.dava la impresión que yo.mismo está presenciando ese momento abrazo al autor .
ResponderBorrarGasty
Me encanta que le guste cada vez más el chocolate.
ResponderBorrarGracias por seguir compartiendo los relatos, la espera será dura.
Joandrox@gmail.com