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Compartiendo a Nuestras Madres

Mi mejor amigo es Alejandro, él  es un año mayor que yo, siempre fue muy travieso, despierto y desde niños estábamos mucho tiempo jugando juntos, en el parque o en la casa de alguno de los dos, su madre se llama Verónica y en esa época, tenía 35 años, su papá es camionero como el mío y los dos pasaban mucho tiempo fuera de casa. Raúl, el padre de Ale y el mío se conocen desde hace muchos años debido a su trabajo y por ese motivo mi madre conoció y también se hizo muy amiga de Verónica. Desde nuestro nacimiento con Alejandro crecimos juntos y ese es el motivo por el cual terminamos siendo muy buenos amigos y hasta estudiamos en el mismo colegio. 

Por aquella etapa de mi vida, empezaba mi despertar sexual, me llamaban mucho la atención las mujeres y se empezaba a despertar mi libido, gracias a Ale que algunas veces lograba sacar a escondidas unas revistas de su papá, pudimos ver al menos en fotos varias mujeres desnudas, en poses muy atrevidas, mostrando sus intimidades femeninas y gracias a otras revistas con contenido más explícito, pudimos ver parejas teniendo sexo vaginal, oral y anal, lo que llamaba mucho mi atención, pude ver esa vergas gigantes penetrándolas por todos sus agujeros y soñaba por aquellos años con algún día poder tener una de esas mujeres entre mis manos. En ese entonces Internet no existía y los celulares solo servían para hablar, no tenían datos ni nada de eso, la pornografía no estaba muy a nuestro alcance. 

Como compartíamos mucho tiempo con mi amigo, era lógico que las primeras mujeres que llamaron nuestra atención y que empezamos a ver con morbo, fueran nuestras madres.

Verónica a sus 35 años era un monumento de mujer, 1,70 de altura, tez blanca, con cabellera morocha larga hasta la mitad de la espalda, muchas veces teñida de castaño claro, ojos celestes, un hermoso rostro y un cuerpo espectacular, un par de piernas musculosas, grandes caderas, nalgas bien redondas y paradas, buena cintura y un par de tetas descomunales que le quitan el sueño a cualquiera. Ella fue protagonista de la mayoría de mis pajas, que por esa época eran bastante seguidas. 

Mi madre, de nombre Alicia, la causa de los desvelos de mi amigo, es un poquito más baja que Verónica, de tez blanca también, cabello oscuro hasta debajo de los hombros, ojos cafés, también bonito rostro, nariz respingada, cintura de avispa, y si bien es tetona, no lo es tanto como su amiga, pero son más redondas y turgentes, tiene un buen par de piernas torneadas y un culo que llama la atención de todo el mundo, bien grande, sobresaliente, muy firme y bien paradito. Mami es más estilizada y Verónica más mujerón.

Mi amigo siempre me decía que mi mamá tiene un culo delicioso, al comienzo me daba rabia que hablara así de ella, pero con el tiempo fui aceptando que todo el mundo alagara su belleza y empecé a verla también con otros ojos, hasta en cierto modo me producía un cierto morbo que disfrutaba. 

Era muy frecuente que los viernes y hasta el domingo lo pasáramos juntos y se quedaran Ale y su mamá a dormir en casa, o nosotros en la suya, de esta manera cuando nuestros padres estaban en la ruta,  nuestras madres aprovechaban a no estar tan solas. Recuerdo una noche de sábado, en casa, con mi amigo ya estábamos acostados en mi recámara y hablando de nuestras cosas con la excusa de no dormir, cuando del cuarto de mi madre, que estaba al lado del mío, empezamos a escuchar carcajadas de nuestras madres, cosa que nos dio mucha curiosidad y nos hizo estar atentos para escuchar de que se estaban riendo. Habrá pasado una hora cuando las risas cesaron, con Ale pensamos que ya estarían por dormir, pero momentos más tardes oímos ruidos y susurridos, con miedo a que haya entrado un ladrón fui a cerrar el cerrojo de mi puerta y permanecimos en alerta, el tiempo pasaba y los susurros continuaban, eso me motivó a que les pregunte elevando mi voz si estaban bien, si pasaba algo, a lo cual mamá me respondió:

-Está todo bien hijo, solo que con Vero estamos chimentando, ya es tarde, duerman...

El pícaro de mi amigo me comentó que seguramente estarían con alguien más, tal vez algún amante, esto motivo que nos pasáramos la noche en vela pendiente de todo, pero no llegamos a confirmar nuestra hipótesis. A partir de ahí ya veíamos con otros ojos a nuestras madres.

Cierta tarde que nos encontrábamos mi madre y yo solos en casa y me llamó la atención: 

Mamá – Hijo, necesito que hablemos un momento

Yo – Claro má, decime

Mamá – Estuve hablando con mi amiga Verónica y me comento ciertas cosas que me preocupan un poco

Yo – ¿¿Pasó algo???

Mamá – Hijo… ella me comentó que se ha percatado, que te la pasas mirándole los senos descaradamente y con mucha frecuencia

Yo – ¡¿Ehh!?.. nooooo má, eso es falso, te lo juro

Mamá – Tranquilo, no te sulfures, que no es para tanto

Yo – Pero es que no es cierto

Mamá – Calmate, yo te entiendo y no lo digo como regaño ni por  reprocharte algo

Yo – Pero es que esa señora está exagerando y diciendo cosas que no son verdad

Mamá – Mira, eso es completamente normal… vos estas entrando en la  adolescencia y te estas convirtiendo en todo un hombrecito y a esa edad es normal  que empiece el interés por las mujeres

Yo – No le vayas a decir nada a mi papá porfa

Mamá – Ya te dije que eso es algo normal a tu edad, de hecho, yo también me he dado cuenta que tu amigo Ale se la pasa mirándome demasiado y a veces trata de ver bajo mi vestido y también se lo comenté a Verónica

Yo – ¿Ale hace eso?

Mamá – Como te dije, eso es algo normal a esa edad, y Verónica y yo estuvimos  conversando al respecto y queremos corregir esto que está pasando, entonces,  hemos decidido que debemos hacer más actividades juntos, para así distraer sus mentes calenturientas en otras cosas

Yo – No entiendo bien

Mamá – Desde ahora vamos a compartir más tiempo con Verónica y Ale y hacer actividades diferentes, para que piensen en otras cosas

Yo – Yo no quiero hacer nada con esa señora que dice cosas que no son ciertas

Mamá – Entonces, tendremos vos y yo que hablar con tu padre para que te corrija...

Yo – Nooooooo mami, no le digas nada a papá

Mamá – Ok, si vos querés que guarde el secreto, esto va a quedar solo entre nosotros y nadie más y vas a hacer lo que yo digo

Yo – está bien

Mamá – Aprovecharemos que ustedes dos están en vacaciones del colegio y saldremos en las mañanas a hacer actividades físicas, empezamos mañana temprano, nos vamos a encontrar con Verónica y Ale en el parque San Martín, para hacer ejercicio, correr un poco y a divertirnos juntos. 

Efectivamente, a la mañana siguiente, muy temprano, nos reunimos en el parque, Ale, Verónica, mi madre y yo, para hacer un poco de ejercicio, a esa hora de la mañana concurren muy, pero muy pocas personas, de vez en cuando veíamos pasar a alguien caminando a lo lejos, yo llevaba puesto un pantalón de gimnasia, zapatillas y una remera de mi equipo de fútbol Independiente, Ale estaba vestido muy parecido a mí ya que los dos somos fanáticos del Rojo, pero mi madre, estaba vestida con zapatillas, un top ajustado negro que dejaba al descubierto su ombligo y unos leggins grises tan adherido a sus piernas que parecía una segunda piel, resaltando bastante ese culo grande y bien parado que tiene. Verónica también tenía zapatillas, y un equipo de las mismas características de las de su amiga, pero mucho más ajustado y de color celeste con gris, a duras penas el top lograba contener ese hermoso par de tetas que querían escapar de la prisión. Las calzas de ellas se les metían bastante el culo y se les dibujaba la zanja de las nalgas, la verdad que tanto Verónica como mi madre, eran dos hermosas mujeres que provocaban malos pensamientos.

Estuvimos trotando suavemente un poco alrededor del parque y pude ver que mi amigo, siempre estaba atrás de mi mamá, viéndole el culo saltar a cada paso, la verdad, me dio un poco de celos que la estuviera morboseando y entonces yo empecé a hacer lo mismo con Verónica, así estuvimos un rato, mi madre y su amiga iban adelante juntas trotando y hablando de sus cosas y detrás siempre estábamos nosotros mirándoles descaradamente las nalgas. Luego a la parte del parque donde hay una plaza con juegos, columpios, una calesita o carrusel, un tobogán y unos sube y baja. Ale y yo ya estamos creciditos, como para jugar ahí, pero ante la insistencia de nuestras madres, terminamos haciéndolo un rato, primero subimos al tobogán.

Yo – Maaaa… estos juegos son para niños, ya estamos grandecitos como para estar acá, ¿No crees?

Mamá – Me dieron ganas de jugar como cuando era una, me encantaba

Ale – Entonces juguemos un rato

Verónica – Dale amiga, recordemos viejos tiempos

Yo – Ok, pero después vamos a casa que estoy cansado 

Ellas se subieron al tobogán con nosotros, primero bajábamos individualmente, uno por uno, pero luego ya lo hicimos en trencito y nos tirábamos juntos hacia abajo, todo eran risas y juegos, nos estábamos divirtiendo mucho, pero pronto noté que mi amigo siempre se colocaba en detrás de mi madre y se le pegaba bien a ese culo cuando se deslizaban hacia abajo, restregándole su verga por las nalgas, sin que mi querida mami notara nada, entonces yo también empecé a colocarme detrás de Verónica cada vez que armábamos el trencito, para deslizarnos todos juntos hacia abajo y claro que también aprovechaba para pegarle bien la pija sobre las nalgas a Vero y al parecer, ella tampoco sentía nada, porque nunca hubo ningún reclamo, a medida que transcurría el tiempo cada vez eran más descaradas las restregadas de verga que les estábamos dando a nuestras progenitoras y más evidente que Ale y yo guardábamos algo muy duro y sobresaliente bajo nuestros pantalones.

