Ir al contenido principal

Mi Hijo y Su Amigo

Luego de haber pasado una de las noches más calurosas de verano, en donde hizo un grado menos que en el infierno, mal dormida me levanté para tomar un baño que me quite el cansancio y poder prepararles el desayuno a Miguel, mi marido y mi hijo. Caminando por el pasillo con los ojos semi cerrados por el sueño, al llegar al baño  me asusté cuando vi salir de la ducha a un chico joven desnudo, alto, con un cuerpo atlético aun mojado, rubio de ojos claro, muy carilindo. En medio de mi aturdimiento lo miré de arriba abajo y las gotas de agua que deslizaban por las dunas de sus abdominales marcados me hipnotizaron por un momento, él al advertirlo sonrió y la vergüenza por ser pillada hizo que mis mejillas se sonrojen y me hiciera reaccionar, intenté marcharme y cerrar la puerta del baño cuando escuché:

-Ya salgo mami, dame unos segundo para secarme.

Ese adonis que recién acababa de ducharse no era otro que mi amado hijo Gustavo de 17 años.

-Perdoname cielo, creí que aun estabas durmiendo, terminá tranquilo que mientras tanto bajo a la cocina a prepararte el café con leche con tostadas.

Bajando por la escalera me sentí perturbada por haber admirado la belleza de ese adolescente que dejaba de ser “mi nene” y se encaminaba a ser un hombre de muy buen ver, que seguramente iba a ser muy pretendido (si es que ya no lo era) por las mujeres.

Terminé de preparar el desayuno y estaba poniendo la mesa cuando entró a la cocina Gusty, vistiendo un pantaloncito de fútbol y una musculosa.

-¿Ya me puedo bañar?

-No máentró papi...

Dijo mi tesoro abrazándome por detrás mientras servía las tazas, saludándome cariñosamente, apretando su cuerpo contra el mío, apoyando su pelvis contra mi culo.

-Buen día... ¿Cómo amaneció la mami más linda del mundo?

Saludó con su aterciopelada voz y me dio un suave beso en la cara. Al sentir el roce de sus dulces labios en mi piel, involuntariamente me puse nerviosa y derramé algo de café con leche en la mesa. Mientras desayunaba, lo miraba y me sentía orgullosa por tener un hijo tan lindo. Cuando mi esposo se sentó a la mesa, traté de comportarme como lo más normal posible.

Miguel: -El café está frio

Yo: -Hubieras bajado antes.

Miguel: -Las tostadas están quemadas, ¿No podés hacer nada bien?

Al idiota de mi marido nada le venía bien, siempre quería discutir por algo, desde hacía tiempo que no nos llevábamos bien y se iba perdiendo el amor que nos teníamos, poco a poco. Cuando terminamos de desayunar, mi esposo salió al trabajo y mi hijo al club, a su práctica de fútbol, por suerte estaba de vacaciones y no tenía que ir al colegio, teníamos más tiempo para pasar juntos.

Ya sola en casa, subí a ducharme y al tiempo que enjabonaba mi cuerpo, recordaba aquel cuerpo espectacular, mojado y musculoso saliendo de la ducha. Levanté la mirada y me vi reflejada en el espejo del baño, me gustaba lo que veía pues me conservo bien, a mis 39 años, muchos hombres se dan vuelta para mirarme, sobre todo para piropear mis senos grandes y firmes. Mi rostro no perdió frescura, sigo teniendo sin arrugas con una boca grande, tentadora, de los labios carnosos, nariz respingada y unos ojazos grises que ponen a los hombres soñar. Aún puedo despertar pasiones, aunque mi esposo no aprecie mi belleza, muchos amigos de él se me han insinuado.

Mi matrimonio en la convivencia diaria es un desastre y en la cama es peor, hace meses que no hacemos el amor. Recordé a mi marido desnudo e involuntariamente lo comparé con el cuerpo de mi hijo que había visto esta mañana, nada que ver, Miguel es más bajo, panzón y su pene... ahora que lo pienso bien ¡La verga de Gustavo es enorme! Me quedé con la boca abierta frente al espejo, impactada por lo que acababa de reflexionar. Cuando me topé con él saliendo de la ducha, tenía el miembro a media erección y era descomunal, las chicas se deben volver loquitas con él, ¡Qué envidia! pensé, sin poder evitarlo sonreí y enseguida recapacité.
 

Permanecí un rato debajo de la ducha, procuraba pensar en otra cosa, pero indefectiblemente volvía a lo mismo.

-¿A quién saldrá?

Me pregunté, sonriendo para mis adentros. Mis pensamientos estaban desordenados y mis emociones mezcladas, no podía definir qué sentía. Me daba satisfacción tener un hijo tan apuesto y tan bien dotado. Mientras me secaba, lo imaginaba haciendo el amor con algunas de sus novias, porque debía tener varias. Imaginaba el rostro de la chica al ser penetrada por semejante maravilla, de seguro se volvería loca, yo, al menos lo haría. En el espejo advertí mis pezones erectos y noté mi vagina humedecida y no por el agua que la mojaba, precisamente. Sin darme cuenta, me acaricié una de mis tetas y mi mano derecha descendió hasta mi pubis depilado (me gusta tenerlo lampiño), deslicé mi dedo índice por entre los labios de mi concha y comencé a jugar con el clítorisal tiempo que abría las piernas, apoyándome contra la pared, mi respiración estaba agitada, la piel sudorosa, acaricié frenéticamente aquel botón erecto, gimiendo y jadeando hasta que me sobrevino un maravilloso orgasmo como hacía mucho no experimentaba. Cuando levanté la vista y vi mi rostro sonrojado reflejarse en el espejo, volví a la realidad:

-¿Pero qué estoy haciendo?, ¡¡¡Me masturbé con mi propio hijo!!!, ¿Me volví loca?

Pensé ofuscada. Continué duchándome y esta vez dejé correr el agua fría, para ver si así salía de semejante situación bochornosa. Cuando acabé (nunca mejor el término) me sequé con fuerza, todavía enojada conmigo misma, peiné mi cabello y fui al dormitorio a vestirme. Como si me castigara a mi misma, elegí el vestido más formal que encontré, apenas me maquillé y salí rumbo al shopping, donde tenía que encontrarme con Claudia, mi mejor amiga, ni bien llegué me saludó.

Andrea!, siempre tan linda vos, pero qué seria estás... 

-Es que otra vez discutí con el infeliz de mi marido. 

Contesté por compromiso, ni pensé en contarle la verdad. Caminamos mirando las vidrieras. Claudia hablaba animadamente sin parar, pero por alguna razón no podía concentrarme en la charla. Pasamos por un negocio que vendía bikinis y ropa interior.

Claudia: -Mirá que cosas atrevidas (me señaló unas tanguitas diminutas), como me gustaría poder usarlas... a mí no me van pero a vos te quedarían espectaculares...

Yo: -¿Te parece?  (la miré extrañada).

Claudia: -Ay sí, Andrea, vos tenés un cuerpazo, provocarías infartos masivos, te lo aseguro, entremos y comprate algunas.

Yo: -Y bueno... si me da vergüenza usarlas en la playa, las uso en la pileta de casa donde no me ve nadie.

Ya dentro del local, revolvimos todo y a medida que me las iba probando, me iba entusiasmando, al final compré tres bikinis diminutas y dos juegos de ropa interior que eran dignos de la más audaz de la strippers, luego seguimos recorriendo el shopping y tomamos café en uno de los bares y a media mañana me dirigí al estacionamiento, no sin antes prometerle a Claudia que cuando viniera una tarde a tomar sol en casa, le mostraría las prendas en vivo y en directo. El calor me castigó cuando subí al auto, camino a casa en mi interior seguía intranquila, decidí que lo mejor era llegar y tumbarme a tomar sol y olvidarme de todo. Elegí una de las bikinis que había comprado, la blanca, de algodón, el sujetador apenas me cubría los pezones, dejaba más partes al descubierto que lo que cubría y menos mal que me depilaba la vagina, porque de lo contrario hubiera tenido que hacerlo para poder usar la parte de abajo. Me tendí al costado de la pileta y cerré los ojos, el sol estaba delicioso, perdí la noción del tiempo.

De pronto, un beso en el borde de la boca me sacó de mi ensueño.

Gustavo: -Hola mami.

Yo: -¿Qué hacés acá? 

Gustavo: -Y... vivo acá.

Respondió mirándome minuciosamente y sonriendo burlón, no pude menos que reír, él tiene esa virtud, siempre me hacía reír. Me levanté y le di un piquito, sólo entonces recordé que llevaba puesta la diminuta bikini.
 

 
Gustavo: -Vine con Fernando...

Para colmo vino con su inseparable amigo, pensé en ir a cambiarme, pero eso haría todo más evidente, decidí sobrellevar la situación, al fin y al cabo, en cualquier playa verían trajes de baño como ese.

Yo: -Bueno, hacelo pasar... 

Acepté con un hilo de voz y me paré para recibir al mejor amigo de mi hijo.

Gustavo: -¡Mami! qué linda malla, (él siempre tiene un elogio para míte queda bárbara.

Yo: -No es para tanto...

Contesté poniéndome colorada hasta la raíz del cabello.

Fernando: -¿Cómo que no, Andrea?, Estás divina, sos una diosa, no tenés nada que envidiarle a esas modelos que aparecen en las revistas.

Dijo Fernando, saliendo de la cocina, con una expresión de lobo feroz que no hizo más que aumentar mi confusión.

-Zalamero.

Respondí, tratando de restarle importancia, mientras saludaba dándole un beso, no sé por qué, pero se lo di en la boca, igual que a Gustavo, es que para mí eran como dos hijos, desde chiquitos eran inseparables, habían crecido juntos y compartían todo, era difícil pensar en uno y separarlo del otro. ¡Si hasta eran parecidos físicamente! Estábamos los tres parados en el borde de la piscina, bajo el cálido sol que atosigaba.
 

Yo: -¿Cómo les fue en el club?

Gustavo: -Normal¿Y vos?

Yo: -Fuimos con Claudia de shopping y ella fue quien me convenció de comprar esta bikini.

Gustavo: -Los vecinos, agradecidos.

Fernando: -Y nosotros dos, ni te cuento jajajaja
 

Fingí enojarme y los empujé para arrojarlos al agua, forcejeamos y finalmente caímos los tres.

Gustavo: -¡Ahora vas a ver! 

Me amenazó con toda la ropa empapada, muerto de risa, me acorralaron, comenzaron a hacerme cosquillas a arrojarme agua, traté de escapar, me sujetaban y volvían a empezar, en el forcejeo alguna mano me apretó una teta, me amasó el culo e incluso se deslizó por mi entrepierna, pero no lo tomé como nada premeditado, sino como algo casual producto del combate cuerpo a cuerpo, pero aún así, me inquietó, casi sin darme cuenta.
 

-Bueno, basta, voy a preparar el almuerzo, son unos brutos.

Protesté alejándome hacia la escalerilla para salir de la piscina, tomé una toalla y comencé a secarme el cuerpo, mientras ellos salían del agua, fue una sensación extraña, casi podía sentir sus miradas quemándome la piel, levanté la vista, los ojos de Gustavo eran dos brasas, igual que los de Fernandome quedé paralizada sin poder definir lo que me sucedía.
 

