Papá se marchó, no
sé si con otra mujer, o qué, pero se fue al extranjero. Nada hacía
prever que terminaría con mamá, pero terminó.
Pero el problema
mayor era que papá era el único sostén de la familia, mamá no
trabajaba, sólo se encargaba de criarme.
La casa era
alquilada, los ahorros alcanzaban para unos meses, papá era un
empleado y ni le importó en la penosa situación económica en que
nos dejaba.
Se rajó tan rápido
que hasta su ropa dejó, ¿Qué pasó?, no sé, pero el futuro
próximo era ahora lo mas preocupante. Ya habría tiempo para
reflexiones y preguntas, pero no ahora.
La carta que dejó
solo tenía escrita una palabra, y esa era “adiós”,
explicaciones : ninguna.
Mamá es una típica
mujer criada en el campo, de 30 años cumplidos este mes, 1,55 mts de
altura, con el cabello castaño largo y algo ondulado, hasta mitad de
la espalda, ojos color miel, nariz chiquita, pechos medianos, fina
cintura y muy linda cola, terminando con hermosas piernas. Es
calladita, sumisa, ingenua, se cree todo.
Estaba muy
desesperada, el primer mes de la ida de papá, ella le preguntó a
casi a todo el vecindario si tenían o sabían de algún trabajo.
Vino la dueña del
departamento, hablaron un rato largo y mami le expresó un sinfín de
escusas, pero la dueña le dijo que necesitaba la plata del alquiler.
Cuando se retiró,
mamá lloró sobre la mesa. Al otro día, fuimos a hacer las pocas
compras que nos permitió el escaso dinero que poseíamos, solo lo
justo y en la panadería, el dueño le presentó a Doña Clara. Esta
mujer, según escuché en el barrio, era considerada como muy viva y
para nada ingenua, si podía tomar ventaja de cualquier cosa lo
hacía, sin importarle el cómo ni el que dirán.
A la salida de la
panadería, Clara nos invitó a un bar, .e compró una gaseosa con un
tostado y ellas bebieron café doble. No tuvo tapujos en la manera de
hablarle a mamá por más que yo estuviera presente y fue al grano,
le explicó que ella trabaja desde hace dos años, como empleada
doméstica con cama adentro y dijo:
- El viejo Braulio paga muy bien, pero.....imaginate, es inmundo, ya estoy cansada de tenerlo arriba mio, rompiéndome toda, más ahora que me junté con un quinielero que conocí hace un par de meses, ya es hora de formar una familia ¿Viste?.. Eso si, con Braulio casa y comida van a tener, eso seguro, ponele la firma…. cuanto mejor te portes, más beneficios vas a tener… nena fijate, si te interesa el laburo, te recomiendo con mi patrón para que me reemplaces… pero te va a ser duro y no habló del trabajo…
- Acepto, Clara tengo un nene que depende de mí y el hijo de puta de su padre nos dejó en bolas, no puedo darme el lujo de elegir trabajo, es esto o la miseria.
Unos días antes de
entregar la casa (no teníamos muebles pues lo que estaban eran de la
dueña), fuimos a lo de Braulio.
El tipo vivía en
una casona muy vieja tipo PH, con un patio cuadrado semicubierto en
el centro de la propiedad y rodeándolo en galería, los demás
ambientes: una modesta cocina, un baño, un comedor mediano con una
mesa, 6 sillas y un viejo sofá de 3 cuerpos, luego seguía una
habitación grande y la habitación del viejo con baño propio. Todo
contiguo, para ir de un lugar a otro, hay que pasar obligadamente por
la galería que rodea al patio. Las paredes estaban descascaradas,
manchas de humedad por todas partes y a donde se mirada solo se
observaba cosas viejas.