Ale me hizo señas para que fuéramos al sube y baja y una vez ahí, él convenció a nuestras madres para que nos hicieran compañía, primero ellas se sentaron detrás de nosotros, pero luego Ale cambió de posición  y se acomodó detrás de mi mamá en un extremo del sube y baja, y Verónica y yo en el otro extremo. Yo decidí arriesgar un poco más y me primero dejando espacio delante de mí para que Verónica se subiera también, ella sin dudarlo levanto su pierna, permitiéndome ver por un instante, como la tela de su calza se le metía entre los labios vaginales, dejando ver perfectamente la deliciosa forma de su concha, ella se acomodó colocando su hermoso culo bien pegado a mi dura y caliente pija, así empezamos el juego del sube y baja, sintiendo ese par de nalgas contra mi verga que estaba a punto de estallar, me agarré fuerte de ella, abrazándola y colocando mis manos muy cerca de sus tetas y con el movimiento podía sentir como sus pechos rozaban mis manos y trataba de pegarle más la verga a sus nalgas. Así estuvimos divirtiéndonos en el parque toda la mañana y aunque la erección de Ale y la mía eran bastante evidentes, al parecer nuestras madres no lo notaron y nunca dijeron nada, al final quedamos de repetir la actividad al día siguiente, muy temprano en la mañana y nos fuimos. En la tarde con mi amigo estábamos jugando con el atari en su casa. 

Ale – Che Gus, tu vieja sí que tiene buen culo uuuuffffff

Yo – Y tu mamá tiene unas tetas impresionantes

Ale – Me la pasé toda la mañana apoyándole la pija y la trola no me dijo nada, me parece que le gustó

Yo – ¿Vos crees?… tu mamá tampoco se quejó cuando le restregué mi verga

Ale – Mañana no me voy a poner calzoncillos para clavarle mejor mi pija en su orto

Yo – Buena idea, voy a hacer lo mismo, pero en lugar de pantalones largos voy a usar cortos

Ale – Hagamos un pacto de reciprocidad, yo no voy a quejarme ni hacer nada mientras te apoyas a mi vieja y le metes mano, si vos tampoco te quejas... nada de celos ni mariconerías...

Yo – Dale, es un trato… pero tenés que ayudarme para poder estar cerca a tu mami

Ale – Te ayudo con la mía, pero vos me ayudas con la tuya...  Aunque con la cara de putita que tiene tu mamá me parece que no voy a necesitar mucha ayuda jajajaja 

A la mañana siguiente nos encontramos en el parque nuevamente los cuatro para hacer ejercicios, ninguno de los dos nos pusimos ropa interior y sentíamos la verga moverse libremente entre las piernas, al parecer Verónica y mi madre, se pusieron de acuerdo, porque ambas tenían puesto un short muy cortito, estilo zunga, que dejaba al descubierto una pequeña parte de los cachetes del culo, el de mi madre era blanco y el de Verónica negro con fucsia, ambas lucían muy provocativas. 

Mientras corríamos, observábamos como se movían esos tremendos ojetes, mi amigo y yo estábamos detrás de ellas siguiéndoles el paso, sin despegarles el ojo, como hipnotizados con ese par de nalgas lujuriosas, en un momento dado, Ale se acercó por detrás de mi mamá y con una mano se sujetó de la parte de arriba de su pantaloncito y lo estiró, separándolo de su cintura. 

Ale – Esperen que van muy rápido 

Ellas seguían trotando como si nada mientras nosotros gracias a esa maniobra osada podíamos  verle a mi vieja la parte superior de su diminuta tanga blanca que se perdía entre sus nalgas. 

Mamá – Apúrense par de flojos 

Alentado por mi amigo, me acerqué a Verónica por detrás para repetir la maniobra con ella, actuando que trataba de frenarla un poco. 

Yo – Porfa... más despacio que no damos más, estamos muy cansados... 

Pude ver una tanga negra, no tan pequeña como la de mi madre, pero si que era trasparente, porque se veía fácilmente la parte superior de la raya del culo bajo la tela, ambas seguían corriendo, aunque más lento, pero Ale y yo más osados, lo hacíamos agarrados de sus pantaloncitos, estirándolos para poder ver mejor esos culos. 

Verónica – Ustedes que son más jóvenes, deberían tener mejor condición física que nosotras. 

Como ellas no se detenían, en un momento, le bajé una buena parte de del short de Verónica, dejando al descubierto la mitad superior de sus exuberantes nalgas, solo cubiertas por la tanguita trasparente. 

Yo – Vero, más despacio que de desmayo…  

Por fin se detuvieron quedando Verónica un buen rato con la mitad de su culazo al aire. 

Mamá – Está bien par de flojos, vamos a los juegos del parque un rato. 

Mientras nos dirigíamos hacia allá, Verónica se volvió a subir el short para acomodarlo bien, pero lo hizo estirando demasiado la parte de la cintura hacia arriba, haciendo que se le metiera completamente entre las nalgas por detrás junto con la tanga, a modo de un cola-less, era como si estuviera andando en ropa interior, dejándonos admirar ese hermoso culo que movía deliciosamente al caminar, ninguna de las dos parecía percatarse de nada, a los pocos minutos, nos encontrábamos los cuatro sobre el tobogán formando el trencito para deslizarnos, lógicamente Ale se sentó detrás de mi madre y yo me senté detrás de Verónica, pegándole con total descaro mi verga que ya se encontraba parada entre entre los cachetes de su culo, vi que Ale mientras nos deslizábamos hacia abajo, agarraba a mi madre de la parte superior de su short para subírselo, que con el movimiento le quedó más metido en el orto que el de su madre, parecía un hilo dental. Para no ser menos, al tiempo que le apoyaba mi durísima pija en las nalgas disimuladamente a Verónica, le acariciaba los muslos. Ellas no decían nada ¿Nuestras vergas serían demasiado pequeñas para ellas que no la sentían? 

Verónica – ¿Vamos amiga a las hamacas?

Mi madre prontamente la siguió y se subió a los columpios. 

Verónica – Estos juegos me hacen sentir joven, me traen bellos recuerdos. 

Ambas empezaron a mecerse suavemente de adelante hacia atrás, siempre apoyando los pies en el suelo, yo tomé la iniciativa y me acerqué por detrás de Verónica y empecé a impulsarla de la cintura, ella se reía y levantaba los pies para lograr más impulso, a los pocos segundos, Ale estaba también empujando a mi mamá desde atrás y ahora ambas se balanceaban divertidamente como cuando eran niñas, a medida que ganaban más velocidad y altura, mis manos prontamente pasaron de su cintura a sus caderas, Verónica se deslizó hacia atrás de la hamaca, sacando por completo el culo de la silla, es decir, ahora estaba apoyando sus muslos sobre la silla, pero su culo estaba totalmente fuera de esta, dándome un delicioso espectáculo de ese hermoso orto. Al rato ya empujaba a Verónica agarrándola de su culazo y cada vez que llegaba por el impulso a la parte alta, tenía una mejor vista del short metido dentro de las nalgas, separándole también los labios vaginales, mi verga estaba a punto de estallar, nunca antes la había sentido tan dura y tan grande y como yo no tenía ropa interior, se notaba a leguas mi pantalón formando una gran carpa de circo, claro está que mi amigo también estaba empalmado agasajándose con las nalgas de mi mamá. La verdad, me daba más morbo presenciar a mi mamá siendo manoseada por un jovencito de mi edad, que verle la concha a la madre de mi amigo. 

Más tarde nos pasamos al sube y baja y desde el comienzo Verónica y mi madre se sentaron adelante y Ale detrás de mi mami y yo detrás de Verónica, para evitar caerme, me agarraba fuertemente abrazándola, varias veces terminé manoseándole las tetas para evitar caerme, mientras sentía ese par de nalgas desnudas contra mi herviente pija. Mi amigo no se quedaba atrás y a mi mamita le metía mano descaradamente, al tiempo que ellas reían.

En un momento dado, como Verónica no protestaba me arriesgué y logré sacar mi verga por una pierna de mi pantalón y logré acomodarla entre el sillín del juego y ese delicioso ojete, cada vez que llegábamos abajo ella apoyaba sus pies en el piso, levantando un poco el culo y luego se dejaba caer sobre mi dura pija, solo nos separaba la tela de su short que se encontraba totalmente metida en la raya del culo, estaba en la gloria, solo quería penetrarla como veía que lo hacían en las revistas del papá de Ale. Cabe aclarar que cuando volvíamos a casa, no se hablaba del tema, yo no trataba de manosear a mi madre, todo era normal, pero en las noches, encerrado en mi habitación, me pajeaba desesperadamente recordando el culo y las tetas de Verónica. 

Una tarde en casa, hablando con mi mami: 

Mamá – ¿Sabes hijo?… Verónica me ha contado que la pasó muy bien estos días con nosotros… y la verdad que yo también me he sentido muy bien con ustedes.

Yo – Es cierto, nos divertimos mucho.

Mamá – Hasta me siento más fresca y de mejor humor, jugar en los juegos del parque me hizo rejuvenecer

Yo – Te ves mucho más linda.

Mamá – Verónica dice que te ha tomado mucho aprecio y cariño...

Yo – Mami, ella ya no me cae mal.

Mamá – Ale me ha parecido muy simpático y educadito, aunque a veces es un poco travieso. 

Así fueron pasando los días, nos divertíamos en las mañanas en el parque y cada vez éramos más descarados en nuestros juegos, cuando trotábamos, Ale y yo siempre íbamos detrás de nuestras madres y con la ya sabida disculpa de ir cansados, le agarrábamos por detrás el short y se los bajábamos para verles el orto. Hasta que una vez reaccionaron. 