Había admiración en aquellas miradas, ¡lujuria!, cualquier mujer se hubiera dado cuenta, bajé mi mirada sintiéndome halagada, siempre es lindo que a una la deseen, más aún, cuando hacía tanto tiempo que no veía esa expresión en el rostro de mi marido... ¡Pero uno era mi hijo y el otro su mejor amigo! Instintivamente traté de cubrirme, tomando una bata que siempre estaba colgada en la puerta del pequeño vestuario que tenemos en el jardín. También tomé dos toallas que había y se las arrojé.
 

Yo: -Tomen, no entren con la ropa mojada, que me van a poner la cocina a la miseria.

Fernando: -Gracias...

Se habían quitado las camisas y sus pechos poderosos brillaban al sol, hermosos.

-Sáquense todo y pónganlo a secar al sol.

Les dije, viendo como se despojaban de los zapatos y luego los pantalones, de reojo, pude adivinar los bultos de sus calzoncillos a la altura de las entrepiernas, realmente, no sé por qué lo hice, no encuentro una explicación, a no ser el hecho de querer seguir atrayendo su atención, o mi propia vanidad, el caso, es que desabroché el sujetador y me lo quité, lo mismo que la parte de abajo del bikini, todo el movimiento fue muy natural, simple.

Cerré la bata roja, que me cubría hasta un poco por encima de la mitad de los muslos, como una atrevidísima minifalda, sin siquiera mirarlos, pero sentía que me estaban comiendo con los ojos, sin palabras, entré en la cocina, ellos permanecieron un rato más, afuera.
 

-¿Quieren unas unas hamburguesas?

Pregunté con naturalidad, volviéndome para mirarlos cuando por fin entraron con las toallas enrolladas alrededor de sus cinturas, no pude dejar de ver los dos bultos, ahora sí, escandalosos debajo de las toallas.

Fernando: -Siii, me fascinan.

Me sentí culpable al escucharlo entusiasmado, al fin y al cabo no era más que un chico, exquisito, pero un chico, lo mismo que mi hijo.

Gustavo: -Sos divina, mami. 

Me abrazó mi hijo por detrás, un calor me invadió el cuerpo al sentir sus brazos poderosos rodeándome, claramente percibí como algo duro se aplastaba contra mi culo, justo entremedio de los dos cachetes y su beso en el cuello me embriagaba.

Gustavo: -¿No Fernando?

Fernando: -La mejor, ya me gustaría que fuera mi mamita... no existe una mujer más linda que ella.

El amigo de mi hijo se me acercó por delante para abrazarme y también se apretó contra mísu enorme pija dura se apoyó en mi vientre, parecía a propósito, mi cuerpo comenzaba a temblar, la situación se había vuelto incontrolable y yo no podía decidir si era mayor mi culpa o el placer de sentirme deseada.
 

Yo: -Bueno... pongan la mesa (traté de que mi voz sonara neutra).

Fernando: -Soy un esclavo, nací para obedecer lo que ordene mi reina.

Mientras acomodaban los platos y demás, logré tranquilizarme un poco, con los abrazos, la cinta que cerraba mi bata fue aflojada y comenzaba a abrirse, a modo de venganza decidí que jugaría un poco con la calentura de ellos, total, no había nada de malo, mientras mantuviera el control de la situación, mexcitaba ese juego.

-A comer...

Me inclinaba sirviendo las hamburguesas, mientras dos pares de ojos convergían en mi escote, con disimulo vi y comprobé que la abertura de la bata dejaba al descubierto mis tetas hasta el borde de los pezones, que comenzaban a asomar. Mis pezones grandes y carnosos estaban duros como piedras y parados, ellos los observaban hambrientos con sus bocas abiertas, deseando devorar mis dos fresas,  todo un espectáculo, tuve que hacer un esfuerzo para contener una sonrisa que me hubiera delatado. 

Maliciosamente pregunte con una voz ingenua y sensual:

-¿Y... les gusta?

Gustavo: -¿Eh?, ¿Qué?...

Unos segundos después, mi hijo con cara de bobo, volviendo a la realidad, con un dejo de voz, respondió:

-¡Ah las hamburguesas!, siii, están buenísimas...

Yo: -¿Más ensalada?

Me incliné nuevamente, pero esta vez hacia Fernando que seguía sin reaccionar y balbuceaba:

-Eeeeh....siii... siii...

Me divirtió mucho la situación, como creo que nunca me había divertido desde mi adolescencia, cuando jugaba a poner nerviosos a los amigos de mi novio de turno. Me cerré un poco la bata y terminamos de comer, sin que la conversación fuera muy animada, los chicos estaban atentos a todos mis movimientos para no perderse la porción de mi intimidad que la bata podía desnudar. Lavé los platos y como todavía no se levantaban de la mesa, les ofrecí servirles té helado en el jardín, bajo la sombrilla y aceptaron encantados. Llevando la bandeja con la jarra y los vasos, pude observar de reojo los bultos que trataban en vano de ocultar, dejé la bandeja sobre la mesa del jardín y me senté en una de las sillas. Estudiadamente abrí nuevamente mi bata, pero hasta el límite, cuidando que los bordes inferiores se juntaran lo justo como para taparme la entrepierna, pero descubriendo una generosa porción de mis pechos y mi vientre.
 

Yo: -Qué lindo está el sol.

Fernando: -Sí, es para aprovecharlo y broncearse bien... deberías quitarte la bata, te va a dejar marcas....

Me hizo gracia la insinuación, su mirada me recorría con descaro. Para ver su reacción dije lentamente:

-Es que si me quito la bata me quedo desnuda...

Gustavo: -Mami, si te desnudás, a éste le da un infarto...
 

Me sorprendió la salida de mi hijo, su cara tenía una expresión de picardía que yo conocía muy bien.
 

Yo: -Bah, no será para tanto... (reí), en Europa, las mujeres van a la playa desnudas...

Gustavo: -Pero ninguna tiene el cuerpazo que vos tenés...

Otra vez me sorprendió la observación, no pude dejar de sentirme halagada.

Yo: -Vos lo decís porque sos mi hijo y me querés.

Fernando: -No, Andrea, de verdad sos espectacular... ni en PlayBoy hay mujeres tan lindas y sensuales como vos...

La voz de de él sonó seria y profunda.

Yo: -Mejor no me desnudo, no sea cosa que Gusty tenga razón y mueras aquí mismo...

Fernando: -Quiero correr el riesgo jajaja... ¿Qué mejor forma de morir, que de amor por vos?

Yo: -¡No, no!, es demasiada responsabilidad jajaja 
 

En medio de la broma, caí en la cuenta de que estaba hablando de mi cuerpo con el amigo mi hijo y su amigo, me cohibí, pero decidí no demostrarlo, porque sería peor debía salir del atolladero con naturalidad.
 

Gustavo: -Mami, en realidad no tiene nada de malo que te desnudes delante nuestro, hay confianza entre nosotros...

La observación de mi hijo me puso en una disyuntiva, saceptaba, los colocaba a ellos en una posición de hombres con algún interés sexual en mí, cosa que no quería hacer. No quería darle a la situación una carga de lívido que no debía tener. Y por el otro lado, realmente me avergonzaba desnudarme delante de ellos, no sabía por qué.
 

-Claro que no tiene nada de malo... pero ahora tengo algo de sueño, me voy a mi habitación a dormir una siesta...

Sonriendo me levanté zafando de la situación dejando la discusión para mejor oportunidad. Se adivinaba cierto desencanto en las miradas de ellos.

Yo: -Ustedes pueden aprovechar para estudiar algo... 

Gustavo: -Si, Fer, eso va a ser lo mejor, vamos a mi cuarto.

Los tres nos dirigimos al interior, entré a mi dormitorio y corrí las cortinas, dejando el ambiente en semi penumbras, me quité la bata y me senté desnuda en un sillón pasándome crema por todo el cuerpo. De improviso irrumpió en el cuarto.

-Mami.. ¡Perdón! 

Amagó retroceder cerrando la puerta. Tapé mis tetas con un brazo y mi concha con la otra mano.

-Tranquilo... (lo calmé) ¿Qué querías?

Mi voz era amigable, no quería que se sintiera mal, la puerta que no había llegado a cerrarse se abrió lentamente, me paré de costado, tratando de que no pudiera verme totalmente en desnuda, pero no intenté vestirme, de alguna forma esperaba que esto sucediera.
 

-¿Podrías traducirnos unas cosas del inglés?

En la semi oscuridad, podía sentir los ojos de mi hijo recorriendo mi anatomía.

Yo: -Iba a dormir un rato... ¿por qué mejor no usan un traductor online?

Gustavo: -Porque traducen como los indios, tipo “mi querer cortar torta”, además necesitamos que nos ayudes a comprender el sentido...

Yo: -¿Es mucho?

Gustavo: -Nnno... solo una hoja... (le temblaba la voz).

Yo: -Bueno (susurré) me pongo algo encima y voy...

Gustavo: -Gracias má, sos divina.

No estaba muy segura del sentido de su frase, porque enfatizó mucho la última palabra. Cuando mi hijo salió de mi cuarto, el corazón me daba golpes en el pecho, una rara excitación se apoderó de mí, busqué en el armario y encontré lo que buscaba, un body que se adhirió casi a mi piel, delineando mi cuerpo sugestivamente, con algunas transparencias y para mantener algo de recato me puse un minúsculo hotpant con la intención de no dejar a la vista mi vagina, mpeiné el cabello hacia atrás y fui a la sala donde estaban los chicos estudiando, abrí la puerta y entré, caminando hacia ellos con pasos firmes, sin quitarles la vista de encima, sentía mis pechos moverse al compás de mi andar y el rocé de la tela estimulaba a mis sensibles pezones, los dos pares de ojos se agrandaban maravillados a medida que me acercaba. Me sentí adorada.

Yo: A ver... (me incliné sobre la notebook) ¿Qué quieren que les traduzca?

Gustavo: -Esto, aquí.

Mi hijo me señalaba un texto bastante simple, de reojo podía ver los ojos de Fernando asomándose a mi escote...

Yo: -Pero, bebé, esto es muy simple, ustedes deben poder traducirlo si necesidad de ayuda.

Gustavo: -Es que... mamá... es que no pod... (pareció cohibirse) nnno estamos muy seguros...

Yo: -Ok, ya que estoy acá, los ayudo.
 

Me paseaba descalza por la sala, frente a ellos, que no cesaban de mirarme mientras trataban de traducir, lo que normalmente nos hubiera tomado cinco minutos, nos llevó media hora para terminar.
 

-Gracias Andrea, además de preciosa sos muy amable... 

Dijo Fernando cuando regresaba a mi recamara. Recostada desnuda en la cama, reflexioné sobre todo lo que me había pasado aquel día, algo no comprendía y me inquietaba sobremanera, me sentía sucia, culpable, pero ¿De qué?¿Qué era lo que me horrorizaba tanto? En realidad, lo sabía, estaba jugando con el morbo de dos adolescentes y no lo quería admitir, me encontraba atrapada en un juego que nunca hubiera imaginado jugar. Luego de dos horas en las que no llegué a ninguna conclusión, decidí dejar el asunto de lado, era algo que había sucedido y punto, no le daría más importancia pues ya no había vuelta atrás, no se podían cambiar los hechos sucedidos. Me di una ducha y me arreglé para la noche. Los muchachos habían terminado de estudiar y estaban en la sala cuando descendí de mi habitación Fernando se iba para su casa.
 