Clara ya se había
ido para no volver, nos recibió el viejo, quien realmente tiene una
cara de degenerado terrible y una apariencia espantosa, es pelado,
alto, de casi 1,90 mts.,con un tupido bigote, la piel muy blanca y
bastante peludo el pecho (tenía una camisa celeste toda
desabrochada). Con una sonrisa, me frotó la cabeza y le dijo a mamá:
- ¡¡¡Que chiquita!!!... digo de físico, claro.
Nos sentamos en el
comedor, trajo bebidas frescas para beber y se pusieron a hablar
mientras yo miraba el comedor, bastante descuidado.
Mamá había ido
vestida normal, con un vaquero apretado y una remera blanca ajustada.
Cuando ella le pidió
permiso para ir al baño, el viejo la acompaño al baño principal,
que estaba entre las habitaciones. Braulio reveló ser un viejo verde
degenerado, quedándose parado con el oído casi pegado en la puerta,
escuchando lo que mamá hacía mientras me guiñaba un ojo y con una
mano se frotaba la bragueta.
Antes de irnos le
dijo que tenía que estar uniformada (el uniforme lo proveía él) y
nos mostró nuestro dormitorio.
El fin de semana
siguiente nos mudamos a lo del viejo, presintiendo como sería todo,
pero era lo que había, no quedaba otra.
Braulio era un jefe
de estación ferroviaria jubilado, por lo tanto estaba siempre en la
casa.
Ese primer día
llegamos de noche, nos acomodamos rápido en la habitación que el
viejo nos dio, la cual tenía 2 camas de una plaza, 1 roperito, 1
cómoda y 1 silla rota. Arreglamos la poca ropa que teníamos y nos
tiramos vestidos en las camas a descansar.
A eso de las 22 hs,
mientras mamá preparaba la cena, el viejo comenzó a mostrarse tal
cual era.
Me dijo:
- Es linda mamita... ¿Luly le dicen no?
- Si se llama Luciana
- ¿Y vos pendejo, cómo te llamás?
- Sebastián
- Si... es muy linda tu mami… es joven... lástima que anda muy vestida (mamá llevaba puesto un vestido amplio, color rosa con florcitas blancas, largo hasta la rodilla)
- … (no contesté nada)
- ¿Dormían juntos?
- No, yo tenía mi dormitorio
- Bueno, acá la vas a ver en ropita interior, eso es bueno... va a llegar un momento en que todos vamos a andar livianos de ropa... ¿Te molesta eso?
- Nnnnno (¿qué otra cosa podía decir?)
Llegó la cena y el
descarado alababa como cocinaba mamá. De sobremesa el viejo sacó
una botella de licor de huevo, casi obligándola a beber; como mamá
nunca tomaba alcohol, comenzó a bostezar y se le cerraban los ojos.
Antes de ir a
dormir, pasamos por el baño y luego nos encerramos en nuestro
dormitorio, que la única comodidad eléctrica con la que contaba era
un velador con los cables pelados, en contraste con la habitación de
Braulio que tenía aire acondicionado.
El calor era
insoportable y transpirábamos en nuestras camas a más no poder,
para dormir cómoda mamá se sacó el camisón y fue la primera vez
que la veía en ropa interior. Ella tenía cierta timidez que la
mirara en bombacha y corpiño, pero se resignó, sabiendo que sería
así de ahora en más.
Nuestra pieza estaba
al lado del comedor y la del viejo daba a la otra punta del patio. La
habitación de él tenía una puerta con vidrio y persianas con
postigos antigua que daban al patio.
El día siguiente
fue domingo y el viejo con mi mamá fueron a hacer compras, yo
aproveche para revisar entrar al cuarto de Braulio y revisar sus
muebles.
En un cajón, de
abajo de un ropero, encontré “el placer” del viejo, una caja de
zapatos que contenía: un consolador enorme negro, cinco bolas chinas
de un respetable tamaño, un aparatito en forma de óvulo con un
cable que iba a un control remoto, ropa íntima de mujer, tanguitas
minúsculas con voladitos, babydolls, CDs porno, etc.
