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Alteración Familiar

Creo que todos, hemos llegado a conocer alguna familia, de aquellas que solemos tachar de "ejemplares", destruida por la intervención de un  extraño. Personalmente, uno de esos casos, me resultó conmovedor, por no decir  escalofriante.

Conformaban una familia tipo. Padre, madre y dos hijos.

Gerardo, el padre, era un trabajador incansable, responsable  y apasionado de su profesión. Era arquitecto y de los buenos, a juzgar por sus  clientes, que le eran fieles a la hora de invertir Su mayor desvelo, era el  bienestar de su esposa Victoria y sus hijos Paola y Axel.

Victoria, con sus 41 años, gracias a sus cuidados continuos  se veía espléndida. Paola, con sus 20, estaba en pleno desarrollo. Era preciosa,  casi una muñeca. Axel, el benjamín, 1X años y el mimado de todos.

Para cuando esta historia comienza, Gerardo iniciaba la  construcción de un hotel cinco estrellas y estaban en la etapa de tomar  personal. El encargado de la selección, era el capataz, hombre de entera  confianza y uno de sus primeros colaboradores, en los albores de su fructífera  carrera.

Entre los postulantes, sometidos a examen, apareció un  muchacho de unos 27 años. Si bien lucía bastante desaliñado, poseía un porte  especial, que concitó la atención de Gerardo, ocasionalmente presente en el  lugar.

Si bien mintió, pretendiendo poseer experiencia, cuando el  capataz, muy amablemente, le dijo que se comunicarían con él, si era  seleccionado, Gerardo lo llamó aparte.

Lo inquirió frontalmente, sobre los motivos de su mentira, ya  que resultaba obvio, que nunca había incursionado en el gremio de la  construcción. El muchacho, sin sonrojarse ni perder la dignidad, respondió  humilde pero enérgicamente, que necesitaba el trabajo y haría todo por  conseguirlo.

Su decisión y veracidad, agradaron a Gerardo, acostumbrado a  tratar con obreros sumisos y adulones. Intrigado, lo invitó a tomar un café,  para conocer su historia. Resultó ser tan patética que, le hizo sospechar,  exageraba en los detalles de sus miserias. Con todo, seguía poseyendo algo  especial. No se avergonzaba ni intentaba infundir lástima, al contrario.

Sin saber bien por qué, lo contrató como auxiliar de carga.  También lo autorizó a pernoctar en la obra, toda vez que confesó venir de lejos  y carecer de medios para alquilar una habitación, hasta no cobrar.

Ya en su casa, el arquitecto, como era costumbre durante la  cena, narró las vicisitudes del día, incluyendo la contratación del jovencito.  Nadie le prestó mayor atención; tan rutinarias, se habían vuelto esas charlas.

Con el pasar de los días, el nuevo empleado, sostenía su  empeño, no sólo en la tarea asignada, sino en el aprendizaje del oficio.  Continuó quedándose en la obra, aunque ya cobraba su salario.

Una tarde, fueron sorprendidos por un temporal, que los  obligó a suspender todo y raudamente emprender el regreso a sus hogares.

Gerardo arribó, cuando la lluvia se volvió torrencial. Vivía  en una casona refaccionada, amplia y confortable. Contaba, además, con una  casita en los fondos, otrora ocupada por un casero. Ahora, servía como depósito,  de enseres fuera de uso.

Mientras tomaban café en el living con su esposa, recordó al  joven mal guarecido en la obra y se lo comentó a ella. Victoria, siempre  sensible y de carácter piadoso, sugirió de inmediato, acomodarlo en la casita  del fondo, al menos por esa noche o hasta que cambiara el clima.

Gerardo lo pensó un rato, tomó su auto y partió hacia la  obra. Como a la hora, estaba de regreso, junto al obrero. Lo presentó a  Victoria, que los aguardaba con té bien caliente y luego fueron los tres a  ordenar la precaria vivienda.

Mientras Gerardo mudaba cajas, para desocupar la habitación  destinada al joven, su esposa se agachaba una y otra vez, para improvisar la  cama. En tanto, notó la intensa mirada del empleado, posada en su cuerpo. Lejos  de incomodarla, se sintió halagada. Además, percibió que el ocasional visitante,  le atraía. Ejercía un poderoso magnetismo sobre ella.

Finalizada la tarea, Gerardo se acostó de inmediato. Su  mujer, antes de hacer lo mismo, recalentó comida y volvió con Julio - tal el  nombre del joven -, pues suponía nada había cenado.

Confirmada su sospecha, Julio agradeció el gesto, clavándole  la vista. La miró, profundamente a los ojos primero, para luego, seguir la curva  de sus redondeados pechos, abultados por la ceñida camisola que vestía. Lo hizo  con total descaro y sin ningún disimulo.

Victoria, no atinaba a decir nada, pero tampoco quería  retirarse. Seguía atrayéndole ese hombre, de inquietante mirada, penetrante e  intensa. Ruborizada, al fin, dijo que era tarde y partió rápidamente.

Al día siguiente, nada había cambiado. El temporal  continuaba. Gerardo, optó por dedicarse a hacer acopio de materiales. Partió  extremadamente temprano, tras beber un café de pie y nada más. Se despidió de  Victoria, explicándole que suspendería la obra hasta nuevo aviso,  encomendándole, se lo hiciera saber a Julio.