-Espero que la belleza no sea pecado para que no tengas que ir al infierno (me dijo a modo de piroposos la más linda...

Otra vez aquella sensación de placer al ser admirada, no lo podía evitar. Me acerqué a despedirlo y le contesté:

-Y vos el más hermoso... después de Gusty...
 

Me tomó por los hombros y me estampó un beso en plena boca, que me sorprendió y debo reconocerlo, me gustó, a duras penas pude recomponer mi imagen para no quedar en evidencia delante de mi hijo, que nos miraba divertido.
 

Fernando: -Hasta mañana... está noche los ángeles van a estar enfadados conmigo, porque en lugar de soñar con ellos, voy a hacerlo con vos Andrea... (dijo saliendo) 

Gustavo me abrazó la cintura junto a la puerta cuando lo despedíamos y recosté mi cabeza sobre su hombro, era un sol mi hijo. Para variar mi esposo llegó de mal humor, la compañía petrolera para la que trabajaba había decidido enviarlo a Houston a hacer un curso de entrenamiento para unos nuevos programas de extracción por fractura hidráulica, debía partir al día siguiente, viernes, en el vuelo de la noche y volvería en dos meses. Durante la cena Gustavo trató de consolarlo a Miguel.
 

-¿No sé de qué te quejás, papi?, esto significa un ascenso en tu carrera, un progreso, tendrías que estar contento como nosotros lo estamos por vos.

Pero Miguel no entendía razones, no sé cómo, pero se me ocurrió pensar que seguramente esa noche mi marido querría tener relaciones y se me hizo un nudo en el estómago, sinceramente, no me agradaba la idea, por suerte ni se me acercó, tal vez él tendría una amante por eso su desinterés sexual.
 

A la mañana siguiente, Gustavo fue al gimnasio y yo ayudé a mi marido a preparar las maletas, por la tarde, fue a buscar los pasajes y otros documentos a la oficina y llegando la noche lo llevamos al aeropuerto, lo despedimos con besos y recomendaciones de que se cuidara y volvimos a casa a eso de las nueve de la noche.
 

-Mami... má... ¿Tenés un minuto?

Gustavo me quería preguntar algo, y parecía dudar. Encaminándome a mi dormitorio le respondí:

-¿Qué? estoy cansadísima... mejor mañana.

Gustavo: ¿Eeeh?!

Entró al cuarto detrás de mí y se sentó en la orilla de la cama, yo no me había dado cuenta, de modo que me quité los zapatos, la blusa y la falda, quedándome sólo con la ropa interior.

-Mamá ese conjunto es muuuy sexy.

Sólo allí recordé su presencia, pero ya era tarde, me quedé como paralizada.
 

Yo: -¿Te parece?

Gustavo: -Uff, seguro que es la razón por la que se derriten los glaciares jajaja

Procurando cambiar de tema, lo pregunté:

-¿Qué me querías decir?

Gustavo: -¡Ah!.. siii... ¿Le puedo decir a Fernando que venga a quedarse con nosotros unos días, aprovechando que papi no va a estar?

Yo: -Bueno... 

Me quedé indecisa, esperando que saliera del cuarto para terminar de desnudarme y ponerme algo cómodo para dormir. 

-¡Gracias!, Le digo que venga mañana... (cambiando bruscamente de tema dijo) má, ese conjuntito nunca te lo vi usar.
 

Yo: -Es que son nuevos, me los compré junto con las bikinis, los otros días con Claudia.

Procuré que mi tono de voz sonara casual, pero en realidad me alarmaba el interés de mi hijo por mi ropa interior.

Gustavo: -Son muy sexys... ¿Me los mostrás? 
 

Otra vez la misma situación, no sabía como manejar este asunto, si me negaba, crearía una expectativa acerca de mi cuerpo que no tenía sentido, fui hasta el armario y le mostré los dos conjuntos que había comprado, sintiendo el rubor subir hasta mi rostro, Gustavo examinaba las prendas y me miraba de reojo, tomó uno de los sujetadores, negro de encaje de seda, con su correspondiente tanguita mínima y sonrió pícaro.
 

Gustavo: -Mami, estos te deben quedar espectaculares (sus ojos brillaban) ¡Probate uno!

Yo: -¿Ahora?¿Te parece?

Sentía arder mi rostro y el corazón me golpeaba fuerte en el pecho como mula mala.

Gustavo: -Dale, quiero ver cómo te quedan (no parecía dispuesto a olvidar el asunto).

Yo: -¿No ibas a llamar a Fernando? (hice un nuevo intento de desviar su atención).

Gustavo: -Si, mientras lo llamo, vos ponete el conjunto (no había caso).

Yo: -Bueno.

Accedí de mala gana, mientras él salía del cuarto y se dirigía a la sala, en menudo lío me había metido. Examiné los dos conjuntos, el que había tomado Gustavo era totalmente transparente, sería como desnudarme delante suyo, el otro me pareció algo más prudente, era igualmente transparente, pero el sujetador tenía unos bordados de encaje en la parte delantera del busto y en el triangulito que cubría algo el pubis, pero no mucho....
 

-Fernando viene mañana a la mañana (gritaba Gustavo desde la sala) ¿Bajás?

Yo: -Voy. 
 

Apremiada, finalmente me decidí por el de los bordados, el sujetador tapaba de manera efímera solo los pezonesel resto de mis tetas quedaban casi enteramente desnudas, a excepción de los pezones, la tanguita ocultaba mi vagina a duras penas, pero por detrás era solamente un hilo dental que se perdía entre mis nalgas. Pensé en ponerme una bata, pero deduje que mi hijo iba a insistir en que me la quitara, lo que agregaría más carga de morbo al asunto, que era precisamente lo que yo quería evitar, de modo que me calcé las sandalias negras de tacos altos y respiré hondoConforme iba bajando por la escalera, me fui tranquilizando, al fin y al cabo, no era una situación tan difícil, él estaba despertando al sexo y su curiosidad era lógica y era mejor que se quitara las dudas conmigo y no con cualquier zorra que seguramente se aprovecharía de él, además, yo no estaba tan mal. Ya por la mitad de la escalera, acomodé bien el sujetador, que ya marcaba dos botones en la punta de mis pezones, alisé mi cabello y me humedecí los labios con la lengua.

Gustavo: -¡¡¡Wow!!!, sos una loba... te queda pintado, estás fantástica.

Mi hijo hablaba en voz baja, casi ronca, mientras recorría todo mi cuerpo con su mirada brillante.

Yo: -¿Te gusta?¿Me queda bien?

Me despojé de todo pudor, si había que hacerlo, lo haría bien, di una vuelta y sus ojos quedaron cautivos de mi culo desnudo.

Gustavo: -Con eso matás a cualquiera... si te viera Fernando...

Yo: -¿Qué pasa con Fernando?

Pregunté, acomodando nuevamente el sujetador pues un pezón estaba asomando.

Gustavo: -Que está enamorado de vos....

Dijo clavando sus ojos en los míos, yo abrí la boca sorprendida.

-¿Cómo? (pregunté, incrédula)

Gustavo: -Claro... ¿No me digas que no te diste cuenta?

Yo: -¡Pero nene!, Él puede ser mi hijo...

Fingí escandalizarme pero me sentía halagada.

Gustavo: -¿Q tiene?... yo soy tu hijo y...

Yo: -¡¿Y qué?(lo miré fingido rigor)

Gustavo: -Y... que me gustás un montón...

Yo: -¡Pero, bebé! (sonreí, acercándome para acariciar su rostro) Eso es lógico, soy tu mami 

Lo besé en los labios y sentí sus manos posarse sobre mi cintura.

Yo: -Vos también me gustás mucho, sos mi bebé...

Gustavo: -¿Y Fernando no te gusta?

Me sorprendió la pregunta, para ser sincera, era un hermoso muchacho. De pronto, las manos de Gustavo acariciando suavemente mi cintura parecían quemar, mi respiración se agitó.

Yo: -Si... es lindo... (susurré) pero vos sos más lindo...

Gustavo: -Te quiero mucho.

Ahora él me dio un suave beso en lo labios.

Yo: -Bueno, ya me miraste bastante, me voy a vestir...

Gustavo: -Nooo, quedate así... porfa...

Era difícil negarse cuando ponía aquélla expresión tierna.

Yo: -Es que... ¿Sabés qué pasa? (me volví mostrando mi espalda) Estas tiras del soutien se me clavan en la espalda... (dije excusándome)

Gustavo: -Y... también, con semejante carga... 

Respondió mirándome descaradamente los pechos, con una expresión traviesa.

Yo:  -¿Qué? (haciéndome la despistada)

Gustavo: -Esas tremendas tetas deben ser difíciles de sostener.
 

No pude menos que reírme de su ocurrencia, estaba completamente relajada, divertida.

Yo: -¿Qué tienen de malo mis tetas?

Dije con voz aniñada poniendo mis manos debajo de los pechos y levantándolos, intentando provocar su reacción, que no se hizo esperar.

Gustavo: -De malo, nada, son magnificas y sin te molesta el sujetador, sacátelo.

Yo: -Bueno... pero haceme un favortraeme la bata que está sobre mi cama.

Gustavo: -Pero vas a tener calor.

Evidentemente, quería que me quitara el corpiño y me quedara sin nada encima.

Yo: -Dale, sé bueno (insistí).

Gustavo: -Está bien.

Cuando subió las escaleras, me quité la prenda y cubrí mis pechos con las manos, al regresar mi hijo, giré dándole la espalda y me puse la bata, anudando el cinturón por delante.

Gustavo: -Eso es trampa (protestó).

Yo: -Voy a preparar algo para cenar.

Mientras cocinabaGustavo se dedicó a poner la mesa. Varias veces me rozó como al descuido cuando buscaba los vasos y los platos en la alacena, muy a mi pesar, me sentía inquieta, ansiosa. Sentados a la mesa, su mirada no dejaba de escudriñar mi escote, que me cuidé de mantener cerrado para no complicar la situación. Terminada la cena, nos sentamos en la sala a mirar televisión, hacía un calor insoportable, mi hijo recostó su cabeza en mi regazo, como cuando era pequeño y podía sentir sus manos acariciando mis muslos.
 

Yo: -¿Tienen partido mañana? 

Él y Fernando juegan al fútbol, de titulares en las inferiores de un importante club.
 

Gustavo: -Sí, a la mañana.

Yo: -Entonces, deberías irte a la cama.

Gustavo: -Un ratito más... dale...
 