Yo – Más despacio porfa...

Verónica – Pendejo me estás dejando el culo al aire.

Mamá – Ustedes dos son un par de mocosos pervertidos, miren como nos tienen... con el truquito de frenarnos estamos mostrándoles la cola.

Se arreglaban el short subiéndolo bien, haciendo que se les metiera dentro de la raya del culo. Pero como el reto no pasó de ahí, cuando nos deslizábamos en el tobogán les agarrábamos las tetas descaradamente y podíamos sentir perfectamente sus pezones, pero lo mejor era el sube y baja, ahí nosotros nos sacábamos la pija y se las restregábamos por el culo a nuestras progenitoras, me encantaban esos jueguitos y cada vez me daba más morbo ver a mi madre siendo toqueteada por mi amigo y que ella parecía disfrutarlo.

De esta manera habrá pasado una semana. 

Mamá – Ayer en la tarde me llegó una compra que hice por teléfono a domicilio, adquirí una de esas piscinas inflables que salen en las revistas, para que ustedes muchachos la puedan disfrutar en casa.

Yo – Uy que bien má, gracias.

Mamá – Invité a Vero y su hijo para que vengan a la tarde, mientras nosotras tomamos un café y hablamos de nuestras cosas, ustedes puedan mojarse

Ese día mi madre muy animada, armó la piscina inflable en el patio de la casa y la estaba llenando de agua con una manguera. 

Yo – Mami, esa pileta es chica, yo creo que es para niños pequeños.

Mamá – Agradecé que te compré una de estas… me costó buena parte de mis ahorros.

Yo – No creo que lo pasemos bien en eso tan pequeño, yo pensé que era una pileta grande.

Mamá – Como la compré fue por teléfono, nunca pude ver el tamaño real, el señor que me atendió me comentó las medidas, pero yo de eso no entiendo muy bien, pero ya verán lo bien que la van a pasar, después me lo agradecerán. 

Esa misma tarde, vinieron a casa Ale con su madre, rápidamente mi amigo y yo nos pusimos el traje de baño tipo bermuda y salimos al patio. 

Ale – Tenías razón cuando me dijiste que era chiquita.

Yo – Me parece que es para niños pequeños, mirá el agua, nos debe llegar a las rodillas.

Mamá – Ya dejen de quejarse buenos para nada, métanse y disfruten.

Verónica – Yo no la veo tan pequeña, me parece que entramos los cuatro ahí...

Ale – Metánse con nosotros así lo comprobamos...

Yo – Vamos a parecer sardinas enlatadas jajajaja

Verónica – No puedo meterme con ustedes porque no traje bikini.

Mamá – Bolas, te presto uno, tengo varios que hace años no uso, mi marido nos lleva tan poco a la playa...

Yo – Dale Vero, vení y disfrutas de la nueva piscina con nosotros

Verónica – Umm… no sé...

Ale – Vení mami, metete así te refrescas un poco que hace mucho calor.

Verónica – Ok, pero con la condición que Alicia también se meta con nosotros.

Yo – Sssiiiii má, dale que es buena idea.

Mamá – Está bien, pero solo un rato nos metemos, que Vero y yo tenemos mucho que hablar. 

Al ratito, salieron al patio, mi madre se puso un bikini plateado, que se le remarcaba las voluptuosidades de su cuerpo y el bikini de Verónica era infartante, se notaba que era prestado porque era dos tallas menos de lo requerido, esas tetas parecían apenas podían contener tanto tetamen y la le quedaba como un hilo dental, por delante no alcanzaba a cubrir la vulva y por detrás se le metía por completo entre el culo como si fuera un hilo dental, Ale y yo nos mordíamos los labios viendo ese hermoso par de mujeres caminando muy sexy hacia nosotros.

Verónica – Chicos, hagan espacio para demostrarles que si cabemos todos cómodamente. 

Ale gentilmente les ofreció la mano, para ayudarlas a entrar a la pileta, primero entró su mamá y luego la mía, el agua nos llegaba a mi amigo y a mí a las rodillas. 

Mamá – Y ustedes que decían que no entrábamos...

Yo – Pero porque estamos parados, además acá no podemos nadar. 

Mamá  – Que quejoso estás hoy, te parecés a tu padre...

Ella se arrodilló y el agua le llegaba justo debajo de las tetas, y empezó a salpicarnos con las manos a Ale y a mí, nosotros nos arrodillamos y empezamos a echarle agua a mi mamá, luego Verónica también se sentó y comenzó a empujarnos a Ale y a mí y pronto se armó una batalla campal en el agua, todo eran risas y la estábamos pasando bien. Los empujones pronto fueron manoseos, afortunadamente, el reflejo del sol sobre el agua, no dejaba ver lo que pasaba debajo, mi mamá estaba tratando de flotar boca arriba y Ale se ofreció a ayudarla, colocándose de rodillas junto a ella y pasando sus brazos por debajo de su cuerpo, claro que agarrándole descaradamente el culo, Verónica se puso a cuatro patas y yo tratando de empujarla, le apretaba las nalgas y las tetas por debajo del agua, pensé que mi madre se daría cuenta de mis manoseos y me regañaría, pero pareció no darse cuenta de nada, en un momento, logré correrle el sujetador a Vero, dejando expuesta una enorme teta y al parecer no se dio cuenta de nada, porque no hizo nada por cubrirse, yo haciendo que jugaba se la amasé de lo lindo, luego de unos segundos ella se acomodó el corpiño cubriéndose el pecho, pero me las arreglaba para volverla a sacar y podría jurar que más de una vez, sentí su mano rozando mi dura pija disimuladamente bajo el agua. 

Esa tarde la pasamos súper bien entre juegos y manoseos, al final del día nos salimos de la pile y Verónica y Ale se fueron para su casa, no sin antes ponernos de acuerdo para repetir la actividad al día siguiente, ya no iríamos al parque para hacer ejercicio, ahora pasaríamos las calurosas tardes en la piscina de nuestro jardín, los trajes de baño de los cuatro quedaron colgados en la soga para que se secaran para el día siguiente. Esa noche me hice dos hermosas pajas en honor de la primera teta que toqué piel con piel y en mi mami que fue ferozmente acosada y manoseada por Ale. 

Al otro día, cuando llegaron los invitados, mi madre se puso a hablar un rato en la sala con su amiga, Ale y yo estábamos en el jardín llenando con un poco más de agua la piscina. 

Ale – Gus dame unas tijeras, rápido.

Yo – ¿Para que?

Ale – Dale que no tengo tiempo para contarte. 

Las traje rápidamente y se las entregué. 

Yo – ¿Qué mierda vas a hacer?

Ale – Ya verás compañero jejeje 

Fue hasta la soga y tomó la tanga del bikini de mi mamá, la extendió y con las tijeras le hizo un pequeño agujero justo en medio de las piernas, donde está la telita de la conchita,  el orificio no era muy grande, pero si lo suficiente para que mi ella lo notara. 

Yo – ¿Qué hiciste boludo? Mi vieja se va a dar cuenta...

Ale – Creo que no lo va a notar

Yo – Si nos cagan retando que sea por los dos... 

Tomé las tijeras, bajé de la cuerda la tanguita que mi mamá le prestó a Verónica y en lugar de agujero le hice un tajito justo en toda la entrepierna, volvimos a colocar las prendas en la soga y seguimos llenando la piscina de agua, como si nada hubiera pasado, al poco rato, salieron mi madre y Verónica por sus vestidos de baño, los tomaron y  fueron a cambiarse. 

Mamá – Prepárense chicos que ya venimos a la pile

Verónica – No tardamos nada 

Nosotros ya nos habíamos puesto el traje de baño y rápidamente, Ale tomó las tijeras nuevamente y le hizo un agujero a su traje, justo a la altura de la verga, como era tipo bermuda, no se notaba mucho el orificio, rápidamente entendí sus pretensiones y también le hice un agujero al mio y nos metimos a la pileta arrodillados, para que no se viera nada. A los pocos minutos llegaron ellas, luciendo sus hermosos cuerpos tentadores, ninguna de las dos hizo comentario alguno respecto a los agujeros, al parecer, no los notaron y la verdad, al verlas caminar de frente o de espalda, no se alcanzaba a ver las benditas perforaciones, tuvieron que entrar solas porque nosotros no podíamos ponernos de pie, para que no vieran nuestros agujeros en los trajes de baño. 