Ya no tenía duda
que mamá iba a tener mucha “actividad” acá. En la heladera
había supositorios para ayudar a dilatar el ano tal como decía el
prospecto y otros antiinflamatorios.
Como a la media
hora, ellos volvieron muy risueños. Ese día fue tranquilo, el
último de tranquilidad.
Después que nos
bañamos todos, mamá hizo la cena, y como la vez anterior licor de
sobremesa y a la cama.
Ya mamá se quedó
en ropa interior en forma más natural.
Como era verano y
estaba yo de vacaciones, el lunes, apenas se levantó y antes de mamá
comenzar con la limpieza, fue con el viejo a una escuela privada que
estaba a dos cuadras a inscribirme.
Cuando regresaron,
mami estaba llorando de la alegría, no sabía como agradecerle a
Braulio que haya pagado él la inscripción y además prometiera
hacerse cargo de todas las cuotas mensuales. El viejo le decía que
no era nada, que lo hacía pensando en mi futuro, porque el colegio
era muy bueno y contaba con jornada doble, sacándome a mí, tiempo
para andar callejeando con los otros pibes vagos del vecindario.
Mamá se fue a
cambiar al baño, yo estaba en el sillón, en una punta mirando tele
y el viejo se sentó en la otra punta del sofá. A él se lo notaba
nervioso, excitado, alterado.
Cuando escuchó que
mamá apretaba el botón del inodoro, comentó en voz baja:
- Con el tremendo culo que tenés, el sorete que habrás echo, puerca
Apareció mamá y el
viejo ya se movía inquieto.
El “uniforme”
era un guardapolvo rosa, con una tela que dejaba ver todo
perfectamente y súper cortito, apenas terminaba donde comenzaban las
nalgas. Pero lo que me puso nervioso, era que debajo no llevaba nada,
ninguna ropa interior, o sea, estaba desnuda.
No tenía duda que
mamá tenía muy claro como eran las reglas del juego y que yo sería
espectador involuntario de lujo. Seguramente las salidas juntos les
sirvió para hablar.
El viejo por
supuesto le dijo que comenzara por el comedor, en donde estábamos,
mamá barrió y cuando comenzó a limpiar la mesa, el uniforme se
levantó dejando ver toda su cola.
Casualmente el culo
de ella quedó apuntando a la cara del viejo que suspiró fuerte.
¿Casualidad? No lo
sé, mamá estaba entrando en un estado de exhibicionismo y
desfachatez que nunca le había conocido, pero dicen que la necesidad
tiene cara de hereje.
Mamá cerró los
ojos, y siempre haciendo que limpiaba, se corrió para atrás, ahora
el culo chocó con la nariz del viejo, que le tomó las nalgas con
las dos manos, las abrió un poco y le pasó la lengua por el agujero
del culo.
Enseguida mamá me
dijo:
- Sebi, andá a la habitación
Pero inmediatamente
el viejo ordenó:
- Nooo, quedate... que se acostumbre… ya lo hablamos en la calle
- Bueno no te enojes. Sebi, seguí mirando tele.
El viejo le volvió
a lenguetear el culo y ella a refregárselo por la cara. Estaban
sacados.
Braulio comenzó a
manosearse el bulto que estaba muy hinchado y de repente se paró, la
agarró de la mano y mirándome me dijo:
- Ahora si, quedate un rato acá que vamos a hacer unas cositas con mamá y volvemos
No aguantaron a la
noche, fueron a la habitación del viejo, dejando la puerta abierta.
Al entrar, el viejo se le abalanzó, la besó bruscamente, mientras
le levantaba el guardapolvo y le tocaba desesperadamente el culo, en
estado de máxima excitación, él se bajó los pantalones y luego el
calzoncillo, liberando la pija que saltó a los golpes pidiendo
acción.
Era larga, no
gruesa, tirando a fina, pero con la cabeza enorme, desproporcionada
en relación al tronco. Y como dije, muy larga, parecía un hongo
estirado y súper cabezón.