Más tarde y como a diario, Victoria se levantó y despertó a  sus hijos para desayunar. Recordó lo encomendado y decidió invitar también a  Julio, para que tomara algo caliente. Ya en la mesa, éste se acomodó junto a los  chicos. Ambos manifestaron sorpresa pero, mientras Axel no dejaba de hacer  preguntas, Paola aparentó ignorarlo. Sin embargo, no escapó a la perspicacia de  su madre, que dirigía continuas y sugestivas miradas al extraño. Inclusive, como  al descuido, dejó caer una servilleta y al levantarla, dejó ver sus nalgas.  Julio, que se aprestaba a recogerla también, clavó de inmediato su mirada en  ella y le sonrió de manera casi lujuriosa. Por su parte, Paola giró su cabeza,  hizo una mueca y se levantó, despidiéndolo con una amplia sonrisa. Su madre,  sintió una punzada. No quería admitirlo, pero sintió celos de su hija. Estaba –  y no se daba cuenta - empecinada en atraer toda la atención de Julio. Casi  dictatorialmente, recordó a Axel que pronto llegaría el micro escolar,  obligándolo a abandonar la mesa.

Ya a solas con el empleado, para crear clima, lo interrogó  sobre su vida. Julio, repitió su trágica historia. Lo conmovedor del relato, dio  pie a Victoria, para posar su mano en la de él, en lo que quería parecer, un  gesto solidario. Su sutileza, surtió el efecto deseado. Julio, apretó la suya y  así se quedaron por un rato, mirándose a los ojos, que todo lo decían.  Finalmente, él la tomó de ambas manos y sin decir palabra, fueron juntos a la  casita del casero, cerrando con llave. Comenzaron a besuquearse con vehemencia, casi desesperación. Enredaron sus lenguas, se lamieron y mordieron. Exploraron  sus cuerpos, desnudándose el uno al otro. Cayeron al piso, enancadas sus  piernas. Julio apretó los pechos de Victoria, succionando sus pezones, cada vez  más erectos. Sin dejar de hacerlo, frotó rítmicamente, su voluminoso pene entre  sus piernas, sintiendo como la humedecía. De tanto en tanto, bajaba, siguiendo  las sinuosidades de sus marcadas curvas, deteniéndose, donde se esperaba  continuara. La excitación de ella crecía. Aguardaba con lujuriosa pasión ser  penetrada. Abría con sus dedos su mojada conchita, ofreciéndola, pero él, a lo  sumo, introducía la cabezota de su enorme aparato y la retiraba. Desesperada, Victoria tomó el miembro viril y lo colocó en su vagina, moviéndose sin parar.  El frenesí recién comenzaba. Él jadeaba. Ella, descontrolada, gritaba que  aguantara más, mientras alcanzaba un orgasmo tras otro.

Hacía mucho que Victoria no gozaba de ese modo y no quería  que terminara. Perdido todo control, se encaramó sobre él. Lo cabalgó,  presionando vehementemente sus muslos, contra las caderas de él. Acompañándola,  casi con furia, él pellizcaba sus pezones, oprimía su ombligo y deslizaba sus  dedos hasta el clítoris, estimulándolo vigorosamente. Sin dejar de gemir,  Victoria cayó sobre él, entregándole uno de sus pechos con la mano. Julio lo  mordisqueó y chupó, recorriendo toda la aureola, mientras abría sus nalgas,  totalmente expuestas y lentamente, introducía un dedo en su culo. Casi sin darse  cuenta, Victoria se sentó sobre el inesperado visitante, subiendo y bajando  rítmicamente, mientras se masturbaba a sí misma por delante, dónde todavía se  alojaba el pene de su amante. Julio, por su parte, colocó un segundo y luego  tercer dedo en el estrecho agujero, que parecía brindársele incondicionalmente.  Victoria, empezó a pedir más. Fantaseaba una doble penetración, cuando, contra  toda expectativa, Julio sacó los dedos, susurrándole al oído:

- Ahora no, mi vida. No tengo preservativos ni lubricante.  Prometo que este culito, va a ser todo mío, como queremos los dos.

Desesperada, insaciable, Victoria se acomodó mejor y empezó a  reempujarlo con todo, salvajemente, hasta sentir como la bañaba en leche. Así y  todo, no se detuvo hasta tener un último clímax.

Se quedaron abrazados, sudorosos y sibilantes por un largo  rato. Por fin, Julio habló. Preguntó si estaba satisfecha o si, como él, sentía  que había faltado algo. Ella, tras un corto silencio, casi avergonzada, confesó  que su marido, jamás le había hecho el culo y temía se diera cuenta, para el  supuesto de llegar a desvirgarlo. Julio rió con ganas. Dijo no saber que era más  gracioso: que Gerardo no la estrenara o sus absurdos temores. De inmediato,  cambió el tono de voz, mordisqueó la oreja de Victoria y apasionadamente,  preguntó si no quería probar un poquito más, porque tenía ganas de violarla.  Victoria rió y comenzó a incorporarse.

Se higienizaron. Él quiso lavarla a ella. Victoria hizo lo  mismo y luego chupó ávidamente su pija, para que – dijo -, no olvidara su  promesa. Julio quiso recomenzar. Victoria se negó. Pretextó que Gerardo podía  regresar o llamar y no tendría explicaciones que dar. Se besaron ardientemente.  Ambos estaban excitados y acordaron repetirlo pronto. Julio dijo que para la  próxima, estaría preparado.

Victoria parecía flotar en el aire. Todo lo que podía, era  pensar cómo y cuándo tendría lugar el renovado encuentro. Fue al baño, se duchó  y se dijo que tendría que hacerse un corte de cabello más juvenil. Salió de  allí, envuelta en una bata de toalla y una sonrisa en los labios.

Le dio un vuelco al corazón, al toparse con Gerardo, sentado  en su cama y también en bata. Él, pareció no advertir la reacción, pero le  preguntó por qué se había tardado tanto, mientras se acercaba a besarla.  Victoria, nerviosa, dijo que había estado trabajando en el jardín y como llovía  – sólo por milagro lo recordó -, se había duchado nuevamente para entrar en  calor.