Al rato, nos encontrábamos los cuatro jugando, peleando en el agua como el día anterior, estuve muy atento a los movimientos de Verónica, hasta que por fin pude ver como ella estando de pie, se agachó sin doblar las rodillas y observé perfectamente a través del agujero esa hermosa concha regordeta, depilada y hermosa, era la primera vez que podía ver en persona una de verdad, era mucho más atractiva, que las que había visto en cualquier revista, quería olerla, tocarla, lamerla, besarla, explorarla y jugar con ella por un buen rato, la pija se me puso a mil y con un movimiento disimulado de mi mano bajo el agua, logré acomodarla por el agujero del traje de baño y sacarla por completo de su escondite, quedando totalmente expuesta, aunque bajo el agua, tuve que sobármela por un par de segundos de lo excitado que estaba, todos seguían en sus juegos  y nadie se percató de mi travesura, ahora yo le echaba agua a Verónica y la empujaba, aprovechando de esta manera para rozar su piel por todas partes con mi erecta verga bajo el agua, quería restregársela por las piernas, por los brazos, por el culo, por las tetas y hasta por la cara, en uno de esos empujones, logré sacarle una teta por completo de su corpiño y como siempre, ella se tardó en reaccionar unos segundos, antes de volverla a cubrir sin decir nada, dejándonos ver ese pezón rosado y paradito, que pedía a gritos ser pellizcado, chupado y mordido, voltee a mirar a mi madre, para ver si había visto mis travesuras y la observé muy contenta y riendo jugando con mi amigo, Ale pegado a ella por detrás como garrapata, imagino que apoyándole su verga por el culo, entre tanto yo cada vez trataba de llevar mi mano más cerca del bendito agujero de Vero, quería tocarla y sentir una concha de verdad entre mis manos, como ella no reaccionaba a mis toqueteos, mi mano cada vez era más atrevida y logré llegar hasta donde estaba el orificio, ella echaba hacia adelante el cuerpo, levantando el culo un poco y mi mano logró tocarle la vagina a través del tanga bajo el agua, fue solo un instante, pero para mí, fue por lejos la mejor experiencia de mi corta vida y nunca olvidaré ese momento y esa sensación tan deliciosa, era suavecita, resbalosa y caliente, hubiera querido meterle el dedo, pero fue tan corto el movimiento, que Verónica cayó hacia adelante en el agua y no pude sentir más, ahora en esa posición, ella me echaba agua y me empujaba en medio de risas y en uno de esos empujones, pude sentir su mano bajo el agua agarrándome fuertemente la verga, apretándomela, para luego soltarla como si no hubiera pasado nada, ufff... estaba súper excitado, la garcha me quería explotar, fuera de mí me abalance y le agarraba las tetas y el culo bajo el agua a la madre de Ale, le restregaba la verga por todas partes y a ella parecía gustarle. El espacio era tan reducido y la pelea corporal tan ardua, que en llegué a refregar mi pija sobre una pierna y el culo a mi mamá. En un momento dado, mientras mis manos estaban sobre las tetas de Verónica bajo el agua, pude ver que mi madre se puso a cuatro patas y se apoyó sobre los pies en el piso, levantando el culo sobre la superficie del agua para ponerse de pie, ese movimiento me permitió verle la concha a mi propia madre… uuuummmm… era más pequeña que la de Verónica, también estaba depilada y pude ver perfectamente esos labios abiertos y carnosos, luego que se puso de pie, ya no pude ver nada. La descarada de mamá se volvió a sentar pero esta vez sobre las piernas de mi amigo, que estaba sentado en un borde de la piscina, ella colocó su estupendo culo justo sobre la verga de Ale. Me puse rabiosamente celoso y quise agarrarlo a trompadas, quería que fuera mi pito el que estuviera acomodado entre las duras nalgas de ella. 

Mamá – Déjenme descansar un poco chicos, ya me tienen agotada de tanto jugar... 

Yo estaba arrodillado al otro lado de la pequeña piscina, descansando mi trasero sobre mis talones, con las rodillas separadas y apoyadas sobre el piso y la pija más dura que nunca, por fuera del traje de baño, Verónica vino hacia mi, gateando hacia atrás, sin salir del agua y también se sentó al igual que yo, apoyando las rodillas y los pies sobre el piso y dejando caer su culazo sobre mi totalmente expuesta verga, la que quedó entre sus nalgas, apuntando a la entrada de la conchita. 

Verónica – Así es, ustedes chicos ya nos tienen cansadas. 

Ni Ale ni yo dijimos nada, yo solo podía sentir mi pija muy cerca de la abertura vaginal de la mamá de mi amigo. 

Mamá – La idea era que ustedes chicos distrajeran sus mentes en otras actividades, y así dejar esos cochinos pensamientos que tienen...

Verónica – Yo la he pasado muy bien con ustedes chicos estos días, pero creo que no se les ha bajado la calentura para nada.

Alicia – Todo lo contrario, ahora parecen más pervertidos y manilargos que antes, por eso quiero que ahora hagamos algo diferente, algo distinto que les haga olvidar esos pensamientos pajeros y enfermizos que tienen,  quiero que mañana en la tarde vayamos al cine. 

Ale no decía nada, solo asomaba la cabeza por sobre un hombro de mi madre y por la posición de sus brazos, parecía que le estaba agarrando las tetas bajo el agua, yo tampoco atiné a decir nada, al parecer nuestras madres se cansaron de nuestros descarados manoseos, pero entonces, pude sentir como Verónica acomodaba su culo sobre mi pija, logrando que la abertura del agujero de su tanga, quedara a la altura de mi dura pija, no logré penetrarla, pero si podía sentir como los labios de su concha descansaban sobre mi glande, segundos más tarde empezó a mover sus caderas suavemente de adelante hacia atrás, restregándome la concha por todo el tronco de mi verga deliciosamente. 

Verónica – Ahora está en cartelera una peli que Alicia y yo queremos ver.

Ale – Están dando una película que dicen que es muy buena, se llama Dark City...

Mamá – No, tu madre y yo queremos ver una película hace días, es una comedia romántica para todo publico..., nada de peleas, balas, ni violencia, así les quedó la mente con todas esas cosas...

Verónica – Es muy buena, ya van a ver que les va a gustar pequeños morbosos y nos dejan tranquilas... 

Nuestras madres salieron de la piscina y se fueron adentro de la casa, dejándonos a mi amigo y a mi súper calientes y al palo, no nos quedó más remedio, que masturbarnos en el agua para que se nos baje las pija y salir de la pileta también. 

Ale – Hoy si pude frotarle la pija a la puta de tu mamá por todas partes, le agarré las tetas y el culo bajo el agua y nunca me dijo nada, hasta llegué a pasarle los dedos por la concha. 

Yo – Tu vieja es más trola, hoy casi me la garcho, mientras le agarraba las tetas, estuve cerca de ser tu nuevo papá jajaja 

Ale – Creo que nuestras madres son de esas putas pervertidas que les gusta que les metan mano. 

Yo – Tenemos que aprovecharnos de eso.

Ese día estuvimos jugando videojuegos un rato, mientras, nuestras madres charlaban en la cocina, luego llegó mi padre de uno de sus viajes y pensé que se cancelaría la salida a cine, pero al día siguiente, salió muy temprano para iniciar otro viaje, mi madre se puso muy hermosa para la salida con nosotros, llevó un vestido enterizo amarillo que dejaba descubiertos buena parte de sus hombros, muy ajustado en la cintura y suelto abajo, con bastante vuelo, la falda le llegaba hasta la mitad de sus muslos, usó zapatos de tacón alto, se maquilló preciosa y se dejó el cabello suelto, realmente lucia sensual.

Esa tarde fuimos en el auto familiar a recoger a Ale y a su madre a su casa, para ir a los cines del centro comercial, mamá iba conduciendo y yo estaba sentado en el puesto del copiloto, mirando de reojo, como se le subía el vestido a medida que movía los pedales, separando un poco las piernas, dándome un hermoso espectáculo de esos deliciosos muslos desnudos, tuve que colocar mis manos sobre el pantalón, para ocultar la gran erección que me producía mi propia madre, cuando llegamos a casa de Ale, ellos salieron rápidamente y se subieron al auto en la parte de atrás, Verónica llevaba puesta una minifalda en jean color rosa, una chaqueta cerrada por delante, también en jean y unozapatos de tacos altos, también estaba muy maquillada y con el cabello suelto, uuuufffff… ese par de mujeres llamaban bastante la atención cuando llegamos al centro comercial, luego de comprar las palomitas de maíz y las cocas, entramos a la sala donde proyectaban la película que ellas querían ver, una remake de “El Graduado”, había poca gente ahí adentro, solo unas cuantas personas en el centro de la sala, mi madre y Verónica fueron delante de nosotros y buscaron la última fila de sillas para sentarnos, Ale y yo, quedamos sentados a los lados y Verónica y mi mamá en medio de nosotros, lógicamente, yo me senté al lado de Verónica, al poco de llegar apagaron las luces, Verónica abrió los botones de su chaqueta y se despojó de ella, dejando ver una blusa turquesa de strapless muy ajustada a su cuerpo, que dejaba ver un escotazo de infarto, muy buena parte de sus tetas estaban al descubierto, la blusa a duras penas tapaba los pezonespodía verse fácilmente que no traía puesto ningún sostén, mientras la miraba ella cruzó una pierna sobre la otra acomodándose mejor.

Durante un rato estuvimos viendo la película, aunque yo trataba de ver sus hermosas piernas a cada rato, tras unos cuantos minutos, nos acabamos las palomitas de maíz y la cocas, Verónica pasó su mano derecha sobre mis piernas y agarró mi mano izquierda y sin soltarla la dejó allí, luego de otro rato, tomó mi mano y la puso sobre sus piernas sin soltarla en ningún momento, empecé a acariciarle la parte superior de su muslo, su mano seguía sobre mi mano, pero no hizo nada para detener mis caricias, así estuvimos un rato, ella seguía con la mirada puesta en la película, yo también simulaba ver la pantalla, pero mi mente se encontraba totalmente sobre mi mano acariciando esa hermosa pierna, tratando de subir un poco sobre su muslo, en un momento dado, ella sin descruzar las piernas, se inclinó hacia abajo de la silla. 

- Creo que pisé un chicle... 

Se inclinó hacia abajo estirando su brazo derecho, buscando algo en la parte baja de su zapato, mi mano quedó libre sobre la parte superior de su muslo y seguidamente, pude sentir una de sus tetas aprisionarse contra la parte externa de mi mano, ella empezó a limpiar su calzado, haciendo que sus tetas se restregaran contra mi mano, yo la voltee a mirar, pero ella seguía con la mirada al frente, viendo la peli, luego de unos cuantos segundos, se volvió a incorporar sobre su silla como si nada hubiera pasado, pero ya no volvió a poner su mano sobre la mía, yo ya le acariciaba descaradamente el muslo de la pierna que estaba cruzada sobre la otra, buscando su entrepierna, pero como ella continuaba con la pierna cruzada, me era imposible llegar a su concha, unos minutos más tarde, volvió a inclinarse hacia adelante, para volver a despegar la goma de mascar de su zapato, era una delicia sentir ese par de melones jugosos frotarse contra mi mano, esta vez se demoró más en esa posición, lo que yo aproveché para girar mi mano, dejándola con la palma hacia arriba y meter mis dedos entre la raya que divide ese par de tetas, por unos segundos estuve manoseándolas, mientras Verónica seguía en la misma posición y con la mirada al frente sobre la pantalla, entonces aproveché para de un tirón bajarle la blusa liberando las tremendas tetas y sus pezones, ella finalmente se volvió a acomodar derecha sobre su silla, pero no hizo nada por cubrirse sus desnudos pechos, yo podía ver en medio de la penumbra esos hermosos pezones grandes y duros apuntando a la pantalla, ella sin despegar la mirada de la peli, pasó su brazo sobre mis hombros y me atrajo más hacia su cuerpo, abrazándome, me dio un tierno beso en la frente, se pegó más hacia mí y sin despegar la mirada de la pantalla me dijo 

– Déjame ver la película amor... 