Mamá se arrodilló,
Braulio con una mano agarró el tronco y le acercó la verga a los
labios de ella, con la mano libre le apretaba una nalga.
Abriendo la boca lo
más que pudo y con muchísimo esfuerzo comenzó a chupar la
cabezota.
El viejo, mirándola,
le dijo:
- Esta noche preparamos el culo y me lo entregás
Mamá seguía
luchando con el gordo glande dentro de su boca, y antes que pudiera
metérselo por completo, recibió un abundante descarga de semen que
la ahogó, se vio obligada a sacarse la pija para poder respirar.
La leche le
chorreaba por las comisuras de los labios, ella se incorporó, y
después de limpiarle la verga con la lengua, salió corriendo al
baño.
El viejo se subió
los pantalones y vino al comedor, se sentó a mi lado y me dijo
cagándose de risa:
- Bueno, ya está por ahora, mamá tomó la lechita jajajaja.
Ella estuvo casi
media hora dentro del baño y ahora salió con la bombacha, se sentó
en al medio de nosotros un rato antes de ir a preparar el mate.
El viejo, siempre
riéndose, le preguntaba:
- ¿Estaba rica?
Mamá no dijo nada,
solo sonrió.
Transcurrió el día,
ellos descansando cada uno en su habitación. A la hora de la cena
comimos liviano y la entremesa fue larga.
Mamá aprovechó que
el viejo fuera al baño para decirme que dormiría con él, algo que
yo ya sabía. Lo aprobé con tristeza.
Braulio era tan
degenerado que sentía un placer extra si yo miraba o escuchaba las
cosas que le hacía a mamá. Y a ella le brotó todo la sexualidad
que tenía latente.
Cuando mamá se
estaba cambiando y yo ya me iba apesadumbrado a mi dormitorio, el
viejo me gritó que le llevara los cigarrillos que había dejado en
la mesa del comedor. Fue a propósito.
Cuando entré a su
habitación para dárselos, estaban todos los juguetes en la cama,
los supositorios en la mesa de luz y él solo con una camiseta y nada
más, la verga se le veía muy dura.
Me miró con esa
sonrisa morbosa que tenía y me preguntó con voz jadeante, bien
babosa:
- ¿Te gustan los “chiches” para jugar con mami?. Mamá va a ser juguetona después que pruebe esto y “esto” que me cuelga entre las piernas… jajaja… me vas a dar las gracias porque vas a tener una mamita nueva... ya me vas a dar las gracias, vas a ver… voy a dejar la puerta abierta para que vos escuches a mami jugar, si querés mirar lo juguetona que se va a poner, mejor... jajaja
Le hice una sonrisa
cómplice y noté que sin quererlo comenzaba a excitarme. Fui al
comedor tomar una gaseosa antes de acostarme y me choqué de frente
con mamá.
Estaba desnuda con
una remerita blanca cortita, a la que se le marcaban los pezones, me
quedé petrificado mirándole la vagina con apenas vello púbico,
ella me dió un beso en la frente y se fue a la habitación donde la
esperaba su patrón. Cuando se iba, el bambolear de los cachetes de
su prominente culo, me calentó tanto que me desquició. Al entrar ni
amagó cerrar la puerta.
Ya nadie se cuidaba
ante mi, del viejo no me extrañaba, pero de mamá si. Al final,
Braulio tenía razón, nacía una mamá nueva para mí.
Fui a mi habitación
y tampoco cerré mi puerta, desde allí observé que ellos apagaban
la luz principal dejando solo prendidas las dos lámparas rojas de
los veladores. El viejo puso boleros de fondo, a pesar de no estar
tan alto el volumen, llegaba a mis oídos.
Me quedé en mi cama
hasta que escuché el primer gemido de mamá, me levanté y me asomé.
Ella estaba boca abajo con el culo parado y la cara del anciano
enterrada en esa hermosa cola, recorriéndola con su lengua y
llenándola de saliva.