Gerardo, le besó el cuello, musitando que era "un día ideal".  La ciñó por la cintura y levantó la parte trasera, de su improvisado atuendo.  Notó que, nada más llevaba puesto, pero no hizo preguntas. La llevó al borde de  la cama y la abrió de piernas. Desnudo como estaba, se arrodilló en el piso y  comenzó a lamer la carnosa vulva y clítoris de su esposa. Victoria, aún presa de  la excitación provocada por Julio, respondió de inmediato. Voló con la  imaginación, para dejarse ir. Por primera vez, Gerardo le resultó pesado, tosco  y poco imaginativo. Sintió alivio, cuando él acabó.

Fueron juntos a higienizarse. Victoria, inusualmente, había  dejado su ropa interior en el piso del baño. Gerardo la recogió y llevó a su  rostro, para besarla. Victoria se aterró. Le inquietaba que hubieren quedado  restos de algún fluido, pero Gerardo la abrazó y besó, entregándole las prendas.  Victoria dijo que Axel llegaría en cualquier momento y vistió rápidamente.

Más tarde, mientras preparaba el almuerzo para su esposo e  hijo - que no demoraría en regresar -, miró por la ventana. No estaba previsto  el retorno de Paola y sin embargo, allí estaba, corriendo hacia la casa, desde  el garage. Para mayor sorpresa de Victoria, desvió su curso y fue hacia la  casita del casero, espiando por la ventana. De inmediato, Julio abrió la puerta  y la hizo pasar. La imaginación de Victoria, la traicionó varias veces, en los  contados minutos que transcurrieron, hasta que Paolita volvió a salir, esta vez  con un paraguas. Entró, besó a su madre y le dijo que por la tormenta, muchos  profesores no habían podido llegar. Durante el almuerzo, comentó que Julio le  había propuesto enseñarle a tocar guitarra, algo que siempre había deseado y que  así pasaría la tarde. Gerardo le advirtió que se abstuviera de intimar con el  personal, pues el exceso de confianza era perjudicial a sus intereses. Paola,  como buena adolescente, respondió que en nada desmerecía su autoridad en el  trabajo. Que sólo se trataba de mantener separadas las aguas y no  desaprovecharía una oportunidad única. Aceleró la ingesta y partió hacia la  casita.

Al quedar solos, Gerardo comentó a Victoria que al día  siguiente, sin falta, le diría a Julio que era hora de marcharse. El comentario  preocupó a Victoria. Sentía celos de su hija, pero no deseaba que Julio se  fuera. Después de todo, su madurez y estado físico le otorgaban ventaja sobre la  niña y no creía que él arriesgara su empleo y comodidad, enredándose con su hija  (o por lo menos eso quería creer). Decidida, invocó mil motivos para hacer  sentir a Gerardo retrógrado, egoísta y desconfiado de su hija. Supo ser lo  suficientemente convincente, como para desalojar la idea de su esposo.

Transcurridas dos horas, que parecieron siglos a Victoria, se  puso el impermeable y corrió hacia la casita. Quería espiar a su hija. Al  llegar, atisbó por la ventana. Estaban sentados en la cama. Paola, apoyada en el  flanco izquierdo de Julio, sobre su pecho y completamente rodeada por sus  brazos. Parecía la posición normal para enseñar las notas y el rasguido. Tenían  ambas manos entrelazadas y apoyadas en las cuerdas del instrumento. Veía que se  miraban y reían, pero nada podía escuchar. De pronto, Julio hizo a un lado la  guitarra. Paola amagó incorporarse, apoyándose en el muslo de él, muy próxima a  la entrepierna. Perdió equilibrio y cayó, sentada sobre Julio. Él, la contuvo  entre sus brazos. Rieron y se miraron. Su hija, revolvió el cabello del "profesor". Él, como por casualidad, bajó una de sus manos hasta las nalgas de  ella, ejerciendo una suave presión. Su hija respondió, rodeándole el cuello con  los brazos. Estaban uno sobre otro y enlazados, cuando Julio la obligó a  retirarse delicadamente. Paolita tomó la guitarra y se dispuso a acurrucarse  contra él, como antes. Indudablemente, le indicó que lo hiciera sola y frente a  él, puesto que así se posicionaron.

Victoria suspiró. Otra vez su imaginación la traicionaba.  Estaba aterida de frío y ya había visto bastante. No había de qué preocuparse y  regresó a la casa familiar.

Lo que la madre ignoraba, era que Julio había advertido su  presencia y actuado en consecuencia. Cuando estuvo seguro que ya no estaba, todo  cambió. Incitó nuevamente a la jovencita a apoyarse en él, pero esta vez,  mientras la rodeaba con sus brazos, olía sus cabellos y resoplaba en su cuello.  Cuando, sorprendida, le dirigió la mirada, él apretó su seno izquierdo,  estrechándola en un apasionado beso. Pronto la camisa de Paola estaba abierta y  sus pechos expuestos a los chupones y lengüeteos de Julio que, en cada ascenso,  la miraba con creciente pasión y picardía. Se tendieron en la cama, sin dejar de  besuquearse y toquetearse. Julio extrajo de un cajón preservativos y un pote.  Haciendo gala de maestría en el arte, jugó a satisfacción, con el creciente  deseo de la niña. La manoseó, mordisqueó su cuerpo, succionó sus pechos y  clítoris. 