Ella seguía en tetas, sin dudarlo un segundo, pasé mi mano derecha y le empecé a acariciar una, mientras mi mano izquierda seguía sobre su muslo, ya debajo de su corta faldita, Verónica no decía nada y seguía concentrada en la película. Por fin tenía entre mis manos y a escasos centímetros un par de tetas de verdad, y no cualquier par de tetas, eran más grandes, redondas y deliciosas que las de las chicas de las revistas, pude apretarlas, sobarlas, jugar con ellas y ya sin más reparos, puse mi boca sobre uno de sus pezones y empecé a chupar como ternero hambriento… uuuuffffff… era una delicia sentir ese pezón duro y grande dentro de mi boca mientras mi mano seguía sobándole la otra teta, ella acariciaba mi cabello y comenzaba a dar pequeños gemidos, yo ya tenía mis dos manos amasándole las tetas, mientras mi boca alternaba entre uno y otro pezón, ahora los gemidos de Verónica eran más evidentes, pensé que mi mamá y Ale habían descubierto mis manoseos dándose cuenta que Verónica tenía las tetas al aire mientras yo se las chupaba, traté de mirarlos de reojo, sin dejar de chupar el pezón y pude ver a mi mamá, recostada sobre la silla con la cabeza hacia atrás, como mirando hacia el techo, pero con los ojos cerrados y la mano de mi amigo que se perdía dentro de la tanga de encaje, ella estaba con las piernas bastante abiertas y el vestido recogido… era evidente que mi Ale le estaba manoseando la concha a mi vieja y la verdad, eso me dolió y dio mucho más morbo, también me llamó la atención, que ellas se estaban tomando de la mano fuertemente, mi mami se veía exquisitamente puta disfrutando de la masturbación, dejándose meter mano de un mocoso en el cine. 

Verónica me sacó de mis pensamientos, al tomar mi rostro con su mano y girarlo hacia ella y sin mediar palabra, me besó en la boca, su lengua abrió mis labios y buscó mi lengua y empezó a chuparla con desespero y esa sensación que sentí fue deliciosa, era la primera vez que besaba a una mujer y era nada más ni nada menos que la mamá de Ale, la más hermosa y sexy mujer que había conocido en mis pocos años de vida, ahora era mi lengua la que se perdía dentro de su boca y jugaba con su lengua, así estuvimos por unos minutos sin mediar palabra alguna, besándonos con pasión, sin que mi mano dejara de manosear esas gigantescas tetas a mi antojo. 

Luego Verónica dejó de besarme mientras me soltaba de su abrazo, descruzó las piernas y paso su mano derecha sobre mis piernas, buscando el cierre de mi pantalón, tratando de sacar mi pija, que me dolía de lo dura que estaba, con un poco de mi ayuda, levantado mis nalgas, ella logró bajar el cierre y soltar los botones, yo corrí hacia abajo el pantalón y mi verga saltó fuera como un resorte, de inmediato ella la agarró y empezó a sobármela deliciosamente, yo la miré, pero, como cosa rara, ella seguía mirando al frente, como si estuviera concentrada en la película, mientras su mano me acariciaba la pija suave y deliciosamente, mi mano izquierda busco entre sus piernas, y ella reaccionó abriéndolas bastante, dándome vía libre a su concha, no tardé en darme cuenta que la mamá de mi amigo estaba sin bragas, mi mano podía tocar libremente toda la concha sin nada que se interpusiera, no podía estar más caliente en mi vida, no podía ver, pero mi mano se perdía entre sus piernas por debajo de su faldita de jean, acariciándole toda la vagina a mi placer, lo primero que noté, es que estaba perfectamente depilada y muy mojada, mis dedos resbalaban en sus jugos, haciendo más fácil y rico mis manoseos, pronto mi mano encontró la entrada de esa deliciosa gruta y no dudé en meterle dos dedos, que entraron fácilmente, estaba calentita, estrecha y muy mojada, mis dedos se movían y entraban y salían muy fácilmente, Verónica reaccionó con un pequeño gemido, cerrando las piernas, atrapando mi mano por unos segundos, pero luego las volvió a abrir para que yo pudiera jugar a mi antojo, ahora su mano sobre mi verga, estaba claramente masturbándome muy lentamente, me sobaba la pija de arriba hacia abajo, arrancándome espasmos de placer, mi pija pronto empezó a gotear líquidos pre-seminales que Verónica tomaba con la punta de sus dedos y los llevaba a su boca para chuparlos y luego volver a atraparme la pija y seguir pajeándome lentamente y con su otra mano, tomó mis dedos y los dirigió a su clítoris, haciéndome que se lo manoseara suavemente, hasta ese momento, yo no sabía que era esa cosita tan dura que tenía en la entrada de la chocha, pero pronto aprendí como acariciarla, haciendo que ella, soltara pequeños gemidos y moviera suavemente las caderas y cerrara las piernas sobre mi inquieta mano cerrando los ojos, solo para volverlas a separar y con su mano libre apretarme la mano contra su entrepierna, luego de un par de minutos restregándose fuertemente contra mi mano, movía su pelvis, dando varios espasmos, aumentando sus quejidos y mojando mi mano, como si se hubiera orinado un poco sobre ella, no sentí asco ni nada parecido, me encantó sentir mi mano empapada de sus jugos y haberle arrancado un delicioso orgasmo. Fue también una especie de venganza contra Alejandro, que estaba haciendo gozar a la mujer que más amaba.

Ahora su mano me masturbaba más rápidamente y más fuerte, como con desespero, se sentía mucho más rico que cuando yo me pajeaba a diario pensando en ella, mientras mi mano seguía perdida entre sus piernas, yo le seguía acariciando sus labios y mis dedos entraban y salían de su encharcada gruta, pronto me olvide de mi mano entre sus piernas por el inmenso placer que estaba sintiendo con su mano pajeándome salvajemente, sentía como mi verga se hinchaba más y quería explotar, me recosté más sobre la silla, levantando un poco las caderas para sentir mejor la mano de la mamá de mi mejor amigo sobándome la verga y prontamente no me pude contener más y chorros de semen empezaron a salir disparados de mi pija hacia arriba, mientras unos pequeños gemidos salían de mi garganta sin poderlos contener, sentía como la mano de Verónica apretaba con más fuerza y seguía moviéndose de arriba abajo sobre mi falo, chorros y más chorros de leche salían sin parar, nunca había sacado tanta leche en todas mis pajas anteriores, lentamente el ritmo de su mano fue bajando, acariciándome toda la pija con su mano y limpiando los restos de leche que quedaron sobre todo el tronco, para luego llevárselos a su boca y chuparlos nuevamente. Luego de esto ella se acomodó bien sobre su silla, tomando mi mano y apretándola contra su concha encharcada, mientras cruzaba nuevamente sus piernas, dejando atrapada mi mano y nuevamente tomó mi pija un poco flácida, volviéndola a acariciar suave y lentamente, me volvió a besar con su lengua penetrándome la boca y buscando mi lengua y lego me preguntó en voz baja: 

Verónica – ¿Te gusto?

Yo – Muchooo.

Verónica – Vos a mi también. 

Me sonrió, me guiño el ojo y volvió a fijar su mirada en la pantalla mientras me seguía acariciando la pija, que ya se estaba poniendo firme nuevamente. Así pasó el resto de la película, con Verónica acariciándome la pija, poniéndome al palo pero sin volver a pajearme y sin volver a eyacular, mientras mi mano seguía perdida entre sus cruzadas piernas, era una delicia ver en la penumbra esa hermosa mujer, con las tetas totalmente expuestas para mí, sentí que por fin tenía novia. 

Cuando la película terminó, rápidamente Verónica se subió la blusa, guardando sus tetas nuevamente y poniéndose la chaqueta de jean, pude ver a mi madre también arreglándose el vestido que lo tenía por arriba de la cintura pero esta vez no tenía tanga, su vagina estaba al aire, sin más tiempo que perder también rápidamente me guardé la verga dentro del pantalón, algunas manchas de humedad quedaron sobre mi ropa y creo que el piso y la silla también quedaron con restos de mi corrida, aunque imaginé que la silla de Verónica debió quedar bastante mojada y la de mi mamá también, al ratito encendieron las luces del cine, nos pusimos de pie y pude ver la tanga de mi madre  tirada bajo su asiento,  salimos sin que ninguno de nosotros mencionara palabra alguna sobre lo ocurrido en la oscuridad, todo era como si nada hubiera ocurrido, ellas hacían comentarios sobre la película mientras caminábamos hacia el patio de comidas, Ale sujetaba a mi mamá de la cintura y ella lo tomaba de un hombro, como si fueran un matrimonio, en cambio con Verónica lo hacíamos agarraditos de las manos, quien nos viera creería que ella era mi madre, mientras recorríamos por el centro comercial almorzamos pizza y nos dirigimos al auto para regresar a casa esta vez Ale se sentó adelante en el puesto del copiloto, mi madre conducía, Verónica y yo íbamos sentados atrás, durante el viaje todos hacíamos comentarios sobre el centro comercial, sobre la película y sobre la pizza. 