Mamá con una mano
se llevaba a la boca el consolador negro y lo chupaba desesperada
como si fuera la verga de otro hombre, y abría las piernas para que
el viejo pudiera introducir más su cara y lenguetearla
profundamente.
Entre tanto, Braulio
colocaba vaselina un supositorio, siempre mirando perversamente el
orto de mamá, al cual le pegó con la mano libre sonoras cachetadas
dejándolo rojo. Con el supositorio recorría en círculos el
esfinter anal de mamá y ayudado con sus gordos dedos, lo introdujo
despacio al supositorio hasta que el culo se lo tragó todo,
produciendo que instintivamente ella levantara más provocativamente
su cola.
Para que la rotura
sea mayor, tres dedos untados con vaselina recorrían ida y vuelta el
conducto anal. Ambos gritaban de placer.
Cuando el consolador
comenzó a recorrer el cerrado camino del supositorio, mamá largó
un gemido fuerte que habrá despertado a más de un vecino.
- Nooooooooooo… me muero… siento mi culito abierto…
Dijo mamá con la
voz de otra mujer, como si estuviera poseída por la lujuria.
El viejo mirándola
sorprendido, la bombeaba a más velocidad con el consolador negro.
- Uyy, Luly no puedo creer… ¿Putita, te hicieron el culo alguna vez?
- Hace mucho
- ¿Era una pija grande?
- No, chica
- Que hermoso… ya me parecía porque está muy fruncido… vamos a jugar mucho con tu colita pata que te entre mi verga… esperá a que te calentés y te va a entrar hasta la alfombra…
Pasaron como 10
minutos, el supositorio y el consolador lograron dilatar el estrecho
orificio. Braulio, sin permitir que ella se moviera, reemplazó el
consolador por las bolas chinas, gracias al lubricante le entraron
las cinco pelotas unidas por un cordoncito.
Al percibir cada
fría bolita abrirse camino en su ano, mamá mordía la almohada y
gemía.
Ella se retorcía
con eso adentro y no pude saber si era de gozo o de dolor.
De su culo quedó
colgando la soguita para sacárselas.
Agarró el óvulo y
se lo introdujo en la concha y con el control comenzó a hacerlo
vibrar. Ella levantó la cabeza y comenzó a bramar de placer.
El viejo se acomodó
con la pija apuntando a la boca de ella y mamá comenzó a chuparla
ávidamente.
Los orgasmos se
reproducían en el cuerpo de mamá, se retorcía constantemente
suplicándole que parara con eso.
El viejo sonreía
perversamente y le pellizcaba los pezones, arrancándole gritos, ella
golpeaba la cama con sus puños y tiraba golpes al vacío.
De la concha salía
un fuerte chorro como de meo, señal que mamá estaba acabando. El
viejo sacó el vibrador de la concha, luego las bolas chinas, una por
una, muy pausadamente, un breve quejido femenino las despedía.
- Ensuciaste las bolas chinas con mierda, puerca… no las puedo guardar así… chupalas hasta que queden limpias
Sin voluntad,
cumplió con lo ordenado. Esa señora no era mi madre, era la esclava
sexual del viejo.
Braulio contento con
la faena, se acomodó detrás de ella y se lubricó la descomunal
cabeza de su chota.
Aferrándose de la
cintura de mamá, de un fuerte empujón le cavó la verga hasta el
fondo, ella quiso escapar, pero los brazos del viejo no se lo
permitieron.
El placer que que
hace un rato sentía, se transformó en un agudo dolor.
Lo rasguñaba, lo
golpeaba, lo empujaba, pero todo era inútil, el viejo maldito no
estaba dispuesto a ceder un centímetro.
Era demasiado grande
la cabeza para su túnel y a medida que avanzaba dañaba, y mucho.
Los ojos de mamá
parecían darse vuelta.
La larga pija
comenzaba a esconderse toda adentro del cálido culo de mamá.
Pronto comprendió
que la resistencia era en vano.