Cuando la penetró, evitó a toda costa que alcanzara el orgasmo. Cuando  estuvo seguro de haberla llevado al colmo de la excitación, la volteó boca  abajo, aduciendo tener un regalito especial para ella. Paola, incapaz de  resistirse, llegó al paroxismo, con los dedos de él en su vagina, el calor de su  lengua lamiendo la raya de su culo y sabiamente humedecidos sus senos con la  otra mano. No pudo ni quiso oponerse, a la sustancia gelatinosa y el dedo que se  introdujeron en su virgen ano. Presintiendo las reales intenciones, gritó  ahogadamente que no, que la dejara, pero sin demasiado énfasis. Lejos de  escucharla, flexionó sus torneadas piernas, elevó sus nalgas, y la volvió a  penetrar por delante, sin dejar de masajear el conducto anal con el dedo, que  hundía cada vez más. Nuevamente, sacaba y ponía su aparato, incrementando el  ardor de ella, ansiosa de alcanzar el clímax. Consciente de ello, la estimuló  aún más, con palmaditas y pellizcos en los cachetes de la cola que, dócilmente,  aceptó le introdujera otros dos dedos en el trasero, que sea abría lenta y  generosamente. Cuando aulló de dolor, le susurró que se relajara y disfrutara,  sin dejar de invadirla, pero deteniendo el movimiento. Finalmente, una Paola  jadeante, retorcida, en una extraña mezcla de placer y dolor, le rogó que la  ayudara a venirse. Su recto cedió y comenzó a gozar con el grueso miembro por  delante y los dedos por detrás. Hábilmente, para "ayudarla", la llevó a  masturbarse. Ya próxima al orgasmo y antes que el goce la relajara por completo,  introdujo su enorme pija en el lindo trasero. Paola gritó, se resistió, pero  estaba inmovilizada. De rodillas, con las nalgas en alto, su cara contra la  almohada, su ano ferozmente acometido, la hicieron sentir cruelmente sometida.  Nada parecía suficiente para Julio. Siempre, hablándole suavemente, le estrujó  los pechos, acrecentando el padecimiento de la niña. Sólo cuando lloró a gritos,  cesó la brutalidad, acometiéndola vaginalmente para que la calentura superara el  dolor. Hizo que le chupara los dedos, que ella succionó ávidamente, aún ansiosa  de placer y con ellos, acarició rítmicamente sus pezones, la aureola de sus  pechos y mordió su espalda, hasta que, sin que nada lo hiciera prever, casi  impiadosamente, le enterró nuevamente el miembro en el culo y de una vez. Aunque  Paola volvió a dar alaridos de dolor y se le saltaron las lágrimas, Julio no se  detuvo. Le habló al oído, suave, cálidamente, diciéndole que se aflojara y  sintiera como ahora sus húmedos dedos, hurgaban en su conchita. Que se  concentrara en las sensaciones placenteras y nunca olvidaría ese momento.  Mágicamente, Paola empezó a aceptar al intruso y hasta a acompañar cada  enterrada de él, mientras se concentraba en los dedos que exacerbaban su  clítoris. Se entregó totalmente y hasta empezó a acariciarse ella misma los  pechos, irguiéndose levemente. Él, la empujó lentamente hacia atrás, hasta que  ella quedó sentada sobre su erecta pija, de espaldas a él y acariciando  alternativamente sus testículos y sus propios órganos genitales. El éxtasis de  la jovencita, superaba todo lo que pudiera haber imaginado. Sólo entonces,  alcanzó un primer orgasmo y luego otro y otro. Pronto eran dos cuerpos  sudorosos, en perfecta simbiosis y totalmente perdidos, como drogados.

Paola ya tenía experiencia sexual, pero ninguna como esta.  Súbitamente, él la bajó y se quitó el preservativo lleno de leche. Le puso la  pija en la boca y pidió se la chupara, para poder volver a complacerla y  saborear ella los restos que quedaban. Como hipnotizada, lo hizo. Se la  introdujo tan profundamente, que le provocó arcadas, mientras volvía a  introducir sus dedos en ambos agujeros. Pronto estuvo totalmente erecto,  derramando toda su leche en la boca de la joven. Ella había quedado  insatisfecha. Sin dudar, la encaramó sobre él, aún enhiesto. Las embestidas de  ella, lo revitalizaron de inmediato y logró satisfacerla plenamente. Se  abrazaron y dormitaron. Sobresaltados, se despertaron y vistieron rápidamente.  Ya habían pasado las 17.00 horas y podían despertar sospechas. Se despidieron  sin decir nada, sólo un largo y apasionado beso y que se verían dentro de dos  días, para otra "clase".

A partir de aquél día, los encuentros con Paola, tuvieron una  frecuencia de dos o tres veces a la semana, al atardecer, cuando concluía la  Facultad y trataban de no exceder la hora y media, para no alentar suspicacias.  Julio se encargaba de dejar siempre sedienta a Paola, cuyo carácter cambió  rotundamente a causa de la constante insatisfacción.

Con Victoria, las cosas eran más complicadas aún. Las  obligaciones maternales de ella, la coincidencia del horario laboral de Julio y  su esposo y las imprevisibles apariciones de sus hijos, les obligó a aprovechar  especialmente los fines de semana, cuando Gerardo se iba al Club con su hijo –  todos los sábados por la mañana – y Paola concurría a la Facultad o se reunía a  estudiar con sus compañeros. Ocasionalmente, se permitían algún anochecer, en  que todo el entorno familiar, permanecía fuera. Con todo, el riesgo, aportaba  una buena dosis de misterio y pasión a la relación. Al menos, así se lo hacía  sentir Julio, a la devota esposa y madre, quejándose siempre de no poder tenerla  más tiempo con él. Y así, llegaban a fin de año y la preocupación por el destino  de Julio

Un lunes, a fines de octubre, como de costumbre, Paola fue a  recibir sus "clases de guitarra". Halló a Julio, en compañía de quien dijo eran  otros obreros de la construcción. Azorada y entristecida, tras saludarlos, se  dispuso a retirarse. No tenía excusa ni razón para permanecer allí. Muy  convincente, su "maestro", la invitó a tomar un poco de Coca – Cola con ellos,  inventando el motivo de su presencia. En la primera oportunidad, le indicó con  un gesto que se quedara, dando a entender que ellos se irían. Como era de  esperar, aceptó gustosa y a falta de otro lugar, se sentó en la cama. Miró a los  jóvenes y le pareció hallar cierto aire familiar en uno de ellos. Eran tres en  total, además de Julio.