Verónica sentada muy pegada a mí, me manoseaba el pito por encima del pantalón mientras yo le acariciaba sus espectaculares piernas, ellas hablaban de cualquier cosa mientras el coche andaba por la ciudad, mi mano buscó su entrepierna y ella las abrió un poco, falilmente mis dedos hallaron y penetraron esa deliciosa y mojada vagina, durante todo el viaje, también pude observar como Ale le apretaba una teta a mi mamá mientras ella conducía. Al llegar a casa, metimos el auto al garaje y luego entramos a la casa, Ale iba caminando adelante con mi madre, ella pasó el brazo sobre sus hombros y él tenía su mano mentida bajo su vestido por la parte de atrás manoseándole el culo, se podía ver todo ese hermoso y redondo orto al descubierto sin nada que lo cubriese, eso me dio mucho morbo, observar a mamá caminando con el vestido levantado, moviendo provocativamente el culo de lado a lado, mientras Ale le tocaba la concha y el ano, claro está, que yo también le estaba agarrando el culo a Verónica bajo su minifalda, mientras ella me abrazaba y caminábamos detrás de ellos, sin que nadie hiciera algún comentario al respecto, nos dirigimos a la sala y todos nos sentamos en el mismo sofá, que era pequeño para tres personas, pero ahí nos acomodamos los cuatro, Ale y yo a los extremos y Verónica y mi madre en el centro, como siempre, ninguno se quería sentar lejos de su pareja. 

Mamá – La idea chicos, es que con estas actividades distraigan la mente y dejen esos pensamientos pecaminosos que tienen...

Verónica – Pero por lo visto no ha funcionado nada.

Mamá  Ahora cada día están más pervertidos...

Verónica – Y bastante toquetones... 

Al no caber todos sobre el sofá, mi madre estaba sentada un poco de medio lado, colocando parte de sus nalgas sobre las piernas de Ale y Verónica también estaba sentada un poco sobre mis piernas, como el vestido de mi mamá era con vuelo en la falda, le era fácil a Ale manosearla toda, pero la minifalda de Verónica al ser en jean ajustada a su cuerpo, no me permitía meterle mano, teniéndome que conformar con amasarle las monumentales tetas. Nuestras madres estaban hablando de lo pecaminosos que éramos mi amigo y yo, pero no hacían nada por quitar nuestras manos de sus deliciosos cuerpos. 

Mamá  Menos mal que Verónica y yo, nos hemos hecho  respetar y los manoseos no han pasado mayor cosa.

Verónica – ¡Ni van a pasar!

Mamá  Si llegara a pasar algo, sus padres los molerían a golpes... serían castigados de por vida...

Verónica – Si es que sobreviven... 

Mi amigo sin dejar de manosearle el culo y besándole el cuello a mami dijo: 

Ale – Tranquilas que ya entendimos y no va a pasar nada...

Mamá  Me alegra que tengan eso muy claro muchachos, entre nosotros no ha pasado nada, somos sus madres y merecemos mucho respeto. 

Yo – Nosotros las respetamos ahora más que nunca siempre.

Ale – Acá no ha pasado nada, ni va a pasar nada.

Mamá  Muy bien, entonces quedó claro, no ha pasado nada y así va a seguir siendo, nadie puede decir nada, porque no ha pasado nada...

Yo – No tengas miedo mami, jamás les causaríamos problemas... las amamos demasiado...

Mamá  Gracias hijo por ser tan lindo,  ahora, voy a traer unas bebidas de la cocina, vamos Ale así me ayudas a servirlas. 

Los dos se levantaron y se dirigieron a la cocina, dejándonos a Verónica y a mí, solos, de inmediato sin mediar palabra, ella me abrazó fuertemente besándome nuevamente con pasión, metiendo su lengua en mi boca y su mano buscó nuevamente mi verga, yo le abrí la chaqueta de jean sin dejar de besarla y le bajé su blusa, Verónica, logró sacarme la pija que se encontraba totalmente parada y se puso a sobarla nuevamente, mientras nuestras lenguas seguían jugando, luego de unos segundos, se separó de mí, se acomodó mejor sobre el sofá y empezó a chuparme la verga deliciosamente, yo bajé un poco más el pantalón para disfrutar mejor de aquella mamada y mi mano volvió a buscar sus tetas, era una delicia sentir como me la succionaba al tiempo que me la recorría con su lengua. Pasaron un par de minutos, cuando llegaron a la sala mi mamá y Ale, ella traía una bandeja con coca colas y unos bocadillos, Verónica dejé de mamarme la verga y levantó la mirada, masturbándome, pude ver que mi madre estaba totalmente desnuda, con marcas moradas de chupones en sus hermosas tetas, que daban pequeños brincos a cada paso, Ale venía caminando a su lado. 

Mamá  Ya estamos de vuelta. 

Verónica no hizo nada por cubrir sus tetas o por soltar mi pija, todos actuaban como si nada extraño estuviera pasando, nos sentamos de nuevo en el sofá, yo seguía con mi verga súper dura y parada al aire. Mientras mami desnudaba a su amiga, bebí la coca cola, de inmediato me di cuenta que estaba mezclada con algo muy fuerte. 

Yo – ¿Qué es esto?

Mamá  Solo le mezclé un poco de ron para que sepa mejor...

Ale – A mí me gusta

Verónica – A mí me gusta más la pija de Gusti, está muy buena. 

Mamá se puso de pie y fue hacia donde se encuentra el equipo de sonido, puso un CD de Luís Miguel, le subió un poco el volumen y se giró hacia nosotros. 

Mamá  Vení Ale, bailemos.

Ale – Yo no sé bailar Alicia...

Alicia – Te enseño amor. 

Ale se levantó y se dirigió donde mi madre, quien lo abrazó colocando sus tetas sobre la cara de mi amigo y empezaron a bailar lentamente, mientras él se las devoraba. Verónica se puso de pie tomándome de la mano, y también empezamos a bailar muy suavemente, mi cara se perdía en medio de ese par de melones y pronto sentí, como con sus piernas atrapó mi verga apretándola suavemente y con el movimiento de su cuerpo al bailar me la sobaba muy rico, mis manos le abrían los cachetes del culo y le colé unos dedos en el ano mientras la besaba succionaba las tetas, era una delicia sentir como me rozaba la verga con sus piernas a cada paso.

Verónica  Chupame las tetas fuertes, mordelas... hacé lo mismo que está haciendo mi hijo con la putita de tu mami.

Otra vez levanté la vista y observé a mi amigo mamando las tetas que me alimentaron y pejeándola. Eso me dio to odio que que le pedía a Vero que se acueste para cogérmela, no habrán pasado dos segundos hasta que mami me sujetó del hombro y me dijo: 

– Vení, quiero que bailes conmigo. 

Sin darme tiempo a reaccionar, me tomó la barbilla con una mano y me dio un delicioso beso en la boca, no intentó meterme su lengua pero lo sentí delicioso, me rodeó el cuello con sus brazos pegándome hacia ella y colocando sus tetas frente a mi cara, yo no podía más de la calentura que tenía, empezamos a bailar suavemente y sus toreadas piernas rozaban a todo momento mi verga que ya me dolía de lo dura que la tenía. 

Mamá  Sabes que te amo demasiado hijo...

Yo – A nadie amo más que a vos, me gustas mucho, estoy loco por vos... 

Con un mano le recorrí las nalgas, eran delicadas, sedosas, firmes, pronto uno de mis dedos se metió en medio de la raya que las divide y podía sentir como me acariciaba el dedo con el movimiento de su delicioso culo al bailar, empecé a chuparle las tetas también, primero una y luego la otra, no eran tan grandes y hermosas como las de Verónica, pero yo las deseaba más, estaban bien turgentes y mojadas con la saliva de Ale, con unos pezones enormes y erectos, muy ricos. Ella acariciándome la cabeza me susurró al oído: 

– Solo recuerda que sos lo más preciado en mi vida, el amor que siento por vos no lo siento por nadie, por lo tanto no tenés que sentir celos al verme con tu amigo. Cuando estemos solos en casa seré tuya todas las veces que quieras, pero cuando él esté presente será mi amante, como vos lo serás de Verónica. No debes escandalizarte de las cosas que me verás hacer, solo disfruta del momento y de la hermosa mujer que tienes a tu lado, Verónica. 

Yo dejé de chuparle las tetas, levanté mi rostro hacia ella sin soltarle las nalgas. 

Yo – En casa serás solamente mía... 

Me sonrió, me guiño el ojo, agachó su cabeza un poco y me volvió a besar pero esta vez mi lengua buscó la suya y me la empezó a chupar con desespero, luego de besarnos apasionadamente por largo rato sin dejar de bailar, miré a mi amigo Ale, quien tenía su cabeza perdida entre las enormes tetas de su madre,  mamá me tomó de la mano y me llevó al sofá, me sentó y ella se arrodillo frente a mí, con su mano me agarró la verga y empezó a pajearme suavemente y luego a chupármela, yo cerré los ojos y recosté la cabeza hacia atrás para disfrutar mejor de aquella espectacular mamada que me estaba propinando mi propia madre, pronto sentí que alguien se sentaba a mi lado, abrí los ojos, para ver que era Ale quien estaba sentado y Verónica también estaba arrodillada frente a él tragándose la pija… uuufffff… era un espectáculo ver a nuestras hermosas progenitoras dándonos una deliciosa mamada, en un momento dado, ambas dejaron de chupar, pero seguían sobándonos las vergas con las manos, se acercaron la una a la otra y se empezaron  a besar muy apasionadamente,  yo no lo podía creer, mi querida madre se estaba besando con otra mujer, con su mejor amiga, con la mamá de mi mejor amigo, miré a Ale quien también volteó a mirarme con esos ojos abiertos como platos, sin acabar de entender lo que estaba sucediendo.

Mamá – Con Vero somos amantes desde hace años, juntitas combatimos la soledad y la falta de hombre... van a tener que aceptar que tienen unas madres muy putas y sedientas de sexo...