Con la verga toda
enterrada, el viejo se detuvo y sin sacarla se acomodó mejor sobre
la espalda de mamá y comenzó a bombearle el culo.
Ella no gritaba,
apenas tenía fuerzas para levantar sus pies en señal de dolor.
La vida de mamá
siempre fue muy sufrida y este no era un momento alegre, como siempre
hizo, aguantó como pudo su penar.
Estaba como muerta,
se dejaba hacer.
De golpe, el viejo
se la sacó y ahí ella revivió, gritando al sentir salir la cabeza.
Nuevamente le
enterró el consolador negro en el semidestruído culo de ella.
Mamá lloraba,
estaba recibiendo dos terribles pijas, distintas, pero ambas dañinas.
- No aguanto más… aaaaaaaaaaaaay… soltame por favor…
Sin darle
importancia a los lamentos, él la cogío un rato con el consolador,
hasta que lo sacó y volvió a meter su pija, toda de golpe.
La culeaba
alternando su pija y el consolador.
Se veía en la cara
de mamá el agotamiento.
Con su culo ya
sodomizado, se acostumbró a los embates brutales, a la gran cabeza
destruyéndolo.
Con las pocas
fuerzas que le quedaban comenzó a subir y bajar el orto, acompañando
el bombeo del viejo y logrando que tras largas 2 horas él eyacule
llenándole el orto de pesados grumos de leche, que caían manchando
las sábanas.
El viejo salió de
adentro suyo y ella cayó desplomada sobre la cama, inerte, si no
fuera por sus jadeos, creería que el viejo la dejó sin vida. Estuvo
así por más de 10 minutos.
El culo estaba muy
reventado, se lo veía más grande que la vagina.
Mamá con mucho
esfuerzo se levantó para ir al baño y yo fui a mi pieza.
Al salir del baño,
ella con una bata negra corta, pasó por mi habitación, me vio
despierto y entró intentando dibujar una sonrisa, estaba demacrada,
sin energía.
Se paró a mi lado y
me dió un beso en la frente, olía muy raro.
- ¿Estás bien mamá?
- Si hijo, tranquilo, estoy bien… sólo espero que puedas entender algún día, que todo esto fue por necesidad…
Volvió a la
habitación del viejo, antes de llegar a la puerta dejó caer su bata
y entró desnuda, los escuché hablar y reír, al rato las luces se
apagaron.
A las 8 de la
mañana, gritos, ruidos y gemidos me despertaron., me levanté medio
dormido y me asomé.
La encontré de
cuclillas en la cama, con el consolador negro dentro de su vagina,
sentándose a horcajadas sobre él.
Ante mi torpeza me
expuse, mamá me vio, el viejo también.
Le vi el diablo en
el rostro de Braulio, que sin sacarle sus ojos al cuerpo de ella, me
dijo:
- Vení lindo, pasá… no tengas miedo... mamita te va a necesitar…
- ¡Eh! ¿Te volviste loco?.. es mi hijo…
- Ya lo sé… o lo dejás pasar o te buscas donde ir…
Mamá haciendo un
ademan con la mano me dijo:
- Si, vení hijo... ayudame
Me senté en la
cama, a un costado de ella, que no se animaba a mirarme.
La situación era
extraña, mamá estaba como estatua, no se animaba a mover ni un
musculo, pero seguía con el consolador en su interior. Braulio se
impacientó y le pegó una cachetada en la teta hacia, haciendo que
mamá perdiera el equilibrio y se enterrara todo el consolador en su
concha.
- ¡¡¡AHHHHHH!!!... oughhhhhhhhh
Instintivamente, en
la caída, llevó sus brazos hacia adelante para aferrarse de algo, y
ese algo era yo. Sujetándome de los hombros, inclinó su cuerpo
hacia adelante hasta tocar con su cabeza mi pecho.
- Me lo clavé hasta el útero… ufffff...
Me dijo,
recargándose más sobre mí, y sin darse cuenta poniendo el culo en
posición de guerra.