El que se identificara como Sergio, como al descuido, se  sentó a su lado y acarició su cabello. Reacia, Paola, tomó distancia de  inmediato. Sergio insistió, diciéndole que tenía "algo" enrededado en la melena  y comenzó a tirar suavemente de ella. Paola lo permitió y antes de poder  evitarlo, se encontró tirada en la cama. Había recibido un fuerte empellón hacia  atrás y una boca entreabría la suya, para introducir la lengua. Paulita, soltó  la botella de Coca y trató de defenderse, pero otra mano, sostuvo sus brazos en  cruz, mientras una tercera, le desabrochaba el jean y se lo bajaba. No podía  gritar ni moverse y cundió en pánico. Sintió como quedaba desnuda de la cintura  hacia abajo y le abrían las piernas, mientras, las mismas manos que la  contuvieran en cruz, le desabrochaban la camisa, sin dejar de presionar sus  brazos. Sergio, a su vez, deslizaba una de las suyas, hacia sus senos, sin dejar  de babearla, mordiendo y lamiendo sus labios. Pronto estuvo completamente  desnuda y con un enorme bulto, violentamente introducido en su concha. Le dolía,  sentía asco, impotencia y miedo. De pronto, le taparon la boca y le dijeron que  mirara. Otra vez era Sergio el que hablaba y levantaba levemente su cabeza,  mientras exprimía sus pezones, haciéndola sufrir deliberadamente. El que la  penetraba, era el del aire familiar, Hugo. La odisea recién comenzaba.

Con horror, vio como el tercero – Luis -, sacaba el pote de  lubricante y se lo pasaba por su pene, de dimensiones desproporcionadas. La  miraba lascivamente y le guiñó el ojo. No supo bien como, la cambiaron de  posición, volteándola lateralmente. Le abrieron las piernas como tijera. Hugo,  volvió a enterrar su pija en la vagina, mientras Luis hacia lo mismo, pero por  el culo y de primer intento. Sergio, riéndose, también le puso la suya en la  boca. Todos estaban desnudos y no sólo la manoseaban, sino que la sodomizaban,  sumiéndola en una barbarie. Sufría arcadas. Sentía como era desgarrada, con las  profundas y constantes embestidas por delante y detrás. Sintió correr un líquido  tibio por la entrepierna. Estaba sangrando y no sabía por dónde. Luis, para  rematar, se la metió tan brutal y profundamente que la hizo defecar. Ocurrido  esto, la llevaron al baño entre todos. La bañaron y mientras la envolvían en una  toalla, Sergio le hizo apoyar los pies en sus hombros y así, en el aire, uno a  uno, fue introduciendo sus dedos en la vagina, hasta meter toda la mano.

Ahora, Paulita podía gritar de dolor, llorar, implorar que la  dejaran, pero todo era inútil. La depositaron nuevamente en la cama y empezaron  a manosearla entre los tres. Sonreían y le decían que se distendiera y gozara,  que querían oírla gemir de placer, que para eso estaban. Temblorosa y asustada,  intentaba relajarse. Cerró los ojos, como si pudieran protegerla del infierno  que vivía. Le dijeron que eso era bueno. Que sólo sintiera y se entregara.

Insólitamente, empezaron a lamerla, besarla y pellizcarla por  todas partes, con movimientos que, a pesar de sí misma, eran placenteros. Uno de  ellos, enterró la cara entre sus piernas y comenzó a lamer su concha. Otro,  acariciaba sus pechos y el tercero la besaba en los ojos, mejillas y boca.  También sentía manos que acariciaban metódicamente su cuerpo, provocándole  sensaciones voluptuosas.

Pao, no quería sentir lo que sentía. Se negaba a excitarse,  pero lo lograron al fin. La llevaron a desear ser penetrada, pero así como antes  Julio le impidiera el orgasmo, ninguno lo hacía. Entonces reparó en que no había  visto a Julio y que tampoco había participado. Lo llamó, pensando que tal vez lo  habían reducido de alguna manera, para aprovecharse de ella. Pero no era así.  Estaba allí, viendo y masturbándose como loco, como le hizo notar, al acudir a  su llamado. Al verlo, lo insultó soezmente, recibiendo un cachetazo de inmediato  de Hugo. El aire familiar, era el gran parecido físico con Julio. Empezó a  gritar y retorcerse furiosa. La excitación había pasado, dando paso a la  indignación y humillación total.

Su actitud los enardeció. La obligaron a callar, la pusieron  boca abajo y empezaron a pegarle con alevosía en las nalgas y tirar de sus  cabellos, hasta ponerla en posición de perrito. Le dijeron que se arrepentiría  de no haber colaborado. Lo peor, estaba por comenzar.

En tanto, habían transcurrido mucho más de dos horas.  Victoria, en su hogar, miró una y otra vez por la ventana. No había señales de  su hija. Decidió investigar. No supo bien si eran celos, preocupación o ambas a  la vez. Se aseguró que Axel no iría a salir y fue a ver que pasaba entre su hija  y Julio.

Al llegar, notó que las persianas estaban bajas. Nada podía  ver, pero creyó escuchar un sonido inconfundible: era de placer, de gozo sexual.  Trató de abrir la puerta, para sorprenderlos, pero estaba con llave. Golpeó  enérgicamente.

Todo ocurrió vertiginosamente. La puerta se abrió y fue  empujada al interior. Alcanzó a vislumbrar varios cuerpos en la cama pero, al  instante, estaba de rodillas y llevaban su cabeza hacia el piso. Notó que le  ataban las manos por detrás, aferrándolas a un mueble. Reconoció el aroma de  Julio. Era Julio quien estaba haciendo esto. Preguntó por qué, qué pasaba y  entonces, tomándola por los cabellos, siempre de rodillas, la hizo ver.