Siempre me pedía un ratito más antes de irse a dormir, finalmente me dio la razón, y despidiéndose con un beso, subió en dirección a su cuarto. Me quedé mirando la tele, aunque sin prestarle atención, realmente me inquietaba todo aquello, mi hijo estaba despertando a sus primeras experiencias con el sexo, lo mismo que Fernando y yo era el blanco de sus deseos, pensé que correspondía que Miguel hablara con ellos, pero con mi marido no se podía contar, decidí que debía enfrentar la situación, buscaría la oportunidad. El calor era pesado, se me ocurrió darme un baño en la piscina, iba a subir a ponerme el bikini, pero pensé que si se despertaba Gustavo, no habría forma de que se volviera a la cama, por lo tanto en puntillas, busqué una toalla y salí al jardín sin encender las luces, ya en el borde de la alberca, me quité la bata, la tanga y entré al agua sin hacer ruido, siempre me gustó nadar desnuda, parecía como si el roce del agua sobre mi sexo y mis pezones desatara una cierta excitación, dándome al mismo tiempo una agradable sensación de libertad. La oscuridad era completa, salvo las luces de la casa.
 

-Mami...

Al escuchar la voz de Gustavo al borde de la piscina se me congeló el alma.

Gustavo: -¿Está buena el agua?

Yo: -¡Nene!, ¡¿Qué hacés acá?! 

Gustavo: -Hace una calor bárbaro adentro, no puedo dormir.

Yo: -Pero mañana tenés que jugar.

No sabía como hacer para que volviera a su cama.

Gustavo: -Bueno, me doy un chapuzón y me voy a dormir.

Yo: -Ok, andá a ponerte la malla...

Mientras lo hacía, aprovecharía para salir del agua y vestirme.

Gustavo: -Ya la tengo puesta.

Estaba atrapada. Se zambulló en mi dirección y apareció a medio metro mío, nadé alejándome.

Gustavo: -Está riquísima.

Yo: -Sí, muy fresquita (contesté con un hilo de voz).

Gustavo: -Mami¿Tenés puesta la bikini blanca?

Yo: -Nno...

Gustavo: -Ah... ¿Y qué tenés puesto?

No tenía sentido mentir, tarde o temprano tendría que salir de la pileta.

Yo: -Estoy, desnuda  (susurré).

Gustavo: -Ufffffff...
 

No hubo otro comentario, nadó en mi dirección y yo hice otro tanto, procurando alejarme, así estuvimos unos minutos, hasta que finalmente me alcanzó, quedándose a escasos 20 centímetros, su proximidad me inquietaba enormemente, sentía temblar mis piernas, procurando mantener mi cuerpo bajo el agua, asomaba sólo la cabeza. Mi hijo se paró delante de mí, con el agua a la altura del abdomen, levanté la vista y sus ojos, como dos brasas me miraban.
 

Gustavo: -Mami... (cada pregunta suya anunciaba una catástrofe) ¿Me puedo desnudar yo también?

No podía negárselo, so pena de darle a la situación un cariz sospechoso, por otro lado, no me horrorizaba verlo desnudo, era mi bebé.

Yo: -Si vos querés.... no tiene nada de extraordinario nadar desnudo...

En la penumbra lo vi inclinarse y luego depositar su short junto a mi ropa, en el borde de la pileta, luego vino directamente hacia mí, intenté detenerlo arrojándole agua. Entre grititos y risas, empezamos un juego cargado de erotismo, ya no podía pensar con claridad, seguramente mi morbo me estaba traicionando y una excitación extraña se apoderaba de mí. Sin detenerse por el agua, riendo a más no poder, Gustavo llegó hasta mí y me rodeó con sus brazos poderosos, apretándome contra su pecho, podía sentir mis pezones clavándose su piel, procuré zafarme y me gire, pero ahora me tenía atrapada por detrás con sus manos sobre mis tetas, sin ningún pudor y contra mi culo percibía la dureza de su miembro, casi erecto, abriéndose paso entre los cachetes, mvolvía loca de excitación aquel contacto, que no era  el normal de una madre con su hijo, por lo menos, no para mí, era algo más, algo que nunca había sentido. Se aceleró mi sangre y nubló aún más mi mente, dejándome a merced de mis instintos, me apreté contra él, deseándolo como si fuera el último de los hombres y me abandoné a su abrazo por un instante, finalmente, volví a la realidad y me separé, conteniendo un gemido.
 

 
-Tengo frío.

Dije, con voz apagada y salí de la piscina enseñando mi desnudez, ya no tenía sentido ocultar mi cuerpo, estaba más allá de todo pudor, levanté la toalla y me envolví en ella, secándome con fuerza, como si quisiera borrar la sensación que aquel contacto me había producido.
 

Gustavo: -¿Te lastimé?

Él me había seguido y estaba parado delante de mílas luces de la casa iluminaban vagamente su cuerpo desnudo, brillante por el agua, su verga, ahora sí, totalmente erecta y escandalosamente grande, me apuntaba como un dedo acusador.
 

Yo: -No, amor, para nada... 

Me dolía verlo compungido, él no tenía la culpa de mis sentimientos encontrados y me esforcé por hacerlo sentir bien. 

Yo: -Es que estoy cansada... me voy a acostar.

Gustavo: -¿Me prestas la toalla para secarme?

Nuevamente dudé, pero ya estaba todo jugado, me despojé de la toalla y se la alcancé, besando sus labios y caminando desnuda a través del jardín hacia la casa, su y me metí en la cama, pero para mi mala suerte sin ninguna posibilidad de dormirme, mi cabeza era un torbellino, debía pensar cuidadosamente todo lo que había sucedido, la pubertad de mi hijo se estaba haciendo presente con toda la fuerza de su juventud y no podía contar con mi marido para guiarlo, para ayudarlo, debía enfrentar aquello yo sola, pero mis instintos me estaban traicionando.
 

Gustavo: -¿Estás bien, mami?

Su voz en la oscuridad me sacó de mis cavilaciones.

Yo: -Sí, bebé, dormíte que mañana no vas a poder jugar (le contesté con ternura).

Gustavo: -¿Vas a venir a vernos?

No podía decepcionarlo.

Yo: -Por supuesto.

Gustavo: -, se que la relación con papá está mal, que ya ni se hablan y cuando lo hacen es para pelear, él no te valora, no merece tener a su lado una mujer tan despampanante como vos... sos la mejor mamá del mundo y tendrías que tener a alguien que te haga feliz...

Las palabras de mi hijo me emocionaron y mis ojos se humedecieron.

Gustavo: -Papá no merece tus lágrimas y la persona que la merezca no te hará llorar... tal vez deberías darle una oportunidad a Fernando, a él le gustas mucho, sos la mujer de sus sueños...

Yo: -¿Y cómo sabés que le gusto?

Gustavo: -Porque me lo dijo él.

Yo: -¿Y qué más te dijo?

Gustavo: -¡Epa!, te noto interesada, ¿Acaso a vos también te gusta?

Yo: -Podría ser la madre de tu amigo, soy muy mayor para él.

Gustavo: -Más que madre diría que serías su mamita jejeje... Fernando lo único que hace es hablar de vos, lo tenés muerto... hasta me confesó que se masturba varias veces al día pensando en vos...

Yo: -¡Hijo!

Gustavo: -No te enojes, porque es verdad y además vos me enseñaste que siempre te diga las cosas de frente y no te mienta... él anda todo el día al palo por vos y para bajarla se tiene que hacer 5 o 7 pajas al día en tu honor...

Yo: -¿Tantas?.. bueno, eso no me importa...

Gustavo: -Siii... tiene que descargarse de alguna manera...

Yo: -¿No tiene novia para desfogarse con ella?

Gustavo: -A él no le interesa otra mujer que no seas vos... además a mí me gustaría verlos juntos, harían linda pareja, me encantaría que las dos personas que más quiero en el mundo se hagan feliz mutuamente...

Yo: -Es más complicado de lo que te imaginas, yo soy una mujer adulta... y si él se lo cuenta a alguien todo esto terminaría muy mal... y no te olvides que estoy casada y mi marido es tu padre...

Gustavo: -Ni Fernando ni yo abriríamos la boca, vos nos conoces, sabes muy bien que no nos gustan los chismes, somos muy reservados... y no me olvido que papá lo único que hace es lastimarte... pensá en Fernando como un novio jajaja... alguien que cure tu soledad... yo los ayudaría a encontrarse y que papi no se entere de nada, la amistad que tenemos con Fer desde que éramos niños es la coartada perfecta para que él venga a casa a estar con vos, sin que ningún vecino sospeche y vaya con el cuento... un amorío prohibido le pondría sal a tu aburrida vida sentimental...

Yo: -¿Hijo, te das cuenta lo que me insinuando?

Gustavo: -Si, que seas feliz...

Yo: -Ya es muy tarde y dentro de unas horas tenés un partido importante, es mejor que te vayas a dormir para descansar lo más que puedas... yo intentaré hacer lo mismo...

Por la mañana salimos lo más temprano que pudimos hacia el club donde el equipo enfrentaba a su tradicional rival, un partido clásico al que todos daban una especial importancia. Como la ola de calor insufrible continuaba, me había vestido con unos pantalones cortos, grises, de algodón, un top deportivo color salmón, del mismo género, que me marcaba algo el busto sin ser escandaloso y un canguro rosa anudado a mi cintura. El padre de Tadeo, uno de los compañeros de equipo de mi hijo, un mujeriego que ya todos conocíamos, me asedió durante un rato antes de empezar el juego.

Gustavo: -Ese baboso siempre está detrás de vos mami, no deja de mirarte las tetas...

Me susurró Gusty al oído cuando me acerqué a desearles suerte a él y a su amigo.

Fernando: -Me parece que vamos a tener que ponerlo en vereda... nadie se mete con mi reina... (insinuó con aire belicoso)

Yo: -No se pongan celosos chicos, soy sólo para ustedes... jueguen para ganar. 

Les estampé un pico a cada uno y me fui sonriendo. El partido se presentó muy parejo, todos estábamos muy tensos, pendientes del resultado, cuando por fin sonó el pitido final, los nuestros ganaron por apenas un gol, mi hijo tiró un centro que cabeceó Fernando y la colocó al ángulo del arco sin que nada pudiera hacer el arquero. Por un instante quedé absorta reflexionando con la curiosa paradoja del partido, asistencia de mi hijo, para que clave su amigo ¿Es que acaso yo sería el balón?

Todo era una algarabía total, los espectadores corrimos a festejar con los jugadores, dando rienda suelta a nuestra alegría, abracé a Gustavo que estaba todo sudado y Fernando se nos unió en un apretado trío, de pronto me hallé estrujada entre aquellos dos cuerpos atléticos, dos pechos sudorosos, palpitantes, algo estalló dentro de mí, ese olor a hombre del sudor que mojaba mi piel, los brazos musculosos que me rodeaban, todo eso me parecía terriblemente excitante y sentí mi conchita humedecerse sin remedio, por un instante cerré los ojos, dejándome llevar por la situación, la respiración agitada y la pasión de esos padrillos.
 

Gustavo: -Vamos a festejar.

Retorné a la realidad y mi bebé junto con Fernando se fueron hacia el vestuario, entre cánticos victoriosos de todos los jugadores. Demoraron bastante en bañarse y vestirse, luego vinieron junto a sus compañeros a la confitería para compartir el agasajo con los familiares y directivos del club, como era tradicional. Tras un bien servido lunch, todos brindamos por la victoria. Acelerada como estaba y con el calor que hacía, bebí varias copas de champagne helado y rematé con un gin tonic, de modo que para cuando salimos del club hacia casa, estaba bastante mareada, disimulando mi estado, manejé hasta casa, estacioné el auto en el garaje, no sin dificultad y finalmente me encontré en la sala, derrumbándome en el sofá.