Se quedó quietita,
empalada por el consolador y el viejo, aprovechando la situación, se
acomodó atrás de ella, se escupió la cabezota de la pija y se la
enterró en el culo.
De tan dilatado que
le había quedado el culo, la verga entró sin resistencias.
Mamá ahora tenía
los dos agujeros tapados por dos enormes pijas. Elevó su torso
arqueando la espalda y estiró una mano para que se la agarre.
Con mis dos manos
sostuve la de ella, me las apretó muy fuerte. Intentaba gemir, pero
se sentía cohibida y ahogada, atorada. Mordiéndose el labio
inferior hasta hacerse daño, lloraba.
Muy serio, el viejo,
mientras bombeaba el culo de mi mamá, me dijo jadeando:
- Pendejo, secale las lagrimitas a mami… acariciala para que no llore… consolala
Me apreté contra su
cabeza y le acariciaba el cabello mientras le decía:
- No llores mamá, tranquila por favor… sé que te estás sacrificando por nosotros… te quiero mucho
Braulio la culeaba
con fuerza, con cada estocada el cuerpo de mamá se pegaba más al
mio, y a través de mi fina remera sentía sus carnosos y duros
pezones punzando en mi pecho.
Mamá seguía
sufriendo pero escuchar mis palabras le quitó un gran peso de culpa.
Abrió sus ojos llorosos y me miró, casi como suplicando me dijo
bajito:
- Me duele mucho… soy chiquita y la tiene muy grande…
No dije nada, solo
la bese y apoyé mi cabeza en la suya.
Vernos juntos,
estimulaba al viejo, dándole penetraciones muy duras.
Tardó en comenzar a
gozar, pero sentir su cálida respiración en mi cara y escuchar sus
gemiditos entrecortados, indicaba que lo estaba logrando.
No puedo calcular
cuanto demoró todo, pero fue mucho tiempo.
El viejo acabó una
catarata de leche en el fondo del culo de mamá.
Pero no la historia
no terminó ahí. Esperó que la leche comenzara a salir de adentro
del ano, con un vasito la juntó y se la hizo beber.
Todo lo que restaba
del día, mamá permaneció encerrada en nuestra habitación,
durmiendo.
Yo estuve con el
viejo mirando tele en el comedor.
Desde ese día, el
viejo fue muy bueno conmigo y comencé a tener beneficios, tales como
ropa nueva, una mesada de dinero todos los meses para mis gastos, una
bici, una Play, etc.
Mamá dejó de
vestir el delantal para usar ropa interior muy sexy o simplemente ir
totalmente desnuda por la casa.
Ellos cogían casi
todos los días en cualquier lado: patio, baño, cocina… en todos
los lugares donde al viejo se le parara, pero para mi eso ya era
“normal”.
RECUERDEN
COMENTAR CADA RELATO de esta forma sabemos que valoran nuestro
trabajo y nos motivan a seguir escribiendo. Creemos en la comunión
Escritor - Lector, ambos somos uno, y uno sin el otro está solo.
Excelente relato muy excitante. Muy excitante la situación de una madre en necesidad, y que el hijo vea sus actos sexuales, que buen relato.
ResponderBorrarMuy excitante
ResponderBorrarMuy exitante
ResponderBorrarEl mejor relato deben hacer más haci
ResponderBorrarSiempre espere la continuación de este relato
ResponderBorrarEste relato tiene mucho morbo, me encanto de principio a fin, creo que la necesidad muchas veces obliga y este relato lo ilustra bien, siento que una segunda parte hubiera gustado a tu legion de seguidores.... me quedo con la escena: "Uyy, Luly no puedo creer… ¿Putita, te hicieron el culo alguna vez? Hace mucho ¿Era una pija grande? No, chica
ResponderBorrarQue hermoso… ya me parecía porque está muy fruncido… vamos a jugar mucho con tu colita pata que te entre mi verga..." felicidades. Te dejo mi email: edueduardov@gmail.com