Un grito de horror se ahogó en las lágrimas subsecuentes de  Victoria. Allí, en la cama, estaba su hija, apoyada en rodillas y manos. Un  desconocido la aferraba por los cabellos, obligándola a succionarle el miembro  viril, mientras le gritaba:

- Más. Chúpame más...tragátela toda, comela...Contame lo rica  que es...! Todo mientras se movía frenéticamente, entrando y saliendo de su  boca.

Detrás de ella, otro le abría las nalgas y las golpeaba hasta  marcarla, mientras zarandeaba su grueso pene dentro de su colita. Estaba como  enloquecido. Le apretaba los cachetes enrojecidos, los golpeaba, al ritmo en que  se movía dentro de ella. También éste gritaba jadeando:

 

Puta, putita linda, decime que te gusta. Hasta que no    hables no te suelto. Me gusta joderte, me encanta...Ahhh!!!

Y lo peor. Había un tercero que sostenía algo, parecía un  palo o similar y lo introducía rítmicamente en su vagina, alternando con sus  dedos, cuando no tiraba de sus pezones o estrujaba sus pechos.

Victoria no podía enjugar sus lágrimas y cerró los ojos. No  podía ni quería ver. Nuevamente fue jalada por la cabellera hacia atrás, para  que alzara la vista. Era Julio quien, sin dejar de zamarrearla, le decía:

¿No viniste a espiar? ¿ No te gusta ver, putita regalada?    Espiá y mirá bien...así nos contás que te gusta a vos. O estás celosa?

Todo esto, mientras le bajaba las pantaletas y se disponía a  penetrarla por atrás, sin ningún tipo de preparativo previo.

Victoria volvió a gritar, pero esta vez, por la violenta  penetración anal de Julio, que también se arrodilló, para estar a su altura. No  le soltaba los cabellos, obligándola a mirar el espectáculo de su hija y con la  otra mano, le estimulaba el clítoris para excitarla y provocarle un indeseado  orgasmo. Victoria gritaba que no, que las dejaran, pero al fin, dejó de  resistirse y sucumbió a la natural atracción de Julio. Dejó de pensar en su hija  y le pidió que la soltara, para poder montárselo.

Julio gritó a los demás que ahí había una yegua caliente que  quería más. El que estaba en la boca de su hija, la miró fijamente y bajó de la  cama, dirigiéndose a ella. La tomó por la cabeza y le introdujo el pene en la  boca, mientras le preguntaba si le gustaba el sabor que le había dejado su hija.

Pese a su situación, Victoria alcanzó a ver como el que tenía  el palo, se preparaba, para penetrar vaginalmente a Paola, sin dejar de  pellizcar y chupar sus pechos. Insólitamente, su hija, respondía las embestidas  con un jadeo constante, al punto de gritar que le dieran más y repetir: -  Así....asi....

Estaba gozando, igual que la madre. Indudablemente, los tipos  sabían lo que hacían. Habían logrado que una violación, se transformara en un  acto consentido, por ambas mujeres.

Por fin Hugo eyaculó en el trasero de Paola. Se quedó un  momento observando el espectáculo. Transcurridos unos minutos, comentó que así  no tenía gracia, que había que "condimentar" la situación. Prendió un cigarrillo  y sistemáticamente, comenzó a presionarlo contra las expuestas nalgas de la  hija, pellizcando la zona donde quemaba. Paola, absolutamente ensartada por  Luis, se movía compulsivamente por el dolor, aumentando las furibundas  embestidas del último, hasta que la bañó con toda su leche. Con todo, le había  gustado la idea de Hugo y la puso en práctica con la madre, hundiendo el  cigarrillo entre los pechos de ella, mientras los manoseaba, haciéndola pitar  bocanadas entre pijazo y pijazo oral de Sergio. Todo esto, mientras se  masturbaba, observando a Julio rompiendo el culo de Victoria, que no dejaba de  llorar del dolor y la irritación causada por el humo.

Tal era la situación reinante, cuando de improviso, fue  derribada la puerta. Era Gerardo. Sin duda, buscaba a ambas mujeres y al  escuchar las voces, gritos y gemidos, había decidido actuar. Obviamente, sólo  esperaba encontrar a Julio, quedando momentáneamente paralizado ante la  presencia de los hombres que, sólo por casualidad y a excepción de Sergio y  Julio, estaban en situación de relativo reposo.

Luis, el más próximo a la puerta, dejó de masturbarse y sin  pensarlo dos veces, se abalanzó sobre Gerardo. Iban a trabarse a golpe de puños,  cuando Hugo inmovilizó al padre, tomándolo de sorpresa por la espalda. Lo  tiraron al piso y empezaron a gritar como enloquecidos:

Bienvenido a la fiesta. Ahora sí que se pone interesante y    cosas por el estilo.

Para sorpresa de la asaltada familia, comenzaron a desvestir  a Gerardo. Para que no se sintiera "incómodo" dijo Luis con sorna y una risita  burlona. Acto seguido, lo arrastraron hasta la cama donde estaba Paola. Por su  parte, Julio y Sergio, desataron a Victoria y comenzaron a arrastrarla también  hacia allí.

Mientras Luis abría las piernas de Paola y las sostenía de  ese modo, Hugo hendía la cabeza del padre entre ellas y tomándolo por los  cabellos le decía que probara los juguitos de su hija. Gerardo intentaba  resistirse, pero Hugo le golpeaba la cabeza contra el borde de la cama para,  nuevamente y siempre por los cabellos, llevarla nuevamente a la entrepierna de  la hija. A lo lejos, Sergio dijo que "faltaba el incentivo", obligando a  Victoria a acostarse en el piso y chupar la pija de su esposo, también estimulada por Sergio con la mano.