Luego mi madre me tomó de la mano y me puso de pie, me volvió a besar en los labios metiendo su lengua en mi boca mientras le pellizcaba los pezones. 

Mamá – Quiero tener el privilegio de ser tu primera mujer hijo… ¿Estás de acuerdo????

Yo – Es lo que siempre quise en la vida.

Mamá – Recuerda que si alguien pregunta… aquí no pasó nada. Yo guardo tus secretos, si tu guardas los míos y nadie más se entera de esto

Yo – Nunca le contaré a nadie nada má. 

Me volvió a besar con pasión y me llevó a sillón, ella se recostó boca arriba sobre el sofá, levantando y abriendo bien las piernas de par en par y con sus dos manos se abrió los labios de la concha, dejándome admirar toda su belleza. 

– Veni hijo, quiero que me la chupes primero para lubricarme... 

Yo me arrodillé frente a ella sosteniendo sus piernas con las manos, esa hermosa vagina depilada, húmeda y abierta, quedó solo a unos centímetros de mis ojos, por fin podía ver de cerca una de verdad y era la que me dio a luz, era más hermosa que las que había visto en las revistas y sentía un olor delicioso, que invitaba a ser comida, me acerqué aún más y puse mis labios sobre el clítoris como me indicaba mi madre y empecé a chupar, de inmediato ella comenzó a retorcerse y a gemir de placer. 

Mamá – Ahhh... seee... por fin… eso es hijooooo… asiiiiiii... 

La sensación me gustó mucho y ella se mojaba más, cada vez chupaba con más desespero, luego, metí dos dedos así como se los había metido a la mama de mi mejor amigo, también se sentía húmeda y caliente, pero mucho más estrecha, mis dedos empezaron a explorar todo su interior, el olor que emanaba cada vez era más intenso y embriagador, su cuerpo se estremecía una y otra vez mientras gemía como loca. 

Mamá – sigue así hijo… no pares amor... me estás haciendo la mujer más feliz del mundo... 

Luego de explorar por un rato el interior de la concha de mi madre, saqué mis dedos sin dejar de chupar su clítoris y empecé a meterle un dedo, pero por el culo, que se encontraba muy cerca y bien abierto. 

Mamá – Aprendes rápido... ya superaste a tu padre,  aaaggghhhhh…. sssiiiiiii… eso es hijo… hacé con la puta de tu madre lo que quieras… rompeme el culo... 

Me agarró la cabeza con sus dos manos y me apretó bien contra su vagina, ahora era ella quien me restregaba toda su concha empapada contra la cara fuertemente y cada vez con más desespero, yo ya tenía dos dedos bien adentro hurgándole el hoyo del culo. Una serie de chorros salieron de su vagina y me daban en toda la cara, hasta tuve que tragar un poco, tenía un sabor extraño pero muy rico, era evidente que no eran pis, mis dedos seguían dentro de su ano y mi madre se retorcía con espasmos de placer que muy lentamente fueron bajando de intensidad, pero me seguía apretando la cabeza contra su entrepierna con sus dos manos. 

Mamá – Que rico hijo, gracias… hiciste correr a la puta de tu madre… pero ahora quiero sentir tu pija bien adentro... 

No lo dudé un segundo y me puse de pie, rápidamente, ella me tomó la verga y empezó a pajearme mientras yo me acomodaba entre sus piernas. 

Mamá – Pero que verga tan bonita te hice hijo, merezco probarla... quiero que me la metas toda... 

Tuve que doblar las rodillas un poco, para que mi miembro quedara a la altura de la conchita, ella con una mano se abrió bien los labios, dejando ver el interior de esa hermosa gruta húmeda, con la otra mano, sin soltar mi verga, la acomodó bien en la entrada de su abertura vaginal y empezó a masajearse el clítoris con la punta de mi verga. 

Mamá – Que placer hermoso me das... 

Luego yo empecé a empujar lentamente, tenía mis ojos fijos en su concha glotona, viendo cómo se tragaba cada centímetro. 

Mamá – Métela toda hijo, la tenés mucho más grande que tu papá... 

Ya la tenía toda adentro y mi mamá empezó a mover sus caderas suavemente, haciendo que mi verga saliera un poco y se volviera a meter dentro de esa deliciosa almeja. 

Yo – Ahh… que rico se siente...

Mamá – ¡Te gusta machito mío???

Yo – Ssiiiii mami, se siente muy lindo.

Mamá – A mi también me gusta sentir ese trozo grande que tenés abriéndome la vagina... dame más... dame más fuerte y profundo... 

Ahora era yo el que movía mi verga rítmicamente dentro de la caliente, apretada, muy mojada argolla de mi madre. 

Mamá – Eso es hijo… demostrale a Ale que sos mucho más macho que él, dale desquitate conmigo... ohhhh... 

Estaba agarrado de sus piernas tratando de meterle la verga lo más adentro posible, mis embestidas empezaron a ser más fuertes, más profundas y más rápidas, podía sentir como mis bolas pegaban contra su culo en cada embestida.

Mamá – Ahhh… hijito que chota tan grandes tiene, te aseguro que es la pija más grande que me he comido en toda mi vida... 

Yo no decía palabra alguna, solo estaba concentrado en complacer a mi madre y no deslecharme, la sensación era cada vez más deliciosa, haciendo que acelerara mis movimientos, era un espectáculo ver como se movían las tetas con cada embestida, se veía hermosa así, abierta de piernas y gozando como perra en celo. 

Mamá – Si no le cuentas a nadie, te aseguro que se repetirán más momentos como estos, tendrás dos putas a tu entera disposición...

Yo – No má, te juro que no le contaré a nadie.

Mamá– Solo vos y Ale saben lo putas que somos Verónica y yo... 

Justo cuando estaba a punto de acabar dentro de ella, pude sentir como me apretaba más la verga con los músculos de su vagina y empezaba a tener como contracciones, eyaculando chorros potentes de flujos, que me mojaron el pecho por completo haciendo por la presión de los líquidos que mi verga se saliera. 

Mamá – Aaaagggghhhhh… ssssiiiiii… que ricooooo... mirá como se corre tu perra... 

Sin darme tiempo de nada, con su mano tomó mi pija y la dirigió hacia la entrada de su ano, que estaba bien abierto, yo no me hice de rogar y empecé a empujarle la verga por el culo. 

Mamá – Te estás culeando a tu madre... tu primera concha y ano van a ser los mios, no quiero que ninguna putita de mierda me quite ese honor, si yo te hice esa verga divina, merezco desvirgarte con todos mis agujeros... 

Me volví a agarrar de sus piernas para poder empujar bien mi verga dentro de ese apretadito esfinter y empezar con ese mete y saca desesperado, sintiendo como ese delicioso culo me apretaba bien la verga y me hacía sentir en el paraíso. 

Mamá – Así, así… rompele el culo a tu madre, bien duro...

Yo – Que cerrado que está, me cuesta pero se siente hermoso... te amo mami... 

Estaba tan concentrado enculando a mi preciosa progenitora, que me había olvidado de Ale y Verónica, y los pude ver en la alfombra, Ale estaba acostado boca arriba y Verónica estaba cabalgándolo salvajemente, la imagen era muy morbosa, ella se movía frenéticamente sobre la verga de su propio hijo, mientras yo clavaba enardecido el culo de mi propia madre, acelerando cada vez más mis movimientos.

Yo – Aaaggghhhh, mami… no aguanto más...

Mamá  – Tranquilo hijo, dame toda tu leche... mmm... quiero que   me llenes el culo con tu leche...

Yo – Sssiiiiiii mamiiiiiiii… uugggghhhhh...

Exploté dentro del culo chorros y más chorros de leche salían de mi pija, sintiendo un placer indescriptible, era mi primera mujer, la primera vez que acababa dentro de una mujer y esa mujer era mi propia madre, quien se retorcía de placer sintiendo como mi verga se hinchaba más y seguía escupiendo semen dentro de ella. 

Mamá – Que calentita se siente... siiiiiii... fue hermoso bebé... 

Mi verga salió del culo flácida y aun goteando leche, de inmediato ella se incorporó, agarrándome por los hombros y besándome deliciosa y fogosamente, nuestras lenguas jugaban sin parar, hasta que sentí unas manos que tomaban desde atrás, era Verónica separándome de mi mami. 

Verónica – Préstame a este pijudo pervertido de tu hijo Alicia. 

Vero empezó a besarme en la boca, buscando mi lengua, mientras sentía como mi madre me chupaba la verga, tragándose los últimos restos de semen que salían de la cabeza, haciendo que se pusiera dura otra vez, me recostaron sobre el piso de la sala y de inmediato, la madre de mi amigo se colocó sobre mi agarrándome la pija y dirigiéndola a la entrada de su deliciosa concha, se dejó caer sintiendo como mi caliente y dura barra de carne palpitante desaparecía totalmente entre sus piernas, totalmente erecta y con ganas de más acción, ella se inclinó nuevamente hacia adelante, besándome en la boca, mientras podía sentir como empezaba a mover sus caderas, su cavidad no era tan estrecha como la de mi mamá pero si mucho más cálida y húmeda, luego de un tiempo dejó de besarme y ella misma se agarró las tetas , colocándolas frente a mis rostro, ofreciéndomelas, a lo que yo no dude un  segundo y empecé a chupar con desesperación y hambre, la tenía agarradas las tetas a dos manos y chuponeaba con fuerza esos grandes y duros pezones, alternando entre uno y otro, mientras ella me cabalgaba rítmicamente podía escuchar perfectamente el sonido de su empapada entrepiernas tragándose y masajeándome la verga a cada embestida arrancándome muchas deliciosas sensaciones. Esa mujer me montaba salvaje y con fuerza, no era ni por asomo delicada como mi madre, era como si me violara, mi verga quería explotar nuevamente por tercera vez ese día, pero esta vez quería correrme dentro de la concha de la mujer que tantas ocasiones me había masturbado, la mamá de mi mejor amigo, la mejor amiga de mi madre y que conocía desde que nací, tantas noches soñando con penetrarla fuertemente y ahora es ella quien me cabalga con brutalidad, con movimientos cada vez más fuertes, pesados y profundos, escuchaba sus gemidos mientras yo seguía chupando ese par de tetas imponentes. 