Fernando: -Andrea... ¿Estás bien?

Yo: -Siii, mejor que nunca... nada más un poco borrachita... (contesté risueña)

Gustavo: -¿Te llevamos a tu habitación?

Yo: -¡Nooo!, ¡No estoy tan borracha! Jajaja

Me rebelé, ya me quieren mandar a dormir la mona. Mi hijo me miraba divertido.

Gustavo: -Bueno, como quieras, nosotros nos vamos a la pileta...

Yo: -Los acompaño. 

Me paré y caminé con pasos algo vacilantes por el jardín hasta sentarme en una de las reposeras junto a la piscina, ellos se me quedaron mirando un instante.
 

Yo-¿Vieron que estoy bien?¿Se van a poner los bañadores?

Gustavo: -No, voy a nadar desnudo.

Sus palabras tuvieron un efecto mágico en mí, como si el alcohol hubiera derrumbado todos mis prejuicios, mi interés se concentró todo en su cuerpo, conforme se iba sacando la ropa, la camiseta, las zapatillas, las medias, el short, a esta altura, ya mi respiración se había agitado, entrecerré los ojos para no delatar mi mirada cuando él se bajó los calzoncillos, desnudando su miembro sin pudor alguno.

Gustavo: -Dale Fernando, metete vos también.

Era evidente que yo no estaba en mis cabales totalmente, pues de lo contrario debía haber detenido aquello en ese momento, en cambio, me acomodé lo más tranquila para gozar del espectáculo de Fernando desnudándose, él pareció dudar un instante, pero finalmente comenzó a quitarse la ropa, con una lentitud que para mis instintos desbocados resultaba exasperante, no pude verle la pija porque tan pronto se quitó el calzoncillo se tiró al agua, dejándome con las ganas, mi concha palpitaba empapada y mis pezones se marcaban inmoralmente en mi camiseta, por un instante la razón volvió a mí y dejé de observar, recostándome y cerrando los ojos, traté de tranquilizarme, no debía adoptar ninguna actitud sospechosa, ya encontraría más tarde la forma de hablar con ellos de todo esto, de sus cuerpos, de su desarrollo, de sus nacientes deseos... Pero en medio de todos estos razonamientos, me descubrí excitada, con un desbordante deseo de admirar sus cuerpos. Recordé la sensación de esa mañana, entremedio de esos machitos sudorosos, debía reconocerlo, ejercían una morbosa atracción sobre mí.

Gustavo: -Está fantástica, dale mami metete.

Fernando: -Andrea, está muy buena, me encanta... y el agua también está bien jajaja

La tentación era grande, sabía que si me metía al agua, en algún momento se acercarían los tiburones para devorarme. Creo que el alcohol me jugó en ese momento una mala pasada, porque sucumbí conscientemente al deseo, debo admitirlo, lo que pasó a partir de ese momento tendría que haberse evitado, llevada por la fuerza de mi lívido, me levanté de la reposera, acomodé mi cabello, en un maquinal gesto de seducción, como si no se tratara de mi hijo y su amigo del alma, sino de dos hombres que quería provocarme agaché y metí mi mano en el agua.

Fernando: -Vení a nadar con nosotros, tenés dos campeones sólo para vos...

Yo: -Pero me da pereza subir a ponerme la bikini... mmm...

Gustavo: -Y no te la pongas...

Sabía que él diría eso.

Yo: -No me voy a meter desnuda.

Ahora mi juego era totalmente intencionado, los tenía a mi merced y no sentía escrúpulo alguno, estaba totalmente desatada, era una hembra en celo.

Gustavo: -Dale, no me vas a decir que te da vergüenza...

Mi hijo me presionaba.

Yo: -No...con ustedes no...

Fingí dudar, pero estaba totalmente decidida.

Yo: -Pero si se entera alguien... sería un bochorno...

Fernando: -Nosotros no se lo vamos a decir a nadie...

La cara del amigo de mi hijo era de total ansiedad.

Yo: -¿A nadie... nadie?

Le sonreí provocativa, jugando con el elástico de mi pantalón y con sus sentidos.

Fernando: A nadie!.. te lo juro amor... si el agua te parece fría enseguida te hago entrar en calor...

Fernando se moría de ganas de que me desnudara de una vez, lo carcomía la ansiedad, miré a mi hijo y sus ojos brillaban tanto o más que los de su amigo.
 

Yo: -Bebé... (miré a mi hijo) ¿Vos no le vas a contar a nadie?

Gustavo: -Es nuestro secreto, mami...

Yo: -¿Y a papi no se lo vas a contar?

Gustavo: -A él menos que a nadie...

Yo: -Hijo, ¿Te vas a poner celoso si tengo frío y tu amigo me da calor?

Gustavo: -Al contrario mami, me voy a poner muy contento...

Nunca pensé que haría aquello, magaché mostrándoles mis redondas nalgas para quitarme las zapatillas y las medias, luego me paré sonriéndoles, mientras ellos me miraban azorados desde el agua, como si fuera una stripper profesional, giré mi cuerpo y fui bajando el pantaloncito lentamente para que disfrutaran del espectáculo de mi culo descubriéndose poco a poco, me sentía una diosa sexual, la más admirada del mundo, dejando el pantalón sobre la reposera me volví y caminé hasta el borde de la piscina, toqué el agua otra vez con la punta de mis pies, como si fuera a zambullirme, jugaba con ellos, no lo podía evitar, aquel morbo me fascinaba. Llevé mis manos a la espalda y los ojos se agrandaron con asombro, agarré mi top y sosteniéndolo con los brazos como sólo sabemos hacer las mujeres cuando queremos prolongar el momento, lo fui deslizando hacia arriba muy despacio, hasta que mis tetas quedaron libres bajo el sol de la tarde. Ellos no decían nada, como si temieran que al hablar se rompiera la magia del momento, sin dejar de mirarlos, llevé las manos al elástico de la tanguita y la fui deslizando hacia abajo moviendo levemente las caderas, hasta que quedó muerta en mis tobillos.

Me quedé parada desnuda un rato, dejando que se hartaran de mirarme y luego me zambullí, nadando debajo del agua, abrí mis ojos, quería espiarlos también, ¡Qué espectáculo! La transparencia del agua de la pileta me dejaba ver perfectamente las dos tremendas vergas erectas, la de mi hijo ya la había visto, era enorme comparada con la de mi marido, pero la de Fernando era monstruosa, un poco más larga que la de su amigo, pero muy gorda y venosa.
 

Estoy totalmente loca pensé, pero no tenía ninguna intención de detener el juego, salí a la superficie en medio de ellos dos y me quedé parada con los pechos turgentes fuera del agua. ”Acá las tienen dije y les mojé la cara, ellos reaccionaron como si bajaran en plato volador de alguna galaxia lejana, tan absortos estaban en la contemplación de mi cuerpo que ni se movían.

Gustavo: -Ahora vas a ver...

Mi hijo se arrojó encima mío, mientras el amigo me tomaba por la cintura.

Fernando: -Estás en nuestras manos.

Justamente eso era lo que quería.
 

Me dejé apretar y que las manos de ellos recorrieron descaradamente toda mi anatomía sin que yo opusiera resistencia, con la excusa de hacerles cosquillas, yo también me dediqué a explorar sus cuerpos, sin palabras, como si todo estuviera tácitamente aceptado, las manos de Gusty estrujaban con fuerzas mis tetas y me pellizcaba los carnosos pezones que tanto tiempo lo alimentaron, tirándome hacía adelante fingí cabalgar sobre él y rodeé su cintura con mis piernas. Al mismo tiempo, Fernando me abrazó por detrás resbaló de arriba a bajo su pija rígida entre mis nalgas, empujando con su glande la entrada de mi ano, el juego dejaba de ser juego.

Al rato las manos de Fernando levantaban mis tetas con vehemencia, mientras su descomunal verga me puerteaba el culo, Gustavo se había quedado quieto, mirándome fijamente a los ojos, con mis piernas alrededor de su cintura, sentía su verga apoyada en mi lubricada por demás conchita sin poderme contener, lo besé apasionadamente en la boca, abriendo la mía y jugando con mi lengua dentro de la suya, luego me solté y girando mi cuerpo, repetí la operación con Fernando, que no cabía en sí de su asombro, quiso hablar pero le puse el índice en los labios, para que no lo hiciera, a mi espalda, mi hijo continuaba amasándome las tetas y apoyaba su verga en mis nalgas.

Yo: -Vamos afuera. 

Caminamos abrazados los tres hasta la escalerilla, saliendo de la pileta.

Gustavo: -Mami, estás divina.

Yo: -No mi cielo, estoy putísima.

Mi hijo me me prodigaba sonoros chupones en el cuello y sobre todo en las tetas, al recostarnos sobre la lona, al sol, sus manos acariciaron mi conchita depilada, separé las piernas para gozar más de las caricias, estirando mis manos aferré las vergas que tanto me fascinaban y comencé a masturbarlos, apenas las podía rodear con los dedos.

Mi mente estalló ¿Quería tenerlas dentro mío? Fernando se inclinaba sobre mis pechos y su lengua hacía estragos con mis sensibles pezones, haciéndome estremecer. Sentí que alguien separaba mis piernas aún más, dos dedos abrían sabiamente los labios de mi vagina y una lengua jugaba con mi clítoris. Un espasmo me anunció que estaba a punto de experimentar un orgasmo terrible, delicioso. Mis jadeos eran ya gritos contenidos que delataban mi placer, morboso placer. Otro orgasmo y otro, nunca había experimentado algo parecido, era un sexo diferente, arrebatador, un fuego que no cesaba y se adueñaba de mí.
 

Abrí los ojos y una pija estaba frente a mi cara, con desesperación la agarré y me la llevé a la boca, apenas me entraba, ocupándola toda, la mamé con fuerza, respirando hondo, como nunca hice con mi esposo, Fernando, que no era otro el dueño de semejante aparato, la movía suavemente hacia delante y atrás, gozando de mi trabajo, ese chico era todo un semental y era sólo mío.
 

Gustavo abandonó mi conchita y se paró junto a su amigo, con una clara intención, tomé su verga y comencé también a chuparla, de forma alternada con la de su amigo. ¡Cómo me gustaban! De pronto comenzaron a ponerse más rojas, a palpitar, las venas se hincharon, yo sabía lo que significaba, apunté los miembros hacia mis tetas y froté las calientes cabezas contra mis erectos pezones, estallaron casi al mismo tiempo, con incontables chorros espesos de semen que se escurrían por mi cara, pelo, tetas y resbalaban por mi abdomen, un maravilloso baño de leche, por suerte algo entró en mi boca y pude saborear el esperma de esos potrillos, jóvenes y fértiles. Sentí que me acariciaban la cabelleralevanté la vista encontrando sus miradas, nunca los vi tan felices.

Yo: -Mmm... que vergas tienen mis bebés... miren como llenaron de lechita a mamita...  

Mi mareo se había disipado totalmente, ahora estaba plenamente consciente de lo que hacía y no me arrepentía, estaba totalmente satisfecha. Me zambullí en la piscina para limpiarme y ellos lo hicieron detrás de mí, me volvieron a abrazar en el agua, pero está vez de manera salvaje.
 