Gerardo se sacudía y retorcía, soportando los golpes en la  cabeza, hasta que Hugo, para someterlo, lo penetró analmente, lanzando una  grotesca risotada. Aprovechando la situación, Luis, encaramó la vagina de Paola  en la boca de su padre, restregándola contra ella y amenazaba con cortarle el  pito a él, si no abría la boca. Estimulado por Sergio y su esposa, sufriendo la  vejación de Hugo y con lágrimas en los ojos, Gerardo se vió obligado a acceder y  chupar la concha de su propia hija.

De pronto, una luz parpadeó. Julio había sacado dos cámaras  fotográficas. Una instantánea y otra común. La luz era el flash de la primera.  Orgulloso, exhibió la foto. En ella, sólo aparecía la familia en una actitud de  aparente promiscuidad. Ninguno de los hombres era visible. Sólo el padre  abusando de su hija, mientras la madre se prendía de su pija. Sacó varias fotos  similares y las fue mostrando a los tres protagonistas.

La "sesión", continuó hasta el amanecer. Gerardo fue  reiteradamente violado por todos los intrusos y por el mismo Julio. Madre e hija  fueron igualmente obligadas a besarse y manosearse entre ellas y al padre.

A partir de ese día, la casita del casero, tuvo cuatro nuevos  inquilinos.


Escrito por: Marcel Milord

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Comentarios

  1. Amigos perdonen que estuve un poco ausente pero mis compromisos laborales sumado a que la pc que usaba para mis relatos se inmoló me impidió actualizar el blog.
    Pronto en Relatos Privados una nueva serie.
    Saludos!!!

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    1. hola yo entro cada vez que puedo a la pagina y esperaba un relato nuevo... por favor me podrian incluir en los relatos privados y cuando van a poder verse las continuaciones de los otros relatos... mi correo es luciovi338@gmail.com

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    2. Para ser la primera vez que comentas pides demasiado.
      Las reglas son claras, solo hay que leerlas.

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    3. Hola gus quisiera poder entrar a ver los relatos privados los eh estado viendo hace ya tiempo pero apenas me animé a pedir entrar a los relatos privados mi correo es stormk844@gmail.com

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  2. Se esperaba hace tiempo un nuevo relato, muchas gracias. Ojalá en el prox Victoria y Paola follen juntas al benjamin de la familia.
    cubanohot@hotmail.com

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  3. ¡El maestro Milord ha vuelto! Esta vez con una obra de arte mas refinada y pulida y no menos morbosa, me excité leyendo este enredo sexual familiar con ese padre/marido voyeur. Gracias por seguir actualizando el blog y lamento lo de tu compu Gus.

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  4. Tremendo Relato y quien pudo hacer tremendo relato que El Maestro Milord

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  5. muy buen relato, gracias milord, muy morboso y excitante, gracias por el relato y lastima lo de la compu

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  6. Me gusto el final de como se hicieron dueños de la familia, con que poder y fuerza haciendo que todos aceptaran su lado lujurioso, en que me hubiera gustado ver como incluían al otro hijo, pero espero que ahora que ellos 4 gobierna la casa lo utilicen tambien

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    1. Esos son los comentarios que me gustan. Te ganaste una membresía a RELATOS PRIVADOS, pasame tu Gmail.

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  7. Un gran relato,es bueno saber de ti,
    gallramms@hotmail.com

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  8. me encanto y los otros relatos anteriores también

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  9. próximo relato puede ser de una milf o madre muy puta por favor

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    1. En casi el 95% de los relatos del blog así son las protagonistas.

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  10. Hola me encantó el relato, la segunda parte debe ser más morboso!! . Exitos 😊

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  11. Esten atentos porque muy probable que en el transcurso de hoy publicaré una nueva historia en RELATOS PRIVADOS, me falta definir la modelo, si tienen alguna sugerencia la acepto, pero recuerden que tiene que ser una actriz porno para ilustrar mejor la obra.

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    1. Que le parece Sarah Young, es tremenda actriz y muy poco valorada creo yo

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    2. Buena opción pero ya está publicado y la modelo elegida es la gran Ariella Ferrera, bueno, en realidad la protagonista, porque hay más de una...

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  12. Tremendo relato, creo que recibi una sobre dosis de morbo, muchas gracias por compartir esta obra

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  13. Una historia con todos los condimentos.
    Genial volver a leerte!! 🔥

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  14. Amigos, lo prometido es deuda en la sección RELATOS PRIVADOS ya está publicada el primer capítulo de una maravillosa historia.
    No se olviden de dejar un comentario.
    Saludos!

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  15. Tremendo relato. Al principio, la actitud de Julio, ya de por sí, era llamativa. Luego, parecía que iba hacia un relato de insatisfacción marital, pero luego, el desarrollo y conclusión, da paso a pensar que puede existir una posible continuación, porque la humillación sufrida por la familia, tendría que tener consecuencias...

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  16. Me encanta tu blog y todo lo que publicas en el, era seguidor vuestro de otras paginas y cuando descubri la existencia de esta pagina la añadi de cabeza a mis favoritos. ojala se actualice con mas frecuencia por que es una alegria para la lectura

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  17. Wow maestro tenía tiempo sin publicar, que bueno que volvió y espero la segunda parte de este relato que me voló la imaginación.

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  18. Queridisimo Marcel milord como se te extrañaba!!! Regreso con gloria como siempre, me encantó la vuelta de rosca que le diste al relato, son como 3 historias en una, muy, muy buena, te felicito.

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  19. Relato muy logrado, mis felicitaciones al autor

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  20. QUERIDOS AMIGOS: QUIERO AGRADECERLES SU FIDELIDAD Y POR SEGUIR A ESTE BLOG QUE ES UN OASIS DE FANTASIAS PARA ADULTOS, CON UNA TEMATICA QUE LO HACEN UNICO, NO HAY OTRO EN EL MUNDO CON TANTOS RELATOS DEL GÉNERO CUCKOLD-SON.