Verónica – Ahhh… que verga tan grande tenes hijo de putaaa, es mucho más grande de lo que imaginaba… ufff … ¿Por qué Ale no me salió como vos?.. ¿Te gusta chuparme las tetas?.. son tuyas mi rey... 

Soltando su pezón de mi boca, pero sin dejar de amasarle las tetas, respondí: 

– Siempre soñé con chupártelas… son unas tentación, nunca vi unas tan grandes... 

Ella me cabalgaba más rápido que indio perseguido por la 7ma Brigada de Caballería, se la sacaba casi toda y se dejaba caer con todo su cuerpo, así una y otra vez a un ritmo frenético, me estaba matando. 

Verónica – A mí me encanta que me metas mano, me encanta sentir como me manoseas por todas partes de mi cuerpo y más cuando lo haces en lugares públicos como hoy en el centro comercial...

Yo – ¿Cómo no tocar semejante hembrón?

Verónica – ¡Te haces la paja pensando en mí?

Yo – Varias a diario, sueño con vos... hoy cumplí mi fantasía tenerte tan linda vestida para mí y cogerte.

Verónica – Sos tan dulce... te imaginaba sacándote la leche por mí y eso me calentaba mucho… sos un pervertido y eso me gusta… me encanta ser la mujer de tus fantasías.

Yo – No puedo la diosa que se está enterrando mi verga...

Verónica – Agghhhh… cuando no esté mi marido vamos a ser novios bebé y voy a dejarte seco, te lo prometo, ya no te van a quedar ganas ni fuerza de pajearte... 

Luego de un rato, detuvo sus movimientos sobre mi tranca y mirándome me dijo:

Verónica – Recordá guardar nuestro secreto, solo Alicia y Ale pueden enterarse de esto, nadie más...

Yo – Lo juro, pero no dejés de cabalgarme... 

Verónica – ¿Así te gusta que te coja?.. mirá que conmigo no hay amor, para eso tengo a al cornudo, yo no soy dulce y tierna como la putita de tu mamá, a mí me tenés que satisfacer machito mío... 

Sus movimientos eran cada vez más salvajes, fuertes y profundos, estaba poseída, podía sentir como me ordeñaba con el interior de su empapada concha, imaginé que parte de esa humedad debió ser la corrida de Alejandro y eso me dio más morbo. 

Como ya me había corrido dos veces el mismo día, esta vez pude aguantar un poco más sin correrme nuevamente, por su parte, mi querida madre estaba a cuatro patas sobre el sofá mientras Ale le agarraba las caderas y le clavaba la verga fuerte y sin compasión, luego de unos cuantos minutos, Verónica comenzó a retorcerse con espasmos y percibí como se corría a chorros sobre mi erecta pija, sin dejar de moverse me beso de lengua apasionadamente y me volvió a poner las tetas en la cara, y aceleró sus deliciosos movimientos otra vez, ella era una máquina sexual insaciable, hacia que mi verga se revolcara por todo su interior… uuuuffffff… no pude aguantar más  y terminé corriéndome con grandes lechazos nuevamente, por tercera vez ese inolvidable día, llenando de semen la concha de la madre de mi mejor amigo.

A partir de aquel día, se hicieron frecuentes las visitas de Verónica y Ale a nuestra casa, o a veces, mi madre y yo visitábamos la de ellos, siempre que no estuviera ni el padre de Ale o el mío, a veces, ellos se quedaban a dormir en nuestra casa, Ale dormía con mi madre en su alcoba y Verónica conmigo en mi cuarto, o a veces, Ale pasaba la noche con nosotros y nos acostábamos los tres junto con mi madre en su cama matrimonial, o yo me quedaba a dormir en casa de Ale y garchabamos toda la noche a su madre y de vez en cuando, la pasábamos los cuatro juntos intercambiábamos madres con mi amigo Ale, era hermoso tenerlas en cuatro patas con el culo bien levantado y nosotros penetrándolas por el culo y la concha, cambiando de hembra a cada rato, mientras ellas se besaban apasionadamente. 

Así pasamos muchos días y noches, compartiendo nuestras madres, ellas vestidas como putas callejeras calienta vergas y nosotros manoseándolas a toda hora y metiéndoles la verga en todas partes, así fue como ellas se convirtieron en nuestros juguetes favoritos, nos exhibíamos con ellas en el cine, en el centro de la ciudad y alguna vez logramos penetrarlas en el parque, mientras estábamos montados sobre el sube y baja y hasta llegué a manosear a mi querida madre bajo su vestido, mientras mi padre se encontraba por ahí cerca.

Fue una infancia y adolescencia muy deliciosa, gracias a mi mami y a la madre de mi mejor amigo, así siguieron nuestras aventuras por muchos años y aun hoy en día, de vez en cuando nos reunimos los cuatro, para recordar viejos momentos, volver a pasarla bien, intercambiando a nuestras queridas y complacientes madres, siempre recordando que AQUÍ NO HA PASADO NADA.

Autor: Gus Becker

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Comentarios

  1. Estimados lectores les recuerdo que cuando este relato supere los 50 comentarios, automáticamente se publicará otro. Por lo tanto ustedes manejan el tiempo de actualización del blog.

    Les aviso que en RELATOS PRIVADOS ya se publicó PAPÁ, MAMÁ Y EL MECÁNICO 5
    Saludos!

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    1. gran relato y que chimba de relacion entre amigos y gus sigue con esa calidad de relatos
      un abrazo prometo estar mas activo .

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  2. Fuaaa más caliente imposible relato estupendo me dejó amil. Gracias x este relatazo

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  3. hola gus, q grann relatoo, la verdad q muy entretenido de prinpicio a fin, y mas como se van desarollando las cosas por sucesos y no es todo de buenas a primeras, muy morboso y excitante

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  4. un saludo gus, que bonito es entrar y encontrar un nuevo relato, estuvo muy bien, me agradó que empezó tranquilo y fue avanzando hasta volverse cada vez más, la escena del cine fue excelente, también hubiese sido bueno un poco de voyeurs al principio que ellos vean la escena lésbica

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  5. El relato como era de esperar al ser marca de la casa está muy bien escrito y la escenas de sexo son muy salvajes.
    Ahora bien, la historia, para mí, flojea un poco, no en las dos madres educando sexualmente a sus hijos, si no en como se resuelve, la parte de parque es un poco inverosímil, si le apuras, hasta lo del cine.
    Buen relato de todas formas

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    1. Saludos sudeidad, gracias por escribir y espero que disfrutes el blog.

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  6. No lo he leído, estuve pendiente desde que publicaste el relato anterior. Solo sé que esta también será una joya... Sigue así amigo

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    1. Saludos Julioncho, gracias por dejar un comentario, ojalá no sea el único. Espero que disfrutes el blog.

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  7. Que buen relato, la relación va desarrollándose poco a poco hasta que logran lo que ha soñado. Esa escena. Donde cumplen con los sueños, muy buena, muchas gracias

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  8. Disculpa que bueno estuvo Alicia y su hijo son los mismos relato del mecánico? Pasa después ? Que genial estuvo estaré atento a más joyitas

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    1. Esos protagonistas son de la historia PAPÁ, MAMÁ Y EL MECÁNICO

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  9. Uff más relatos con historia parecida por favor

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  10. que buen relato, que nivel de lujiria q despierta, te atrapa de principio a fin, aparte despues que fue todo planeado por ellas y ellos siguieron el juego

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  11. Tu relato es realmente fascinante y muy excitante. La manera en que das vida a los personajes y sus emociones es impresionante. Me atrapó desde el principio

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  12. Muy buenoo, la forma en que describes a los personajes y sus emociones me hizo sentir como si estuviera viviendo esas situaciones jajaja

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  13. muy morboso el relato y cada actividad q hace y q van a un paso mas alla te deja re enganchado

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  14. Hola, un excelente relatos, no suelo comenta mucho, porque casi nunca se que decir, pero muy erótico y escena realmente morbosa, contribuyo con mi comentario para que se pueda seguir publicando más relatos así.

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  15. Gus muy buen relato como siempre, con el ritmo suficiente para no perder la calentura y el morbo en todo momento, que bueno que te animes a seguir escribiendo.
    En esta nueva entrega dejan un poco de lado su tan acostumbrado voyeur-filial para hacer participes a los protagonistas en todo momento; mi parte favorita es la conversación madre e hijo donde la madre le pide que no se escandalice por lo que la vera hacer ¡magnifico!
    Un saludo y una felicitación por esta excitante entrega.

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  16. Qué bueno!!que potentes que son tus relatos! Felicitaciones y muchas gracias

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  17. Genial relato, me encantó de inicio a fin. Las historias de madre-amigo me generan un morbo único. Gracias por la historia.

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  18. Brutal este relato y ver lo guarra que eran Verónica y Alicia me dejo un morbo tremendo y me hizo recordar el morbo con la mama de un amigo que siempre la veía por una abertura que había en su baño y cuando esta se iba a bañar me dejaba una erección tremendas con ese culo que se gastaba y quería comerme.

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  19. que chimba de relato gus la relacion entre veronica y alicia y sus hijos y un abraso fuerte sigue con esa calidad prometo estar mas activo en proximos relatos

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  20. Excelente relato!!! Me encantó como los chicos van estableciendo vínculos de complicidad con sus madres y como se van soltando, sumado a ese morbo de ver a tu madre con tu mejor amigo. Siempre es lindo volver a leer un nuevo relato tuyo.

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  21. Que excitante la escena del cine, estar con la amiga de tu vieja y madre de tu mejor amigo mientras este le chupa las tetas a mamita. Super morbosa historia, Gus gracias por seguir maravillándonos día a día.

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