Fernando: -Te quiero Andrea, sos una hembra infernal, ni en los mejores videos pornos aparecen actrices tan putas como vos, me enloqueces... la verga de burro que tengo es nada más que para vos, dejame ser tu novio, tu pareja, tu macho... prometo hacerte muy feliz...

Gustavo: -Viste mami que estaba enamorado de vos... jejeje...

Yo: -Así parece, ¿A vos hijo te molestaría que le meta los cuernos a tu papá con Fer?

Gustavo: -Nada me da tanto placer que verte feliz má, sos lo que más amo en mi vida... me gustaría verte empalada por la descomunal verga de Fernando, eso sería muy morboso, la atroz pija que tiene fue hecha a tu media, aprovechala...
 

Me besaron por turnos, lo hacían demasiado bien para ser dos inexpertos, la inevitable vitalidad juvenil hizo que en pocos minutos sus vergas estuvieran listas nuevamente para la batalla, con las manos debajo del agua las pajeaba para ayudarlos a recuperar toda la dureza, me obsesionaban aquellos dos falos. Repentinamente, tomé conciencia de que lo que realmente deseaba, era una barbaridad, no podía ser y sin embargo no estaba dispuesta a renunciar al placer. Todas mis hormonas me empujaban hacia la lujuria y mi razón me detenía, necesitaba pensar, salí del agua y fui hacia la cocina, alejándome de aquellos cuerpos que representaban una tentación imposible de resistir. Necesitaba beber algo fuerte, abrí el armario y me serví una generosa medida de tequila y dos más, para ellos, tomé la botella y salí al jardínnecesitaba aturdirme, de un trago bebí mi shot, me sentí mejor, más segura, caminando hacia las reposeras donde ellos me esperaban, mis tetas se movían al compás de mis pasos, el tequila comenzaba a hacer efecto.

Yo: -¿Quieren? Es tequila.

Les ofrecí los otros dos vasos, mientras me bailaba provocativamente con la música que sonaba en la radio.

Ambos bebieron los shots, me serví otro poco y también lo bebí.

Yo: -¡Quiero bailar!

Comenzaron a moverse junto a mí, los tres desnudos en el jardín, no podía dejar de admirar sus vergas, ya de nuevo totalmente erectas y ellos no se preocupaban en ocultarlas. Yo a mi vez, cruzando mis brazos por debajo de mis tetas, las juntaba y levantaba al ritmo de la música. Al ratito, ya estaba totalmente desinhibida por el alcohol y daba rienda suelta a mis sentidos totalmente desbocados.
 

Fernando: -Qué buenas tetas tenés, Andy... ¿Gus me las prestas?, vos ya la disfrutaste muchos años de tu vida...

Gustavo: -Hacé uso y abuso...

El amigo de mi hijo, tomándome de la cintura me susurraba al oído, al sentir sus manos sobre mi piel, mis pezones volvieron a ponerse duros y puntiagudos, no lo podía evitar, deseaba a estos dos machitos de una manera estremecedora.
 

Yo: -¿Te gustan mis tetitas?

Fernando: -Siii, te las voy a comer hasta empacharme... pero esas no son tetitas, son gomones...

Riéndome provocativamente, movía mis pechos y se las ofrecía.

Yo: -Gusty mirá lo que le hace tu amigo a mamita... me muerde las tetas y me está metiendo dos deditos por la conchita, por ese lugar donde vos naciste...

Gustavo: -Es que sos muy puta mami... y me encanta que seas así... enséñale a Fer cuanta falta te hacía coger con un buen macho

Las palabras de mi hijo fueron como una revelación, si, estaba muy puta, algo había desatado la hembra que llevo adentro. Gustavo también me rodeó por la cintura y quedé atrapada entre ellos, sintiendo sus calientes pijas rozándomeme giré hacia Fernando y con voz erótica le pregunté:

¿A vos te gusta que sea muuuy puta?”, no me respondió, simplemente chupó y mordió con violencia mis tetas, y lamía mis pezones que parecían dos fresas rojas y maduras esperando a ser comidas. Gustavo me besaba el cuello y sus manos bajaron por mi vientre en dirección a mi depilado pubis, cerré los ojos para concentrarme mejor de aquellas caricias, inclinándome hacia delante para que Fernando pudiera solazarse más aún con mis pechos. Al rato sentí la verga dura de Gustavo entre mis nalgas.
 

Yo: -¿Qué me quieren hacer?

Fernando: -Romperte todos los agujeros a pijazos, te vamos a coger tanto que vas a caminar renga por meses...
 

Sujeté aquellas vergas con cada una de mis mano manos, acariciándolas y sintiéndolas palpitar como si tuvieran vida propia. Fernando se recostó sobre la reposera, su monstruosa verga ahora asemejaba un mástil erótico, no pude resistir la tentación, abriendo las piernas, me senté sobre él, acomodando la punta de su miembro entre los labios de mi concha, que estaba totalmente empapada, lentamente comencé a descender sintiendo como me penetraba, a medida que avanzaba los pliegues de mi vagina se iban estirando, me costó al principio y me dolió bastante por el tamaño desmesurado de la verga, pero con el correr del tiempo me fui acostumbrando y lo cabalgué frenéticamente como una amazona.  Los ojos de mi amante se agrandaron por el asombro y yo sentía las manos de mi hijo apretándome las tetas, era como si me estuviera ordeñando. A esta altura de la cogida, la pija de Fernando ocupaba todo mi vientre y su vello púbico rozaba mi pubis, aquella maravilla estaba totalmente dentro de mí.
 

Yo: -¡Ay, bebé, qué grande es!.. pijudo mí me estás partiendo...

Jadeaba sintiéndome totalmente cogida como nunca lo había estado en mi vida.
 

Gustavo: -¿Te gusta, putita? (dijo susurrando en mi oído)

Yo: -Sí, chiquito, es maravillosa... ahhhhhhhhhhhhh... 

Gustavo: -Decile que querés que él sea tu novio.

Yo: -Siii, Fernando quiero que seas mi macho... soy tu hembra, gozame... gracias hijo por conseguirle un burro a mami para que la coja, te prometo que de ahora en adelante me vas a ver seguido cabalgar a tu amigo... ahhhhhh... voy a acabar, me estoy muriendo de placer... ¡¡¡Aaaaaaaahhg!!!.. 

Grité, clavando las uñas sobre el pecho de Fernando, un eléctrico orgasmo me sacudió todo el cuerpo, dejándome extenuada.

Gustavo: -Mami, ahora te quiero coger yo...

No sé por qué, pero ahora quería clavarme mi hijo, ¿Serían celos?, dudé en desmontar al burro y cortar el gozo que sentía, pero accedí, no quería privar a la luz de mi vida de participar en el placer...

Yo: -Sí, chiquito, vení con mamita que te va a convertir en todo un hombre. 
 

Me salí de la penetración de Fernando y monté a mi hijo, que se había recostado al lado de su amigo, volví a abrir las piernas, lpija de Gustavo al no ser tan ancha y yo estar tan dilatada, entró más fácil, respiré hondo y me la fui enterrando.
 

Yo: -Dámela toda.... hasta el fondo... cogeme bien cogida, divino... (le supliqué)

Su verga no sería monumental como la de Fer, pero era grande y con el morbo añadido que era la de mi propio hijo, carne de mi carne, me producía un morbo único e inigualable.

Estaba totalmente fuera de mí, sólo pensaba en aquel falo, lo cabalgué brutalmente, lo sentía entrar y salir y cada arremetida era un orgasmo y una nueva inundación de mis fluidos empapando mi vagina. En un momento, percibí Fernando empujándome hacia delante, me incliné, besando de lengua la boca de mi hijo, que cerraba los ojos y gemía, de pronto, un dedo jugaba con mi ano, penetrándolo, provocándome estremecimientos de placer, luego, un segundo dedo agrandó más el orificio, Fernando era un diablo.
 

Yo: -Me vas a matar... la tenés muy grande para mi culito... mirá que está cerradito por falta de uso...

Fernando: -Vos relajate y goza... dejame trabajar a mí...

Yo: -¿Me van a coger los dos juntos?.

Imaginé lo que iba a pasar y me ahogué en la lujuria, mis dos machos me iban a hacer una doble penetración, mi excitación llegó al colmo. 
 

Fernando, sin decir palabra, había colocado la punta de su increíble verga, que aún estaba empapada por mis jugos, en la entrada de mi ano y lentamente presionaba, recién al cuarto o quinto intento pudo metérmela, primero fue dolor, un delicioso dolor. Él debe haber percibido la crispación de mi cuerpo, porque aflojó la presión.
 

Yo: -Por favor, no pares... (supliqué) por favor, penetrame despacito, quiero sentirla entrar... estoy obsesionada con tenerlos a ustedes dos dentro mío...

Pareció como si mi cuerpo se amoldara a tanto placer, porque el dolor cesó y la tranca de Fernando fue entrando con asombrosa facilidad, casi podía sentir su relieve, cada una de sus venas hinchadas, deslizándose dentro de mí apretadamente.

Fernando: -Que estrechito tenés el culo...

Se maravillaba él y a mí ese comentario me hacía sentir como a una quinceañera que la estaban desvirgando. Cuando sentí su pelvis chocar contra mis nalgas, supe que me tenían totalmente ensartada. Como nunca, mi vientre parecía apunto de estallar, mis esfínteres estirados hasta el límite amenazaban con desgarrarse, se habían adueñado de mis entrañas y ahora comenzaban un enloquecedor movimiento de embestidas combinadas, que me llevó al paroxismo. Uno, dos, tres, perdí la cuenta de los orgasmos que experimenté. Mi marido que a duras penas tal vez alguna vez alcanzó a darme uno y que pensaba que tenía problemas de frigidez, ahora mis sementales me volvían multiorgásmica.

Gustavo: -Mami, quiero avisarte que... 

Yo: -Sí, bebé, ya sé que vas a decirme... dámela toda, vacíate dentro mío... tanto que me vaciabas las tetas de chiquito, es justo que ahora que sos todo un pijudo le devuelvas a mamita algo de la lechita que te dio... mmm, siii papi, así.. ahhh...

Y arañando el brazo de mi enculador, continué vociferando:

-Vos también Fer, echame tu semen en el orto, lubricame el culo de esperma...  así, así, mi toro culedor... estrujame las tetas y enlechame mi amor... dale lechita a tu novia, que es una puta casada... machos míos hagan cornudo al infeliz de mi marido que se lo merece...
 

Al sentir sus simientes calientes escurriendo dentro de mí, me provocó una convulsión de orgasmos que me hizo perder el conocimiento brevemente, desplomándome. Cuando recobré la conciencia, mis machos reproductores me tenían atrapada entre sus cuerpos y anclada por sus pijas aún inmersas en mi interior que continuaban goteando, por debajo estaba mi hijo y a mi espalda su amigo, ambos muy relajados, por su parte, mi hijo aparentemente no se enteró de mi desmayo y todo ese tiempo me besó apasionadamente de lengua.