    ¡¡¡EL MES PASADO SUPERAMOS EL 1.000.000 DE VISUALIZACIONES!!!

    ESTE ES UN EXITO QUE HICIMOS JUNTOS
    GRACIAS, GRACIAS Y MÁS GRACIAS
    VAMOS POR MÁS

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    Respuestas
    1. como no superar las visualizaciones si tienen de los mejores relatos, muy excitantes todos,exito

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  21. FUE COMO LEER 3 RELATOS EN UNO!! MUY BUENO! RACIAS

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  22. Saludos amigos. Solo el maestro podia reaparecer de esa manera, mantiene su toque que tanto se extraña. Esperemos que esta reaparición sea el presagio que podamos apreciar con un poco de frecuencia nuevos relatos suyos. En la actualidad no encuentro autores de su nivel, ni siquiera otros que le seguian en calidad estan publicando, se tomaron unas largas vacaciones o colgaron la pluma.

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    Respuestas
    1. Hola marcos
      Los otros buenos autores no escriben por varios factores: la censura de TR, los pocos comentarios que dejan los lectores y que cambiaron los hábitos, a las nuevas generaciones no les gusta leer, prefieren ver contenido multimedia.
      Saludos!

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  23. Simpre buenos los relatos

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  24. Que bueno que regresas pocos autores tienen tu talento gracias por los relatos nuevos no me canso de leerlos soy seguidor de hace un par de años cada publicación que se hace en la página la espero con ansias saludos desde México

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  25. Hufff!!! Grande el maestro Milord, un gran regreso a los relatos, muy caliente y de fácil lectura, la forma que pasa de infidelidad a cornudo y luego a filial solo lo puede hacer el maestro Marcel Milord, espero que siga contribuyendo al blog, saludos.

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  26. FEET LOVE Te ganaste una membresía a RELATOS PRIVADOS, pasame tu Gmail.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias ya le he enviado una correo tengo una foto del anime de tokyo ghoul si necesita que lo compruebe de alguna forma me avisa igual en el correo puse si necesita confirmación lo hare y lo siento por la tardanza no me habia avisado y hasta ahora tengo la posibilidad de entrar

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    2. greivindavid20@gmail.com igual mente te lo dejo aquí por si acaso

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  27. Que gusto volver a leerte Milord. Que gran relato con mucho morbo.

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  28. No hay mejor regalo de cumpleaños que esté que me acabas de dar maestro Gus como siempre eres increíble las historias los cuernos con amor filial son mi debilidad muchas gracias por tanto

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  29. Excelente pieza única y siempre una vuelta de tuerca genial maestro

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  30. saludos, muy buen relato y fue muy morboso, me encanto como se hicieron cargo de todos, hasta del padre, estaría bueno ver como se desarrolla todo con el ultimo miembro de la familia que falta, lo dejaran en la ignorancia, lo descubrirá el solo...

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  31. Saludos maestro yo te sigo desde hace ya varios años y avaces releo tus historias porque son de lo mejor eh leído todos tus historias en moviltodorelatos.com desde ahí empecé a leer y lo sigo haciendo muchas gracias por continuar con estas temáticas saludos

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  32. Como siempre los relatos de esta pagina son geniales, con una historia sólida y llena de morbo, queda la expectativa asi como en otros de una continuación nayarid2009@gmail.com

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  33. Estoy leyendo los relatos de la.pagina que no había leído y definitivamente es muy buena la estructura y el.morbo con el que se escriben los mismos. Nayarid2009@gmail.com

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  34. Muy buen relato y excitante como siempre

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  35. creí que conocía el final de la historia pero me sorprendió de muy buena manera el final, la brutalidad aceptada de la familia y como deja abierto a la imaginación todas las otras veces que los trabajadores disfrutaron a toda la familia

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  36. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  37. La verdad una maravilla y si la historia tiene continuación tiene infinidad de variantes desde que Julio lo haga cómplice al hijo y a cambio el le ayudaría a cogerse las mujeres de su familia como tambien pervertir a Victoria para que provoque y se coja a su hijo Alex pero la verdad mataría una DP entre Julio y Alex con Victoria como dije tiene mil variantes la historia pero la verdadera esta en la cabecita de nuestro genio escritor favorito

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  38. que relato por favor, mas allà del modo en el cual esta relatado y te va llevando para imaginarte cada esena. En lo personal me gustan los relatos donde las victimas se sienten atraidas por el atacante de hecho uno de mis relatos favoritos de Marcel es extranio magnetismo.
    Un saludos a ambos Jcntop

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  39. que buen relato, cada escena da un morbo muy grande y el final espectacular, y deja abierto a ver q pasara con el miembro restante de la familia

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  40. Bastante morbo uuufff pero me gusto mas el relato mi enfermedady voyeur por error hay mas picante en estos dos relatos es una opinion personal sin el animo de erir

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  41. Excelente relato, espero que en la próxima entrega al joven de la familia lo vistan de mujer y den pastillas hormonales, y tener a 3 "mujeres" y un mayordomo (Gerardo) para el prostíbulo que se hará en la casita. 10 puntos

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  42. que buen relato , de los temas que a mi mas me gustan . con mucho morbo por las situaciones compartidas entre madre e hija siendo doblegadas ,y a su macho , exelente tema

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  43. Hola permíteme presentare soy de peru y me encanto tu relato, las escenas, los protagonistas, la madre y la hija sinceramente creo que el relato da para una segunda parte donde se pueda explotar a unas mujeres mas colaboradoras y que realicen una escena lesbica explotando los detalles para que los machos terminen bañandolas de semen. saludos

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    1. olvide mencionar mi email, me gustaría leer tus relatos privados edueduardov@gmail.com

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  44. Buen relato excelente redacción te sigo desde hace mucho como perversión1982@hotmail.com me encantaría leer privados

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