Entre profundos suspiros, besos y caricias nos fuimos recomponiendo y poniéndonos de pie, ríos de semen mezclado con mi propio flujo, caía de mis agujeros maltrechos y fluían por mis piernas, me dejé caer en la pileta y descansé un poco, después de tamaño esfuerzo físico.
 

Una nube de arrepentimiento oscureció mi panorama, ¿Qué había hecho?, ¿Cómo había caído tan bajo? Nadaba en un mar de tribulación hasta que me rodearon dos cuerpos atléticos y sus bocas besaron mi cuello y sobre todo mis senos, parecía una madre de bebés mellizos a los que daba de mamar, cada cabeza estaba prendida a su respectiva teta, mientras mis dejos jugaba con sus cabelleras ellos me masturbaban, supe entonces que todo lo que había pasado estaba bien y tenía que pasar.
 

Lo que siguió, es difícil de relatar, fue una orgía de placeres desenfrenados que se prolongó el resto de los días aprovechando la ausencia de mi esposo, Fernando le dijo a sus padres que se quedaba unas semanas en casa para preparar con mi hijo una materia y por supuesto que lo dejaron, durante toda su estadía se instaló en mi habitación matrimonial y nos comportamos como una verdadera pareja de enamorados. Nuestra rutina en ese tiempo fue la siguiente, por la mañana, ni bien me despertaba, para no desperdiciar la erección matinal de mi novio, lo cabalgaba hasta obtener mi primera ración de leche diaria, luego bajaba a preparar el desayuno para mis sementales, luego arrancaba el segundo polvo del día pero esta vez con mis dos machos rompiéndole los agujeros haciendo la doble penetración que tanto me gusta.

Más tarde preparaba el almuerzo y después continuábamos los tres los juegos en la piscina, luego preparaba la comida para cenar temprano y a la noche continuábamos la faena sexual  pero esta vez en la intimidad de mi cuarto y solo con Fernando, mi amante, por suerte mi hijo no se ponía celoso y hasta nos alentaba a que pasáramos más tiempo juntos. Por suerte mis machitos son jóvenes y sus huevos se recargan rápido, ellos derrochan virilidad están todo el día con la pija erecta.  Después de tremendas batallas yo quedaba exhausta, me dolían las tetastenía la vagina irritada y el ano dilatado, que no conseguía volver a su diámetro original porque Fernando no le daba tiempo a recuperarse, mis toros lecheros me dejaban rota, pero feliz, satisfecha y bien cogida, una experiencia única.

 

Autor: Gus Becker

SOLO CUANDO SE LLEGUE A LOS 50 COMENTARIOS SE PUBLICARÁ UN NUEVO RELATO.

Comenten siempre dejando un correo gmail, pues a los lectores que más participan los premiaré con una llave a RELATOS PRIVADOS. Todos los meses se actualizan las membresías.

Comentarios

  1. Desde hace unos meses estaba entrando para saber si había novedades... Una consulta, no es el mismo relato de marzo de este año (28/03). Lo consulto, porque los sigo siempre

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Luis!!!
      Relatos Privados por lo general funciona como una "avant premiere" para algunos relatos, no todos, esto es para discutir con los lectores más fieles, que son los que tienen la membresía, si les gustó el relato o si sugieren algún cambio, que en este caso no se dio, es el mismo.

      Hoy lunes 26/8 no creo, pero entre mañana y pasado estoy subiendo en RELATOS PRIVADOS ---> PAPÁ, MAMÁ Y EL MECANICO 4.
      Saludos!

      Borrar
    2. Muchas gracias... Entré embalado, y me emocioné porque se había actualizado la página, y luego al leerlo, me pareció haberlo leído... No hay problema

      Borrar
    3. Luís vos tenés membresía podés entrar a PRIVADOS y leer PAPÁ, MAMÁ Y EL MECÁNICO 4

      Borrar
  2. Hola gus solo entre para leer algun relato vi un relato nuevo y me quede gratamente sorprendido, me quedo con esta frase:
    ¿A vos te gusta que sea muuuy puta?”....
    vaya morbo gracias por el relato, habra una siguiente parte???? he comentado varios relatos tuyos espero que me permitas alcanzar los ansiados relatos privados.... te dejo mi email edueduardov@gmail.com

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Eduardo, me alegro que te guste.
      Me fijo en los últimos relatos y si los comentaste con todo gusto te hago llegar la llave.
      Saludos.

      Borrar
    2. Hola Gus gracias por responder mi comentario, te comento que he revisado mi email y no he recibido el acceso, asi mismo e intentado ingresar a la seccion desde mi cuenta y tampoco tengo acceso. te dejo mi email tal vez hubo un error. edueduardov@gmail.com

      Borrar
  3. El blog sigue vivo señores y señoras de la mano del Gran Maestro Gus Becker, mal que le pese a muchos.
    Gran historia que te hace estrangularte la pija a pajas, un verdadero relato sacaleche que ojalá tenga una 2da parte.
    Saludos y a la espera de PMyeM 4

    ResponderBorrar
  4. Gran relato gus que bien que siga vivo los relatos espero con ansias la parte dos te deseo las mejores suertes y de favor si podrías sacar la parte dos de edipo no resultó que hasta el momento a Sido mi preferido saludo .

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario.
      Lamentablemente, hasta el momento no tengo planeado una continuación de esa historia.
      Abrazo fuerte.

      Borrar
  5. uff q lindo volver a leer tus relatos, me encanto el relato, la excitación y la morbosidad que trasmite, las fotos tamb ayudan bastante a esto, un punto muy fuerte es la vibra o actitud q trasmiten los personajes y la relación q tienen ente los 3 es muy buena

    ResponderBorrar
  6. Me encanta la forma en que el hijo le endulza el oído a la madre, y de igual forma como Gustavo le mete un amante a la madre para tambíen beneficiarsela de paso jajaja, el que come callado come más veces y si es a tu mami mejor!, saludos Gus un gran relato.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Rafi querido, gracias por estar siempre ahí.
      Abrazo fuerte

      Borrar
  7. WOOW genial, me encantó, empezó un poco flojo pero al avanzar se puso muy bueno, sigue así, dejo mi correo luchmanmexlive@gmail.com, espero que puedas agregar, un saludo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Only, tanto tiempo, un gusto que hayas regresado

      Borrar
    2. Fuera por problemas de salud, pero aquí seguimos apoyándote, un saludo.

      Borrar
  8. Buenas pense que te habias ausentado por vacaciones ja en cuanto al relato coincido en parte con onlypremiun que estuvo flojo al principio pero subio de tal.manera que el.morbo me sobresalto .
    Si tuviera que calificar lo pondria entre los top 10 de todo lo que has subido desde.sus comienzos abrasos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gasty amigazo, gracias siempre por estar ahí.
      Abrazo fuerte

      Borrar
  9. Excelente y muy morboso relato la doble penetración siempre ha sido lo que más me gusta muchas gracias saludos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias a vos Gohan por acompañarnos desde hace años.
      Abrazo fuerte

      Borrar
  10. Excelente relato hace tiempo que no veía que sacaban uno jajaja

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me agrada que te hay gustado, ojalá encuentres en el blog otros que te gusten.
      Abrazo fuerte y gracias por comentar.

      Borrar
  11. En RELATOS PRIVADOS ya está publicada la historia:
    🔥Papá, Mamá y el Mecánico 4 🔥
    Que la disfruten y sea de su agrado.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Que gran noticia, llevo mucho tiempo queriendo leer la continuación, se tardó pero valió la pena.
      Abrazo fuerte y saludos a Milord...
      😀😀😀😀😀

      Borrar
  12. Con la calidad de siempre. Me gustó como desarrollaste el tema hasta que se dió lo que todos querian. Es muy grato encontrar a los pocos autores con calidad que quedan en las distintas páginas.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias, haz sido elegido como suplente para entrar a RELATOS PRIVADOS por favor envíame tu mail

      Borrar
  13. Me gustó mucho que la narración sea del punto de vista de la madre, eso le da un toque distinto de los relatos en donde el hijo cuenta. Tambien que no no se conformó con tirarse al hijo y fue con el amigo.
    Me da mucho morbo eso de lo del hijo entregador, como en este relato y sobre todo en lo del papa, mama y el mecanico.
    Saludos y larga vida a Gus Becker.

    ResponderBorrar
  14. Excelente como siempre, al fin un relato desde el punto de vista femenino. Me gustaría leer como continua la vida de ella teniendo de novio al amigo del hijo, sobre todo cuando el marido esta presente.
    Gracias como siempre.

    ResponderBorrar
  15. Pensé que sería otro relato más con el hijo quedándose como espectador y vaya grata sorpresa me lleve, me encantan tus relatos a pesar de no ser fan del voyeur
    Tocará rezar para que no pase tanto hasta que publiques otro relato dónde el hijo también participe
    Te deseo buena salud para que sigas escribiendo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. El tiempo depende de los comentarios, cuanto más gente comente más rápido subo material y cuanto más relatos, mayor la oferta de géneros

      Borrar
  16. Que buen relato, ya hacía falta otra historia. Cómo el hijo alienta a la mamá para tener relaciones con su mejor amigo… espero un próximo relato pronto

    ResponderBorrar
  17. Uuuf tremendo relato, nunca me decepciono de venir a leer aquí

    ResponderBorrar
  18. Tremendo relato bueno de principio a fin he leído la gran mayoría de relatos y este mantiene el.morbo fuerten

    ResponderBorrar
  19. Que debo hacer para pertenecer a relatos privados

    ResponderBorrar
  20. Sería bueno una parte donde el padre que vía a la madre en el partido tuviera algo con la madre ya que el esposo no está

    ResponderBorrar
  21. ¿7.700 lecturas y solo un puñado de comentarios? Si quieren que se publiquen relatos más seguido, tendrán que dejar comentarios, de seguir así el blog será solo de suscritores.
    Sin contar mis respuestas menos de 20 comentarios.

    ResponderBorrar
  22. En RELATOS PRIVADOS los siguientes lectores perdieron la membresía por no comentar los últimos 2 relatos publicados --> Unknown y �������� (evignati)

    Por lo tanto elegiré a 2 lectores que más hayan comentado en los últimos 4 relatos publicados para que reemplacen a quienes han perdido la membresía.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Neron6280 y fenix han sido los elegidos, por favor dejen sus mails para enviarles la membresía.

      Como Suplentes: Marcos y Yanina Figueroa por favor dejen sus mails, serán los siguientes en cuanto se produzcan nuevas bajas.

      Borrar
  23. gran relato, mi favorito de lo que va del año, la historia es esplendida y la duracion es perfecta. 10/10 como minimo.

    ResponderBorrar
  24. Me encantó el relato, en cada momento tenía la intriga de lo que iba a pasar, me lo pasé de maravilla.
    Muchas gracias por escribir

    ResponderBorrar
  25. un grandisimo relato que los que tenes acceso a relatos privados pudimos ya conocer espero que disfruten los que no tienen acceso y los incentive a comentar para que la comunidad se haga mas grande.
    Saludos Jcntop

    ResponderBorrar
  26. buen relato sigue asi amigo perversion1982@hotmail.com

    ResponderBorrar
  27. Muy buen relato y super perverso. No estás loca mami. Estás loca de amor y lujuria y es lo más maravilloso que le puede pasar a una mamita. Segui disfrutando a tus sementales y yo voy a disfrutar de pensar que soy tu marido.

    cornudo.del.orto@gmail.com

    ResponderBorrar
  28. Excelente relato, digno escribir de un gran escritor, a los que les fascina ver los relatos de hijo cornudo ,chequen mi blog,ya llevo más de 5 historias.

    ResponderBorrar
  29. Estupendo relato sr Gus. La verdad q muy caliente y me encantó ese diálogo con la madre y el hijo q quería q sea novia del amigo. Exelente y sigo leyendo los demás

    ResponderBorrar
  30. Buenísimo como siempre, me encantó el diálogo de la madre y el hijo q le proponía q sea novia de su amigo, bien caliente

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Campamento Con Mamá

Hola a todos, mi nombre es Alejandro, tengo 17 años, recientemente terminé el secundario y estoy por entrar a estudiar el profesorado de educación física, vivo en Buenos Aires junto a mis padres, por cierto, soy hijo único, mi papá se llama Marcelo, pero como tiene los ojos algo rasgados y la cara redonda lo apodan “El Chino”, tiene 44 años y es gerente de créditos en una sucursal bancaria, mi amor por los deportes lo tengo gracias a él, ya que de chico solía llevarme a un sinfín de eventos deportivos, sobre todo a la cancha para alentar a Independiente, equipo de fútbol del cual somos fanáticos y todos los sábados salíamos a correr juntos 10 kilómetros, pero lamentablemente desde hace varios años no tiene tiempo para nada de eso y ahora él se dedica a cultivar su panza, pues del cuerpo atlético que tenía ya no queda nada. El nombre de mi mamá es Mónica, es ama de casa, tiene 39 años, es castaña de pelo largo hasta casi la cintura, es muy linda de cara, tiene unos ojazos que

Las aventuras de mi madre “Morena” 1

Es mi primer relato por lo que comenzaré contándoles sobre mi familia, esta compuesta por mi padre de 50 años de edad un gerente y hombre de negocios, mi madre es odontóloga pero dado que el sueldazo que ganaba papá nos alcanzaba para vivir más bien, se dedicó a la casa y al cuidado de sus retoños, mi hermanito pequeño de 1 año y yo 10 años, vivíamos en una comuna de clase media-alta en Santiago de Chile. Los que le vengo a contar es como mi mamá le fue infiel a mi padre, mi madre es muy guapa conocida como “Morena” por su piel, ella siembre está de muy buen humor y sonriente, lo que produce que muchos la piropeen y le digan cosas, algunas bastantes verdes, lo que provocaba el enojo de mami, sobre todo si andaba conmigo de la mano, aunque para ser precisos los comentarios que le hacen no es solamente por el color de su piel y su sonrisa Kolynos, sino más bien que su metro setenta de altura está lleno de curvas y voluptuosidades, se mire por donde se mire, cintura fina, vientre plano,

El Cambio De Mi Madre

Hola a todos, mi nombre es Sergio, tengo 19 años, y estoy cursando el segundo año de la carrera de medicina en la Universidad de Buenos Aires, estaba alquilando junto con un compañero un departamento cerca de la facultad, pero por razones económicas tuve que irme de ahí y volver a la casa de mis padres. Como soy hijo único siempre fui mimado por ellos, crecí siendo el típico chico sobreprotegido. Mi mamá se llama Sonia, tiene 42 años y sumamente atractiva, un cuerpo escultural, delgado, linda cara, alta, ojos verdes, cabellera larga castaña, nariz recta, cola exuberante y un busto deslumbrante que se lleva todos los aplausos, en su juventud trabajo como promotora de L'oreal. Papá tiene 49 años, su nombre es Patricio, es un tipo normal, de buen porte y con una calvicie incipiente. Hace algunos años mis padres estuvieron separados por más de un año, pero no llegaron a divorciarse, apenas meses antes de que yo volviera y se reconciliaron, y a pesar de esa tormenta en su

Mi Mujer y Mi Padre

La verdad es que esta es una situación extraña que todavía no he digerido demasiado bien y me cuesta expresarla, lo paradójico es que pensaba que esos relatos eróticos que se leen por en el blog de Gus Becker & Marcel Milord (www.gusbeckerelatos.blogspot.com) eran historias muy exageradas que no pasaban en la vida real, pero desde hace un par de semanas me di cuenta de mi error. Para una mejor comprensión de los hechos es mejor que me presente y haga lo propio con todos los protagonistas, mi nombre es Pablo y tengo 24 años, mido 1,87 mts y voy al gimnasio regularmente, no para ser un fisicoculturista sino para no echar panza, mi novia se llama Mariana, tiene 23 años, mide 1,71 mts de altura, delgada, cabellera ondulada castaña que le llega por debajo de los hombros, ojos celestes, una boca con labios carnosos que suplican besarlos, sus medidas son cercanas a los 90-60-90, es muy deslumbrante no solamente por su belleza, también por su forma provocativa de vestir y quien la v

La Fiesta De Mi Tío

Desde que mis padres se divorciaron papá desapareció y nunca más lo vimos, solo sabemos que se fue con una vecina a otra provincia y perdimos todo contacto, él se olvidó de nosotros y especialmente de mí, su hijo. Mi nombre es Gastón, tengo 13 años y soy hijo único, mamá se llama Sandra, tiene 38 años, mide 1,53 mts de altura, es bajita pero con buenas formas, no lo digo porque es mi madre y la quiero, sino porque es cierto, es delgada con unas medidas 95-64-105, al tener una espalda chica se destacan mucho sus redondos senos y su prominente cola, no es una modelo, pero si un linda mujer de tez blanca, cabellera morocha que le llega hasta un poco más abajo de sus hombros, lacia, nariz natural tipo griega, boca de labios gruesos, ojos oscuros y grandes. Los hechos que voy a narrar sucedieron hace solo un par de semanas nada más, en el cumpleaños de mi tío, su hermano mayor que cumplía 44 años y lo festejaba en su casa invitando a toda la familia y amigos, como era su cost

Las aventuras de mi madre “Morena” 2

Mateo luego de disfrutar con mi madre y sentirse victorioso, me enteré por sus familiares que al otro día por la noche salió con sus amigos, cometió un delito y volvió a caer preso, yo creo que es porque pensó que todo le saldría bien, pero nada produce más mareos que cuando se llega a la cima y uno se cree inmortal.  Después de todo lo sucedido, mamá volvió a sentirse sola y entró en una especie de depresión, Mateo aunque por un breve período fue su llave a la felicidad, a sentirse deseada y una mujer plena. La rutina volvió a ser más tediosa que antes para ella ya que mi padre agobiado por su nuevo cargo aparecía poco y nada por casa. Le empecé a pedir que me acompañe a las clases de tenis, la escuela quedaba sobre la avenida Cerro Colorado, enfrente del Golf Club Los Leones, a pocas cuadras de la casa de mi amiguito Benjamín, si bien acostumbraba a ir caminando o en taxi, creí que sería bueno que ella salga un poco y tome aire fresco, para no estar tanto tiempo encerrada en nuestr

Voyeur Por Error

Me llamó Damián, vivo en la capital de una provincia muy importante de mi país, voy al secundario como cualquier chico de mi edad, soy hijo único, mi papá se llama Miguel, tiene 42 años y es gerente de una sucursal de un Banco muy importante, mi mamá Elsa 37 años y es enfermera, lamentablemente ellos se divorciaron muy recientemente, ya que mamá contó que lo enganchó a papá con otra mujer, desde ese momento las cosas entre ellos quedaron muy mal y todo el amor que se tuvieron tiempo atrás hoy en día se transformó en odio, pero no un odio cualquiera como quien dice odio los días nublados, sino en un odio visceral, se hablan lo justo y necesario siempre y cuando sea concerniente a mí. Mi relación con papá sigue siendo buena, aunque no me gustó para nada lo que hizo con mamá porque no se merecía eso, sigue siendo el mismo padre bueno y comprensivo que fue siempre y para alterar lo menos posible mi vida, el nos dejó la casa y decidió mudarse cerca a un pequeño departamentito alquilado para

Familia Campestre 2

Ahora pasaré a narrarles un par de situaciones que me ocurrieron desde ese día tan hermoso en que me masturbé por primera vez. Al día siguiente en que ocurrió todo, almorzábamos en familia, al terminar de comer, mis hermanas se fueron corriendo a jugar a su cuarto, yo me quedé un rato más haciendo sobremesa, mis tíos conversaban con mi madre sobre asuntos que tenían que ver con el campo, pero como curiosidad, mi mamá dijo en un determinado momento: –       ¿Sabés Amalia que mi dulce hijito ya ha comenzado a masturbarse? Y me acarició en la cabeza, sonriéndome. –       ¿En serio? (respondió tía con su tan particular voz). La tía Amalia no era gorda, sino corpulenta, los kilos de más estaban bien distribuidos en sus tetas y nalgas, y además poseía ese tipo de voz que excitaba a los hombres, le hubiera ido muy bien siendo actriz de doblaje de películas porno. –        Siiii...  (confirmó mamá)  ayer le enseñamos con Braulio cómo tiene que hacerlo y parece que le gustó... ¿No es cierto, m

Mamá Regresa A Su Pueblo

Mi nombre es Gustavo, tengo 11 años y vivo solamente con mi madre, que se llama Laura quien tiene 30 años, pues nunca conocí a mi papá, ella lo único que me contó de él, es que era su novio y cuando se enteró que estaba embarazada, se fue sin decir donde y nunca más nada supo más de él. Mamá se las arregló para criarme y nunca me faltó nada en especial amor, ya que ella es súper cariñosa. Ella es oficinista trabaja de la mañana hasta pasadas las 15 hs y dos veces por semana a la tarde trabaja de recepcionista en un consultorio odontológico, para tener una entrada de dinero extra pue el departamento donde vivimos es alquilado y la renta se lleva una buena parte de su sueldo. Mami es alta, mide casi 1,75 mts de altura, es de tez blanca, delgada, cabellera larga y morocha con ondas pronunciadas, ojos miel, medidas 96 D-66-90 o sea con muy buen cuerpo que quita el hipo a cualquier caballero que la observe pasar. Los papás de mi mamá murieron muy jóvenes en un accidente y el

Mi suegro se separó y con su hija se consoló

Antes de empezar con el relato debo contarles que esto sucedió varios meses atrás, antes de la pandemia tan atroz que iniciamos vivir, perdón me presento, mi nombre es Gustavo, tengo 34 años y soy médico neurólogo, estoy casado con una bellísima mujer de nombre Patricia y vivimos en un chalet en el famoso barrio Los Troncos de la maravillosa ciudad balnearia de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina. Estarán impacientes para que les describa a mi esposa, no los hago esperar, ella tiene 25 años, mide 1.72 mts, es de tez casi morocha, su cabello lacio hasta la mitad de su espalda es de color castaño claro, nariz pequeña, ojos grandes y negros, boca tentadora de labios carnosos que cuando se abre deja ver una dentadura blanca perfecta, además es delgada y de cintura marcada, su busto es de talle 95, firme y en punta, coronado de gordos pezones, piernas tonificadas y marcadas gracias al deporte y a que es surfista profesional, definitivamente los laureles se los lleva la cola